miércoles, 26 de junio de 2024

CONVERSACIÓN CON EL DECANO DE LOS PRESIDENTES (1ª PARTE)

No es otro que don José Luis García García, inspector jefe de policía hoy jubilado. Nació en Béjar en 1951 aunque es segoviano de adopción. La afición le viene de su padre, a quien se la transmitió su abuelo. Nos contaba precisamente que su abuelo se iba a caballo desde Béjar hasta Salamanca a ver una corrida de toros. Hablamos de los años de Gallito y Belmonte y el viaje le suponía tres días ya que eran más de ciento cincuenta kilómetros entre ir y volver. Por cierto, la plaza de toros de El Castañar de Béjar es la más antigua de España, de 1711.



Ha presidido corridas desde 1978 y realizado setenta y un cursos de presidentes y delegados taurinos. Por la parte que nos toca, estuvo en 1992 dando uno en Cataluña para los mossos d'esquadra (donde uno de los asistentes le preguntó por el encaste Doménech...). Su tío abuelo, que tenía quince años cuando murió Gallito, le donó el cartel original de Talavera, uno de los 400 de su colección. 

El primer festejo al que asistió fue cuando tenía once años: un festival con el rejoneador José Ignacio Sánchez y los diestros Antonio Bienvenida, Gregorio Sánchez, Antoñete y Julio Aparicio en la plaza de Béjar. 

Pasamos a transcribir nuestra charla con él a ver si les resulta tan interesante como a nosotros.




- Usted leyó la entrada donde yo criticaba lo de Roca con los tres avisos en Madrid. ¿Está de acuerdo en que el presidente podría haberle llamado la atención al acabar el festejo?

- Yo lo hubiera llamado durante el festejo. Es verdad que ahí hay una laguna legal más que reglamentaria. Pero aún en el artículo 15 de la ley 10/1991 de espectáculos taurinos donde se recogen las infracciones graves hay un apartado donde jurídicamente se pudiera hilar como infracción grave la actuación manifiestamente antirreglamentaria de los profesionales. A pesar de que con el descabello, cuando habla el reglamento de él, no figura como una labor imperativa sino que es potestativa por parte del matador. Pero también el reglamento considera falta grave la negativa a aliviar y dar muerte a la res sin causa justificada, aunque la muerte de la res se produzca con la estocada y se finalice con el descabello. De ahí que el delegado gubernativo debiera haber hablado con el matador y haberle hecho saber esta circunstancia.

- Eso parece que pasó en el callejón. Pero yo insisto en haber hecho algo oficial, subiendo el diestro al palco y que constase en acta que no ha cumplido con su obligación.

- Indudablemente, también lo recoge la propia ley taurina cuando dice que el presidente puede suspender momentáneamente la actuación de un matador en determinadas circunstancias. Se me viene a la memoria algún presidente que sí lo llevó a cabo llamando a algún matador al palco parando temporalmente el festejo. Recuerdo a uno de los buenos presidentes en la plaza antigua de Logroño que lo hizo, Félix Cámara. Se le puede llamar y se le puede informar incluso de que se iniciará un procedimiento sancionador.


 

- ¿Habría que actualizar la cuantía de las sanciones?

- Totalmente. Están desfasadas ya que se recogen en esa ley de 1991. Están en pesetas... Habría que actualizarla totalmente pero también incorporar otro tipo de sanciones a esa ley taurina...

- Por ejemplo...

- Pues por ejemplo las sanciones al presidente que no ejerza debidamente su función. El presidente, cuando asume su función, asume también una gran responsabilidad. Tengamos en cuenta que es la máxima autoridad, revestido de unas potestades además de presidir, como es exigir el cumplimiento del reglamento a todos los intervinientes, proponerles para sanción y además algo importantísimo: la potestad de resolver de plano cuanto acontezca durante el festejo. Tengamos en cuenta que todos los actos de un festejo son actos administrativos pero, claro, en el espectáculo taurino no se pueden respetar los plazos de otros actos porque ha de primar la inmediatez. De ahí que las resoluciones del presidente sean inmediatamente ejecutivas, como indica el artículo 7.3 de la ley que citaba antes. Entonces el presidente, que podría cometer actos sancionadores de tipo penal o administrativo, no ve reflejadas sanciones para él en esa ley taurina. Afortunadamente no conozco ningún caso pero podría darse en la presidencia de los toros el cohecho o la prevaricación administrativa tomando resoluciones injustas a sabiendas. Y debe saber que el aficionado ha pagado una entrada y tiene sus derechos. Yo siempre he defendido que un buen presidente es aquél que defiende en primer lugar los intereses del espectador y en segundo lugar, la integridad del espectáculo, con el toro por delante. Además debe contar con todo lo que pueda derivarse de la aplicación de la normativa taurina.

