PORCELANA CÁRDENA
Uno venía de ver toros en Francia donde en Vic entraron sesenta y dos veces al caballo en tres corridas. Para ver lo mismo en Azpeitia con los de Ana Romero, tendría que haber habido ¡más de diez corridas!
Los seis toros fueron al caballo seis veces y la mayoría con el palo levantado o recibiendo directamente el picotazo de turno. Penoso. El único que empujó fue este quinto y como premio recibió este puyazo de cárcel taurina.
A la salida, este fue nuestro diálogo con uno de los picadores de Bautista:
- ¿Qué? Hoy poco trabajo ¿no?
- Hombre, a la corrida le ha faltado un poco de poder
- Es que estos toros venían picados del campo
- Qué más quisiera uno que poner tres buenos puyazos en la yema...
- Y sentirse picador ¿verdad?
- Eso es
- Es que con estos toros tenía la sensación de que yo mismo podía bajar a picar
- Bueno, no tanto como eso...
- Es que si el público tiene esa sensación, para vosotros es fatal
- Hombre, la verdad... Bueno, un poco sí...
Y la presentación, ustedes mismos, más que justita, con alguno directamente anovillado. Vean los cuatro primeros y el sexto:
El único toro fue el quinto, 'Marismeño'. Se le ocurrió meter los riñones con fe en el puyazo que recibió y ya han visto en la foto de entrada que el picador le dio más cera que en un velatorio:
A ver qué pasa con la cuadra Peña de Sevilla porque sus caballos no pasan de los 620 kilos y algún cuadri puede que pese más.
Fue una corrida posmoderna: primer tercio inexistente, banderillas sin sentido y todo encarado a la muleta. Que no cuenten con nosotros para este espectáculo.
BAUTISTA. Su primero era un torillo de porcelana pero él estaba como desconfiado. Sólo al final dibujó algún natural fino. Casi entera, trasera y atravesada y seis descabellos mientras empezaba el aguacero con gran desbandada en los tendidos.
Su segundo pasó sin picar y fue absurdo empeñarse en poner banderillas con el piso tal como estaba. Las banderillas sirven para 'alegrar' al toro tras el quebranto en varas. Aquí no hubo varas, o sea que se podían haber ahorrado los garapullos (o ponerlos con velcro, es una idea que lanzamos).
Faena calcada de la primera. Desconfiado y envarado al principio y tardando en ver que el toro era de dulce. Al final, algún natural suelto bien trazado.
Cuando hizo un pase de la firma el toro quedó cuadrado, pero Bautista se fue a pasear. A la vuelta, doble sainete, uno para cuadrar y otro para matar: dos avisos tras dos pinchazos, casi media y cinco descabellos.
Destaquemos que los dos pinchazos fueron recibiendo y ejecutó la suerte con pureza, lo mejor de la plúmbea tarde.
DANIEL LUQUE. Su primero era un novillete sin cara, vuelvan a la foto de arriba. Cayó un diluvio de proporciones bíblicas (hasta ocho veces cambiaron de muleta los diestros porque debían de pesar veinte kilos). Mientras el torillo iba y venía, Luque destoreó y codilleó a gusto.
Estocada caída y oreja de tercera (o de regional). Observen, caída, casi baja:
Su segundo ya hemos dicho que fue un toro con trapío. Pero Luque le hizo un inicio de faena lamentable a base de trapazos sin ton ni son. Igual por eso el toro embistió con la cara a media altura y al final se empezó a hacer el amo. Lo finiquitó de un bajonazo horrible.
BORJA JIMÉNEZ. Su primero era ese cárdeno franciscano que han visto y cuya bonita pinta quedaba deslucida por el chaparrón.
Se comía la muleta con codicia y con nobleza bebiendo agua con el morro por la arena de Azpeitia. El piso quedó teñido de rojo entre el agua y la sangre, como se aprecia al fondo:
Jiménez estuvo fuera de cacho pegando pases. Los naturales, ayudados, cómo no, fueron mantazos. Tiene un problema grave: no sabe matar. Se queda en la cara con el brazo arriba. Así pegó dos horrorosos pinchazos, media desprendida y tres descabellos.
El último era degollado y rabón (lo son muchos toros de esta ganadería). Obedecía al cite a la primera, no como el tal 'Cobradiezmos'. Además embestía con casta. Jiménez estuvo bullidor entre ovaciones pero, tras cuarenta pases, la sensación nuestra fue que quedó por debajo de la calidad del toro.
Pinchazo fatal sin cruzar, dos medias tirando la muleta en ambas y cinco descabellos. Pocas orejas cortará matando de esa manera tan atrabiliaria.
Lo dicho, una corrida posmoderna, sin ningún interés para quien esto firma. Eso de que Azpeitia es el Céret español... En fin, corramos un tupido velo.
Saludos cordiales desde Azpeitia. Rafa.
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