Póquer de jotas es la jugada que ha cambiado la historia del toreo: Juan, Juan Pedro, Julián y Justo. En medio de las dos parejas podríamos colocar un comodín donde también sale la jota: Ojeda.
De Belmonte ya hablábamos aquí. A Juan Pedro le dedicamos esta entrada donde comentábamos su forma de entender el toro de lidia. De El Juli hablamos habitualmente, todos intentan imitarlo demostrando muy poca personalidad. Hoy nos pararemos a destacar algunas de las ideas de Justo Hernández, el ganadero de Garcigrande.
FOTO: el mundo.es |
Que conste que nosotros sentimos una cierta admiración por él. Quizás su ideal es criar un tipo de toro que no es el que más nos satisface pero no hay duda de que sabe de toros, sabe lo que lleva entre manos y, fundamentalmente, sabe hacia dónde se encamina este espectáculo en los años que le queden de vida.
Echó en Salamanca aquel 'Higuero' sibilinamente ignorado en todos los ambientes toristas cuando fue un animal que, en la muleta, a nosotros nos gustó muchísimo más que el loado 'Cobradiezmos'. Juan del Álamo tuvo que limitarse a ver cómo el toro formaba un vendaval a su lado (pulsen aquí). Al final fue indultado con tanta mala suerte que murió en el campo unos meses después:
Justo Hernández dijo estar encantado con ese toro y agradecido al torero. Eso fue lo políticamente correcto aunque la verdad es que a él no le interesan toros que embistan de esa manera 'tan veloz'. Empezamos con sus frases:
"Siempre irá más lento el toro que tenga su cuerpecito que no el pequeño y siempre será mejor que no galope sino que bracee. Hemos confundido el galope con la codicia, con la velocidad"
Entramos ya en la terminología típica de la Tauromaquia posmoderna. A veces, tenemos que reconocer que nos supera pero creemos que tiene mucho interés conocer la teoría de Hernández porque, aunque no lo reconozcan, es lo que quisieran conseguir al resto de ganaderos. Por supuesto, la palabra 'fiereza' no existe en su vocabulario. Hernández usa eufemismos para obviar algo que no le interesa de ninguna manera, vean:
"No me gusta el toro que embiste 'amontonado', que se venga 'abultado', que atropelle. Para disfrutar toreando, tiene que venir despacio y fijo, si no, no puedes construir nada"
Esa expresión de 'construir' algo es la que atrae a los toreros. Ellos quieren 'sentirse', 'expresar lo que llevo dentro', 'abandonarme'. Justo lo sabe e intuye que la fiesta de toros va irremisiblemente por ese camino más próximo al ballet que a la lidia. De ahí que en su laboratorio de Alaraz ensaye las combinaciones para que sus toros permitan eso. Por eso, su toro debe embestir
"con profundidad y con clase, que empuje la muleta, que descuelgue"
Cuando el torero 'se abandona' (frase que Ponce usa cada vez con más frecuencia), es señal de que el enemigo ha desaparecido, ya no hay nada que dominar porque lo que era un animal fiero se ha convertido en un objeto de consumo artístico.
Ponce, con uno de Garcigrande en Sevilla el día de la despedida de Manolo Quinta. FOTO: Pablo Aguado |
Insiste el ganadero:
"Me gusta el toro que embista con clase, humillado, que haga que el torero se sienta...que el torero se olvide de la técnica para torear y que se entregue"
Eso es, ni más ni menos. Pero cuidado porque se puede caer en el peligro de que el espectador crea que eso es un número de circo y que él también sería capaz de ponerse ahí a correr la mano mientras acompaña el viaje del toro. No es el caso de 'Higuero' pero sí el de muchos garcigrandes que se muestran excesivamente colaboradores (los seguidores de nuestro blog habrán visto que nunca hemos hecho juegos fáciles de palabras con ese nombre porque nos parecen de dudoso gusto).
'Higuero' y Del Álamo. FOTO: Isma Sánchez |
No obstante, a veces el experimento sale mal en el laboratorio de su finca y el producto resulta demasiado picante. El mayoral de su padre lo decía:
"El garcigrande malo tiene muy mala leche; he visto toros malos de Garcigrande que eran de quererte asesinar"
Hay subalternos que prefieren banderillear uno de Cuadri que uno de Garcigrande. A los picadores no les gustan nada. Son toros que regatean cuando acuden al caballo y a la mínima se van a las manos. Observen este 'Juglar' en Bilbao en 2015. Acude al relance pero se va a las manos hasta que se quita la pica y embiste al caballo por el lado débil:
El famoso 'Fantasma' de Cáceres hizo algo parecido pero yéndose a los pies. Levantó el caballo y lo derribó aunque sólo se llevó un picotazo para ser posteriormente indultado de manera irrisoria (pulsen aquí en el 2'30''):
En la feria de Salamanca de 2014 este castaño listón sí empujó y derribó bien:
Y en Tordesillas, el novillo que pueden ver pulsando aquí en el 3'50'' está dos minutos empujando a pesar de recibir un puyazo asesino por trasero y contrario ¿Qué pasaría con un toro de Garcigrande de los encastados al que se le dosificase el castigo en varas entrando tres veces? Ya veríamos si no dejaba en evidencia a toros de ganaderías más alabadas. Lo que pasa es que nunca lo sabremos porque la cosa suele saldarse con el monopuyazo vergonzoso o con el picotazo.
