FERIA DE SAN FERMÍN, 2022 (6). VICTORIANO DEL RÍO: SÓLO PARA FANS

Fans del ganadero o de los tres diestros. El resto, abstenerse. Pero antes de comentar la corrida haremos bueno el viejo adagio de que una imagen vale más que mil palabras. Es porque algunos amigos lectores quedaron sorprendidos de que no ensalzáramos las verónicas que dio Urdiales a sus dos jandillitas.

Con dos imágenes aclaramos nuestra opinión. La primera es de las verónicas del riojano en las cuales llevó siempre al toro prendido de la punta de su capote:

Comparen aquí con Morante de la Puebla llevando al toro en la panza del capote, como tiene que ser:

Creemos que la diferencia está clara y si no, que se lo pregunten a Curro o a Paula porque estos dos seguro que tienen clarísima esa diferencia. Otros como Antoñete o el llorado Julio Robles también la tenían clara pero ya no podrán darnos su testimonio.

La corrida de Victoriano del Río pesó 535 kilos de media. Paso prácticamente desapercibida en varas y luego colaboraron en general con los toreros en una línea puramente comercial. Uno fue azuleado por la indocumentada presidenta. 

Algunos presentaban auténticos alfileres por pitones. Vean la siguiente imagen y recuerden en la segunda uno de los cebaditas:

FOTO: Kaparra

PERERA. Su primero lo calificaban como tostado pero no nos lo pareció de ninguna manera. Las puntas, astifinísimas también:

El toro venía picado del campo y tenía las patas muy blandas. Nada en varas y Curro Javier que lo metió en la enfermería enseñando a Perera que el pitón izquierdo era de lujo.

Buen inicio de rodillas pero el extremeño se olvidó de ese pitón izquierdo y se acordó de la faena que traía del hotel. Qué pena, siempre igual.

Cuando se echó la mano a la izquierda no enseñó el muslo nunca, como es habitual en él. La inmensa bondad del toro merecía un toreo mucho más hondo. Por supuesto que a los seguidores del maestro, esta forma de torear les parece oro molido:

De hecho, toreando así este hombre ha salido por la puerta grande de Madrid más veces que Ordóñez, Luis Miguel o Curro, o sea que seguramente los equivocados somos nosotros. Lo mató de una rinconera a capón cegando al toro:

Su segundo era negro listón, veleto y con poco cuello:

Lo recibió Perera por delantales para no quebrantarlo ya que vio que también venía picado del campo.

Empuja de bravo en el primero con dos agujeros que le hace Doblado, uno casi en la grupa. Curiosamente dejó de empujar cuando le levantó el palo. En el segundo le pegó un picotazo en el lomo y el toro se fue suelto sin pelear, lógicamente. Estuvo muy mal Doblado en la que creemos que fue su despedida como picador.

En la muleta el toro resultó ser un amigo de Perera de la infancia y el diestro nos regaló otra faena fotocopiada de la primera y de tantas otras. Toreo de nuevo sólo apto para fanáticos del maestro, que nos consta que los hay:

Cuando el toro le pedía la muerte no lo mató y por eso se le puso tonto después a la hora de cuadrar. Por fin pegó una estocada pasada y desprendida con telonazo y perdiendo la muleta. Naturalmente que en televisión fue un estoconaso. Orejica y en hombros, hay que ver.

UREÑA. Su primero era un colorado ojo de perdiz, vareado y con dos dagas por pitones:

Desastroso primer tercio, con el maestro que no sabe poner el toro en suerte y el picador que le clava en las costillas. Pero Ureña es uno que va diciendo por ahí que el tercio de varas le importa un pimiento.

El toro estaba loco por la madera y embestía con nobleza atontolinada. La cosa fue tediosa. 

Entró a matar como si fuese a pagar una multa de Hacienda y por eso pinchó de mala manera cuatro veces antes de dejar una casi entera muy mala, perpendicular y caída. Lógicamente para los televisivos la culpa era del toro que no ayudaba y no del diestro por entrar con un miedo indisimulable.

El quinto era un pavo de cara y un buey de cuerpo:

Iturralde no apretó al toro con su brazo de hierro ni le tapó la salida mientras cabeceaba con mal estilo.

El animal se tragaba los dos primeros pases a regañadientes pero en el tercero se paraba con lo cual Ureña estrelló contra él su buena voluntad. Como torea poco, se puso pesadísimo y terminó al fin nuestra tortura con una estocada perpendicular y caída entrando a lo loco.

El diestro empezó a saltar y a hacer gestos de futbolista enloquecido. La presidenta se asustó y le recetó una oreja digamos que terapéutica, como para calmar su epilepsia. De risa.

ROCA. Su primero era un toro perfectamente encornado:

Puyazo empujando un poco y picotazo posterior, con verónicas del maestro confirmando que el toro era tan suave como una toalla lavada con Perlán. Ambel puso este gran segundo par:

El bombón se tragó un inicio cambiado en el platillo con infinita bondad. Van a pensar que tenemos manía al peruano pero lo que vino después nos pareció que estuvo muy por debajo de la docilidad y dulzura del de Victoriano. Roca se mantuvo permanentemente de perfil y ni uno de los pases que dio tuvo la hondura que el torito merecía, ni uno. Ése es el torillo que esperan cada día Aguado Juan Ortega y Morante pero no para torear así:

Culminó con un arrimón solanesco antes de una estocada corta que escupe y una entera baja sin tapar la cara y descubriendo la muerte de manera señorial, como acostumbra:

Ya ven que no le tenemos manía y que cuando hace las cosas bien somos los primeros en alabarlo. La presidenta concedió la oreja al diestro y se inventó un azul para el toro.

El último lucía buen morrillo y un hachazo en el hocico. Para Muñoz, esos pitones no cabían en la muleta aunque no se diferenciaban mucho de algunos de sus hermanos:

Simulacro trasero en varas con el toro deambulando por allí. Brillante Antonio Chacón con los palos antes de que Roca emulase a Perera también fotocopiando su faena de siempre con desarme incluido.

Tuvo un susto cuando intentaba una segunda bilbaína que fue ideal para el posterior corte de oreja, tras un buen pinchazo y una estocada baja buscando alevosamente los blandos queriendo asegurar la salida en hombros. Ah, y perdiendo la muleta:

Como anticipábamos cayó la orejica en una plaza que las reparte baratísimas. Es lo que tiene venir de una epidemia, un confinamiento, unas fiestas suspendidas y una inflación galopante. Hay que divertirse con la casquería antes de volver a la cruda realidad.

Dos horas y cuarenta minutos de festejo del cual poca cosa nos va a quedar en la retina como no sean sendos pares de Ambel y Chacón porque las dos estocadas de Roca, que siempre esperamos como agua de mayo, cayeron bajas. Lo demás, ya lo decíamos al principio, solamente apto para fanáticos tanto de Victoriano como de los tres diestros actuantes.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.