FERIA DE VILLASECA DE LA SAGRA, 2022 (3): BALTASAR IBÁN

EN TIERRA DE NADIE

La novillada de Ibán nos defraudó sobremanera.Todo el mundo se las prometía muy felices pensando que se podía repetir el éxito del año pasado, recuerden aquí. Nosotros nos conformábamos con que saliera como la de hace tres años, que sólo gustó a quien esto firma, recuerden también aquí.

Pero al final la cosa quedó en tierra de nadie, ni chicha ni limoná, al menos para nosotros porque tanto los televisivos como Luis Miguel Encabo vieron muchas virtudes en el encierro.

La presentación fue desigual y suscitó las típicas discusiones entre aficionados sobre si eran ibanes o pedrazas, recuerden esta entrada.

Acudieron dos veces al caballo pero el único que empujó de verdad fue el sexto. En la muleta mantuvieron un tono muy gris.Todos cumplían como toros en octubre pero no creemos que se hubieran lidiado en ninguna plaza de relumbrón dadas las caritas que presentaban, siempre con los cuernos pintados por las fundas.

ROJO. Su primero era castaño oscuro, bocidorado y lo recibió con dos largas de rodillas en tablas:

Arrastraba los cuartos traseros de salida y más todavía tras la recargada odiosa que le propinó el pequeño Majada en el primero. En el segundo acudió galopando pero salió suelto sin pelear, no fuera que el del castoreño lo matase allí mismo.

Se dolió de las banderillas tras la buena brega de Del Pozo, que nos recordó su excelente prestación en la pasada Feria de Céret.

Con gran decisión se puso Rojo a torear en el platillo, sin preocuparse de que el novillo menease la cabeza más de la cuenta, defecto que tapaba con su nobleza.

Quizá faltó un poco de mando en su muñeca porque dio la impresión de que el animal acabó yendo a su aire. Tras un pase del desprecio mirando al tendido, el toro quedó perfectamente cuadrado pidiéndole la muerte pero el diestro decidió irse a pasear y al volver dio la inevitable tabarra para cuadrar. Enterró la espada perdiendo la muleta y tirándose encima porque no tenía ninguna intención de cruzar. Necesitó dos descabellos tras mostrar esa estúpida manía de pinchar al toro en el hocico.

El cuarto era más feo por tener cara de niño, ser alto y un poco ensillado. Otro que llevaba las marcas de las fundas:

Empujó bien en el primero y también en el segundo aunque esta vez sin el palo por haber marrado el piquero. Le echó vergüenza torera Del Pozo para banderillear cuando el toro lo esperaba sin moverse.

El de Ibán se puso mirón y cuando embestía, arreaba pero su flojedad de manos hizo que se parase muy pronto y Rojo no sacó nada en claro a pesar de su buena voluntad.

Entró como siempre, sin liar la muleta, porque su intención es pegar el telonazo y así cobró un pinchazo bajísimo sin soltar y una estocada baja y trasera:

DIEGO GARCÍA. Su primero era negro y con la carita corniapretada:

Estuvo bien García poniendo al novillo largo pero la pelea que hizo en el peto no fue para recordar ya que cabeceó y se fue suelto.

No entendimos el abuso de capotazos del Ruso ni los gestos negativos de Campillo con los palos. Algo debieron de resabiar al novillo, que se puso a escarbar ante la muleta de García.

Nos pareció bien que no anduviera con probaturas y se pusiese a torear en los medios. Nos pareció mal su forma de citar con la cadera colocándose fuera de cacho.

Estocada pasada, caída y perpendicular, saltando, sin cruzar y perdiendo la muleta. Para César Jiménez fue una estocada extraordinaria.

El quinto era burraco, alto de agujas y tenía muy poco morrillo:

Estuvo perfecto Rafa Agudo cuando marró y no quiso clavar esperando que sacasen al novillo de allí. En el segundo tardeó lo indecible y al final recibió sólo una señal. Aplausos merecidos al picador que hasta el momento ha sido el mejor con diferencia aunque realmente no picó.

De nuevo tuvo el diestro el buen detalle de ponerse a torear en el platillo de inicio y además con la izquierda. La pena era que el novillo embestía sin decir nada. Traducido al lenguaje televisivo es manejable sin demasiada clase. Para Encabo, en cambio, fue encastado y repetidor. ¿Pensaría lo mismo Domingo?

García enseguida cambió a la derecha para pegar pases posmodernos y sufrir un desarme:

El aburrimiento terminó con una entera sin telonazo pero perdiendo la muleta más otro descabello que no vimos en televisión por decisión del animalista que está a cargo de la realización. Dan pena.

SERGIO RODRÍGUEZ. Su primero era colorado oscuro, ojo de perdiz, cornigacho y bien encornado:

Lo puso largo para que lo pinchasen en el lomo como ven e hiciera una pelea vulgar. 

Rey colocó después dos buenos pares de banderillas:

Rodríguez empezó con un pase cambiado de rodillas y encima por dentro. La competencia en este Alfarero de Oro está llevando a los actuantes a cometer algún exceso temerario:

El novillo era tan noble como calamocheador y el diestro se lo fue pasando más bien de perfil. Para los televisivos está encajado en los riñones, entregadísimo, con mucha verdad:

Pues nosotros lo vimos más preocupado por componer posturas que por torear bien y por eso el novillo acabó embistiendo peor al final de la faena que al principio. Si las manoletinas son insoportables de por sí, cuando se hacen de perfil como Rodríguez ni les contamos.

Estocada entera atravesada, tapando la cara y pegando su típico salto sin cruzar, más descabello que no se vio en televisión por el penoso buenismo del citado realizador o de las autoridades de la televisión manchega, vaya usted a saber. Orejita.

El último parecía tostado y tenía muy poquita cara:

Tomó el mejor puyazo de la tarde empujando de bravo y sin mover la cabeza a pesar de que le habían pinchado en el lomo. En el segundo se afligió claramente y marchó suelto. Como ven, Rey no tenía ninguna intención de sacar al novillo del peto sino que quería que le siguieran dando:

Al principio el novillo perseguía la muleta, se ceñía y se revolvía como un gato. Rodríguez tuvo el mérito de quedarse quieto y embarcar al toro en la tela junto al demérito de no enseñarle nunca el muslo:

De todas formas el brío inicial del animal se diluyó como un azucarillo. Lo mató con dos pinchazos y una casi entera traserísima, con el delantal, siempre sin cruzar y siempre sin liar la muleta.

Por fin terminó este festejo que nos resultó tan aburrido. Duró dos horas y media y se nos hizo verdaderamente plúmbeo. Decir eso de una corrida con reses de Baltasar Ibán resulta un poco preocupante. 

Pero igual que siempre queda París, a los aficionados siempre nos quedará el recuerdo de la que fue este año la madre de todas las corridas, recuerden aquí.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.