CONVERSACIÓN CON PRIETO DE LA CAL (1ª PARTE)

Como cada año por estas fechas nos fuimos a echar una tarde a La Ruiza. Estuvimos conversando con el ganadero y solicitamos su permiso para transcribir la tertulia, así se hacen a la idea de haber estado presentes. No tuvo ningún problema ni en que publicásemos la transcripción ni en responder a todo lo que le planteamos, incluso a cuestiones que podrían tener un aire de impertinencia por nuestra parte. 

Comprobarán que las preguntas que le hicimos son cortas, claras y directas, como nos gusta que se hagan. Después, hay que dejar hablar al interlocutor y, si se va por las ramas sin responder a la pregunta, como suelen hacer los politicastros que sufrimos, se le insiste hasta que lo haga. No fue el caso de Prieto de la Cal, que respondió a todo sin ambages. Sólo dudó en la penúltima pregunta que le hicimos. A bote pronto, no supo qué decir. Tuvo que pensar la respuesta pero al final no se tapó, ya verán.

La conversación está salpimentada con fotos de algunas de las reses que tiene en el campo para lidiarse este año, como este carifosco:

- ¿Lo de Guadalix en la feria de 3Puyazos fue su máxima decepción desde que está al frente de la ganadería?

- De las mayores, sí. Lo que pasa es que me he llevado muchas decepciones a lo largo de mi vida como ganadero pero como ésta es más reciente, pues en los últimos años es la mayor, sí. Y de las mayores de mi vida como ganadero, también. 

- ¿Qué medidas tomó cuando volvió a la finca y qué reflexión hizo de lo que pasó?

- Yo normalmente me voy a los libros porque la culpa está siempre en la selección. Puede haber un conjunto de factores pero el que más influye es la selección. Tuve que sacrificar ganado. Normalmente aquí  la selección es a base de matar ganado. Hice un listado de vacas y sementales que me habían metido la pata. Un semental ya no estaba en la finca pero otro sí y lo sacrificamos. Después se quitaron entre los meses de junio y julio treinta y cinco vacas. Eso es lo que hice, un poco borrón y cuenta nueva pensando en qué habíamos fallado. Porque habíamos fallado claramente en la elección de los toros y eso era por los padres y las madres, llámese consanguinidad, llámese haber dejado vacas que no deberían haberse quedado...

- Usted tuvo gran interés a la hora de escoger aquellos tres toros, ¿verdad? 

- Sí, es que yo elegí mucho los toros para aquel festejo y lo peor es que además tenía bastante donde escoger. El año pasado tenía muchos toros y además con buena presencia. Quizá tendría que haber ido a menos presencia y más nota pero estaba convencido de que lo que había elegido iba a ir muy bien. Hubo un cambio a última hora porque había un toro aparte de los escogidos que nos gustaba mucho tanto a mí como a los organizadores y ése fue el único cambio ya que terminamos por incluirlo. Pero queríamos hacer hincapié en que el primer año que se montara esta feria del aficionado la presentación de los toros fuera impecable y a lo mejor pusimos eso por delante... Pero, bueno, realmente ¿elegimos mal los toros? Pues no, porque después nuestra temporada este año ha sido mala y también han salido otros toros malos.

- Lo raro es que se desfondaron antes del caballo. No dieron la talla en el peto, esa es la clave.

- Claro. Una ganadería como ésta tiene que dar la talla en el caballo, lo que pase después puede achacarse a que hayan gastado todas sus energías. Éstos hicieron una salida muy buena y hasta ahí llegaron. Y, claro, eso no puede ser, yo no soy ganadero para que hagan una salida buena. En mi selección es fundamental, me gusta que mis toros tengan una buena salida pero también me gusta que sean muy buenos en el caballo. Y si en lo demás no son muy buenos porque no puedo competir con otras ganaderías de otros encastes, pues me da igual. Cada uno tiene su mérito y mi mérito siempre ha sido el caballo; si fallo en eso, no soy nadie.

- ¿Y no se replanteó alguno de sus axiomas como por ejemplo lo de no correr los toros?

- Estoy seguro de que esa circunstancia no fue la culpable. ¿Les faltó fuelle? Pienso que no, creo que fue culpa de la casta. El toro se debe a su casta y, si la tiene pero le fallan las fuerzas, llega hasta donde llega pero, hombre, no se deja todo en la salida. Eso no puede ser... Si eso pasa, todos mis años de ganadero no han servido para nada. Yo creo que a lo mejor los movimos menos pero ¿hubieran sido mejores en el caballo de haberlos movido más? No, creo que no.

