miércoles, 26 de febrero de 2025

MUERTE DE GITANILLO: 'BIEN QUE ME DIO EL LADRÓN...'

Son de sobras conocidas tanto la cogida de Gitanillo por aquel Fandanguero de Graciliano como la formidable agonía del diestro hasta que murió. Le dedicaremos esta entrada porque hemos leído las memorias de un diplomático que fue amigo suyo y que relata los hechos ya que estuvo presente desde el día de autos hasta el del entierro.



Nos referimos a Carlos Morla Lynch. Fue, como decimos, un diplomático chileno cuya carrera transcurrió entre París, Madrid, Berlín y Berna. En España entabló una gran amistad con Lorca. Solamente les diremos que el poeta leyó por primera vez su Llanto recién escrito ante un reducidísimo grupo de amigos entre los cuales estaba Morla. Este es el libro donde encontrarán esas pinceladas taurinas a que haremos referencia a continuación:



En los ambientes taurinos el chileno tuvo amistad con Cagancho, los tres gitanillos y Sánchez Mejías. En el libro hace una semblanza de cada uno.

De Curro Puya dice esto:

'Sus empresarios eligieron el nombre de Gitanillo de Triana, que se ha hecho popular y que tiene, sin duda, un salero de cantar sevillano. Refleja, asimismo, en forma sugestiva, la luminosidad y bondad cautivadora que irradiaba el diestro. Era un buen hijo, un buen hermano, un espléndido y buen amigo, amado con dilección por todos y era también, antes que nada, caritativo y piadoso, que es virtud gitana. Manos las suyas generosas y ampliamente abiertas, como un cesto de frutas'.

De Cagancho, quien le confiesa en un momento dado que tuvo su primer hijo con trece años, comenta esto:

'El torero gitano ha almorzado en casa con Federico, a quien le pidió que le leyera «La casada infiel» de su Romancero. Llegó, por cierto, el diestro con una hora de retraso: a las tres y media de la tarde. Elegancia impecable: terno gris, camisa de seda blanca, corbata azul, calcetines del mismo color y zapatos de gamuza. Su tez morena aún más tostada y sus ojos almendrados, también más verdes que nunca. En la muñeca de su mano de caoba, una fina cadena de oro, y en uno de sus dedos largos un anillo de platino con una espléndida esmeralda. Entra la dueña de la casa y se pone en pie, correcto, galante, educado. Un verdadero príncipe gitano'.



La verónica que han visto es suya. Además Morla estaba en el tendido cuando el célebre escándalo de Cagancho en Almagro. Habla también de Sánchez Mejías y expresa su dolor al enterarse del funesto desenlace con estas líneas preciosas:

'¡Muerto! Ese ser lleno de vida, de gallardía, magnífico siempre; que jugaba con «la intrusa» evitando su embestida a un centímetro de distancia; que se reía y se mofaba de la amenaza de sus garras esqueléticas, de su mirada cavernosa y de su rictus amargo; que se sentía inmunizado ante el peligro e invencible en la lucha. Pienso en los seres que lo han querido, que lo quieren más que a otros, que lo admiran: en Rafael Alberti, en Federico, en La Argentinita... Y todo el día, y toda la noche, me siento aprisionado en esa niebla oscura que me sigue, que avanza conmigo, que me envuelve adondequiera me dirija, y al final de la cual se yergue algo que brilla: un traje de luces ensangrentado, azul y oro. ¡El suyo! Y esa sombra que no me abandona es más fuerte que el sol, más intensa que el cielo, más profunda que el mar. ¡Pobre Ignacio!'

En la prensa de la época se habló del maleficio del mes de mayo por los percances que han sufrido tantos toreros. Precisamente durante la corrida de Graciliano que nos ocupa, en aquel 31 de mayo de 1931, fue herido en el primer toro un banderillero. Su nombre, Manuel Prieto Varé, primo hermano de Varelito (recuerden aquí nuestro homenaje a aquel magnífico estoqueador). El toro le arrancó la femoral del muslo derecho.



A Gitanillo lo cogió ese Fandanguero que hizo tercero. Cuando entró en la enfermería, el doctor Segovia estaba pendiente de la femoral rota de Varé y el suelo estaba teñido de sangre. Imaginen la situación ahí dentro cuando trajeron en volandas a Gitanillo con sus dos cornadas en los muslos y esa otra terrorífica en la cadera, que le había roto el hueso sacro al empotrarlo el toro contra la madera. Este es el parte:



Así cuenta Morla Lynch la cogida:

'Al iniciar la faena de muleta —después de ejecutar un suave ayudado por alto— fue cogido por el muslo, lanzado al aire y luego recogido nuevamente por el toro, que lo arrolló bajo el estribo, recibiendo allí una tercera cornada en la cadera. Yo cerré los ojos para no presenciar el final de la tremenda embestida…'



Todo el mundo se acordó del pobre Granero al ver al diestro ahí debajo en el estribo. En esta ocasión no hay ninguna duda acerca de la diligencia de Lalanda en el quite. Se llevó una ovación de gala que coincidió cuando levantaban a Gitanillo del suelo. Continúa Morla:

'Al abrirlos de nuevo vi con estupor y admiración a Marcial Lalanda, que, metido entre los cuernos y la barrera, con una temeridad y nobleza para las cuales no hay términos de suficiente elocuencia, lograba llevarse al astado en medio del estruendo de una ovación que estremecía la plaza entera'.



