Corrida blanda, sin poder, que no bufó y que además no se lidió entera porque dos fueron devueltos. Decíamos en la entrada anterior que estos toreros jóvenes desprecian el primer tercio y permiten que se pegue a sus toros más de lo debido. Ayer tuvimos otro ejemplo con Adame, Román y Lorenzo. Roca hubiese liquidado sus dos toros con picotazos mínimos porque de salida habría visto que el triunfo estaba en que llegasen vivos a la muleta. Un simulacro de varas, me dirán ustedes. Sí, totalmente, pero es que lo que tuvimos ayer fueron unas varas malas y traseras y encima toros ahogados en la muleta.
El sexto no ¿verdad? Claro, le señalaron en el primero y hubo marronazo en el segundo, donde el picador, uno de los hermanos Dalton, ni siquiera acertó a volver a clavar. O sea, que el toro pasó sin picar y por eso medio se movió en el último tercio.
ADAME. Su primero era muy alto de agujas. El único picador que no nos indignó fue Óscar Bernal, con el único toro que empujó aunque cabeceando. Lo mejor de toda la tarde fue el par que puso Fernando Sánchez. Anduvo delante del toro con torería esperando su arrancada y, justo en ese momento, empezó la carrera. Éste es el instante:
Eso es un par de poder a poder, fue sensacional, un momento de gran emoción porque, además, cuadró en la cara y salió casi andando, ¡bravo!
El toro era soso con ganas, fue tres veces por el suelo y llevaba la cara a media altura, ustedes mismos. Metisaca lamentable en los bajos y bajonazo lamentable. En ambas ocasiones tapando lamentablemente la cara al toro para aliviarse. Aquí se aprecia la altura del toro:
Su segundo fue otro toro largo de patas. Fíjense en cómo es Adame que en el primer puyazo lo pone muy bien en suerte, a la distancia perfecta pero en el segundo lo deja pasada la raya. Le pitan pero se hace el loco. Había puesto bien al toro antes de auténtica casualidad porque el primer tercio no va con él. ¿Se dan cuenta cómo les da igual ocho que ochenta?
Valiente Román en un quite de frente por detrás, que es de agradecer porque implica mucho riesgo y nos ahorra las insufribles chicuelinas.
FOTO: Javier Arroyo |
Perfecto de nuevo Sánchez aunque no le salió de poder a poder porque el toro no se movió. Adame tiró bien del animal pero no podemos evitar que su toreo nos resulte siempre muy tosco. Adame es mejor con la capa que con la muleta, tendría que hacer lo que pedía Ordóñez, que le dejasen hacer alguna faena con el capote.
Dos pinchazos caídos y nuevo bajonazo tapando la cara. El mexicano pasó por Madrid sin pena ni gloria aunque, eso sí, repartiendo bajonazos.
ROMÁN. Siempre muy dispuesto y demostrando ganas, algo que debería ser lo normal en un torero pero que no lo es ni por asomo. Su segundo fue el sobrero de Torrealta porque al titular lo había llamado indebidamente un peón a un burladero cuando ya encaraba a Román y lo destroncó. Lo puso largo en el primero y derribó del choque, no de bravo porque se largó suelto. También suelto en el segundo donde recibió abundante cera tapándole la salida.
Era un toro noble pero punteaba la muleta y, si la enganchaba, estabas perdido. Pues la enganchó bastante y todo transcurrió dentro de una gran vulgaridad a nuestro modesto entender. Román estuvo bullidor como acostumbra y a gran parte del público le satisfizo su actitud.
Este torero es uno a quien hemos visto cometer muchos errores durante la lidia pero tiene suerte y los toros no le han pegado tanto como a otros, que reciben más sin ser tan torpes. Recuerden esta entrada. Ayer dio dos ejemplos más de estos errores graves. En su primero corrió la mano antes de tiempo citando al toro de largo y lógicamente le vio pero no consiguió meterle el pitón. Ahí tienen el instante, vean dónde está la muleta y el toro, que hará por él en lugar de ir al trapo:
Aquí se confirma que se le apareció la Virgen una vez más:
Ejecutó bien la suerte de recibir pero la estocada se fue caída. Rueda de peones capitaneada por Martí antes de la petición, no atendida por el presidente:
En su segundo se desentendió completamente del caballo, poniéndolo debajo. Fue peor que en una plaza de pueblo, muy mal.