Sea como fuere, Justo sabe que el tercio de varas desaparecerá en breve. Otra de sus frases:
"¿Para qué darle ocho puyazos en la tienta si no va a aguantar en la muleta?"
Recuerden a don Fernando Parladé, quien tras el octavo puyazo a una de sus vacas decía 'ahora es cuando hay que empezar a verla'.
Muchos toros posmodernos, como aquel 'Fantasma', estarían picados sin que saliera el caballo. Con tres medias verónicas consecutivas, el animal quedaría convenientemente quebrantado y se eliminaría el sangriento trámite del caballo. Recuerden que ya lo hizo Ordóñez en Nimes en 1968: ordenó a los picadores que se retiraran nada más acceder al ruedo y toreó un chivo de Buendía sin picar (recuérdenlo pulsando aquí, cuando precisamente proponíamos la corrida sin picadores).
Bernal, el mayoral de Domingo, lo ve igual:
"Llega un Juli, les baja las manos tres veces y no hace falta ni picarlos. Se castigan solos por bravos y se rompen"
Ahí lo tienen, en Sevilla, citando de forma atrabiliaria un garcigrande el día de su segunda Puerta del Príncipe en 2011:
¿Qué les exige Hernández en el primer tercio de la tienta? Tiene en cuenta siete ítems en la línea de lo que aprendió de Juan Pedro Domecq, a cuyo ordenador accedíamos en aquella entrada.
Son: distancia, arrancarse, prontitud, galope, fijeza, empujar y colocar la cara.
Como sabe que la Tauromaquia posmoderna entiende que el caballo es un engorro y que el noventa por ciento del público va a ver la muleta, se puede permitir el lujo de dejar como semental un toro que en la tienta haya hecho una pelea vulgar en el caballo, incluso habiendo manseado, pero que en la muleta haya embestido incansablemente. Hemos dicho muchas veces por aquí que esos lujos te los puedes permitir si tienes mil vacas. Él mismo lo reconoce:
"Si yo tuviera una ganadería corta, me vería obligado a lidiar todo lo que nace y entonces solamente haría un tipo de selección, que sería sólo sobre el comportamiento en la tienta. Pero al tener una ganadería larga, hago muchos tipos de selección y eso me gusta, me divierte más".
Se permite también dejar vacas 'que no sé muy bien qué darán...una sorpresa'. Debe de estar ahora en novecientas y pico para setenta sementales. Si se equivoca con un semental, el error son quince o veinte hijos. Si se equivoca en una vaca, todavía menos. Una ganadería corta no puede arriesgarse porque, como todos sabemos,
"los toreros miran la estadística y aguantan los toros malos de esta ganadería porque saben que seguro que les va a tocar el bueno"
Ahí tienen a Perera citando de manera lamentable a 'Hechicero' en Bilbao en 2014. Sobre su forma de citar ya discutíamos aquí:
Salvo error, la familia Hernández tiene indultados veinte toros. La opinión de Justo es ésta:
"Hay toros indultados que tienen características que igual tú no has buscado y que las ves a través del indulto. Pero es lo que el público ha pedido y yo creo que el toro indultado se lo ha ganado y merece vivir aunque no sirva de semental"
Insistimos en que un 'Higuero' padreando podría haber hecho que una parte de la ganadería se le fuera 'por arriba'. La impresión personal que tenemos es que ese toro no embistió como a Hernández le gustaría:
"Yo no quiero un toro amontonado porque es un toro sin clase, sin profundidad, con una manera de embestir que es una acometida loca"
'Higuero' no mostró exactamente una embestida loca pero en ningún momento dio la sensación de que cualquiera pudiera estar ahí abajo, que es lo que sucede con algunos ejemplares más dóciles de la ganadería. Se revolvía como un felino haciendo honor a otra de las características de las que suele hablar el ganadero, la 'flexibilidad'.
