FERIA DE SEVILLA, 2022 (y 3): ESCRIBANO PAGÓ LOS PLATOS ROTOS

Nos fuimos a Sevilla a ver esta corrida. Vaya por delante nuestro respeto por Manuel Escribano al decidir encerrarse con seis toros de Miura. Lo mismo vale para Ferrera pero para eso aún falta bastante tiempo.

El maestro puede estar agradecido a este hierro porque aquel toro Datilero, azuleado en 2013 y que era para El Juli, le cambió la vida.

Aquel día se anunció con Rafaelillo y Castaño. Por cierto, ese buen nivel que vemos en cada corrida de los subalternos se debe en gran medida a aquella cuadrilla de Castaño que formaban Sandoval, Sánchez, Galán, y Adalid. El viejo tópico de que los peones no debían robar aplausos lo rompieron ellos y tenemos que darles las gracias porque hoy vemos unos segundos tercios con mucho más lucimiento de lo que era el trámite tantas veces penoso de hace un decenio.

Otra cosa son los picadores, que no pueden permitirse el lucimiento porque, en primer lugar, están a las órdenes masacradoras del maestro y, en segundo, porque tampoco parece que su nivel salvo contadas excepciones sea precisamente sobresaliente.

El maestro pagó los platos rotos de tanta crítica a lo verbenero que ha estado el palco maestrante durante esta feria. El presidente le negó una segunda oreja con buen criterio porque la estocada había caído baja pero esos c****** en Despeñaperros porque a otros toreros se les ha dado la segunda después de pegar la puñalada. ¿Dónde está el criterio? Escribano vio con estupor cómo pagaba de forma injusta una situación de la que no tenía ninguna culpa.

En cuanto a presentación, los miuras que saltaron a la Maestranza no fueron gayumbos como se dice por aquí. Esos están reservados para Ferrera. Dieron una media de 555 kilos. El más pesado, con 630 kilos, fue el de casta navarra, que quedó como sobrero:

FOTO: Diago

Salieron con trapio, con sorprendentes culatas, algunos berreones, nada duros de patas y vulgares en sus peleas en varas aunque nunca tardos. No hubo ninguno colorado como aquel Hurón que mató Pepe Luis Vázquez y cuya cabeza vimos en la exposición que hay en el Ayuntamiento de Sevilla:

Y su historia:

Decir en su descargo que sufrieron todos un excesivo manoseo en el segundo tercio para ponerlos donde requería el maestro. Anotemos por último la dureza de los pitones ya que sólo saltaron astillas de uno entre doce y varios remataron con saña en la madera.

Escribano demostró una envidiable fortaleza de piernas ya que tengan en cuenta que puso quince pares de banderillas. Demostró oficio a la hora de pegar toques a los toros y librarse de alguna tarascada. Tuvo serenidad y mostró conocimiento a la hora de elegir entre la suerte contraria y la natural, cosa nada habitual en el escalafón.

El asesor era, salvo error, Alfonso Ordóñez, quien como saben los selectos lectores de nuestro modesto blog, no es el decano de los diestros sevillanos, recuerden esta entrada. 

Estaba a nuestra vera el matador Óscar Higares y justo debajo las esposas de Curro Romero y Antonio Burgos. Conocimos a don Fernando Aranda, el abonado más antiguo de la Maestranza y que se sentaba detrás de nosotros. Son 68 años dahí sentado y ya pueden deducir qué su respuesta fue afirmativa cuando le preguntamos si había visto torear a Manolete.

Afortunadamente en nuestra zona no hubo inflación de gintonics. Los aficionados seguían en silencio las faenas aunque a la muerte de cada toro nosotros nos dedicábamos a contrastar opiniones para comprobar la forma tan diferente que tienen los sevillanos de ver los toros.

Hubo cuatro quintos de entrada y Escribano estrenaba un vestido blanco con un bordado de rosas rojas y enredaderas verdes. Dedicó su oración a la Virgen que lleva en la montera antes de la salida del primer toro.

No acabaremos la introducción sin destacar que se fue tres veces a porta gayola y eso con miuras no lo olviden ustedes. Nosotros tenemos un grandísimo respeto por el torero que se va a la puerta de chiqueros. Recuerden que Luis Miguel decía que cuando vas andando hacia allí te cambiarías por un perro callejero pero ya no puedes echarte atrás.