- En el reglamento de 1962 figuraban artículos con la multa correspondiente y la cuantía en pesetas. Recordemos a Curro negándose a matar aquel sobrero de Cortijoliva en 1967, cuando terminó en el cuartelillo y supongo que con la multa correspondiente. ¿Qué pasaría hoy si un matador se negase a matar un toro con total desfachatez?

- Solamente constituiría infracción administrativa y no se podría proceder a privación de libertad del matador. Habría que proponer la incoación de un expediente sancionador y consecuentemente, si prosperase, sería sancionado sólo con multa económica pero nunca con privación de libertad. Claro, hay un tema muy socorrido al que sobre todo los medios de comunicación suelen aludir: la alteración del orden público. No es fácil que se dé en un festejo una alteración por un hecho como el que usted dice. 

- Me ha dicho algún presidente que la concesión de indultos de chichinabo como vemos habitualmente viene dada por escudarse en esa alteración del orden público...

- Es lo que estamos hablando. Ese presidente no sería un buen presidente porque incumpliría el reglamento. Moralmente, ¿cómo puede exigir que cumplan los demás un reglamento que él incumple? El poder legislativo le da un poder y debe aplicarlo. El indulto hoy tiene alguna laguna. El reglamento dice que se podrá dar en plazas de primera y segunda cuando una res por su extraordinaria bravura durante la lidia, fundamentalmente en la suerte de varas, será merecedora del indulto con la finalidad de padrear. Pero cuando dice eso, no prohíbe taxativamente que se aplique en plazas de tercera categoría... Si la res no es merecedora del indulto podríamos entrar dentro de la prevaricación administrativa, como comentábamos antes.

- Me comentaba que una vez presidía usted y volaron las almohadillas pero no hacia el ruedo sino hacia el palco...

- Sí pero fue por una petición de segunda oreja que no atendí. Para concederla el presidente tiene que hacer una serie de valoraciones: primero, valorar las condiciones del toro para comprobar la manera en que el torero se ha acoplado a él; segundo, la buena dirección de la lidia, nada más y nada menos, cuando hoy en día vemos inhibiciones de los directores de lidia, tanto del primero del cartel como de cada matador, que es el responsable de su toro. Y además entran muchas otras variables, especialmente en el desarrollo de la suerte de varas, también en las banderillas, la faena de muleta con los terrenos, la pureza de ejecución de las suertes, la posible influencia de circunstancias climatológicas, de la presión de una alternativa, etc. Y fundamentalmente, la estocada...

- Es que en el reglamento pone fundamentalmente...

- Taxativamente. Y en ella habrá que valorar la elección de los terrenos, la ejecución de los tres tiempos... Bueno, mi amigo Daniel de La Coruña, grandísimo aficionado, sostiene que hay cuatro tiempos pero para mí son tres: avanzar hacia el toro, la colocación de la espada y el vaciado del toro al cruzar. Hoy vemos cómo cuando avanzan, tapan la cara al toro y luego se escupen de la suerte. En mi caso fue una faena de José Tomás. A mi entender no se daban estas circunstancias para la segunda y el público mostró su disconformidad y alguna almohadilla llegó al palco porque en la plaza de Segovia no está muy alto...



- A la salida ¿no tuvo problemas?

- Ninguno. Fui acompañado por los policías de uniforme en contra de mi voluntad pero la verdad es que el público taurino es diferente del deportivo o el de otra índole. Exterioriza su disconformidad pero no suele ir más allá...

- Cuidado... porque ¿qué pasaría en plazas que no son de primera donde hay poca protección y preside un concejal? No puede permitirse ser tan estricto ya que tiene que convivir todo el año con los vecinos...