El toro era franco y, a pesar de la cara que tenía, cabía perfectamente en la muleta porque eso de que 'no cabe' es una sandez más de los taurinos para que les saquen torillos brochos. Un toro sigue empapado la muleta si es fijo y noble independientemente de la leña que lleve.
Al toro se le acabó el aire muy pronto y Román se puso bastante pesado. Cometió su segundo error cuando se arrimó e intentó sacar un pase de adorno por la espalda en que el toro le perdonó la vida porque tampoco era muy listo. Ahí está el momento:
Atropella la razón pero ya decimos que es un hombre con suerte. Pinchazo sin fe y estocada perpendicular y desprendida con el brazo elástico.
LORENZO. Otra de las esperanzas blancas que no nos demostró nada. A su primero se lo envió al corral Adame haciendo un quite que no venía a cuento en el que derrumbó al toro. Salió un sobrero de Montealto, negro mate, acarnerado, enmorrillado y con una grupa formidable.
Ya hemos dicho que Lorenzo lleva dos picadores nefastos, los hermanos Sánchez, que luchan por ver cuál de los dos pica más trasero. Fíjense en cómo seria lo de Juan Carlos en el primero que hasta Muñoz dijo '¡qué mal se ha picado al toro! No se puede picar tan trasero'. ¿Se dan ustedes cuenta? Cuando Muñoz critica algo quiere decir que estamos ante una cosa absolutamente infame. Pero a Lorenzo le daba igual.
No es de extrañar que, tras este nefasto tercio de varas, el toro fuese a refugiarse a chiqueros y luego embistiera enfadado y con la cara alta. Los comentaristas no entendían cómo el toro había tomado tan bien los capotes y ahora iba atufado y violento. ¿Por qué no preguntan al picador? Alvarito, cambia de piqueros porque juegan contigo a falso compañero. Media centrada y descabello.
En el último vimos la curiosidad de que le ganaba terreno a la verónica pero echando la pierna atrás, no nos engañó. El otro hermano Dalton quiso dejar el pabellón aún más bajo y ahí tienen dónde señaló el primero:
Ya hemos dicho que al segundo lo pinchó casi en la grupa y, al rectificar, ni siquiera acertó a clavar, razón por la cual el toro quedó simplemente con la señal del primer encuentro. Por eso se movió en la muleta, no por otra cosa. Esperemos que Joselito no saque pecho con este 'Cacareo' porque fue un domecq de los babosos.
Al estar sin picar iba y venía sin novedad. Permitió que Lorenzo se gustase pero a nosotros no nos gustó ni un solo pase de los que dio. Ahí tienen estos dos consecutivos, el primero, de perfil aprovechando el viaje:
El siguiente, echando la pierna atrás destoreando. Oíamos por televisión algunos pitos que nos reconfortaban al notar que algunos en la plaza veían lo mismo que nosotros:
Por supuesto que los comentaristas echaron las campanas al vuelo con este trasteo. Pinchazo y estocada arriba sin puntilla tapando la cara.
Corrida para olvidar, como si fuese una barata de Domecq al uso. La salvó el par de poder a poder de Sánchez y la buena estocada recibiendo de Román aunque cayese a un lado. Joselito Arroyo tiene que estar preocupado aunque ya saben lo que dice:
"No se puede comparar ser torero con ser ganadero. Tras una tarde mala de torero, te sentías fatal durante días, venga dar vueltas a lo que había pasado. De ganadero no tiene nada que ver. Te sale una corrida mala y, bueno, pues ya veremos cómo sale la siguiente. No te quita el sueño".
Pues hala, a dormir.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Dentro de la colección de equivocaciones mayúsculas que los veteranos en esto contrastamos hogaño, una de las más habituales y obviamente no la única, es no dosificar el castigo en varas en función del poderío y la fortaleza del toro.