Ya saben que a Marcial se le había criticado el no haber estado pendiente de Granero el día de Pocapena. El diestro siempre lo negó y lo achacaba a una campaña de los del semanario El Clarín, que le pidieron un aumento del sobre que ya pagaba y se negó. Lo contábamos aquí. Por cierto, el torero madrileño saldría en hombros aquella tarde mientras operaban a Gitanillo en la enfermería:



El silencio en aquella enfermería era de muerte mientras desde la calle llegaba el eco del jolgorio del triunfo de Lalanda. Anotemos que más tarde tanto él como Chicuelo volvían a la plaza y entraban en la enfermería para interesarse por su compañero.

Su mozo de espadas contaba que cuando lo llevaban por el callejón iba diciendo:

'Me ha desbaratao, esta cornada es mu fuerte, me ha destrosao...'



Pudiera ser que la cornada se la pegase por haberlo picado mal. Gitanillo lo había recibido con siete verónicas. Tras el segundo puyazo hizo un memorable quite con cuatro y una media que levantaron al público de los asientos. Ésta fue una:



Acudió el bravucón al caballo por tercera vez y aquí recibió una lanzada muy fea por baja y contraria, o sea, para entendernos, en su costado izquierdo. A partir de entonces, el animal se dolió, mostrándose incierto y receloso por ese lado, sin que el diestro quisiera ver ese defecto porque sólo pensaba en torear (sic en una crónica). Fue precisamente en un pase por ese cuerno cuando prendió al maestro en terrenos del 1.

Al día siguiente se daba cuenta de que lo que notaba en las piernas no era normal. De hecho, no quisieron decirle que si salvaba la vida iba a quedar inútil. Cedemos la palabra de nuevo al pobre diestro, quien se lamentaba mientras intentaban darle moral:

'¿Que no es nada? ¿Nada? Mira, me ha dao tres cornadas, una en cada muslo, y otra en la cadera... ¿Y qué me pasa en las piernas? He perdido la sensibilidad, parecen de trapo... La que no me deja vivir es ésta de la cadera. Bien que me dio el ladrón... Pero paciencia, tenía que ser así...'



El maestro morirá dos meses y medio después tras una penosa agonía y, lo que es peor, completamente consciente de todo. Los gritos que pegaba durante las curas se oían desde la calle. Tuvo muchos problemas urinarios por efecto de esa terrorífica cornada en el hueso de la cadera. Además se le declaró una meningitis y hubo que hacer varias transfusiones por complicaciones en un muslo. Si quieren un detalle de estos desagradables pormenores, vayan a la página 980 del tercer volumen del Cossío. El autor los incluyó contra lo que era su costumbre. 

Lo de las transfusiones es relatado también por Morla ya que estuvo a su vera durante todas esas semanas de sufrimiento. Son aquellas transfusiones primitivas, como las cinco de Manolete (pulsen aquí), la de Ostos (aquí), las de Gitanillo Chico (aquí) o la del citado Sánchez Mejías realizada con sangre de Pepe Bienvenida. Esto cuenta Morla:

Una transfusión de sangre se impone y el doctor Segovia solicita voluntarios que se presten a ella. No hay tiempo que perder. Me adelanto, sencillamente porque siento que debe ser así, y conmigo se ofrecen un picador de su cuadrilla, un banderillero de la misma y el chófer de taxi que siempre lo servía.

Por cierto, nuestro Gitanillo estará obligado a reposar casi siempre tumbado bocabajo por culpa de los grandes dolores que le causaba esa cornada en la cadera que comentamos. Aquí lo tienen de cara a la cámara con algunos visitantes:



Como curiosidad les diremos que en el sanatorio de toreros coincidió con Martín Agüero, a quien iban a amputar un dedo y medio del pie izquierdo por un inicio de gangrena resultado de una cornada reciente.

Un día, a solas el torero con el diplomático, sucedía esto:

Me dijo esta otra frase infantil, que me quedará grabada mientras viva:
-Yo le diré a la Virgen lo bueno que has sido conmigo...-
Pobrecillo… No hay posición que lo alivie: los huesos han perforado su espalda; pero sonríe siempre y no se queja, ni se rebela, ni se exaspera. Sólo una vez lo he visto impacientarse algo: fue un día cuando la enfermera le decía cariñosamente que Dios enviaba sufrimiento a los buenos porque los quería. Curro —que sufría intensamente— se incorporó un poco, penosamente, y le respondió con una gitanería:
-Que no me quiera Dios tanto… que de tanto quererme se está poniendo pesao y mal amigo-.