- Ése es el problema. Y de hecho en Castilla y León se vienen realizando cursos de presidentes y delegados de autoridad con el fin de establecer un registro de presidentes para que no tenga que ejercer como tal ningún alcalde ni concejal. Así, lo serán los que consten en ese registro de presidentes. Si hace de presidente un político que no tenga el curso, podría ser motivo de sanción e inhabilitación por parte de la Junta de Castilla y León y espero que se recoja bien claro en el nuevo reglamento. Pero usted tiene toda la razón y eso se solucionaría con un presidente acreditado que además no fuera de la localidad donde se celebra el festejo.

- Según lo que me decía de la valoración de la concesión de la segunda oreja, con lo que hoy vemos en las plazas, sólo caería como algo absolutamente excepcional, ¿no?

- Tal y como está ahora mismo la cosa, yo diría que sí. Vemos qué faenas se hacen, qué ausencia de dirección de lidia, qué estocadas tan defectuosas... Pero claro, yo creo que la tauromaquia está necesitada de una profunda reconversión. Se circunscribe todo al tercio de muerte. Ha desaparecido el toreo de capa, los quites... Y en la muleta vemos pegar pases pero sin torear y orejas que se piden y se conceden encima con estocadas muy defectuosas. Tenemos un ejemplo cercano en la faena de Borja Jiménez en Madrid...



- La de la polémica...

- Ésa. Para mí ya la faena no era merecedora de segunda oreja pero es que además la estocada fue trasera y desprendida, lo cual invalidaría la concesión de la segunda oreja. Ni el toro fue de vuelta al ruedo por su juego en varas. Luego sí embistió pero ¿qué es la bravura? Tendría que ser acometer queriéndose comer la muleta hasta el final, no exento de que desarrolle nobleza. Pero es que hoy lo que prima es la nobleza borreguil. Cuando el fallecido Juan Pedro hablaba de la toreabilidad, yo pensaba que era más docilidad. Esto debe ser riesgo y emoción con la posibilidad no deseada de la tragedia. Desgraciadamente hoy se ha convertido en un aburrimiento por esa falta de emoción. Si no hay casta ni bravura, no se transmite nada al tendido.

- Hay ganaderos que afirman que buscan el toro que embista por abajo sin molestar al torero para que pueda construir su obra de arte. Si el toro no molesta, mal vamos...

- Desgraciadamente así asistimos a esas faenas de cincuenta y sesenta pases, no digo muletazos. Si el toro es bravo, no va a soportar más de veinticinco o treinta y el torero tampoco podrá darle cincuenta muletazos de verdad porque su anatomía no lo resistirá. Hoy vemos pases y pases que no dicen nada pero porque el toro tampoco dice nada.

- Eso lo he comentado muchas veces en el blog hablando de la gran diferencia entre que el diestro toree con la boca seca o salivando a cuarenta pulsaciones por minuto...

- Claro. Yo me he puesto delante de becerras y se me seca la boca. ¡Delante de un toro todavía más! Teóricamente es un humano luchando contra un animal fiero. Ese esfuerzo indudablemente tendría que repercutir en su circunstancia personal. Pero es que ahora... hombre, si vemos en los callejones cómo están ahí de palique porque lo que sucede en el ruedo apenas tiene importancia... con eso está dicho todo.

- Ya que dice lo del callejón, a mí no me gusta un pelo ver cómo en el patio de cuadrillas antes del paseíllo aparecen presidentes de Las Ventas abrazándose y besuqueándose con los toreros...

- Efectivamente, no está bien. El presidente debe reunir unas características. Destacan la responsabilidad y la independencia y en ese caso que comenta, ésta última se coarta. Es que incluso con el reglamento de Castilla y León la amistad manifiesta de un presidente con algún torero podría ser motivo de recusación para presidir cuando ese torero actúe. 

- ¿Cómo valora la actuación del palco en la pasada feria isidril?

- Pues me ha parecido que ha habido una disparidad de criterios tremenda. Incluso seré benévolo diciendo que veo falta de conocimientos. En la feria un presidente concedió colocar un cuarto par de banderillas y eso es ilegal. El reglamento de 1996, el nacional, textualmente dice que se clavarán no menos de dos ni más de tres pares de banderillas. El presidente ahí no puede tener flexibilidad. 



En la concesión de orejas he visto en la feria a veces mayoría absoluta en la petición y no se ha concedido. El presidente ahí no tiene ninguna intervención más que atenerse a la petición puramente mayoritaria, nada más. Otra cosa es la segunda ya que es de su exclusiva competencia. Mayoritaria es que la solicite un poco más de la mitad de la plaza aunque sea con un bajonazo. El que se equivocará es el público, no el presidente.