ResponderEliminarSe debería tratar de calibrar el comportamiento de la res en sucesivas entradas, lo que presupone que hay que dosificar el castigo, y analizar cómo va mermando su brío, acometividad y fortaleza tras cada encuentro con el penco.
Eso es algo que el matador debería saber y hacer, si realmente está interesado en tener el toro "ahormado" para la faena de muleta.
De dar el mínimo número de capotazos y de picar delanterito o traserito ( con referencia al morrillo) en función de lo alta o baja que vaya la cara, ni les hablo. Lo ignoran y/o no les interesa...
Da mucha pena, estando en el tendido, ver cómo un animal que se ha cuidado un lustro, lo malbaratan en el tercio de varas con puyazos sanguinarios y trituradores, hurtándole al espectador de paso poder ver un toro que podría haber dado juego y que finalmente se convierta en un marmolillo.
Y que para más inri la suerte de varas sea ya un remedo de lo que fue y un mero trámite en manos de un matarife, subido en la acorazada de picar.
Aunque sea desgañitarse y predicar en el desierto Rafael, y aún a fuer de ser repetitivo, bien esta "informar" a los jóvenes aficionados ( rara avis, pero alguno hay, que sigue el blog) tratando de ser didáctico. Sencillamente, lo que no se conoce se ignora.
Saludos desde la vieja Iruña.
¡Ya falta menos para el Glorioso San Fermín !
La verdad es que precisamente el pensar en los aficionados más jóvenes es lo que hace mantener la moral para seguir inasequible al desaliento. Resulta cansino insistir cada tarde en lo mismo: el puyazo trasero tapando la salida con el diestro ausente, la pierna atrás, el telonazo al entrar a matar...
EliminarPero usted tiene algún año más de alternativa que yo y recordará cuando el segundo tercio era insufrible con peones que pasaban clavando una banderilla y la mayoría que lo hacían a toro pasado (como Martí ayer en su primero sin que los de televisión dijeran ni mu). Eso cambió gracias a la cuadrilla de Javier Castaño y hoy los banderilleros se esfuerzan por hacer las cosas bien. ¿Por qué no podría ocurrir lo mismo con los picadores?
¿Y con los maestros? Estamos viendo alguno que no echa la pierna atrás para destorear (Ortega, Cayetano). Pero luego llega Perera y sale por la puerta grande tirando por tierra cualquier intento de regeneración.
En fin, gracias por los ánimos y saludos cordiales desde la más vieja Tarraco. Concretamente unos 150 años, recuerde que Pompaelo dependía de la capital de la Tarraconensis desde donde le escribo.
Totalmente de acuerdo con usted, Rafa; el momento mágico, pletórico de toreria lo protagonizó un banderillero como el toledano Fernando Sánchez. Su estupenda colocación, la pinturería y garbo que pone en su "misse en scene", y cuadrar en todo lo alto, saliendo de la suerte sin aspavientos ni correrías. Aparte, es un certero puntillero. Creo, que ante la ausencia de brillo en los de oro, debemos de potenciar a los de plata, como en este caso, Sánchez. Usted lo hace en sus crónicas y eso lo agradecemos los enamorados de la Tauromaquia, la última religión pagana que nos queda...
ResponderEliminarAsí es, los de plata están luciendo más que la mayoría de oro, sobre todo los picadores. Excepto Óscar Bernal, los demás deberían substituir rápidamente su chaquetilla de oro por un delantal de carnicero.
EliminarEs verdad que Sánchez apuntilla muy bien. Afortunadamente se ha quitado esa funda de plástico que se pone en la manga para no mancharse. En Céret la llevaba y al ir a apuntillar debajo de nuestra posición tuvimos este diálogo:
- ¡Quítate ese plástico de la manga, hombre!
- (Nos mira y se encara) Y ¿por qué?
- Pues porque pareces un matarife y no un torero
Ahí se calló y seguro que le costó porque chulería no le falta. Pero la chulería, ante el toro.
Saludos.
Pues ese Joselito, el falso, es un verdadero GANADURO
ResponderEliminarSaludos