Ya saben que el nombre de la ganadería viene de la finca donde antiguamente había un convento. Manuel Bajo se lo compró todo al apoderado de Jesulín. Quizás Las Monjas no parezca un nombre muy taurino pero sus animales ostentan con orgullo uno de los hierros históricos del campo bravo, el de la doble ese que creara Andrés Sánchez de Terrones a mediados del siglo XIX. La ganadería tiene una antigüedad de 1882:
Nos llevamos una ayer una gran decepción porque teníamos el recuerdo de los mismos toros que el año pasado sacaron cierta guindilla. Los de éste no sacaron nada y, a pesar de ello, se podría haber cortado un buen número de orejas gracias al bondadoso público tafallés y si sopla menos el aire. El ganadero nos decía al final que están acostumbrados a que siempre salga algún torero a hombros con sus toros. Aquí, Gómez del Pilar estuvo a punto. No se daba coba y nos reconocía que la corrida había sido mala. Marcelino, el mayoral, coincidió con nosotros en varios detalles negativos de los toreros que no pondremos en su boca sino en la nuestra, así le evitaremos problemas. Serán ustedes quienes tengan que suponer cuáles son.
Por cierto, le afeamos que pusieran fundas cuando era una ganadería que hasta hace poco se negaba pero es lo de siempre. Nos dijo que evitaban las peleas y que, de no ponerlas, lidiarían una corrida menos a final de temporada.
Como decimos, los toros no tuvieron ningún poder. Tomaron un total de siete varas con mención especial a El Cid, que machacó vilmente sus dos ejemplares en el caballo. En la muleta no dieron problemas y ninguno tuvo un mal gesto, fueron muy 'formales', como dicen los taurinos en su lenguaje ridículo. La presentación fue dispar, bajando el segundo pero con este cuarto serio, hondo, acapachado y badanudo:
El primero fue un castaño que en la muleta se convirtió en el toro de Guisando, en justa correspondencia con la paliza que le había pegado Espartaco por orden del maestro de Salteras, no lo duden. Era gordo y enmorrillado:
El segundo es el que bajaba un poco a pesar de que en nuestra foto sale muy favorecido:
El tercero era playero:
El cuarto era el de más trapío, como hemos dicho antes. El quinto era el más grande, un toraco alto de agujas y astracanado que fue el único en tomar dos varas donde Sangüesa le pegó hasta en el paladar:
Y el último fue este colorado, ojinegro, bocidorado, listón y muy escarbador pero esto ya no hay que mirarlo tras el recital que dio 'Cobradiezmos' sin que fuera óbice para volver vivo al campo:
EL CID. Se despedía y fue tratado con mucho cariño por el público y por la presidencia (demasiado, para nuestro gusto). A su primero lo puso mal en el caballo Robles para que recibiera el maltrato que el maestro traía ya pensado:
Dos buenos pares de Lipi fueron el preludio a una faena que no existió porque el toro no valía ni para carne:
Pinchazo trasero perdiendo la muleta, estocada corta y tres descabellos.
El Cid veía igual que nosotros que la corrida venía picada del campo. Pues le dio igual todo porque volvió a masacrar su segundo en el peto de manera vergonzosa.
Bien Robles con los palos aunque le hemos visto mejor:
El diestro arrancó algunos oles toreando muy despegado a un toro que era una hermanita de la caridad venida del convento monjil.
Hasta tres veces clavó los pitones en la arena de tanto humillar, incluídas dos volteretas tras las que quedó tan muerto que fue entonces cuando el maestro se echó la mano a la izquierda. Por fin... ¡Quién te ha visto y quién te ve!
Llegó a protagonizar un ridículo desplante tirando los avíos y abriéndose la chaquetilla situándose totalmente a contraquerencia del toro. ¿A quién pretendía engañar? Pinchazo y esta tendida trasera que basta:
El sentimental palco tafallés le regaló una orejica dado que el hombre se despedía de los ruedos. Nosotros lo vimos mal sin paliativos y no le perdonamos las dos carnicerías que ordenó a sus picadores.
GÓMEZ DEL PILAR. Sigue con afición y ganas de agradar. Se vio en tres detalles: fue a torear donde menos aire hacía, puso su segundo toro de largo en el caballo y a su primero lo dejó sin picar al ver que la corrida no tenía ningún fuelle.
Mucho nos tememos que hemos visto ya el mejor toreo de capa de toda la feria. Fue el recibo a su primero, con una verónica de categoría, ésta:
Bien Aguilera bregando con el toro que se distraía mucho y también Cebadera pareando a favor de querencia y saliendo perseguido.
Gómez no destorea escondiendo la pierna como casi todos y eso, que antes era la norma, hoy es la excepción que hay que resaltar como si fuera el valor del soldado, ¡o tempora, o mores!:
El problema es que al poco, el toro sacó la lengua y dijo basta. Con esta rinconera, se acabó lo que se daba:
Se habrán fijado en que no cierra los ojos al clavar sino que mira el morrillo. Eso es un gesto de valentía no muy habitual en contra de lo que puedan creer.