- En Madrid a veces se ha dado la circunstancia de que el maestro corta una oreja en el primero y en el segundo hay mucha exigencia para otra simple oreja porque implica abrir la puerta grande y el presidente no la concede porque interpreta que está devaluando la salida en hombros...

- Sí pero es que el presidente no debe entrar en esas valoraciones. Si acaso, cambiemos el reglamento. Yo, Rafa, en ocasiones he llegado a pensar en suprimir los trofeos del reglamento. Sin embargo, mientras esté estipulado, el presidente no tiene más remedio que aceptarlo y aplicarlo. No puede ser que en Las Ventas parezca que los presidentes tengan un reglamento particular. Tan mal está conceder una segunda oreja inmerecida como negar una primera pedida mayoritariamente.



- ¿No cree que la mayoría de tardes tendrían que haberse saldado con un mínimo de tres o cuatro propuestas para sanción a los picadores por vulnerar el artículo 72.4?

- Indudablemente. Pero eso no sólo en Madrid porque la suerte de varas se incumple sistemáticamente barrenando, tapando la salida...

- Y los monosabios, ¿no se pasan de listos en muchas ocasiones?

- El reglamento los considera auxiliares del picador y únicamente deberían auxiliarlo en caso de peligro. Actuar desde el callejón no es correcto pero saltar al ruedo entendiendo que el picador está en peligro puede estar justificado.

- Respecto a los toros se acusa a los presidentes de ser demasiado cicateros por no enseñar más azules.

- Posiblemente. Para mí quizá lo merecieran alguno de Santiago Domecq, el Bastonito de Ibán, uno de Fuente Ymbro, aquél de Victorino que tuvo mucho que torear, el Dulce de Victoriano fue muy bueno en el último tercio... Me falta alguno...

- El Periquito de La Quinta...

- Ése. Para mí aquella corrida fue la mejor presentada y hubo dos toros importantes. 



Pero en este serial de veintiséis festejos, creo, estamos hablando de cinco toros... No ha sido una feria buena. Parece que el público estaba deseoso de sacar a alguien en hombros como fuera. Precisamente hablando de toreros destacaría a Galván, a Román, a Borja Jiménez aunque fallara estrepitosamente con los victorinos, a Fernando Adrián, al novillero Jarocho, que para mí no ha sido una sorpresa porque lo había seguido de cerca... Luego se habla de la buena afluencia de público...

- Eso le iba a preguntar, ¿cómo ve al público venteño actual?

- Pues lo veo desnortado por triunfalista y por carente de conocimientos a nivel general. Los exigentes aficionados antiguos han desaparecido. Sí hemos visto buenas entradas pero ¿por qué? Es que la liberación de entradas sueltas hace que suban los abonos. Ese público joven que acude no está instruido en el toreo y también se mueve por el copeo y eso ya no es afición auténtica. 



En Sevilla hemos visto mucho cemento en farolillos. Bilbao ha caído estrepitosamente. Logroño se llenaba antes y ahora el público no acude... Recuerdo allí un mano a mano Morante-Perera ¡con media plaza en Logroño! Ya veremos si Santander continúa con su buena deriva. Pamplona ya no es lo que era. 

- La falta de criterio en el palco de Madrid tendría la fácil solución de llegar los presidentes a unos acuerdos, hacerlos públicos antes de la feria y luego llevarlos más o menos a rajatabla, ¿no?

- Sí pero eso no es fácil cuando se trata de personas. Yo reduciría el equipo de Las Ventas a tres presidentes. También reduciría los cinco equipos veterinarios. Quizá así habría más unidad de criterio.

- ¿Y por qué los asesores técnicos tienen que ser siempre ex toreros?

- No lo entiendo, en Madrid no lo entiendo. El asesor en Madrid siendo un torero retirado... es que volvemos a lo de la independencia del presidente ya que ¿la tiene quien ha sido torero? Es que inevitablemente tendrá afinidad hacia sus compañeros y arrimará el ascua a esa sardina. Lo primordial debería ser colocar ahí a aficionados de prestigio, siempre contando con que el criterio del presidente y su autocontrol emocional implican que las opiniones del asesor no son vinculantes. El asesor veterinario es fundamental para las posibles lesiones del toro especialmente en el aparato locomotor o visual...



