LOS MIURAS DE CÉRET CON UN RECUERDO A FOURQUET

Veremos en esta entrada los miuras de Céret junto a alguna información histórica que pueda ser de su interés. Algunas fotos de los toros son nuestras y otras las hemos capturado del vídeo de la ADAC.

Tenemos ocho toros apartados, de los cuales seis son cinqueños, lo que nos hace suponer que, si no hay bajas, la corrida puede ser cinqueña en su totalidad. 

Decíamos en la entrada anterior que un toro puede parecer muy diferente dependiendo del ángulo desde el que se vea. Compruébenlo en éste de abajo, es el mismo en las dos imágenes:

Volveremos a ver este hierro pintado en los burladeros por el carpintero de la plaza, muy buen aficionado como les contábamos aquí. Será la segunda vez que se lidie una corrida de Miura en Céret. 

La primera vez fue el día de san Fermín de 2001:

Este castaño albardado rabicano se llevó aquella tarde una media lagartijera:

El responsable fue este hombre, de grana y oro:

Aquí tienen al malogrado Jean Louis Fourquet aquel día con la tablilla. Fue el presidente de la ADAC y falleció en 2014 a los 63 años. 

Pulsen aquí para estar cinco minutos con él . Ha ido a ver una corrida a la finca del Conde la Maza. Le escucharán decir que 'a Céret el torero no puede venir a cantar flamenco o bailar sevillanas porque nosotros buscamos el toro de guerra'. 

Volvemos al campo para ver este negro entrepelado, bragado, meano y gargantillo: 

Aquí lo tienen de frente:

Ya ven que la corrida no es tan aparatosa como la de Pamplona, donde siempre van los de más cara. 

Este del fondo es caribello casi careto, muy bien encornado: 

Morirán en la plaza nueva de Céret, que se inauguró en junio de 1922:

Fue un mano a mano entre el calagurritano Ricardo Anlló 'Nacional I' y el francés de Tarascon Pierre Boudin 'Pouly III'. Al primero le dio la alternativa Gaona y al segundo, Silveti. Aquí tienen una instantánea de aquel día (no nos extrañaría que el banderillero fuese el propio Pouly, pues era una suerte que dominaba):

Cortaron cada uno una oreja a los toros de José Bueno, los albaserradas que luego irían a parar a la familia Martín. De la investigación del gran aficionado bordelés Claude Sabathié se deduce que debían de lucir aquel día el hierro actual de Victorino.

Ha habido toreros que han tenido una muerte desconcertante fuera del ruedo. Uno de ellos fue el hermano de Anlló, inventor del puente trágico. Ya le dedicaremos una entrada este invierno. Otro fue el que estoquea este toro también en Céret cinco años después. Fíjense en dos cosas: no hay banderas catalanas sino tricolores y el diestro no se perfila fuera de la suerte como tantos hoy en día sino en la rectitud del testuz (miren sus pies y las manos del toro):

Es Luis Freg. Murió ahogado en un río cerca de Veracruz cuando zozobró su embarcación.

Volvemos al campo. En san Isidro hemos visto toros con menos trapío que éste pero que se tapaban por la cara: 

Lo dicho vale también para éste:

Ya saben ustedes de sobra que el trapío no es la cara. Es cierto que un toro sin cara no tiene trapío pero también es verdad que toros escurridos son aplaudidos de salida en muchos sitios porque se tapan por la cara (en Madrid, sin ir más lejos). 

Otro de los miuras, un cárdeno caribello, ojalado, bragado, meano, axiblanco, rabicano y nevado:

Aquí tienen ustedes a Manolo manteniendo a raya los toros mientras se reparte el pienso. Del que está en el centro hablamos más abajo:

La corrida la matarán, Dios mediante, Paulita -a quien vimos un poco sin sitio en Vic pero que sigue siendo muy bueno con el capote aunque nadie lo diga-, Chacón -que ganó cartel en Francia con la de Dolores Aguirre de Vic- y Pepe Moral -uno de los tres mejores estoqueadores de la actualidad para quien esto firma-. Recuerden esta entrada sobre Paulita y Chacón y pulsen aquí para recrearse en la suerte de matar tal como la interpreta don José Moral.

Nos queda ese miura de la foto anterior cuyo pelaje recuerda a un toro de Santa Coloma de Queralt. También a Escolar le sale alguno parecido. Ya les avisamos de que si van a Zahariche, ni se les ocurra calificarlo de berrendo. Esa palabra está proscrita allí, los patrones no la quieren ni oír, no existe. 