A Gitanillo le había dado la alternativa otro torero intuitivo como él: El Gallo. Fue en agosto de 1927. Toreó en los años siguientes más de doscientas corridas. Esta foto está hecha en Sevilla, en la corrida homenaje a El Gallo por sus veinticinco años de alternativa. El de la izquierda es Chicuelo:



Lo de torero intuitivo no es de nuestra cosecha sino de la de un admirador del maestro, Tomás Orts Ramos, Uno al Sesgo

Los aficionados solemos distinguir entre toreros largos o cortos. Él hablaba de toreros con oficio o con intuición. El que tiene oficio sabe siempre lo que hace. El intuitivo no sabe que sabe lo que sabe. Ojo porque el trabalenguas es cosa suya. Transcribimos su reflexión porque pensamos que tendrá interés para ustedes:

'El torero de oficio, es decir, el que sabe lo que sabe, el que con una práctica más o menos larga ha llegado a dominar la técnica, puede tener lo bastante con esa técnica para salir airoso en la mayoría de los casos que se lo proponga; y en ellos sí que es la voluntad la que manda. Pero en el torero intuitivo, en el que lo que sabe no sabe que lo sabe, porque su arte no es consciente sino inconsciente, el revelarlo es obra de determinadas circunstancias, de un estado de ánimo, que no se crea con sólo quererlo, que aparece y desaparece por causas que escapan la mayoría de las veces al propio interesado, que lo exaltan o deprimen sin motivo aparente en ocasiones'.

Y sigue:

'El fenómeno que queda por examinar es el que de vez en cuando se observa en algún que otro torero de los que seguiremos llamando intuitivos provisionalmente. Así que van adelantando en el oficio y dominando la técnica, diríase que van aminorando su personalidad, o, para expresarme en el lenguaje taurino, van "perdiendo el sitio", con gran desencanto del aficionado. Éste ve diluirse en la vulgaridad un arte excepcional, que, aunque sólo se manifestase a rachas, era de tal calidad que compensaba con una tarde buena varias malas. ¿No será que con el predominio del oficio sobre la "inspiración" en aquellos toreros a quienes falta el valor, cuando se dan cuenta del riesgo que afrontan por un exceso de vigilancia del consciente, queda anulado el subconsciente?'

No entraremos ahora a discutir si toreros de arte como Juan Ortega o Morante encajarían verdaderamente en esa categoría de intuitivos. Gitanillo sí era de estos últimos, por supuesto. Tampoco insistiremos en los consabidos elogios a su verónica, la del minuto de silencio. Además, con los dos pies asentados en la arena, como decía Paco Camino que había que tenerlos en este lance:



Lo del minuto de silencio lo recordaban en este titular:



De su muerte, el catorce de agosto, setenta y cuatro días después de la cogida, Morla guarda este tierno recuerdo:

'El gitano ha muerto hoy. Tenía veintisiete años. En torno del féretro descubierto, la familia permanece muda. La madre, sin proferir una palabra, contempla a su hijo, y hay en su dolor silente una nobleza que infunde en los presentes admiración, respeto y arrobamiento. A medida que pasan las horas, en la desolación de la vigilia, la fisonomía del gitanillo se suaviza, adquiere serenidad y diríase que de nuevo sonríe: es la misma sonrisa peculiar suya, un poco melancólica, con que recibía las ovaciones de la plaza en delirio. Tan contento como estaba, parecía triste'.

Había hecho testamento en favor de sus padres y dejó una cantidad aparte para que su adorado sobrino Currito pudiera estudiar una carrera.



El cadáver del trianero llegaba a Sevilla dos días después.  En la estación estaban, además de medio barrio de Triana, Juan Belmonte, Antonio Miura Hontoria, el Papa Negro, Vicente Pastor, Moreno Santamaría y, por supuesto, sus seis hermanos, su cuadrilla y su apoderado Domingo Ruiz. Salvo error, Pastor debe de ser el de la derecha:



Carlos Morla tiene dos libros más de memorias que les recomendamos. El primero está escrito en Madrid entre 1937 y 1939 y el segundo en Berlín, durante los años del nacionalsocialismo. En el que nos ha ocupado a cuenta del pobre Gitanillo verán desfilar, entre otros, a Eugenio d'Ors, Marañón, Ortega, Sáinz de la Maza, Unamuno, Azaña, Madariaga... y, por supuesto, a la generación del 27 en pleno.

