Nos ha sorprendido mucho ver a Rubén Pinar con oficio, aplomo y seriedad a partes iguales. Era su primera corrida tras la cogida del 12 de octubre en Madrid que comentábamos aquí. No sabemos si será Dávila Miura el responsable pero podríamos estar ante uno de los nombres de la temporada que se avecina. Toreará una tarde en san Isidro, con La Quinta, pero es la primera y, si triunfa, a la semana siguiente lo habrán olvidado.
En el tendido estaba 'El Niño de Villalpando'. Su frase histórica debería de grabarse con letras de oro en todos los patios de cuadrillas:
"ANTES DE SABER TOREAR HAY QUE SABER MATAR"
Él sabia matar y sabía torear. Aún se recuerdan sus medias como ésta de 1970:
Y hagan el favor de pulsar aquí para leer en este blog amigo lo que recuerda de 'Baratero' ('le di diecinueve pases...tras uno de pecho me miró como diciendo "se acabó, ni uno más, como me des otro, te cojo", luego lo maté a cámara lenta...') ¡Qué grande!
La corrida estuvo justita de raza excepto primero y último. El primero fue este 'Hechuras', un cárdeno claro ojalado muy enmorrillado, aunque como ya estamos ante un encaste propio de la familia Martín, eso empieza a ser marca de la casa. La diferencia con el sexto fue que el de la foto tomo dos varas muy correctas y Pinar cambió el tercio al último con una entrada:
Fue un animal pronto, con tranco, que cumplió en el caballo y que ganó la partida a Díaz, quien luego dijo que había sido 'mu complicao'. Murió en el platillo, cosa difícil de ver y que siempre destacamos:
El segundo fue blando -dobló las manos cuatro veces-; el tercero pareció mejor de lo que era por mérito de Pinar; el cuarto fue resabiado por unos puyazos infames y un segundo tercio penoso; el quinto pasó sin picar y aún así ni siquiera demostró ganas de venirse arriba; y el sexto fue el que, sin ser ni bravo ni una alimaña, sacó unas complicaciones que Pinar neutralizó con ese oficio y ese aplomo a que nos referíamos antes. Se llamaba 'Barbacano':
No nos duelen prendas en dar voz al ganadero para que vean que su opinión es diferente de la nuestra excepto en resaltar que 'Hechuras' fue de nota alta:
"Hemos presentado una corrida muy interesante, encastada y brava destacando en los primeros tercios. Cuatro toros muy importantes destacando por orden el 1º, 6º, 2º y 3º. Aunque al 2º no hemos podido verle más por el excesivo castigo en varas".
Se ve que cada día está más abducido por el vocabulario de los taurinos (recuerden aquí, aunque tendríamos que actualizar la entrada añadiendo nuevas sandeces que se han puesto de moda). Victorino habla habitualmente de 'profundidad' y 'duración' y ya ven que califica sus toros de 'importantes', taurinismo chocante como adjetivo para el comportamiento de un toro.
CURRO DÍAZ. Brindó su primero a De Justo, que no pudo anunciarse porque aún está con su lesión de escafoides que intuíamos en esta entrada aunque luego en alguna crónica ninguneaban la voltereta. Le dijo 'a ver si estoy a la altura del brindis'. No lo estuvo.
Tras el exceso de capotazos del segundo tercio, inició la faena bien por abajo (pueden verla aquí a partir del 20'). Luego, una primera tanda muy correcta con la derecha pero héteme aquí que a partir de entonces se puso a destorear y, señores, a un toro bueno de Victorino no hay que destorearlo sino torearlo.
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FOTO: José Salvador Alonso |
El tal 'Hechuras' empezó a darse cuenta de la humillación a que era sometido con pases fuera de cacho. Su obediencia y fijeza iniciales se tornaron en una notable acritud al no sentirse toreado. Se fue creciendo y terminó ganando la partida a Díaz.
El maestro nos indignó tapando la cara al toro como acostumbra cuando entra a matar.
Pinchazo, estocada desprendida y el animal dobló en el platillo, como decíamos antes. Muy buen toro de Victorino a nuestro modesto entender, de los más completos que le hemos visto en los últimos dos años.