Su segundo protagonizó un leve romaneo ante el que se agarró Sangüesa pero clavando contrario y trasero montado en ese monstruo blanco que nos negamos a denominar caballo:
Lo puso largo en el segundo pero el toro no quería ir, cosa que entendemos perfectamente porque visitar a Sangüesa dos veces es garantía de salir muy malparado:
Al final lo acercaron y recibió más cera. Ojo porque de ambos puyazos salió suelto claramente, que conste. Brindis a El Cid:
El toro pegaba una leve tarascada y se quedaba a medio viaje por la paliza que llevaba. Del Pilar se mostró dubitativo cuando el toro no tenía maldad, al menos desde fuera:
Por fin el maestro vio que pegando el zapatillazo el toro repetía sin problemas pero era ya demasiado tarde y había perdido un tiempo precioso:
Unos molinetes pueblerinos calentaron al público a última hora. Ya intuíamos que si enterraba la espada cortaría una oreja. Fueron un pinchazo bueno y esta casi entera arriba, de nuevo mirando el hoyo:
Pues héteme aquí que, con la misma petición que en la orejica de El Cid, la presidencia no quiso concederla esta vez. ¿Fue porque no se despedía como su colega? ¿Fue porque hubiera propiciado una salida a hombros a todas luces exagerada? Fuera por lo que fuese, se produjo un agravio comparativo notorio entre ambos toreros cuya justificación se nos antoja difícil.
JUANITO. El portugués llevaba dos corridas tras su reciente alternativa con Ferrera. Tiene veinte años recién cumplidos y los de Arnedo recordarán que se llevó su zapato.
Se encontró ante aquel toro playero y carifosco que no se comía a nadie pero entre el viento y su desconfianza, no dio una a derechas:
Le faltó plomo en los pies a él y casta al toro. El uno por el otro, la casa sin barrer. Acabó con esta casi entera metiendo el brazo con habilidad pero atravesada por salirse de la suerte tras ejecutar ese pasito de baile que habrá copiado de Cayetano:
Su segundo fue el único que recibió un puyazo decente tras unos lances aseados del diestro:
Luego estuvo muy bien de nuevo Lipi pareando en substitución del tercero de Juanito, lesionado con un tirón:
Para nosotros fue el mejor toro en la muleta, noble y repetidor, metía la cabeza con avaricia. Pero de nuevo vimos a Juanito demasiado verde, excesivamente pendiente de los sermones que recibía desde la barrera. Observen la embestida del toro:
Insistimos en el morro del toro, que se fue al desolladero sin torear, una lástima:
Media atravesada, también habilidosa y también sin cruzar, ahí lo ven:
Eso fue todo. Lo negativo es que la corrida fue para olvidar y también para dejar preocupado al ganadero. Lo positivo es que se trata de la primera de feria y lo que viene no puede ser peor de ninguna manera. Bueno, en eso confiamos aunque nunca olvidamos la frase del gran Eugenio d'Ors cuando decía que 'toda situación desesperada es susceptible de empeorar'.
Saludos cordiales desde Tafalla. Rafa.
Hola Rafa,
ResponderEliminarpues coincido con la crónica de una tarde soporífera, en la que vimos a la terna fuera de sitio y a distancia.
Saludos,
Misti-Aqp
Me alegro de que lo viésemos parecido.
EliminarSaludos.
Muy buenas Rafa:
ResponderEliminar"Las Monjas" que vinieron a Tafalla fueron todo fachada. Toros grandes que no tuvieron nada dentro, salvo la piadosa bondad de dejarse pegar en varas de lo lindo. Mansos sin peligro que dicen ahora y muy aquerenciados a los toriles. La premeditación de darles de lo lindo en el caballo (pencos blancos) vino supongo desde la mañana en el apartado al que acudió el maestro que se retira esta temporada.
De acuerdo en que la comparativa de las orejas del Cid y Gómez del Pilar, lo hablamos en persona, ante la petición injustificada del público hacía una injusticia. Para mí el error es pedir y conceder la del Cid, intranscendente, y error pedir pero acierto no dar la segunda a Gómez del Pilar. Aunque entraríamos en debates reglamentarios sobre la concesión de la primera oreja que no voy a fomentar.
Gómez del Pilar que me parece un torero honrado y a tener en cuenta, lo has explicado en su forma de poner la pierna adelante y de entrar a matar, me parece que se pasó algún pueblo en unos detalles que no me acabaron de agradar. El primero casi exigir a la Tafallesa que tocase cuando ya la faena estaba acabada y no había conseguido nada, en gran parte por la nula colaboración monjil. Después, el rebote tras la no concesión de la oreja y negar el saludo en dos ocasiones a la presidencia.
Saludos desde Tafalla
Estamos de acuerdo en todo, especialmente en la premeditación de El Cid de pegar una paliza a sus dos toros en el caballo. Así luego echas la culpa al toro cuando se para y te evitas el riesgo de que te amarguen tus próximos compromisos en Málaga y Bilbao.
EliminarNo me fijé en esos dos detalles de Gómez del Pilar. El de la presidencia es de niñato consentido, como Castella, que también lo ha hecho más de una vez.