1. El primero se llamaba Velador y era negro zaíno, con mucha culata y con unos músculos lumbares muy pronunciados, cosa llamativa en estaba vacada:

Tras una larga de rodillas por dentro, pelea vulgar en el caballo:

Pero nos llamó la atención escuchar al maestro qué decía al picador: ¡levanta, abre el caballo... y el caballo parado! Para que se den cuenta ustedes de si ellos no conocen todas las perrerías de taparle la salida al toro o ir moviendo el caballo para que el pobre animal siga recibiendo castigo.

Nos dedicamos a ir puntuando los pares de banderillas que puso el diestro y en este toro nos salió una media de 6,5. Este par es de suspenso y vuelva usted en septiembre:

El toro mugía y se dolía pero era pronto aunque con poco temperamento y llevando la cabeza suelta. A otro torero esta última circunstancia lo hubiera inquietado no poco pero Escribano ni se inmutó. Observen como embestía con el cuello desenroscado:

La cosa quedó desangelada y se acabó con una entera pasada y tendida que bastó. En todas las estocadas que referiremos el maestro entró pegando el telonazo y con el brazo elástico, como es habitual en él, eso que conste en acta de inicio.

2. Se llamaba Triguero, de 553 y era entrepelado, bragado, meano, axiblanco y también con unas notables culata y badana:

Se fue a porta gayola y el toro hizo un homenaje a Bob Beamon:

Escribano se levantó rápidamente y pego varias verónicas de paso atrás y tres medias consecutivas que caldearon el ambiente.

Casi derriba el toro en el primer puyazo por irse al pecho. En el segundo se vino de largo pero para recibir el picotazo sin pelear. En banderillas le pusimos un 7,5.

Inició la faena con un pase cambiado en el platillo, muestra de gran valor:

El toro era pegajoso y listo pero con un fondo de nobleza:

Los problemillas que daba al quedarse debajo fueron por estar asfixiado no por tener mala idea. Esa asfixia hizo que Escribano torease con lentitud antes de perpetrar un bajonazo trasero:

3. Se llamaba Aparcero, de 575 kilos. Era hondo, enmorrillado y bien encornado:

Se aflige en varas y blandea antes de que Escribano invite a Chacón y Sánchez a banderillear. El primero fue aplaudido pero el segundo fue ovacionado con el público en pie tras llegar andando hasta la cara del toro esperando que se arrancase antes que él. Es lo que nosotros calificamos siempre como un par de poder a poder aunque algunos aficionados del blog nos lo discuten:

Quedaba por banderillear el maestro y se quedó sin toros dos veces de forma que se picó y en el tercer intento se llevó un buen susto cuando el toro le pegó un topetazo en el pecho.

Era otro miura berreón y descompuesto además de cristalino de patas y revoltoso.

Había poco que hacer y la cosa transcurrió de manera bastante gris. Culminó con una entera trasera y desprendida escupiéndose.

4. Se llamaba Palmero y pesó 548 kilos. Era negro mulato listón o castaño muy oscuro, bragado, meano, axiblanco, musculado de atrás y muy largo:

Volvió a irse Escribano a porta gayola y fuimos nosotros quienes arrancamos las palmas que acompañaron su recorrido; tuvo que tragar el desaire del toro al salir, observen:

Insistimos en que hagan memoria a ver a cuántos toreros han visto ustedes irse a la puerta de chiqueros con miuras porque a nosotros nos sobran bastantes dedos en una sola mano para contarlos. Recuerden lo que decíamos aquí.

En el caballo fue de los miuras que se encelan pero sin luchar e incluso se vino de largo en el segundo pero distrayéndose como si con él no fuera la cosa.

El tercer par que puso fue el de mayor mérito porque el toro lo esperaba escarbando. Le pusimos otro 7,5 porque el segundo había sido a toro pasado.

 

Brindis a Morante. Manolo dosificó el castigo en varas durante toda la tarde. No tuvo nada que ver con lo que hizo el otro la tarde anterior cuando machacó con vileza sus tres toros en el caballo:

El toro tenía un rebrinque marca de la casa, de ésos que al revolverse ponen los gemelos del torero en carne viva. Pero eso no es problema para Escribano porque los tiene de tungsteno reforzado. El respetable deseaba tocar Palmas pero Palmero no lo consintió y llegó incluso a desarmar al diestro. 

