FERIA DE PAMPLONA, 2023 (6). JANDILLA

FIRMA INVITADA: IGNACIO MARTÍNEZ 

Como no veremos ninguna corrida más de la mal llamada Feria del Toro, cedemos los trastos al amigo Ignacio que hará su comentario con total libertad desde nuestro modesto blog.

Hemos visto corridas juntos y coincidimos en lo esencial, fundamentalmente en estar ambos en los antípodas de los taurinos y de los críticos paniaguados. Conoce como muy pocos los entresijos de Pamplona porque el año que viene cumplirá 40 años ininterrumpidos de asistencia a la feria. Añadan a ello las temporadas que fue abonado de Las Ventas cuando vivía en Madrid, en los tiempos de El Lupas. Con él les dejamos.

BEATERIO JANDILLA

FOTO: Rubén Albarrán

El 12 de julio es un día muy especial para mí. En 1993, tal día como hoy, murió un familiar muy querido, y en 1997, también en día como hoy, ETA asesinó vilmente a Miguel Ángel Blanco y por orden del entonces Presidente del Gobierno Foral, Miguel Sanz, me tocó -lo que para un aficionado resulta duro- el triste deber de tener que suspender la corrida de aquel día (ganadería de los Hermanos Astolfi, para nuestro paisano, el cirbonero Sergio Sánchez, que era el director de lidia en aquella nefasta jornada, junto a Oscar Higares y Domingo Valderrama).

Valderrama con un miura. Tendrán que creernos porque no se le ve

Reconozco que la situación para mí fue un auténtico “trago”, y siempre me guardaré lo que cada quien dijo e hizo aquella infausta tarde, máxime cuando tuve la desgracia de enfrentar a sujetos tenebrosos del tifus taurino en su esencia y, sobre todo, en su descarnado egoísmo y su falta de ética y humanidad.

Hoy, 12 de julio de 2023, hemos asistido en la Monumental pamplonesa a la corrida de toros lidiada como toros de la ganadería de Jandilla. 

Toros en escalera, de presentación muy justita para esta plaza, y aún más para lo que antaño fue la Feria del Toro. Destacó en cuanto a impropia presentación el corrido en tercer lugar, de la ganadería hermana de Vegahermosa, que resultó un toro de trapío inadecuado e impropio para esta plaza, una sardina indecente, sin culata, ni remate y que sólo se tapaba por la cara.

FOTO: Rubén Albarrán

El conjunto de los ejemplares, conventuales, con el primero que fue la madre abadesa aunque ciertamente empujó en el peto. El resto, incluido la raspa, recibieron el monopuyazo trasero y un picotazo en el simulacro del tercio de varas. Monjas de la caridad, preparados para mayor gloria de las figuras y a los que casi con seguridad darán un esportón de premios. Veremos...

FERRERA. El insular y extremeño de adopción, tras su “gesto y gesta” del año pasado con la miurada, recibe la compensación de ser apuntado en una corrida comercial con figuras de tronío. Estuvo aseado en su primero, que era pastueño, y se lío con los aceros, saludando cuando dobló. En el de la merienda hizo una esforzada faena de mérito, pero emborronó todo con los aceros, matando tras cuatro pinchazos.

EL JULI. El Maestro Julián a servidora le aburre soberanamente desde hace lustros. No negaré que sabe torear, pero personalmente su “manierismo” a mí me empalaga. Su ventajismo, su toreo despegado y “distante” con su muletón y su tendencia a meter el pico más que el barrenero de Antonio Molina me da cierta grima. Y sobre todo su interpretación de la suerte suprema -su juliana o julipié- con ese saltito que parece que tiene muelles en las zapatillas, saliéndose de la suerte y dejando estocadas caídas y traseras. Reconozco que no es santo de mi devoción este tipo de toreo. Ayer hizo exactamente eso, seguir el guion y le dieron tres orejas ¡Enhorabuena! Le siguen comprando la moto.

CAYETANO. Cayetano Rivera Ordóñez lleva apellidos de la historia cercana de la tauromaquia y ayer vino a hacerse notar. Con el impresentable tercero hizo una faena para la galería con pases de rodillas y el número final de desplantes y arrimones. Mató bien de una estocada arriba y le dieron un par de orejas. Con el que cerraba plaza, voluminoso y el de mayor romana, que blandeaba, estuvo apagado hasta que decidió llevárselo a sol y realizar el trasteo que despierta a esa zona de la plaza. El toro lo prendió de la chaquetilla y tras el estoconazo, toda la bisutería valió dos orejas.

Ayer la pobre presidenta estuvo muy despistada, se le olvidaba devolver el saludo y con los pañuelos anduvo la pobre hecha un lío. No sé para qué suben al palco.

FOTO: Rubén Albarrán

Nota de disculpa. En un comentario anteayer a la crónica de Rafa de la de Fuente Ymbro deslicé un par de palabras inadecuadas por las que pido sinceras disculpas. No me duelen prendas. Ayer Ignacio Ganuza vino a afearme la expresión cuadra del club taurino. Tiene razón, en la literalidad puede entenderse como una expresión oprobiosa. 

Obviamente me refiero a los miembros de ese club que desde hace años suben al palco de la plaza y nos obsequian con esperpénticas decisiones antirreglamentarias, pero retiro lo de cuadra que como mínimo debería haber entrecomillado.

La segunda cuestión se refiere a una expresión también inadecuada por mi parte al señalar que se lamían las posaderas de alguien. Expresión también desafortunada y por la que pido sinceras disculpas y retiro de buen grado.

Pero no es menos cierto que creo firmemente que la Junta Taurina de la Meca y los asesores del Club Taurino que desde hace unos años desfilan por el palco de la Monumental, son responsables, cada quien en su parte, del descrédito que tiene esta plaza, frente a la justa fama que tuvo. Asimismo, se han cargado el concepto de Feria del Toro que se alumbró en los años cincuenta. Obviamente esta es la opinión de un abonado.

Como explicábamos en esta entrada, Cayetano tuvo un susto en un pase de pecho.
Así entró el cuerno que mató a Fandiño.