No nos hemos vuelto locos. Eso lo escribió Juan Pedro Domecq antes de morir. Hemos escaneado el documento con su firma y más abajo se lo mostramos. Es exactamente lo mismo que dice siempre Fernando Cuadri:
'El toro es un herbívoro que embiste contra natura a causa de la selección. Si dejamos una ganadería muchos años sin seleccionar y luego encerramos esos animales, no embestirá ninguno porque habrán vuelto a su condición natural, que es lo manso. Si el ganadero selecciona una excesiva nobleza para intentar acomodar demasiado el toro al torero, se puede ir acercando a lo manso. El toro noble baja un escaloncito y cae en lo manso; el toro encastado tiene que bajar dos, de encastado a noble y de noble, a manso'.
Esa bravura posmoderna en la que sólo se valora la muleta hace que muchísimos toros canten la gallina cuando poco a poco van buscando las tablas aunque hayan embestido con gas en la muleta. Algo parecido sucedió con el ganador de la concurso de Vic el año pasado, 'Saltacancelas', de Los Maños (se lo contábamos aquí). A pesar de su aparente bravura, se fue yendo poco a poco a tablas y terminó muriendo a quince metros de toriles.
Mientras Javier Cortés se iba por la espada, 'Saltacancelas' se vino a tablas justo debajo de nuestra localidad |
Juan Pedro Domecq Solís, que en paz descanse, no era nada partidario de la expresión 'toro comercial' porque le recordaba a la sociedad de consumo. Decía que lo comercial son los electrodomésticos y que un toro no era un objeto de consumo como los que criticaba el también fallecido Zygmunt Bauman. Él afirmaba que un toro
'lleva el alma del ganadero, lleva arte dentro tal como siente el arte el ganadero, por eso yo sí dije lo del toro 'artista' aunque luego esa expresión la fueron transformando con el paso de los años'.
Manolo Vázquez con uno de Juan Pedro en Bilbao, 1957 |
Toro artista, toro colaborador... Hoy, desde El Grullo nos hablan del toro 'obediente' y desde Garcigrande, del toro 'que gatea'. Con esa filosofía se terminó el toro de combate, que es lo que debería ser el toro que siempre se llamó 'de lidia'. Borja, el hermano de Juan Pedro, suele decir últimamente que 'nos hemos pasado de nobleza'.
Reconoceremos que Domecq Solís fue pionero en investigación genética y en aplicar la informática a la ganadería (lo de las carreras tres veces por semana en su tauródromo de kilómetro y medio dice Domingo Hernández que lo inventó él y dio la idea al sevillano). Pero ¿cómo se seleccionaba en Lo Álvaro?
En su ordenador tenía introducidas veinticuatro características del animal tentado. Cada una se consideraba con cuatro posibilidades: extra, sí, medio o no. Son las que les apuntamos aquí:
Apretar Querencia
Salirse suelto Desarrollo
Arrancarse Rectitud
Emplearse Recorrido
Fiereza Meter la cara
Fijeza Ritmo
Movilidad Nobleza
Galope Repetir
Escarbar Reponer
Caerse Cabecear
Frenarse Alegría
Fuerza Gazapear
Esta es la captura de la pantalla de su ordenador con un ejemplo de un toro lidiado a puerta cerrada:
De estos veinticuatro ítems él escogía los ocho que creía más importantes y valoraba así el potencial genético de ese animal. A título ilustrativo les diremos que ese toro del ordenador tan bien puntuado fue dos veces al caballo. Uno de los primeros sementales de su padre se llamaba 'Treinta y cuatro' ya que su madre era nieta de una vaca de Fernando Parladé que se llamaba 'Treinta y dos' porque había recibido treinta y dos puyazos en su tienta. Otros tiempos...
El semental de Juan Pedro 'Desteñido'. Fue indultado en la primera corrida concurso de Jerez (1955). En el segundo de los dos puyazos que recibió, falló la arandela y le entró un palmo de palo en el cuerpo . Se partió la vara y fue lidiado con esa puñalada dentro. Estuvo dos meses en los corrales de Jerez hasta que, contra todo pronóstico, se recuperó y en Navidad pudo volver al campo. Pesó 447 kilos y llevaba el número 6. Lo lidió César Girón. Su criador le dedicó un poema (pulsar aquí) |
Juan Pedro Domecq Solís nunca lamentó haber seleccionado este tipo de toro colaborador. Le sabía mal, eso sí, haberlo sacado de tipo haciéndolo más grande de lo debido -lo mismo que lamenta su hermano en Jandilla-. Fíjense en este 'Historiador' de su corrida premiada en san Isidro de 2015 de la que hablábamos aquí, pesó 578 kilos:
En el mismo lote iba este 'Atrevido' de 503, impecable de trapío con setenta y cinco kilos menos:
Desde aquí proponemos a Casas que elimine la tablilla en Las Ventas. Ustedes recordarán en 1994 cómo acompañaron las palmas de tango a 'Bastonito' desde que salió y durante todo el primer tercio porque anunciaron 501 kilos (y seguramente eran algunos menos). El toro tenía trapío de sobra y encima luego salió lo que salió. Que se quite la tablilla, que se publiquen los pesos al día siguiente y que se haga una quiniela en cada corrida a ver si los expertos de las palmas aciertan los kilos de los toros.