Lorca y él asistieron juntos al último festejo celebrado en la plaza de la carretera de Aragón, con dos toros para el rejoneador Cañero y seis para Lalanda, Cagancho y Rafael, el hermano de nuestro protagonista. Ambos mostraban su desagrado ante la nueva plaza de Las Ventas:

'La «nuestra», la que abandonamos hoy para siempre y que será derruida en breve —tan íntima, tan campechana, tan integrada en la vida de Madrid—, tenía olor a sangre de toros y de toreros. La queríamos como algo propio y la lloramos como a una vieja abuela que se va. -La otra —dice Federico—, la gran plaza flamante, de ladrillos y azulejos resplandecientes, es una «monumental señora» engreída y antipática, con vuelos y encajes de «nueva rica»-'.



Un día un fulano llamó a Morla por teléfono. Tenía acento andaluz y decía que era un novillero amigo de Cagancho y que lo llamaba de parte del maestro para ver si aceptaba ir de mozo de espadas con él la temporada siguiente. Morla se quedó parado, empezó a balbucear... no sabía qué decir,  probablemente porque en el fondo quería aceptar. Sus dudas quedaron disipadas con la carcajada que se oyó al otro lado del hilo. Era Federico García Lorca, que le estaba gastando una broma...

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

sábado, 22 de febrero de 2025

COLOQUIO CON SÁNCHEZ-VARA

El diestro guadalajareño estuvo en la Asociación el Toro con motivo del vigésimo quinto aniversario de su alternativa, que le diera Esplá.

Como nosotros nos guiamos por las ganaderías al pasar por taquilla para asistir a una corrida, al bueno de Sánchez-Vara lo hemos visto muchísimas veces. Ha sido así porque lógicamente coincide que se acartela con toros duros. Ese es el motivo de que sea uno de los diestros de quienes más fotos tenemos. Entre ellas, ésta de abajo, una de nuestras favoritas. Está matando uno de Juan Luis en Céret:



Sólo hemos hablado con él en dos ocasiones y ambas suman un total de cincuenta segundos ya que fueron dos preguntas que le hicimos en un patio de cuadrillas antes de hacer el paseíllo. Quiere eso decir que no lo conocemos de nada pero se nos antoja una persona muy afable y cercana, sin ninguna de las ínfulas que tienen algunos de los satélites que orbitan en el mundillo de la tauromaquia. Y esos aires de grandeza no contaminan solamente a toreros...

No se le ve ese toque chulesco de un Perera, un Luque o un Uceda. Pero tampoco atisbamos el carácter lunático de un Tomás o un Morante. Los lectores que lo hayan tratado seguro que nos darán la razón en esa intuición que tenemos de que debe dar gusto salir a tomar unas cervezas con él.

Lo presentó Carlos Rodríguez, el nuevo presidente de la Asociación, a quien contamos con honor entre los selectos lectores de nuestro modesto blog. Podemos asegurarles que es uno de los nuestros y que el flamante cargo no lo hará cambiar. Nos permitiríamos darle el consejo de que en futuras tertulias se dedique a apuntar las preguntas cuando se hagan varias seguidas para que el invitado no se pierda. Pulsen aquí para ver el vídeo.



A continuación destacaremos algunas de las cosas que dijo y añadiremos algún comentario de nuestra cosecha en caso de que se tercie.

Dejó claro desde un principio que él no tiene condiciones artísticas pero las suple con esfuerzo, afición y sacrificio. Esa gran afición es la que alabábamos nosotros el año pasado cuando fue el director de lidia de la concurso de Vic-Fezensac, bajo la lluvia y con un palmo de barro. Tiró para adelante hasta el final y obligó a los demás a seguir su estela. Recuerden la crónica aquí.



Respecto a lo del arte fue curioso que dijera que sus referentes habían sido dos maestros como Teruel, recuerden aquí, y nuestro paisano Bernadó, pulsen aquí. Podría haber nombrado algún matador de corte más lidiador pero no lo hizo.

Hubo un recordatorio a Cazarrata, como no podía ser menos:

- Entré en la afición de Madrid después de aquel toro de Saltillo. Aquella tarde hubo otro de nombre Lubino pero que por lo menos se tragó doscientos trapazos. Cazarrata ni uno, es que no se podía entrar a matar. Llegué a pensar que era mejor torearlo en el cinco porque como seguro que me iba a coger así estaría más cerca de la enfermería.

Efectivamente, el propio ganadero, con la poca diplomacia que le caracteriza, todavía le repite: 'aquéllos que antes se reían de ti en Madrid ahora te respetan'. Y eso iba a dedicado a algunos de los presentes en el coloquio...



Se le recordó al Rabosillo de Palha y dijo:

- Con ese toro mi error fue hacerlo todo para él y a veces ser honesto no tiene buenas consecuencias. Los toreros tenemos técnica y conocimiento suficientes para que el aficionado no se entere de cómo es un toro; lo podrá intuir pero no lo sabrá de verdad. Tú dejas ahí la muleta muerta, te pega cuatro enganchones y el malo es el toro...