Seguramente vendrá calificado como burraco, cosa con la que no estaremos de acuerdo. Un amigo lector nos recordaba en la entrada anterior dos miuras con pinta parecida que dieron que hablar. Uno, casi igual, fue 'Morisco', lo mató Padilla en Sevilla (vuelta al ruedo al toro):

El otro fue 'Ermitaño', toro fiero como nos gustaría que salieran los de Céret. Lo mató Jesús Milián en Pamplona:

Los de este pelaje suelen llevar el hierro abajo, aunque no siempre. Vean los apuros de Reta con él en la curva de Estafeta:

¿Cómo definimos entonces esta pinta si no puede ser berrendo? Les enseñamos otra foto del toro que va a Céret para que se la estudien y luego les damos nuestra solución, a ver si coincidimos:

A nuestro entender, sería cárdeno aldiblanco, ligeramente alunarado, coletero, nevado, rabicano, caribello, ojalado y calcetero de atrás.

Ahí va una anécdota que nos contaron en la finca. Resulta que hace años se coló en los cercados un hombre a buscar espárragos, cosa bastante habitual en todas las ganaderías. Los cogía con una sola mano porque del otro brazo era manco por debajo del codo. Tuvo la mala suerte de que lo vio un toro, se fue a por él, le pegó una paliza y lo dejó enganchado en el alambre de espino de la valla (una como la que se ve en esta foto). 

Allá se fueron Manolo, Antonio y Rafael pero no podían acercarse porque el toro se había quedado aquerenciado al lado del pobre hombre. Habían llamado a una ambulancia y justo cuando llegaba al cercado conseguían por fin apartar al animal. Se bajó corriendo un médico, que era un chaval joven, y de lejos empezó a pegar gritos: '¡Vamos! ¡Rápido! ¡Que el toro le ha arrancado un brazo!'

Cuando llegó hasta el manco, que aún permanecía enganchado en el alambre, éste le dijo: 'Quillo, tranquilízate, c... y mira a ver cómo está lo demás, que el brazo ya venía así, hombre...'

Nos despedimos con dos fotos curiosas para que vean las sorpresas que nos da el nacionalismo -al que Stefan Zweig calificaba con toda la razón en 'El mundo de ayer' como 'la mayor peste del siglo XX'-. En Céret, Cataluña Norte, el santuario taurino se usa para los certámenes de sardanas. Allí la afición a los toros es un toque de catalanismo añadido:

En Tarragona, Cataluña Sur, los toros están prohibidos y en la plaza se celebra el concurso de 'castells' (castillos). Los catalanes ignorantes interpretan que las corridas son un espectáculo importado 'de España' y ser aficionado es un toque 'sospechoso' de españolismo. 

Por cierto, Fourquet decía esto al respecto:

"Lo que le pasa a la Cataluña Sur no es que sean antitaurinos, es que están en contra de la cultura española, en contra de la 'iberización'. Pero se equivocan de diana tomándola con los toros"

Y el actual presidente, Raviglione, lo que sigue (la entrevista completa, aquí):

"Somos catalanes y reivindicamos esto. Hablamos catalán, tradiciones catalanas pero nos gustan los toros. Los de Barcelona por la política se acabaron. La fiesta de Franco, ¿qué es esto? Lo querían hacer ver como un símbolo del poder central de Madrid. Es una historia política, nosotros no. El toreo es un placer, una pasión y sin política. Hay gente joven, vieja, derechas e izquierdas. De todos lados y nunca tenemos problemas con eso. Lo que nos une son los toros".

Lean más abajo la filosofía ceretana encarnada por Fourquet. Con la vida que llevó, no sabemos si ahora estará en el cielo... o en otro sitio. Pero seguro que desde donde esté verá la corrida de Miura y estará deseando que salgan seis 'toros de guerra'.

Nosotros nos conformamos con que salgan un par. Incluso con que haya uno como aquel 'Maquilero' de Castellón, nos daremos por satisfechos. Mírenlo, estuvo quince minutos para salir de la manga de chiqueros porque, en cuanto asomaba la cabeza y husmeaba el ruedo, se volvía para atrás. Le pinchaban desde arriba, le echaban capotes, le hicieron de todo y le daba igual ocho que ochenta. Asomaba medio cuerpo y otra vez para adentro:

Fue un miura del siglo XIX. Pulsen aquí para ver lo que pasó. Rafaelillo no lo olvidará nunca, igual que Lagartijo a aquel 'Cucharero' de Málaga que le hizo sudar tinta en 1877. El califa mandó disecar la cabeza, que pesaba más de cien kilos, y en su casa la emprendía a bastonazos con ella cuando llegaba con alguna copa de más.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.