Su segundo tenía cara de 'Baratero'. Apretó mucho en el capote de salida y ahí se afligió el diestro, que es de moral un tanto frágil. Sólo faltó que arrollara a Castellanos. Ordenó darle cera en el caballo, que es otra cosa habitual en él, lo tenemos calado.
En banderillas, su cuadrilla estuvo fatal, convirtiendo la plaza en un herradero. Como pueden suponer, a estas alturas el tal 'Cucador', que no se comía a nadie, tenía una buena dosis de resabio en su cerebro. Se puso a topar, a mirar y a probar la tela de Díaz a quien agradecemos su voluntad, quizás gracias a la retransimisión televisiva de Castilla-La Mancha. Pero ya ven que el toro no quería saber nada:
No obstante, nunca sabremos si esos dos puyazos traseros asesinos y el desastre en banderillas volvieron loco a un toro que, con otra lidia, hubiera dado más de sí. Sainete a la hora de matar, siempre tapando la cara, insistimos porque lo hace con alevosía:
Estocada honda perfilándose fuera de la suerte, pinchazo bajo, media delantera y desprendida y dos descabellos.
MORENITO DE ARANDA. Llamaba la atención cómo se rebozaba con el morro en la arena su primero siguiendo el capote, espectacular. Dejaba a 'Cobradiezmos' como un aprendiz. Dos puyazos, peleando vulgarmente. En el segundo lo dejó largo no por voluntad propia sino porque se lo gritaron desde el tendido. Ya ven que esto hay que pedirlo, de los maestros no sale nunca preocuparse del primer tercio (salvo excepciones como De Justo, Chacón...y a ver si a ustedes se les ocurre algún otro).
Estuvo bien el presidente cambiando el tercio con dos pares, ¿para qué más? El toro tenía tanta humillación como sosería. Era un toro 'para sentirse', o sea, para aburrir al personal. Si un torero dice que 'se siente' ante un victorino, quiere decir que ha fallado el ganadero. Ahí se aprecia la tremenda codicia del toro:
La prueba de lo que decimos es que César Jiménez comentó sobre Moreno 'está muy roto con el toro', una monumental cursilada que demuestra lo plúmbeo del espectáculo. El propio diestro decía después: 'me he gustado mucho'. Esperemos que Victorino y su hija tomen nota de estas expresiones porque son un baldón en la A coronada. Fíjense en que el toro parece que vaya al dentista aunque Morenito dijo después que se había lesionado en varas:
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FOTO: José Salvador Alonso |
El quinto era bizco del derecho.
Se ovacionaron unas verónicas de lamentable paso atrás aunque lo arregló con una media muy bonita, lance donde este torero siempre destaca (a 'Cobradiezmos' le dio una sensacional en su quite y lo dejó tan seco que dobló las cuatro patas, recuerden aquí).
El toro cogió al caballo por el pecho y se quitó la vara, razón por la cual no recibió castigo y el diestro cambió el tercio dejándolo bastante entero. Pues la poca raza del animal hizo que no se viniera arriba, que embistiera con la cara alta y que además se pusiera gazapón. Agradecemos a Morenito que le echara voluntad porque más de uno se lo quita de encima sin contemplaciones (contando con el beneplácito de Emilio Muñoz si hubiera que sufrirlo como comentarista).
Estuvo correcto y lo mató de casi entera caída con sus alivios habituales: brazo alargado y telonazo para pegar la puñalada. Sorprendente oreja que no venía a cuento a nuestro entender.
RUBÉN PINAR. Estuvo muy bien, señores. Ya comentábamos antes que nos han sorprendido tanto su oficio como sus ideas claras ante un toro como el sexto que se sube a las barbas del noventa por ciento de diestros actuales.
Su primero tenía poca carita y algún kilo de más. Puchano le pego sin conocimiento y el diestro pidió el cambio con un puyazo. Eso se lo censuramos porque ya saben que el picador es un asalariado y obedece a quien le paga.
Fue un placer ver la brega de Ángel Otero, una maravilla. Pinar vio que iba más largo por el izquierdo y ahí se fue. Tiró de él con oficio, insistimos, e hizo que el toro pareciera mucho mejor de lo que realmente era.