¿Se dan cuenta? Cuántas veces hemos comentado en nuestro insignificante cuadernillo la cantidad de toreros que nada más coger la muleta con la izquierda pegan dos trapazos para engañar al público. Lo hacen porque sin la ayuda se sienten desnudos. Así, la mayoría del tendido acaba creyendo que por ese pitón el toro es un marrajo cuando lo que sucede es que el torero tiene un déficit de valor y un exceso de cara dura.

- En Francia se lucen los toros en todos los sitios pero es que allí te juegas menos que en Madrid. Lo que pasa es que en Las Ventas no están todos los aficionados capacitados para entender eso y luego te salen con lo de que se te ha ido sin torear... aunque yo quiero lucirlos siempre.

Ya ven que es el típico miedo a que el tendido se ponga de parte del toro. Joselito Arroyo siempre decía que el público debía aplaudirlo a él y no al toro. Por eso afirmaba sin ambages que lo de lucirlo nunca le interesó. Eso es exactamente lo que piensa el 99% del escalafón. 

Tal y como era previsible se le preguntó con mucho interés por el ganado de Reta.

- En Céret, tras matar a Rabioso yo pensé: 'host..., soy un superhéroe, macho'. 



Pues fue así, ni más ni menos ya que la vuelta al ruedo que dio por fallar con la espada tuvo más valor que miles de orejas. Recuerden aquí nuestra crónica, que titulábamos haciendo honor a su categoría como matador de toros:



Se acordarán de que muchas veces hemos criticado esos norit a los que se puede torear a ochenta pulsaciones por minuto, como por ejemplo aquí. Pues no vamos muy desencaminados porque Sánchez-Vara dijo esto:

- Tú puedes estar una hora ante cualquier otro toro que no sea de Reta y las pulsaciones las tienes normales. En cambio, delante de uno de los suyos, que no te permite el más mínimo fallo, a los dos minutos te sientes como si te hubiera atropellado un camión.

Sobre la corrida de Tafalla, donde mató cinco, dijo esto:

- Lo verdaderamente importante del día de Tafalla es que venía de matar Saltillo el anterior y Palha el otro. Pero es que luego me atrevo a decir que fue la peor corrida que ha lidiado Miguel, la más dura, la más difícil, la más mala, además corrieron el encierro... Pero estoy contento porque, aparte de llenar la plaza, en un canal antitaurino vasco sacaron un reportaje mío de 10 minutos ¡y hablaron bien!



¿Se han fijado en que no coge el palillo por el extremo teniendo delante esos rizos navarros y pitones sin bolitas? Muchos diestros lo agarran por la punta toreando chotos.

Recordarán que en nuestra crónica que pueden leer aquí hablábamos del chasco que se llevó el ganadero con el comportamiento de unos toros que eran cuatreños y de los que no se esperaba tanto sentido.

- Lo mío con lo de Reta ha sido una aportación a la tauromaquia para que así se hable de la casta navarra. Es que tiene que haber de todo y aunque es verdad que siempre salgo enfadado después de matar esos toros y digo que no lo haré más, se me pasa enseguida. La gente a veces no entiende la lidia que requiere ese tipo de toro pero es indudable que en esas corridas de Reta no se aburre nadie. Es que si no, la tauromaquia es siempre lo mismo... y yo estoy muy agradecido a Reta.

Los desocupados lectores de nuestro cuadernillo conocen perfectamente que el agradecimiento es recíproco, tal como nos comentaba el ganadero navarro en aquella charla que pueden recuperar pulsando aquí. Si el diestro llega a leer esta entrada no le gustará recordar la foto de abajo. Está matando a Tonelero, el peor toro en sus veinticinco años como matador: 'era un terrorista, sólo le faltaba el pasamontañas, un auténtico hijop...' Tras esta imagen tuvo que arrojar los avíos y tomar el olivo con urgencia mientras el toro lo perseguía y metía la cabeza por encima de la barrera:



El ex presidente de la Asociación le comentó sin acritud cuestiones sobre su protestada colocación o su falta de quietud. Respondió que eso, al igual que los pares de banderillas, hay que valorarlo teniendo en cuenta los animales a los cuales le toca enfrentarse.



Una pregunta muy interesante versó sobre lo que le hemos criticado desde aquí y es el perfilarse demasiado lejos a la hora de entrar a matar esos toros navarros que al final de la lidia están tan orientados:

- Es que el toro es el que manda ya que igual de más cerca no se te arranca. Hay que romper los tópicos. Hay toros que se matan a dos metros y otros a cinco. Si me he puesto lejos es porque no me han dejado ponerme más cerca, aunque está claro que desde más cerca hay menos posibilidades de que te haga algo raro cuando se arranque.