- Hombre, precisamente quisiera preguntarle sobre si los presidentes están vulnerando constantemente el reglamento cuando devuelven toros que se han lesionado durante la lidia.


¡Alto! Interrumpimos aquí la charla porque no queremos marearlos más de lo reglamentario, y nunca mejor dicho. Esperemos que hayan echado un rato entretenido con la primera parte del coloquio. Les avisamos de que estén atentos a la segunda porque la respuesta que don José Luis nos dará a esta pregunta sorprenderá a propios y extraños, ya verán.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.


lunes, 24 de junio de 2024

DON RAÚL CERVANTES EN MADRID

Era una corrida cuyo cartel de toreros satisfacía bastante al común del aficionado venteño. El precio a pagar, además de la entrada, era tragarse los toros de Valdefresno. En nuestro caso, como estábamos por Segovia, no nos importó acercarnos a Madrid a ver en qué quedaba la cosa. Si llegamos a estar un poco más lejos, lógicamente no vamos. ¿Acertamos viniendo? 

Pues únicamente por ver la memorable actuación de Cervantes en el sexto. Dirán ustedes que es muy poco pero más vale poco que nada... como padecemos la mayoría de tardes. Tendrán que leer hasta el final para para ver qué sucedió pero de momento aquí tienen un aperitivo:



Lo de Valdefresno dio una media de 594 kilos. Toros mansurrones, dóciles, sin ideas, ni buenas ni malas, animales de encefalograma plano. Olvidables en varas y resultones en la muleta, yendo y viniendo, excepto el parado quinto.



La corrida se celebró, con temperatura muy agradable, en familia. Eso sí, en el callejón no se cabía:



Avisamos a los aficionados al arte de que estuvimos en la Real Academia de Artes de San Fernando donde pueden ver una exposición con las planchas originales de La Tauromaquia de Goya. Están restauradas y lucen impecables al lado de los grabados correspondientes. Ahí tienen a Juanito Apiñani:



MORENITO. Venía de triunfar en Vic con la de Los Maños pero llevaba más de dos años de ausencia en Madrid. Y eso que es torero mucho mejor que otros aunque sólo cuando quiere, que es pocas veces.

El primero pesó 626 kilos y lo recibió a portagayola. 




Era negro astifinísimo y claramente pasado de romana. Le pegó verónicas de paso atrás y un par de medias consecutivas de manos muy bajas que contaron como un puyazo. Desde nuestra localidad se oyó el crujir de las vértebras. Moreno, ¿para qué tanto castigo si antes del caballo ya se veía que el toro no podía con su alma?



Después de no hacer nada en varas, el toro estaba ya para el tinte cuando sonó el clarín. Sumen a ello doce capotazos en banderillas y una voltereta en el segundo pase de muleta.

Resultó ser un toro pronto pero estaba asfixiado. Moreno anduvo moviendo las caderas y cruzándose pero todo en un ambiente de velatorio. 



Con la mano alta y tapando la cara, pegó un pinchazo, una corta que escupe y este bajonazo más cuatro descabellos:



El cuarto tenía cuatro años recién cumplidos. Negro bragado, meano y axiblanco, bien encornado y astifinísimo. Resultó más abanto que Zatopek:



Ésta fue la mejor verónica que pegó y la media es marca de la casa, sin retorcerse como en la anterior que han visto y con las manos en la cadera:




Trámite en varas. Brindó al poder fáctico (Abellán). Se equivocó en el primer pase dando salida al toro hacia toriles adonde corrió a refugiarse como era previsible si le enseñabas la querencia. Luego debía corregir el rebrinque ya que el animal era franco por los dos lados, vean:




Pero se quedó sin fuelle enseguida.  Con una trincherilla lo mandó al suelo. Recuerden que a Cobradiezmos le pegó una media que lo derribó con las cuatro patas.

Se puso pesado antes de este volapié caído de efecto fulminante y donde sobran el salto y el despatarre. El presidente aguantó bien sin conceder una oreja estival:



ESPADA. Hablábamos de que el de Aranda llevaba más de dos años sin torear en Madrid y Espada, en cambio, tres veces sólo en éste. Aten esa mosca por el rabo. Su primero era uno negro mate, de 592 pero vareado y muy protestado:



Simulacro en varas siendo después de comportamiento bondadoso y con un trotecillo agradable. Solamente con estas dos características ya se nos antojó mejor la prestación del de cuatro patas que la del de dos. Y eso a pesar de que Espada oyó bastantes aplausos.