Tres pinchazos y un mandoble trasero y caído con el toro sacando la cara por encima del tejadillo maestrante. Vean:

A nuestro lado estaba Óscar Higares que se perdió todas las entradas a matar del maestro porque estaba mirando el móvil. Ese cáncer que afecta al público de los toros ya ven que no deja indemne ni a los que jamás deberían contagiarse cuando hay un compañero en el ruedo:

 5. Remontista de nombre y de 527 kg siendo el de menos presencia, con cara de niño. No sé protestó de salida pero sí la única vez que doblo las manos:

El problema es que sacó una sexta velocidad para poner en apuros a subalternos y picadores yéndose por el reserva. Cabeceó enfurecido pero cobró a duro por peseta. Escribano invitó de nuevo a Sánchez pero éste no pudo llegar andando hasta la cara del toro porque se arrancaba como un tren. Fíjense que era un gato:

Observen el siguiente par que fue acogido con una gran ovación (?). A éste le pusimos un 3 aunque entendemos el alivio del diestro ante el Ferrari:

Saltaba a la vista que el animal iba a dar juego en la muleta porque era el que tenía más gas. Su embestida era algo más que amontonada pero Escribano mostró gran decisión y se lo fue pasando por delante aunque un poco lejos y colocándose de perfil. Inesperadamente estuvo mejor al natural y la única tanda que recetó fue su mejor toreo en toda la tarde:

Estocada baja con telonazo, toro patas arriba y oreja con el presidente aguantando bien el chaparrón sin conceder la segunda. 

Fue pedida con especial gritería por las esposas de Curro Romero a la izquierda y de Antonio Burgos a la derecha:

Nuestra sorpresa fue que cuando al final empezaron a abuchear al palco, nuestros aplausos se vieron mezclados con los de más de tres aficionados seguramente hartos de las veleidades de esos presidentes turistas durante toda esta feria.

Discutimos la cosa con los aficionados vecinos y cuando les decíamos que era muy correcta la negativa de la segunda dado lo baja que había caído la estocada nos decían: ¡Bah, cuatro dedos no se ve desde aquí! Sí se ve, se aprecia en la segunda imagen:

Aquí es donde nos indignó esa falta de criterio del palco que hoy hacía lo adecuado pero los días anteriores echaba pañuelos a volar de forma absurda. El pobre Escribano fue quién pago el pato siendo quien menos lo merecía.

6. Se llamaba el Limonero y fue el más pesado con 609 kilos, muy bien llevados como ven y además bien rematado por atrás. Insistimos en que no parecían miuras en este aspecto:

Llegó la tercera porta gayola y una larga más de rodillas en tablas. Si las han contado verán que en total fueron cinco, ¡a miuras!

Luego hizo un galleo que fue muy celebrado pero colocando fatal al toro en suerte aunque tampoco mereció nada mejor por su pelea adocenada. En el segundo sí lo puso largo:

Acabó su recital con este par quebrando por dentro no muy ajustado y con una lluvia de capotes desde el callejón. En conjunto, 6,5:

Brindó a Joaquín mientras uno de los amables aficionados vecino de localidad se negaba a aplaudir dado su sevillismo militante. Esta vez no hubo problemas porque Joaquín se había pagado la entrada y no podía saltar al ruedo, cosa que con Ferrera si sucedió porque estaba viendo la corrida gratis en el callejón. En el pecado llevó la penitencia:

Inició la faena de rodillas en los medios, circunstancia que veremos en muy pocos toreros teniendo un miura delante:

El problema fue que luego el toro no se tenía en pie con lo cual la cosa anduvo bastante templada porque Limonero iba al ralentí... o destemplada, según con qué ojos se mire. Escribano tragó paquete varias veces con el toro parado ahí debajo. No le echó mano porque era un miura merengue.

Estocada corta caída con los defectos ya apuntados y que se ven en la foto más descabello:

Fue despedido entre cariñosos aplausos, cuenten los nuestros entre ellos.

Y es que Escribano estuvo por encima del ganado. Ahí quedan las largas a portagayola,  los pares de banderillas con algunos toros esperando y escarbando y la imagen de no haber estado desbordado nunca, ni siquiera en apuros. Y tragando en muchos instantes a causa de la poca fuerza de sus enemigos, con la diferencia de que no es lo mismo tragar con un choto borreguero que con un toro de Miura por poca fuerza que tenga.

Ya me dirán ustedes cuántos toreros actuales aparte de Ferrera y Escribano tienen los arrestos suficientes para encerrarse con seis toros de esta ganadería que nadie sabe nunca cómo van a salir.

Decía nuestro protagonista que de esta corrida iba salir lanzado o estancado. Pues ni una cosa ni la otra pero sí que sale con todo nuestro respeto, aunque eso le va a servir de poco.

Saludos cordiales desde Sevilla. Rafa.

La exposición de Pepe Luis en el Ayuntamiento