No nos acaba de convencer esa explicación de que desde más cerca no se vaya a arrancar. ¿Ninguno de Reta? Es que se ha armado lejos en todos y la verdad es que ninguna de las estocadas que dejó, cuando no pinchó, han sido medio decentes. Lo que nos parece irrefragable es que asume mucho riesgo perfilándose así:



Y hablando de tópicos dijo esto sobre su hijo:

- Otro tópico absurdo es el de que un torero lamenta siempre que su hijo también quiera ser torero. Para mí no hay nada que lamentar porque si mi hijo llega a sentir lo mismo que alguna vez he sentido yo toreando, no hay nada que se pueda comparar con eso.

Hombre, maestro, reconocerá que usted es una rara avis porque lo habitual toda la vida fue que los padres toreros no quisieran que sus hijos siguieran sus pasos. Tenemos el ejemplo del padre de Marcial, cuando lo amenazaba si seguía con su afición: 'como me entere de que has vuelto a torear te rompo una pierna'. Lo contábamos aquí. Muchos años después el propio Marcial decía: 'si yo tuviera hijos ya me preocuparía de criarlos totalmente fuera del ambiente taurino para que no se contagiaran'.

Pero es que también sufrieron graves amenazas, con palizas incluidas, el Guerra, Vicente Pastor o El Estudiante. Otros como Sánchez Mejías hicieron todo lo posible para que su hijo no acabase como matador. Incluso el Papa Negro no quería que ninguno de sus hijos fuese torero. Lo que sucedió fue que a la fuerza ahorcan, como contaba uno de ellos, Manolito:

- Mi padre no nos estimuló para ser toreros. Al contrario, no lo quiso nunca, ni quiere ahora que lo seamos. Intentó por todos los medios quitarnos la afición, hacer que estudiásemos pero todos sus esfuerzos fueron inútiles. Al final tuvo que resignarse porque llevábamos el toreo en la sangre.

Recordó Vara sus peripecias por el Perú aunque no relató la historia de aquel toro que iban a indultar y que nosotros conocemos bajo palabra de honor de no contarla a nadie. Tampoco se le sacaron esas espinosas cuestiones económicas que en otras ocasiones le han hecho enfadar. No contó cuando prefirió matar un toro al que habían dejado tuerto en los corrales antes que lidiar el sobrero, que era de otro ganadero con quien estaba peleado. Así evitó que lo cobrara. Fue éste:



Ah, y alguien debería haberle recordado que los mejores naturales que ha dibujado en su vida fueron en Tafalla en 2019. Se los dio a uno de Saltillo que salió enterándose de todo, sin embestir a los capotes, derribando al picador en un arreón y pasando luego en falso con los palos. Pero el maestro mantuvo la tranquilidad y lo toreó así de bien:



Un buen amigo suyo contactó con nosotros para que le cediéramos esta foto y la tiene ampliada y enmarcada en su casa.

Verán que cuando dan la palabra a su hijo el diestro se emociona con lo que oye. Eso nos recordó lo que sucedió en la corrida de Tafalla a la muerte del primer toro y que encontrarán en la crónica que enlazábamos más arriba.

Dejamos aquí esta selección que hemos hecho para abrir boca. Ya verán ustedes el coloquio entero.  La verdad es que se hizo corto y ése es el mejor elogio que podemos hacer al maestro.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.





domingo, 16 de febrero de 2025

FELIPE GARRIGUES, "FELIPITO DE DIOS"

Así lo llamaba Luis Francisco Esplá. Garrigues ostenta un apellido catalán que se une a su verbo florido, el cual luce mucho más cuando se le escucha que cuando se le lee. Ya verán que en el minuto 46 el presidente de la Asociación le llama la atención diciendo que ponga un poco más de seriedad y modere su lenguaje. El invitado encaja el golpe con deportividad y le responde que las faenas no tienen que ser todas a base de derechazos sino que debe haber algún molinete para que la cosa resulte entretenida. Quizá hubiera merecido una respuesta menos educada...



Decíamos lo de escucharlo en lugar de leerlo porque su libro Suspiros de otra España nos pareció muy decepcionante para lo que sabe y lo que es el personaje.



No obstante, es un hombre que desconcierta porque tan pronto pone una vela a Dios como al diablo. Nos referimos a que dice cosas que nos identifican claramente con él por su máximo respeto al toro mientras que nos distanciamos rápidamente en cuanto se pone a justificar a las figuras igual que un vulgar taurino.

Recordaremos que el año pasado a principios de temporada se ponía serio diciendo esto:

- A ver, señores, que Morante merece el máximo respeto, ¿eh? ¡Porque está toreando medicado! Un hombre que se pone delante del toro a jugarse abiertamente la vida tomando medicación fuerte, sin estar en plenitud de condiciones, lo que merece es un gran respeto.

