martes, 21 de abril de 2020

BIENVENIDA (1): LA CRÓNICA DEL PAPA NEGRO (1ª parte)

Como la temporada no tiene pinta de comenzar si es que al final llega a hacerlo, nos entretendremos a cuenta de la dinastía Bienvenida. Iremos confeccionando una serie donde trataremos simplemente de divagar a cuenta de esta familia única. Para ello, empezamos con el segundo de la saga. Contaremos alguna cosa relacionada con su celebérrimo apodo de 'Papa Negro'. Antes de continuar, decirles que aquí encontrarán material para dar y tomar sobre ellos.



Les confesaremos una debilidad. Si a nosotros nos dijeran que nos metían en una habitación para viajar en el tiempo y que allí aparecería un torero, sólo uno, para echar una tarde hablando con él de toros, escogeríamos a Manuel Mejías Rapela, el que han visto arriba. Lo tenemos reputado por uno de los profesionales que más han sabido de tauromaquia en la historia. Alternó con Bombita, Machaquito, Gallo, Pastor, Cocherito, Fuentes, Gallito, Belmonte... Además vio torear a todos los de la edad de plata. Algo de esa hipotética tarde hablando con el maestro lo pueden encontrar aquí:



Pero es que encima acumula el conocimiento de su padre, que había sido banderillero de Gordito, Desperdicios, Bocanegra o Mazzantini y que había pisado el ruedo junto a Lagartijo, Frascuelo y Guerrita. Éste fue el fundador de la saga, Manuel Mejías Luján, casado con Teresa Rapela y originario del pueblo que usará para su apodo, Bienvenida I:



Tuvo dos hijos. El mayor fue Pepe, que se quedó en novillero pero que probablemente sabía de toros más que su hermano Manolo. Pepe será el tío a quien los sobrinos recurrirán cuando quieran solucionar cualquier problema taurómaco. Se casó con Rosa, una francesa de Chateaurenard, al lado de Aviñón.

Manuel Mejías Rapela, nuestro protagonista, se vistió por primera vez de luces a los doce años en Olivenza. Iba de celeste y oro con cabos negros. En nuestro país, la última fue en Bélmez el 9 de septiembre de 1924. 

Pepe y él van a becerradas por toda España y Francia. El mayor es Bienvenida y Manolo figura como Bienvenida chico. Es lo mismo que harán los hijos mayores de Manuel, Manolito y Pepe, hasta que en 1926 una disposición del gobierno prohíba el toreo a los niños y tengan que irse a México. Miren con doce años qué torería en la pose:



Tenía dieciséis cuando torea con su hermano mayor en Arles:



Manuel será torero completo con capa, muleta y banderillas aunque irregular a la hora de matar.



Ya de novillero se le ve como 'un torerito muy apañadito'. Ahí está en Linares perfilándose ante un novillo de Laffite con veinte años:



Abajo, en Madrid en 1905 ante un concha de los temibles, o sea, de Pérez de la Concha (los conchas más conchitas eran los de doña Celsa):



Es torero gracioso en el buen sentido, un poco como El Gallo, a quien entonces se denomina Gallito porque aún no ha aparecido José. Precisamente vemos aquí a Manolo galleando ante un aparejado de Esteban Hernández, ganadería que les presentábamos aquí:



Le falta un plus de valor. Tiene por entonces 'excesiva prudencia', según afirmaba Don Modesto, ya que este crítico nunca escribía la palabra miedo. Se aprecia esa prudencia en esta imagen donde le vemos ante un novillo que más bien es un toraco de Surga. El palillo lo coge por el extremo y no termina de verlo claro:



En esos años, los maestros permiten que los toros enganchen a los caballos como había pedido Guerrita y el olor de la sangre los vuelve especialmente fieros. Los ganaderos están encantados de que enganchen porque así calibran más la casta. Incluso aficionados de la época califican como repugnante el primer tercio:

'Desde que la suerte se plantea como la entrega del caballo, resulta cobarde, triste, monótona y repugnante. El jinete que sube al caballo (no monta) se desentiende del penco y su preocupación no es salvarlo sino caer cerca de la barrera para salvarse él. Son años turbios, la suerte de picar ha alcanzado un estado repugnantísimo'

La cita es de César Jalón. Además, a principios de siglo estamos en la edad del grano. Después de la dictadura del Guerra presionando para rebajar las caras de los toros ('si estoy un poco más, los dejo mochos...'), los ganaderos se toman la revancha. El bueno de Bombita, que ha pasado a la historia de manera injusta por el pleito de los miuras, decía que los ganaderos se vengaron de los años anteriores y 'nos echaron los toros más cuajados y duros de todas las épocas'. Y es que son enormes, fijense en éste de Miura en Sevilla que Mejías va a matar como pueda  (ojo porque es un novillo):



Muchas veces se aquerencian a mitad de faena como se ve en la siguiente foto con Manuel. Por eso Ángel Luis contaba que su padre les enseñó a matar con la izquierda ante la eventualidad de que un toro se refugiase en tablas como éste de Parladé pero enseñando sólo su costado izquierdo:



Manuel Mejías Rapela, Bienvenida, tomará la alternativa en Zaragoza vestido con este terno de la foto, carmín y oro. Tiene que pesar un quintal por la sobredosis de alamares:



Es el 14 de octubre de 1905. Se la da El Algabeño y le corresponde el toro número 28 de Benjumea, éste que ven abajo. Según la crónica era 'colorado, cornicorto y terciadito aunque gordo':



Inició la faena con un pase cambiado, el pase que un día lamentará. Luego dio veintitrés más culminando con pinchazo, estocada perpendicular arriba y descabello. Su segundo fue devuelto por cojo y salió de sobrero una sardina que se lidió en medio de un escándalo por lo que no pudo hacer nada.



