FERIA DE SAN ISIDRO, 2022 (3): EL TORERO: NO SÓLO HAY BORREGOS EN DOMECQ

Esa idea la hemos defendido siempre en nuestro modesto blog, donde intentamos huir de las etiquetas.

Los de El Torero fueron cornalones, mansurrones en el caballo, listos en la muleta, geniudos, prontos, enseñando la lengua pero haciéndose respetar. La corrida resultó tan incómoda para los diestros que a estas horas ya habrá entrado en la lista negra de las figuras.

FERRERA.  Su primero era negro aldiblanco y calcetero de atrás (gracias de nuevo al maestro Moore):

En el primer puyazo se revolvió hacia el lado débil y derribó y en el segundo escarbó pero empujó con fe y sacó el caballo a los medios: 

Bien Sánchez con los palos mientras el toro seguía escarbando, sacaba un palmo de lengua y no parecía dispuesto a entregarse.

Ferrera le pegó pases sin sacar nada en claro y la cosa quedó en tablas.

Entera baja, trasera y tendida que líquida al toro. 

El cuarto era negro listón, bragado, meano y cornalón:

Poca cosa en varas pero luego Chacón clavó con donosura, mejor esta vez que Sánchez para nuestro gusto.

Ferrera lo sacó a los medios con buen criterio e intentó no violentarlo para ver si convertía en boyante una embestida que era áspera.

Pues mucho nos tememos que las tablas del primer toro quedaron aquí en derrota sin paliativos del maestro. Lógicamente para los televisivos estaba ante un toro imposible pero para nosotros quedó en evidencia ese Ferrera tan poderoso que nos venden los paniaguados. Rinconera aguantando y a otra cosa.

LUQUE. Su primero era negro listón:

Curiosamente era cornialto y a la vez acapachado, cosa poco corriente, vean:

Se reservó en varas y salió suelto las dos veces con lo cual parecía bastante entero.

El toro no era ninguna tonta y pegaba el gañafón al final del viaje. Estaremos de acuerdo en que un torero como Luque necesita este tipo de toro en lugar de la borrega. De otro diestro menos alabado diríamos que estuvo bastante digno pero en él, a quien nos venden como la gran esperanza blanca, vimos que no fue capaz de poder con el tal Bosquimano.

Se lo demostró el toro cuando no le pedía la muerte y no era porque se hubiera pasado de faena como intentaba taparle Emilio Muñoz sino por no estar toreado. Pinchazo y estocada pasada y desprendida con su especialidad, que es el telonazo, más un descabello. Sí es verdad que demuestra valentía mirando siempre al morrillo cuando se tira:

El quinto era negro mate, con trapío aun sin exhibir tanta leña como sus hermanos: 

Blandeó y la orden del jefe fue bajar los capotes para que viese el verde. La orden la cumplió Contreras con diligencia.

Salió el sobrero de Montealto. Negro mate también, rabilargo, gordo y sin cuello:

Suelto en el primero y romaneo en el segundo, desgastándose bastante a pesar de la poca sangre que se le hizo, algo que, como ustedes saben, no es lo principal en la suerte de varas. Éste fue el leve romaneo:

Muy mal Caricol con los palos porque cogió miedo al toro y lo peor es que se le notó.

Con el poco cuello que tenía no era esperable que embistiese muy boyante y aunque eso no es un axioma en este caso se cumplió. 

Además su poca casta le llevo a escarbar y a reservarse. Total, nada. Pinchazo sin soltar y entera pasada desprendida con su habitual telonazo.

CABALLERO. Es de los mimados en Madrid aunque ha pagado un alto precio en sangre por ello. Conste que sus dos últimas cornadas fueron por culpa suya tal como le dijimos públicamente en el coloquio de las jornadas de Pamplona, recuerden aquí.

Su primero era negro listón, ojalado, acarnerado y cornalón:

Gran vulgaridad del toro en varas cabeceando y saliendo suelto. Muy bien Ruiz en su segundo par, con el toro apretando mucho.

El animal era codicioso y repetidor y estaba pendiente de todo lo que se movía. Necesitaba un castigo fuerte de inicio y Caballero no se lo dio, teniendo que soportar dos coladas por el pitón izquierdo.

Como su valor o temeridad es a prueba de bombas, se echó la muleta a la izquierda (recuerden que aquí explicábamos la diferencia). Tuvo que luchar con las desconcertantes ganas de rajarse del toro, que por momentos parecía bravo y en seco se olvidaba de tal condición huyendo a la madera.

Tablas finales, con el toro paseando la cabeza por las nubes al perfilarse. Pinchazo aguantando y casi entera habilidosa saliéndose y tapando la cara. Se escupió con tanta alevosía que pareció que en su cerebro estaban aún sus formidables cornadas.

En televisión vuelven a equivocar a los televidentes diciendo que esto es una estocada corta. Confunden lo que sería una estocada honda con una corta aunque para nosotros es una casi entera:

Su segundo era negro azabache, ojalado, bragado meano corrido, axiblanco, muy serio, enmorrillado, alto y apretado de carnes. Un toro:

Poca pelea en varas y dosificación del castigo suponemos que por orden del diestro. Igual que sus hermanos el toro era un tanto bronco a la hora de tomar la muleta y Caballero se la dejaba con buen criterio en la cara para que se fuese acostumbrando. Lo vimos con sitio, serio y sin destorear porque el animal no era tonto. No hay queja por nuestra parte. 

Estocada corta con prevenciones y descabello. Esto sí es una estocada corta, la que no llega a media:

Corrida muy interesante para nuestro peculiar gusto, que deja en mal lugar a todos esos toristas de salón que simplemente al ver el apellido Domecq echan pestes de sus toros. Además es una garantía que los comentaristas televisivos dijesen que a estos toros les faltó entrega ya que eso es sinónimo de entretenimiento para el aficionado y de obligación para los diestros de dar la cara e intentar que se entreguen cuando no quieren.

¿No era el toreo obligar a que el toro vaya por donde no quiere ir? Estamos tan mal acostumbrados al Norit que cuando un toro cumple con su condición y no se entrega si no lo obligan, se lo echamos en cara. Los de hoy no quisieron entregarse en ningún momento ¡y llevaban el apellido Domecq!

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.