Aquí lo que Garrigues merecería es un duro macheteo tocándole los costados porque hasta nueva orden quien merece el máximo respeto es el que pasa por taquilla. El pagano tiene derecho a exigir que el torero esté en plenitud de condiciones y no que esté mermado a la hora de torear aunque pletórico a la hora de cobrar.



Ese buenismo con la figura no se lo perdonamos. Seguro que él sabe que el día que murió Granero a Pocapena tuvo que matarlo Lalanda porque Juan Luis de La Rosa se había retirado a la enfermería renqueante de un puntazo en el escroto. Cuando iba por el callejón los aficionados lo increpaban por no haber hecho el paseíllo en condiciones. Hoy, en nuestra sociedad sentimental y adocenada, eso sería inconcebible. Parece mentira que un aficionado como Garrigues justifique a Morante de esa manera.

Pero también tiene salidas memorables como cuando en Villaseca de La Sagra lo entrevistaron en el tendido. Le preguntaron qué le parecía una feria como ésa y respondió:

- Pues me parece muy bien fundamentalmente por una cosa: para que los novilleros se den cuenta de que las vacas paren los toros con puntitas y no romos como los torean siempre por ahí... ¡que los toros tienen puntas, hombre!

César Jiménez y De Blas permanecieron callados como tumbas y no hicieron ningún comentario después, como si hubieran oído llover.


Uno de Alcurrucén en la Chenel de 2024

Esta introducción viene a cuento de que como dijimos al principio Felipe estuvo en la Asociación El Toro.



Allí dijo:

- Hoy no hay crítica, ni siquiera hay análisis porque lo que hay es un enamoramiento de los toreros por parte de los críticos. Estamos peor que en la época del sobre. Hoy todo es vaselina y más vaselina. Los toreros siempre están bien y si no lo están, es porque no han tenido opciones. (¡Qué vamos a añadir acerca de los críticos paniaguados!, todo el mundo ve que el rey está desnudo pero nadie dice nada).

- Lo de Atanasio puro es muy difícil de entender. Lo entendió Antonio Ordóñez, que se quedó una parte para su ganadería. (El ganado que tenía Ordóñez en Los Tinahones, cerca de Constantina, junto al hierro y la finca lo compró Trapote, que en paz descanse. Estuvimos hace muchos años haciendo fotos a aquellos atanasios, como estos dos de abajo, pero la última vez que fuimos sólo había manso).




Salvo error, esta corrida venteña de abajo es la que marcó la antigüedad del hierro de Ordóñez en Madrid. La mataron Curro Vázquez, Roberto Domínguez y José Antonio Campuzano:



- Hay que volver a hacer el toro grande, como dice Trump de América, pero de casta. Es que hoy ya no es necesario ni lidiar. ¿Dónde están la casta y la fiereza?

- Me pregunto por qué se pica todos los toros traseros. Les diré por qué y es porque no se echa el palo de forma que cuando llegue el toro ya tenga metidas las cuerdas. (No, maestro, ésa no es la razón. Son dos: primero porque el piquero se siente más seguro en la montura si pica trasero dado que así se apoya mejor, tal como explicábamos en esta entrada; segundo, porque picando atrás lesionas mucho más al toro y así hay más posibilidades de que se pare ya que aquí nadie quiere que el toro se mueva. Fíjense en la imagen de abajo donde se demuestra que Garrigues no tiene ninguna razón en lo que dice. El picador ha echado el palo y ha metido las cuerdas antes de que llegue el toro al peto pero ha clavado deliberadamente trasero).



- Los toreros de quienes he sido más amigo han sido Luis Miguel, Antonio Bienvenida, Antoñete y Andrés Vázquez. Todos tenían como característica básica una gran afición, cosa que hoy los toreros no tienen. Por eso vemos un toreo triste. Me cuesta mucho encajarme en esta época actual.

- Yo pregunto a los ganaderos: si entre todos los toreros que hay solamente ganan dinero cuatro, ¿por qué os arrodilláis ante todos? Es que hoy en día exigen hasta que les afeiten las eralas. Las bolitas que vemos en las corridas ya son auténticas pelotas de ping-pong, ¡y nadie lo denuncia!

- Sobre el temple Belmonte tiene la leyenda detrás y tiene también a Chaves Nogales pero el que lo trajo de verdad yo pienso que fue Domingo Ortega (aparte del evangelista de Belmonte, el trianero reconocía que cuando él templó fue el año de la glosopeda... Sobre el tan manido temple, recuerden lo que decía Esplá en esta otra entrada).

- La media verónica de Andrés Vázquez para mí fue superior a la de Belmonte (pues ojo si alguien se ha llevado las manos a la cabeza porque la media del de Villalpando fue buenísima, una de las mejores del siglo XX. Lo contábamos en nuestro homenaje al maestro cuando falleció, recuerden aquí, y también al hablar de la media verónica en general, aquí).