Cortó una oreja, balance inferior al de su hijo Manolito veinticuatro años después en su alternativa en la misma plaza (dos y el rabo). Si Gallito fue el Mozart del toreo y Belmonte el Beethoven, Manolito fue Mendelssohn. ¿Hasta dónde habría llegado este niño prodigio si no muere con veinticinco años? En otro capítulo de la serie nos ocuparemos de él. Ahí está El Algabeño en la ceremonia con su padre:



El citado Don Modesto fue quien le sacó lo del Papa Negro. Se llamaba José de la Loma y Milego y era hijo de Eduardo, que firmaba como Don Éxito. Madrileño, sustituyó con treinta y cinco años al aragonés Sobaquillo en El Liberal. Tenia tuberculosis y a él lo sucedería el riojano Clarito. Cavia, que también era crítico teatral, le marcó el camino (cuando estaba sobrio). Nos referimos a que la crítica que hace sigue los pasos del zaragozano, dando la impresión de la corrida, sin entrar en detalles de caballos muertos o pinchazos del diestro. Ese estilo culminará con Joaquín Vidal. Cuando se aburría en una corrida, Vidal te hablaba al día siguiente de la vecina del tendido. 

Don Modesto hacía lo mismo, hasta el punto de que lees crónicas suyas y tienes la mosca detrás de la oreja porque piensas 'este tío no ha estado en la corrida'. De hecho, las malas lenguas decían que muchas veces no iba y que consultaba a amigos suyos presentes antes de escribir (no se asombren porque algún crítico conocido de todos ustedes hacía algo parecido pero en lugar de preguntar a algún amigo fiable sobre la labor de un torero, llamaba... ¡a los de la cuadrilla!).



De la Loma era un exagerado y un provocador. Le gustaba soliviantar a los seguidores de un torero alabando al rival. Corrochano decía que Don Modesto fue El Gallo de los cronistas, ‘hombre artista y por ello, desigual, todo emoción y vehemencia’. Pero cuando se publicaba una crónica suya, el periódico doblaba las ventas. Tienen más información aquí.

Primero fue Guerrista, luego de Fuentes ("después de nadie...¡Fuentes!") y finalmente de Bombita. Decía que Bombita era el mejor torero pero Machaquito el mejor matador. Lo del Papa Negro para Mejías formó parte de su tendencia 'vaticana' a la hora de redactar sus crónicas. 

Afirmaba que la plaza de Madrid era 'la Capilla Sixtina del arte del toreo'. Luego salía con que 'cuando Belmonte se abre de capa es cosa de la Divina Providencia'. A Bombita lo proclamará 'Papa del toreo' mientras que Machaquito será su 'Secretario Cardenal', que es el cargo que en el Vaticano hace las veces de mano derecha del pontífice. Bienvenida será para él el general de los jesuitas, a quien se conocía como Papa Negro o papa en la sombra. 

A Gallito lo vería en la encerrona de julio de 1914 con los toros de Martínez, si es que asistió al festejo. Como los tres principales cargos vaticanos ya los había adjudicado, salió del paso con estas palabras: 



Pero nos estamos alargando más de la cuenta y aún no hemos contado qué decía de Bombita y Bienvenida en aquellas crónicas vaticanas don Modesto. Lo dejamos para el siguiente capítulo de nuestra serie sobre los Bienvenida.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.






4 comentarios:

  1. Un día ley en un libro donde un capítulo trataba sobre el papa negro, una anécdota que me hizo mucha gracia y a la vez me hizo darme cuenta del carácter que tenían aquellos toreros de entonces. Decía que después de tener una cornada gravísima en la plaza de Madrid, estuvo varios días entre la vida y la muerte, pero los doctores no tenían claro que no hubiera que amputar la pierna, pues el bueno del papa negro dormía con un revólver debajo de la almohada y tenía al doctor avisado de que si se arrimaba con la intención de dejarlo sin pierna le pegaba un tiro y después se lo daba él. Saludos

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    1. Fue cuando un toro de Esteban Hernández le pegó una cornada en el mismo muslo que el de Trespalacios dos años antes. Aquí está la historia que usted recuerda:

      http://larazonincorporea.blogspot.com/2011/12/la-dureza-del-toreo-viii-el-papa-negro.html?m=1

      Saludos.

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  2. Muy interesante la cita de Cesar Jalón sobre lo repugnante de la suerte de varas que supone la entrega del caballo.
    Hay más citas o testimonios como ésta en Jalón o en otro crítico ?
    Un saludo.
    Paco B.

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    1. El propio Clarito recuerda a un Sánchez de Neira que en 'El Toreo' se lamenta de lo mismo.

      También Sánchez Lozano en su 'Manual de Tauromaquia' de 1882 se hace eco de esa repugnancia de la suerte de varas.

      Yo he hablado con aficionados actuales que, no sé si por dárselas de más puristas que nadie, te hablan de los caballos muertos como de una época casi paradigma de la bravura. Creo que es un error.

      Saludos.

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