FOTO: lagacetadesalamanca.es |
Hombre, ya que posee una ganadería tan larga y sabe perfectamente lo que tiene en casa, podría dedicar una de las veinte corridas que lidia al año a embarcar seis toros de los que nunca apartaría para El Juli. La podría vender como 'Garcigrande en Cenicientos' o 'los garcigrandes de Céret' y la cosa tendría mucho interés porque un garcigrande con problemas pone en apuros al más pintado. Pero sabe que no vale la pena intentar contentar a cuatro aficionados chapados a la antigua a los que se les ha parado el corazón.
Como no tiene un pelo de tonto, critica a los taurinos pelotas:
"Me hacen muchas veces halagos con los que no estoy de acuerdo; en muchas alabanzas que me hacen no llevan razón"
Ahí sigue Perera insistiendo en su destoreo. Al toro se le dio la vuelta al ruedo y su cabeza está en la finca:
Justo Hernández es de los pocos que reconoce que el negocio del toro le sale rentable:
"A mí me divierte el trabajo en mi ganadería ¡y encima es rentable! Pero es que lo haría igual aunque no lo fuera..."
Eso sí, en el pecado lleva la penitencia. La tensión que sufre en cada corrida es muy grande. Lo reconoce su padre:
"La presión que tenemos es tremenda porque si lo nuestro no embiste, los toreros se enfadan de verdad. Menos mal que a El juli le valen todos..."
La Junta Administrativa de Bilbao y representantes de la casa Chopera con el ganadero y con 'Hechicero' |
Bueno, El Juli ha torcido más de una vez el morro cuando sus compañeros de terna se llevaron en su lote toros con más transmisión que las terneras que le tocaron a él. Seguro que no le hizo ninguna gracia (recuerden aquí).
Por cierto, la teoría de El Juli es digna de esa Tauromaquia posmoderna:
"Embistiendo por abajo, ese toro sufre el doble aunque parezca menos agresivo"
¿Qué forma de citar es ésa?
Justo Hernández insiste siempre en que no quiere ver ni en pintura toros o vacas que 'embistan para adentro'. Cuando dice eso, deducimos que se refiere al toro revoltoso porque él busca
"que el toro se entregue en los vuelos y se desplace por fuera de la muleta para que el torero la pueda colocar bien y lo pueda llevar en redondo. Si el toro embiste al ralentí pero aprieta para adentro, el torero no se puede quedar quieto aunque el toro siga la muleta con ritmo"
Aquí le vamos a discutir. El toreo posmoderno no lleva nunca el toro en redondo, lo torea en línea y al hilo del pitón. Torearlo en redondo rematando el pase en la cadera implica obligarlo y, si lo obligas, lo rompes y te dura diez muletazos en lugar de cuarenta. Los maestros de hogaño se limitan a tres cosas: acompañar el viaje del toro sin quebrantarlo, componer la postura a su paso y abrirlo al final del pase.
Un ganadero de Santa Coloma dice lo siguiente sobre los torerillos que van a las tientas:
"Ahora los chavales están acostumbrados a abrirle la puerta al de Parladé al final del muletazo para que salga de la suerte y vuelva"
Observen el ínclito 'muñecazo' de El Juli para echarse este toro de Garcigrande afuera y ligar a nuestro entender falsamente los muletazos:
FOTO: De la Peña |
Por supuesto que no negamos a nuestras figuras los dos grandes y únicos méritos que les vemos: el valor de quedarse ahí quietos y el correr la mano sin que el toro enganche la tela. José Tomás tuvo el valor de quedarse quieto con aquel garcigrande castaño, aleonado y sin cuello que le salió de sobrero en la Beneficencia de 1999.
El diestro fue jaleado por los tendidos al quedarse quieto y tragar, cuando esos alardes son los mismos que hoy vemos habitualmente a Perera, Castella, Talavante, Roca y compañía. Los pases le salieron sucios y terminó pegando un bajonazo infame que le valió una oreja baratísima en Madrid (pueden recordarlo aquí en el 14'20'').
Justo Hernández pone fundas, como no podía ser menos, pero viene a decir lo mismo que nosotros:
"El pitón que sale de la funda es la perfección y el público lo ve normal cuando no lo es porque ese pitón no existe en la naturaleza, es absolutamente antinatural"
Acabamos nuestra entrada con esta frase, que es probablemente la única que suscribimos al cien por cien de todas las de Justo Hernández. Pero también estamos de acuerdo con él en su visión de futuro de este espectáculo o rito o fiesta o como lo quieran llamar ustedes. Va hacia la desaparición en su faceta dominadora de un animal fiero porque los toros no son fieros, los toreros no están por la labor de lidiar y encima el público no sabe apreciarlo.
Mientras tanto, seguirá languideciendo durante algunos años con toros que permitan que el torero 'se olvide de la técnica' para 'entregarse' como quiere Justo y para 'abandonarse' como dice Ponce.
Es la crónica de una agonía anunciada a la que la han conducido las cuatro jotas y el comodín.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.