Media corta y pasada saliéndose descaradamente, con degüello y con vuelta al ruedo por su cuenta aprovechando las palmas del turisteo.



El quinto era un negro salpicado, de 610, con dos dagas. Los que hablaron de bolita en este festejo nos lo tendrán que explicar porque a nosotros casi nos pareció todo lo contrario (y no seguimos por este camino):



Vulgaridad en el peto con repuche antes de sumirnos todos en un insufrible sopor a toro aplomado y encima con Espada dándonos la tabarra sin piedad:



Este hombre es de los que no siente ninguna vergüenza cuando le pitan para que abrevie y sigue picando piedra. No sabe matar: tres pinchazos huyendo sin cruzar y contraria que basta. Observen en la foto que se ve clara su intención de no cruzar sino de escupirse ¡antes de llegar a la cara!




JUAN DE CASTILLA. Su primero era un toro negro, cornalón, casi playero. Como se ve que el personal quería ver al sobrero de El Montecillo, arreciaron las protestas cuando blandeó:



Castilla lo puso largo para lucirlo pero sólo hubo dos señales con ese equifante que ven:



Inicio de rodillas en los medios comprobando rápido que el torete era mansurrón pero obediente. Fíjense en que se alivia haciendo que el toro embista un poco a su aire:



Castilla pegó pases de paso atrás. Daba dos y en el tercero adelantaba la pierna. Se ve que se acordaba de que estaba en Madrid. Poca cosa aunque nos lo vendan como una esperanza blanca. 



Lo mató de una perpendicular contraria y ladeada, que era entera pero que el animal terminó escupiendo, seguida por esta trasera, arriba, más descabello:



Se habrán fijado en que aunque sólo se le señaló, la sangre cae por donde debería caer siempre y no por detrás del brazuelo, que es lo habitual tras las lanzadas traseras de cada corrida.

El sexto también acababa de cumplir la edad. Era este negro astracanado, salpicado, rabicano y protestado por su poca plaza. Ni de broma nos creímos la tablilla con los 598 kilos anunciados :



Fue bonito ver cómo se arrancó de lejos al caballo aunque saliera suelto:



Salió Moreno a hacer su segundo quite de la tarde con su séptima media. En esa suerte es de los mejores pero a veces se relame demasiado y eso es delito de lesa naturalidad. Vean su cadera retorcida de manera artificiosa:



Y acto seguido apareció Cervantes. Puso ese primer par que vimos y que volvemos a ver, saliendo dando pasos hacia atrás, chulesco y torero. La ovación de la tarde:



Esperábamos que se superase en el segundo. Así lo hizo, arriesgando como ven:



Quiso salir de nuevo toreramente pero no pudo porque como se aprecia en la foto, la mano izquierda no consiguió clavar y no tuvo punto de apoyo. El toro lo derribó pisoteándolo:



Sus posteriores saludos tuvieron más valor que todos los del pasado San Isidro. Parece ser que se mantuvo en el ruedo hasta el final con la muñeca izquierda y varias costillas rotas, tela... Eso es peor que una cornada menos grave.

En el haber de Castilla, ubicarse en el platillo sin miedo al aire:



En el debe, su toreo juliesco, arrastrando la muleta y escondiendo la pierna:



A toro rajado se le aplaudió mucho el arrimón. Pinchazo arriba, otro malo y esta honda muy perpendicular, siempre con el toro acostado en tablas:




El barbeo hasta chiqueros del tal Joyas certificó el suspenso sin paliativos de Fraile.

Bah, da igual. Estamos en época de dar notas a los alumnos y las instrucciones de la administración educativa son claras: aprobar a todo quisqui ya que repetir curso es tabú. 

Pues con Valdefresno sucede lo mismo. Pasa de curso año tras año con todo suspendido... y no es el único. Ya les decíamos al comienzo que ni de broma hubiéramos hecho más de cien kilómetros para ver seis toros de esta vacada. Como no hemos leído nada acerca de esta corrida, no nos servirá que el ganadero haya dicho que se hubiera podido cortar tres orejas como mínimo. La casquería no tiene valor ante nuestro tribunal.