- Entonces el problema fue falta de casta.

- (Sin dudar) Para mi gusto, sí. El problema de esos tres toros que lidié en Guadalix fue claramente la falta de casta. Hombre, falló la fuerza pero esa fuerza, con mucha casta, hubiera hecho que llegasen al caballo razonablemente bien.

- Le hago la pregunta recurrente de parte de muchos aficionados: ¿no se ha planteado refrescar de alguna manera?

- No. Es que entonces cambio la sangre. Vamos a ver: aquí hay que tener claro el objetivo de cada uno. El duque de Veragua, me refiero al que era verdaderamente ganadero, don Cristóbal Colón de la Cerda, no cruzó jamás con nada ni hizo refrescamiento de sangre. Lo único que se dice es que hizo un intercambio con Miura... Yo creo que con la selección se puede lograr muchas cosas. Evidentemente, la consanguinidad es grave y si yo me planteara meter algo de una ganadería de fuera ahora mismo, podría solucionar ese problema en un plazo mucho más corto del que voy a tardar. Pero no me gusta esa opción, no, no me lo planteo, la verdad. Le diré que casi preferiría no tener la ganadería.

- ¿Ni siquiera aunque hubiera la posibilidad de conseguir más casta y más poder?

- Ahora le voy a decir una cosa, le voy a cambiar el planteamiento. Por ejemplo, a día de hoy, diciembre de 2022, ¿qué ganaderías me podrían proporcionar más casta y más poder? Le pongo dos ganaderías que creo que allí coincidiríamos todos. En cuanto a casta, Baltasar Ibán, que está en un magnífico momento para los buenos aficionados al toro. En cuanto a poder, pues por ejemplo la navarra de Reta. Si cruzamos la casta vazqueña con la navarra, sería un experimento muy divertido pero a lo mejor ya no volvía a vender un toro en mi vida. Ese cruce habría que dejar que lo manejase Miguel, que es un muy buen aficionado para que siguiera por esa línea. Con un experimento así, variaría completamente la ganadería (recuerden al hilo de esto lo que hablábamos aquí sobre los encastes minoritarios).

- ¿Y lo de Ibán?

- Eso es diferente porque ahí hablamos de la casta Vistahermosa, que es una de las que componen la vazqueña. Y además Ibán creo que tiene también una mezcla de sangres... Eso podría ir bien a mi ganadería pero es que... no sé, perderíamos mucho mérito. Es que ya me voy haciendo mayor, ¿sabe? La verdad es que no me apetece hacer esos experimentos, no le veo mucho sentido a eso. Quizá con esta segunda opción, la ganadería podría venirse arriba en un par de años pero en ese caso ya hablaríamos de 50% de sangre de Veragua y otro 50% de lo que se componga la de Baltasar Ibán, lo de Contreras antiguamente y no sé si hubo alguna mezcla posterior. Lo que pasa es que, siguiendo como hasta ahora, sé lo que tengo de sangre. Que no estoy en un momento óptimo está claro pero tuve hace cinco o seis años un momento muy bueno. Dependo de mis sementales y a lo mejor es ahí donde he fallado. Cambiándolos puede cambiar la cosa, de hecho los he ido cambiando asiduamente... En definitiva, que no me lo planteo, no le veo sentido.

- Aparte de Ibán y Reta, usted ha hablado de que Álvaro Domecq dejó un semental a su padre que estuvo padreando (recuerden los comentarios a aquella entrada pulsando aquí). ¿Y la posibilidad de buscar en una ganadería como Torrestrella algún animal que tuviera en un análisis bastante componente de Veragua para no descafeinar la cosa?

- Es que creo que no mejoraríamos. Habría que eliminar todo lo que no viniera con una pureza de sangre alta y eso es una labor complicada. Tienes que tener mucho cuidado y además veo tan bajo el nivel de casta de la generalidad de las ganaderías españolas que no termino de verle sentido a eso. Yo sé que en mi casa sigo teniendo casta, lo que pasa es que hay que seleccionarla. Con lo mío me equivocaré yo y sabré por dónde pueden ir los tiros pero meterte en otra ganadería... lo veo un poco absurdo, no. Hace cincuenta o sesenta años las ganaderías tenían otro tipo de sangre y de casta; ahora, no.

- En cualquier caso, no se planteó hacer lo mismo que el duque de Pinohermoso...

- (Esboza una sonrisa y hace un gesto negativo con la cabeza)

- Hablando de la consanguinidad, la blandura de pitones que sufren algunos toros suyos ¿es a causa de ella?