- A Joselito lo quemó torear tanto con José Tomás, es que era echarlo a los leones... eso lo abrasó. José Tomás ha sido quizá el torero que más de verdad se ha puesto pero ha sido efímero. 



En el minuto cuarenta y tres del vídeo podrán ver que coge la muleta para hacer una demostración. Hacia el final del coloquio ninguneó a los jóvenes que van a Las Ventas. Dijo, con esa exageración suya tan socarrona, que van todos a emborracharse. Cuando desde el público alguien lo rectificó diciendo que no serían todos, no se arredró e insistió: 'todos no, habrá uno que no se emborracha'.

Hombre, don Felipe, eso tampoco es así y usted lo sabe. Podría haber encarado su crítica a que esa afición joven dispone hoy de más medios que nunca para aprender. Dicho de otra manera: si con todo lo que está disponible en internet, tanto en contenidos como en oferta de libros taurinos, no aprende, es porque no quiere aprender. Ése sí que puede ser su gran delito.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa. 



miércoles, 12 de febrero de 2025

DE JUSTO IMITA A EL JULI EN VALDEMORILLO

Teníamos a Emilio de Justo por uno de los estoqueadores más elegantes del escalafón, junto a Roca y a Pepe Moral. Uceda ha desaparecido de este pódium porque ahora se dedica al telonazo, recuerden nuestra amarga crítica aquí.

Pues héteme aquí que el extremeño ha venido del invierno viciado con el salto grotesco de Juli, a quien en Valdemorillo imitó casi a la perfección. Pueden constatarlo en este vídeo a partir del 4'36''. Vean cómo toma impulso llevando la mano alta para clavar a capón:




Y acto seguido, el salto olímpico, clavando seis dedos trasero precisamente por llevar la mano por las nubes (recuerden nuestra explicación aquí):




Lo del salto ya es tristemente habitual en diestros como Rufo, Ureña, Leal, Cayetano, Perera, Aguado... pero en De Justo no nos lo esperábamos. Además no sabemos a santo de qué viene perfilarse tan lejos, cosa que él no hacía nunca:



Lo seguiremos de cerca esta temporada a ver si también tendremos que sacarlo de ese Olimpo de mejores matadores donde al final se va a quedar solo el peruano dado lo poco que se prodiga Moral.

Ah, y antes de que algún amigo lector nos recuerde que Vicente Pastor también pegaba un salto al matar, les remitimos a esta entrada.

El tal Desprendido de Garcigrande fue el torito de Duracell. Lo recibió a porta gayola, con el mérito de no tener ninguna necesidad, y luego le pegó siete verónicas a placer, yendo el toro bien embarcado. Solamente hay una de paso atrás y en todas lleva las manos altas tal como predica Morante:




Luego asistimos a un diluvio de pases del que debió de salir con un fuerte dolor en el brazo. El toro es perruno y el diestro se gusta y saca la barriga al paso del animalico, igual que Ureña, Rufo, Jiménez... Los taurinos llaman a eso encajar los riñones, una más de sus cursilerías. Es otro vicio que De Justo ha cogido desde que torea mayormente chotos:



Es el problema que tiene gustarse, que se pierde toda la naturalidad y se cae en lo artificioso. Como decía don Alonso Quijano, toda afectación es mala, y en el toreo, peor, añadimos nosotrosYa han visto el relajo del brazo que no torea.

Recuerden lo que decía Antoñete:

- 'siempre me ha gustado meter los riñones pero no con desmayo, que es una palabra que nunca he entendido; en el toreo no hay que tener relajo porque no se transmite emoción. El torero debe tener fibra aunque sin perder la naturalidad. Si estás desmayado y relajado no sientes lo que estás haciendo'

Pero observarán en el resumen que se gusta mucho menos con la izquierda, donde los naturales resultan toscos, muy por debajo de la bondad monjil del norit. Y es que De Justo es torero derechista. La puntita de los pitones, comme il faut...



En el haber destacaremos que gracias a Dios no se retuerce como un sacacorchos. Ese mismo torito en manos de Rufo, Roca, Adrián, Manzanares, Castella, Perera y tutti quanti nos hubiera deparado un espectáculo insufrible.

Y Ortega, ¿qué? Pues nada, que si sigue dedicándose a torear animales moribundos como ese coloradico del vídeo, no tiene ningún interés lo que haga, por muy bien que componga la figura y aplique su fino tiralíneas:



Ya ven que lo que hemos destacado en este comentario a vuelapluma distará mucho de los ditirambos de los críticos sobrecogedores. El problema es que este año el triunfalismo barato parece totalmente descontrolado y eso que esto no ha hecho sino comenzar. Habrá que mantener la cabeza muy fría para no dejarse llevar.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.