Pero por lo menos vimos a don Raúl Cervantes. Ése si que sacó matrícula de honor.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa. No perdonamos un cordero de 22 días criado, sacrificado y asado por nuestros amigos segovianos del blog. Un manjar, señoras y señores. Ahí pueden ver una parte del festín:





miércoles, 19 de junio de 2024

LA SOBERBIA DE ROCA REY

El peruano es de familia católica y tendría que saber que la soberbia es un pecado capital. Cayó en él cuando en la pasada feria de San Isidro se enojó el día de Mayalde porque su primero no dobló cuando debería. Claro, nuestras queridas figuras están tan acostumbradas a que todo el mundo les baile el agua que cuando es el toro quien no lleva a cabo lo que se espera de él, se enfadan como niños consentidos. Veamos qué sucedió.

El maestro ejecutó ante su primero la mejor estocada de la feria. Le otorgábamos la medalla de oro en la entrada anterior. El tal Abonador se tragó entera la espada y además en buen sitio. El ambiente en la plaza era de oreja, incluso podrían haber caído dos dada la deriva talanquera de Las Ventas.





Pues resultó que el toro se fue a tablas tragándose la sangre. Pasaron cuarenta y tres segundos sin que doblase y como el diestro había pegado más pases de los soportables, sonó el primer aviso. Dado que el animal estaba amorcillado, no podían montar la repugnante rueda de peones. Muchas veces los toros están deseando echarse pero como los marean con los capotes, se niegan a doblar y prefieren encarar las telas. Por eso, el maestro dio orden de dejarlo solo pero ni por ésas.

Como Roca veía que el voluble personal venteño podría enfriarse, se acercó personalmente a recoger el verduguillo. Es una reacción curiosa porque siempre es un peón quien lo trae al maestro. Observen:



Le quita la espada y le pincha varias veces en el morro con muy mala fe. Este gesto repulsivo demuestra un inmenso desprecio por el toro. Esos pinchazos sangrientos que afortunadamente desconocen los animalistas se han puesto de moda entre los toreros, enfurruñados porque el pobre animal no dobla cuando debería y les obliga a jugar a la lotería con el descabello. Además demuestran una gran cobardía porque castigan al toro con esos aguijonazos tan viles pero dan un saltito para atrás previendo la airada reacción de su enemigo. Ahí tienen ese primer pinchazo:



Luego vendrán dos más. El alguacilillo lo está viendo desde la barrera pero la autoridad es del delegado, que ahí han visto con traje. El maestro hace ademán de apuntar con el verduguillo pero el toro se tapa y el diestro se retira porque parece que va a echarse. Suena el segundo aviso y Roca vuelve a la cara para pegarle el cuarto toque duro y feo en el hocico. En esa parte de su anatomía, el toro tiene un cartílago sumamente sensible. 



Fíjense en la siguiente imagen. El pobre animal tiene la zona del morro completamente ensangrentada pero no es sangre que le venga de la boca por culpa de la estocada sino que procede de la tortura a que le está sometiendo el torero:



Por fin, un intento fallido, sexto pinchazo en el morro y el toro se echa pero han pasado ya cuatro minutos después de la estocada. El respetable se ha quedado frío, la petición no será atendida y no habrá trofeo.



En el momento de doblar es penosa la actitud del diestro que, sin respetar al toro todavía vivo, se va al platillo como un mendigo de ovaciones. Andresito, tienes que permanecer a su lado hasta que muera. Un poco de respeto al toro, por favor, que para eso te da de comer. Bah, no sienten ninguna estima por el animal que dicen querer tanto. En el fondo, para ellos el toro no es más que una molestia necesaria cuando tendría que ser su dios.

El delegado de la autoridad se acercó por el callejón a llamarle la atención por esa carnicería que había hecho en el morro del pobre animal y Roca tuvo un intercambio de palabras con él un tanto desafiante. La imagen es de cuando está mirando al delegado. A pesar de su cara de niño, se aprecia que está muy molesto:



El adulador del callejón se hizo eco en Onetoro de esta discusión pero dijo no estar seguro de lo que se habían dicho. Fue patético Dávila cuando afirmó: 'si le ha llamado la atención por haber pinchado al toro en el morro, no lo entiendo porque creo que lo ha pinchado con el palillo, ¿no?' No, Eduardito, no, que lo has visto igual que nosotros pero lo estás tapando sin vergüenza para que el niño consentido no se incomode también contigo. 