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FOTO: José Salvador Alonso |
Al entrar a matar, es otro que tapa la cara del toro para darse ventaja (menuda tarde nos dieron, ¡tres de tres!). Dos pinchazos y esta media pasada y perpendicular. Ahí tienen cómo el estaquillador no apunta al morro del toro sino que hace las veces de mandil del diestro:
El sexto fue aquel 'Barbacano' que veíamos antes. De salida no tenía ganas de embestir y de nuevo fue Pinar quien lo enceló y lo obligó, muy bien.
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FOTO: José Salvador Alonso |
Observen qué puyazo en el lomo y tapando la salida con la mano izquierda. Es para poner a pan y agua 'al hombre de la lanza', como decía Chenel:
Pidió nuevamente el cambio, lo cual no deja de ser otro toque para Victorino. Recordemos la frase que repetía su padre: 'a estos toros nuestros hay que pegarles en el caballo'. Lo mejor de la tarde vino a continuación con dos pares de banderillas memorables de Ángel Otero.
Se llevó la ovación de la tarde con el público puesto en pie:
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FOTO: José Salvador Alonso |
Vean la faena pulsando aquí a partir del 1:58'35''. Buen inicio por abajo saliendo a los medios donde se dio cuenta Pinar de que al toro había que poderle aunque no era bravo pero tampoco era una alimaña. Por el izquierdo no quería ni dinero pero acabó tragando porque previamente con la derecha el maestro hizo lo que había que hacer: no dudarle y no dejar que puntease la muleta. Los toros de Victorino, aunque pasen de puntillas por el caballo, siguen teniendo una sangre diferente y, si ven que dudas, estás listo.
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FOTO: José Salvador Alonso |
Al haberlo dominado por el derecho el toro aceptó la muleta después por el izquierdo, lo cual fue mérito exclusivo del torero. Ésos son los victorinos que nos interesan, los que tienen complicaciones que hay que resolver, no los que muestran 'profundidad' y 'clase'. Si el maestro tiene valor, aplomo y técnica, resuelve las dificultades obligando al toro. Pinar fue un ejemplo de las tres cosas. Seguro que tras una faena como ésta no dirá nunca las majaderías de 'me he sentido', 'me he gustado' o 'he podido expresar lo que llevo dentro'.
Nos convenció plenamente el diestro albaceteño a quien se ve con ganas de comerse el mundo a base de oficio y seguridad en sí mismo, no de tremendismos. Pinchazo y estocada trasera sin puntilla con bella muerte del toro:
Dos orejas que no nos molestan por ser plaza de tercera. Dio la vuelta con ayuda de cámara y con el maestro Otero, para quien debería ser uno de los trofeos:
Los ganaderos que lidian en plazas de primera se quejan de que no pueden llevar allí toros de nota porque en muchas ocasiones no tienen suficiente cara. Por eso a veces salta la sopresa en corridas como ésta donde pueden salir animales de interés que jamás veríamos en Madrid o en Bilbao. En La Flecha no salieron seis pero por lo menos vimos ese 'Hechuras' que nos ha reconciliado un poco con la familia Martín. Incluso nos están entrando ganas de irnos a Madrid a ver la corrida del Domingo de Ramos...
Se bajó Andrés Vázquez a hablar con Victorino. El diálogo debió de ser como sigue:
- 'Victorino, no han matado a los toros, los han asesinado con sus alivios y ventajas'
- 'Andrés, no será para tanto...'
- 'Que sí, hombre, que no se puede entrar a matar tapando la cara del toro de esa manera. Eso es miedo. Tienen miedo de apuntar con el palillo al morro porque el toro los ve. Prefieren dejarlo ciego con un telonazo. Así no se matan los toros'
- 'Los tiempos han cambiado, Andrés, la estocada ya no es tan importante como antiguamente. La clave es la muleta. Si luego entierras la espada en el toro, la gente queda contenta, piden la oreja y el espectáculo sale beneficiado, que es lo que necesitamos en los tiempos que corren'
- 'Pero es que eso no es... Antes de saber torear hay que saber matar.'
- 'Y dale...Déjalo, Andrés, que estás chapado a la antigua y ya no tienes remedio. Hay que venir a los toros a disfrutar, hombre, no a hacer mala sangre'.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.