FERIA DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA, 2021 (1): GARCIGRANDE

 'SOMBRAS SON LOS DEMÁS QUE LLEVA EL VIENTO' 

Cuando Marco Porcio Catón comparaba a Escipión Emiliano con los demás, decía que éstos se quedaban en lo que han leído ustedes en el título. Lo mismo sucedió ayer en El Puerto porque, cuando Ortega se pone a torear, a los demás se los lleva el viento sin que quede ni rastro de su paso por la arena.

Acudimos a esta corrida por dos razones. La primera era precisamente que se anunciaba Ortega en el cartel. Vino vestido como El Yiyo:

La segunda, que había la posibilidad de que saliese algún toro de Garcigrande de los que no gustan a su amo. Él siempre dice 'no los busco pero me salen' y aquí salieron un par con cierta guasa hasta el punto de que uno hizo resoplar a El Juli.

A Justo Hernández no le gusta que sus toros embistan abultados o hacia afuera y aquí vimos uno que embistió amontonado, rebrincado y hacia adentro. Además, otro complicó la vida a las cuadrillas. Los picadores, excepto el primero, vieron como casi todos regateaban y se iban al pecho del caballo.

No fueron un dechado de casta ni de fuerza pero afortunadamente nos ahorramos que todos salieran como la primera ternera. Eso sí, el público de El Puerto hubiera estado encantado de ver seis borreguitos tras oír la manera en que aplaudieron el arrastre de ese primero.

Ausencia de viento, temperatura muy agradable y lamentable actitud de la empresa haciendo entrar por una única puerta a todos los que teníamos entrada de Internet, con lo cual había decenas de personas todavía en la calle con el festejo empezado. Salíamos a hacer esta foto cuando se iniciaba el paseíllo:

EL JULI. Su primero era bizco del izquierdo y chorreado en morcillo:

Venía bien picadito del campo con lo que el inicio de faena fueron unos doblones por bajo que no habíamos visto nunca. Echó la pierna de salida atrás, o sea, la antítesis de lo que por antonomasia es un pase de dominio. Esta tauromaquia posmoderna nos sigue sorprendiendo... para mal.

El resto fue toreo sin vida por culpa del toro y viviendo fuera de cacho por culpa del torero:

Nos castigó con doscientos derechazos porque la izquierda ni la vimos y eso que el enemigo era absolutamente borreguil.

Pinchazo espantoso como ven:

Y entera trasera y ladeada con telonazo y salto mortal:

Su segundo era castaño bociblanco con las cuatro coronas muy claras:

Se notó que de salida ya no gustó al maestro, razón por la cual ordenó el monopuyazo español. Era de los garcigrandes que embisten amontonados, algo que odian tanto Justo como Julián. Sólo a nosotros nos gustan estos garcigrandes.

El Juli tuvo que resoplar para intentar reconducirlo, cosa que no consiguió porque en seco el toro se rajó, empezó a retroceder y a escarbar y ahí me las den todas.

El enfado del maestro en esos momentos era monumental. Lo cazó con este espadazo caído y con degüello:

Trago amargo para un ganador como él ver al final de la tarde que sus dos compañeros de terna le habían mojado la oreja sin paliativos.

LUQUE. Su primero, además de vanir picado del campo, era muy blandito. 

Vean que de salida ya se prestaba a estas monerías. Esto ¿se interpreta como una humillación para el ganadero?

Pero nos sorprendió que recibió un picotazo y llegó a romanear durante unos instantes. Gran segundo par de Contreras.

Como las patitas eran de cristal, Luque ejerció de enfermero. 

Quedó al descubierto en dos ocasiones pero el torillo se limitaba a mirarlo somnoliento y no hacía por él. Así las cosas, optó por un arrimón que daba risa y pena a partes iguales:

De todas formas, por uno igual le dieron una oreja en Las Ventas, recuerden aquí. Y ya que estamos, pulsen aquí para leer nuestra teoría del arrimón.

No comprendíamos por qué Emilio Muñoz le hacía ostentosos gestos con el brazo para que entrase a matar de una vez. ¿Ése es el papel del comentarista técnico de televisión? Al final, estocada caída, trasera y ladeada que le valió dos orejas del bondadoso público asistente:

El quinto era otro castaño con poca cara pero muy bien hecho:

Se fue al pecho del caballo tras pegar este topetazo y empujó con genio recibiendo un duro castigo: 

La sangre le llegaba a las pezuñas por ambos lados. Lástima no haberlo visto porque el tercio se cambió con el tristemente habitual monopuyazo.