Volviendo a Juan Pedro Domecq Solís, su toro ideal era aquél
'que tenga movilidad, bravura, nobleza y ritmo, todo lo cual equivale a toreabilidad'
Ordóñez ante uno de Juan Pedro en el Corpus de Granada de 1958 |
En la definición de bravura coincidía con su padre:
'Es la capacidad de luchar hasta la muerte yendo siempre a más'
El mismo Ordóñez sacando a Juan Pedro Domecq y Díez a saludar en Valencia (1965) |
Se quedan ustedes con la duda de qué es eso de la toreabilidad ¿no? Pues Domecq Solís afirma que es lo contrario a la fiereza:
'La fiereza, que es casta y que es ese algo que da a la embestida la sensación de riesgo o valor, es un carácter contrario a la toreabilidad; por definición, la toreabilidad tiene que ser nobleza y temple'
Pues aquí acaba de delimitar los dos bandos de aficionados: los que buscan la sensación de riesgo y los que buscan la toreabilidad. La diferencia es que al toro fiero lo puedes terminar dominando y haciéndolo toreable, lo cual es, para nosotros, la máxima expresión de la tauromaquia. En cambio, con el toro que ya viene del campo noble, templado y toreable, asistiremos a una especie de ballet previsible, aburrido y sin mayor emoción que ver cómo el diestro intenta que no le toque la tela de la muleta, eso será todo.
Un juampedro pone en apuros al picador en la feria de Bilbao de 1957 |
Reconoceremos la honradez de Juan Pedro Domecq Solís cuando afirma que
'la embestida del toro es la que siente su ganadero y eso es en lo que se puede estar de acuerdo conmigo o no'
En nuestro modesto blog, no estamos de acuerdo con tanto almíbar y tanta funda en un animal que, por definición, debería ser fiero y salvaje. Respecto a otras cosas que llevó a cabo cuando fue presidente de la Unión como la multiplicación de hierros y las miles de vacas que vendió dicen que de desecho, no entraremos aquí.
A todo esto aún tenemos que mostrarles el texto donde Juan Pedro habla de que seleccionar toros comerciales lleva al borreguismo y degenera en mansedumbre. Está en este libro:
Hay un capítulo escrito por él, éste de abajo:
Esto es lo que literalmente dice:
Ya habrán visto nuestra insistencia desde el principio en hablar de Domecq Solís ¿no? Es que el texto es del otro Juan Pedro, su padre: Domecq y Díez. En un coloquio taurino en la Universidad de Huelva le dijeron al hijo que su padre había escrito esa frase que acaban de leer y él afirmó rotundamente que eso era mentira, que alguien lo habría puesto en boca de su padre pero que no podía ser. Le sacaron el libro y le cambió la cara cuando le preguntaron si era ésta la firma de su padre:
Moderaba el coloquio José Carlos Arévalo que, si llega a leer estas líneas, podrá confirmar lo que hemos contado.
Triunfo en Granada (1958): Ordóñez, Domecq y Díez, Luis Segura, el mayoral y Gregorio Sánchez |
Se habrán fijado en las últimas palabras de Juan Pedro Domecq y Díez cuando hace alusión al Creador. Fueron siempre una familia muy religiosa y ello les ayudó en algunas circunstancias personales muy penosas. Recordemos que el hijo de Domecq Solís, Fernando, murió de cáncer a los treinta y siete años. No olvidemos tampoco que las cuatro nietecitas de su tío Álvaro fallecieron en un mismo accidente de tráfico. Estas tremendas desgracias se pudieron sobrellevar en la familia gracias a su gran religiosidad con mucha de la 'entereza espiritual' de que hablaba Viktor Frankl.
El propio Juan Pedro Domecq Solís murió también en accidente de tráfico hace cinco años. Estuvo treinta y siete años al frente de su ganadería y tiene tres azulejos en la plaza de Las Ventas.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
FOTO: Antena 3 |