- Totalmente. Y la blandura de remos cuando sale, también. Eso es pura consanguinidad. Eso sí tiene la solución de aportar sangre diferente pero no es la mía.

- ¿Y los nutrientes para endurecer?

- Lo estamos haciendo. Ahora hay piensos muy buenos y echamos unos tacos que influyen tanto en el esqueleto como en los cuernos. Creo que eso irá mejorando. Pero es verdad que cuando metes la pata con la consanguinidad y se ve afectada la fuerza, también se ven afectados los cuernos. Además hay que contar con que actualmente el 95% de las ganaderías ponen las horripilantes fundas. Entonces queremos unos pitones tan perfectos que si se astillan o pasa cualquier cosa, llama más la atención. Es una combinación de ambas cosas: tengo a veces problemas de astillado porque son animales que rematan mucho y algunos se estropean por esa consanguinidad y luego el hecho de haberlos criado sin ponerles fundas hace que puedan perder algo de lo que tienen ahí. Bueno... que pierdan no porque al final se lo hacen perder artificialmente pero es verdad que el pitón desprotegido puede ir debilitándose.

- Esto va relacionado con esa cámara termográfica que permite apreciar si el pitón ha perdido sustancia por afeitado (recuerden que hablábamos de ella aquí, donde pueden ir a los comentarios para enlazar con un vídeo al respecto).

- Hombre, si hablamos ya de los cuernos le diré que siento mucho la afirmación que voy a hacer pero está claro que hoy se afeita más que jamás en la vida. Se afeita todo. ¿Por qué? Porque a todo se le pone fundas y para ello, al dormir al toro o meterlo en el mueco, ancha es Castilla. Es una vergüenza. ¿Y por qué afirmo esto? Pues porque cada vez que va uno con una novillada a un pueblo, los banderilleros u otras gentes del toro preguntan que por qué vienen en puntas. Podría entender que los espadas de arriba en el escalafón tengan poder para exigir el afeitado pero es que ya lo exigen todos. Insisto en que es una vergüenza. Yo no me andaría con muchas cámaras termográficas mientras no haya intención auténtica de quitarlo. Si queremos saber quiénes afeitan y quiénes no, yo le diría que todos los que ponen fundas, afeitan, todos. 

- ¿Y los que no ponen fundas?

- Los que no ponen fundas, la gran mayoría no afeita porque en principio éstos no enfundan por no querer manipular los pitones de los toros. Unos, por romanticismo; otros, por no manosearlos; otros, porque no les da la gana de ver sus toros con fundas en la finca y muchos, por las tres cosas juntas. Esas cámaras podrán servir en el momento en que haya sanciones ya que la autoridad gubernativa actúa pero hemos visto que ni hace nada ni puede hacer nada. Además, el taurino que me oiga decir esto dirá: este hombre dice la verdad. Hemos visto fotos en su blog donde se ven unos pitones vergonzosos. Puede ser que algunos los hayan arreglado porque se habían deteriorado pero lo que es el afeitado se da en todas las plazas y de manera descarada... como con las famosas bolitas. Cualquier veedor le dirá que se cuentan con los dedos de una mano las ganaderías que no aceptan que nadie haga bolitas en sus toros.

- Pero también podría darse la posibilidad de que el afeitado se haga a espaldas del ganadero y que éste se sorprenda al ver saltar sus toros al ruedo con los pitones tocados.

- En eso el ganadero es el responsable. Tú vendes el toro y es verdad que tu propiedad finaliza en el cajón del camión. Pero sigue siendo propiedad moral hasta que esté muerto en la plaza. Tú lo has criado y tienes que defenderlo. O sea, que o vas tú, o mandas a alguien de confianza. Y esa persona de confianza deberá custodiar el toro. Si el ganadero le dice que esos toros no se tocan, esa persona tendrá que poner todo de su parte para que no se arreglen. Y si el ganadero no quiere que se arreglen, no se arreglan. Le costará no dormir, estar pendiente, tener discusiones... pero le digo una cosa: hoy en día, quien viene a comprar toros sabe a dónde va y sabe que en determinados sitios no se van a tocar los pitones. Habrá toros más astigordos y más astifinos y el ganadero ya sabrá dónde puede ir cada uno.

Este aparejado es un novillo. Antiguamente se decía que un toro era tuerto cuando tenía un cuerno aparentemente más desarrollado que el otro. Éste que han visto lo parece aunque la foto engañe y simplemente sea bizco porque el cuerno izquierdo es astillano.

Pero les damos un respiro en nuestro diálogo con Prieto de la Cal y quedan emplazados para la segunda parte de la entrevista. A ver si conseguimos que esté siendo de su interés.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.