Se puso reservón y recortaba en banderillas, o sea que se las clavaron de una en una. Otro garcigrande guasón. La pena fue que tras el severo castigo en varas, a la tercera tanda iba ya en reserva, qué rabia.

Por si acaso, Luque se ubicó al hilo del pitón picando a conciencia. Nuevos gestos de Muñoz desde la tribuna de Movistar braceando para que matase.

Pinchazo seguido por un feo bajonazo haciendo el arco iris con un gran arreón del toro herido antes de deleitarnos con su muerte de bravo. Orejita de rebajas.

JUAN ORTEGA. Ya dijimos que si no llega a anunciarse, seguramente no entramos a esta corrida. Su primero fue devuelto y salió un sobrero que en octubre cumplía seis años. Era bizco del derecho pero muy serio:

Se le coló por el izquierdo en el recibo y dimitió de veroniquear. Sí que se rinde fácil... Observen cómo metió los riñones en el único puyazo que cobró. Pero ¿hay algún toro de esta vacada que haya acudido tres veces al caballo alguna vez en algún coso? No vale el de Morante en Bilbao porque en el primero derribó sin que le pincharan:

Buena brega de Revuelta confirmando que por el izquierdo iba al bulto, como si no viese bien. Gran segundo par creemos que de Escribano, el mejor de la tarde.

El toro protestaba pero Ortega demostró que lo que él hace no tiene nada que ver con los otros dos. Se esforzó por torear como manda el canon rematando bien los pases:

Cargó la suerte y se atrevió incluso a dar cuatro naturales por ese pitón zurdo tan sospechoso:

Con el brazo elástico pegó un bajonazo como para meterlo en la cárcel de El Puerto, donde pasó unos meses Companys en 1935 antes de ser indultado en el '36.

Su segundo era negro zaíno y probón de salida:

De nuevo Ortega no lo quiso ni ver con la capa. Pero mi alma ¿es que te tiene que salir la ternera de juguete para que te estires a la verónica o qué? Muy mal.

En el primer puyazo regateó y descabalgó al piquero sembrando el desconcierto. En el segundo se fue al pecho, empujó firme pero en seco se repuchó.

Brindis a Galloso en los cincuenta años de su alternativa. En el primer pase vio Ortega que podía torear de salón:

El tal Travieso era muy formal, más que sangre tenía miel:

Recital del maestro enseñando a los otros dos lo que es torear aunque sea a un torete bobalicón. Siempre bien colocado, nunca la pierna atrás y rematando como El Viti (recuerden aquí nuestra entrada en la serie sobre cómo se torea de verdad):

La mano, corrida con gusto y templando a un bichejo que, la verdad, se templaba solo. Salió el toreo güeno de Ortega, que es el que nos ofrece cuando el toro va al ralentí. Pero es que así iban también los primeros de Juli y de Luque y, al lado de don Juan, quedaron como sombras que se lleva el viento. Comparen:

Cuando vaya a México y toree así al toro de allí, los volverá locos, ¡el hijo de El Pana! Estocada entera pero caída y con degüello. 

Dos orejas y el regusto en la noche de El Puerto de lo que es toreo genuino aunque sea ante un choto.

En conclusión, no perdimos la tarde como podrían suponer algunos de los selectos lectores de este blog al ver el cartel. Nosotros consideramos a Justo Hernández como un sabio dentro de los ganaderos. Muchos le niegan el pan y la sal sin haberle escuchado.  Su concepto del toro de lidia no es el nuestro pero eso no quita para que consiga muchas veces lo que se propone criando ese toro que gatea, que descuelga y con el que el torero puede construir.

Pero afortunadamente esto de la selección mantiene su misterio insondable y ello hace que no lo tenga todo por la mano. Si El Juli se enfada con él, señal de que el aficionado se ha entretenido. Y deducimos que, tras esta corrida en El Puerto de Santa María, el maestro tardará un tiempo en dirigirle la palabra.

Saludos cordiales desde Rota. Rafa.