A todo esto, ni el locutor ni el otro comentarista técnico abrieron la boca. Tampoco habían dicho nada antes, cuando se veían claramente por televisión los desagradables pinchazos de Roca en el hocico. ¿No se llenan siempre la boca hablando maravillas del toro especialmente como argumento contra los antitaurinos? Venga, hombre, a otro perro con ese hueso. Si los de la arena no lo respetan, los del micrófono tampoco lo defienden porque su prioridad es seguir comiendo en el pesebre de los taurinos.

Por cierto, fue pasmoso ver que tras la petición de oreja no atendida por el palco, el público se calló y no lo sacaron ni a saludar (?). Así quedó la cosa cuando saltó a la arena su segundo toro.

Pesó 580 kilos, tenía casi seis años, con una cabeza bonita pero con unas patitas de cartón. Faena interminable, sin pena ni gloria tras la cual el diestro se arma para pinchar en buen sitio. Escucha el primer aviso. El toro se pone gazapón y cuando se para recibe otro pinchazo aguantando. Otro más con prisas y sin soltar más un cuarto buscando ya los blandos con descaro. Al fin, esta estocada baja:



El toro se traga la sangre y el maestro queda a la expectativa. Observen a la derecha los dos peones con los brazos en jarras:



Entre los pinchazos reseñados y la espera del diestro, suena el segundo aviso pero sin que nadie de la cuadrilla haga ademán de ir a buscar el verduguillo.  Barbeo del toro mientras subalternos y maestro ni siquiera montan el cortejo fúnebre. Se limitan a presenciar de lejos la larga agonía del toro sin moverse. El animal se va y ellos, parados:



Bronca, gritos de ¡fuera, fuera! y por fin toman la decisión de acercarse pero sin coger el descabello. 



En ambiente de motín suena el tercer aviso. Justo en ese instante, el tercero deja en el suelo el descabello que acababa de coger porque tal como se oía el clarín doblaba el toro. Este es el momento:



Tres cachetazos y bronca gorda. Pero el maestro, como si oyese llover, ahí lo tienen. Sabe que los críticos y comentaristas taurinos paniaguados comen en su mano y taparán esos tres avisos en la teóricamente primera plaza del mundo. En nuestro modesto blog no le perdonamos su arrogancia y por eso el triple aviso a la gran figura se llevó el titular de la crónica al día siguiente. Siempre fue un grave baldón para un torero pero hoy todo da igual.



El rumor es que tras la estocada al tal Jarretón Roca no tenía ninguna intención de descabellar. Dicen que se le oyó decir: 'que coja el descabello el delegado...' Si eso es verdad, estamos ante la demostración palmaria de la impunidad con que se desenvuelve esta gente.

¿En qué quedó este desafío del diestro? Que sepamos sólo el delegado de la autoridad le reprochó lo de los pinchazos a la muerte de su primer toro. No nos consta ninguna otra admonición al finalizar el festejo. No obstante, seremos felices si alguien de la Comunidad de Madrid nos indica que la hubo.

Reglamentariamente no hay nada que hacer. Quizá sea una laguna de la legislación vigente ya que no contempla propuesta para sanción en un caso como éste. El maestro lidió la res y la mató... aunque no muriera en el tiempo reglamentado. El problema fue la desidia o negligencia del diestro haciendo tan ostensible dejadez de su obligación. Solamente si constase una orden del palco de que cogiera el descabello y se hubiera negado, podría acogerse la autoridad a reseñar una falta por desobediencia. Como pensamos que no fue así, insistimos en que no hay nada que rascar.

Sin embargo, recordemos que antiguamente era habitual que el presidente parase la corrida e hiciese subir al palco a los tres actuantes para leerles la cartilla sobre sus deficientes lidias. Aquí podrían haber llamado a Roca al final del festejo. Se le afea la conducta, se transcribe la actuación para que conste en acta y así los medios taurinos se hacen eco al día siguiente de que el diestro no se fue de rositas.

Bah, eso es pedir uvas a la higuera. En los tiempos que corren, nadie quiere tener problemas por ejercer la autoridad y en los toros, todavía menos. Tendremos que seguir diciendo de la presidencia de Las Ventas lo mismo que aquel personaje de Galdós: 

'¿Qué hacéis que todo esto consentís? Mala peste haya con vos...'

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.