viernes, 6 de mayo de 2022

CENTENARIO DE LA MUERTE DE GRANERO (y 2): ¡POBRE GRANERO!

 '¡Domingo, música, sol!

¡Veraguas en el chiquero!

Marcial, La Rosa, Granero...

¡Hoy es un día español!'


Esta era la coplilla que se publicaba antes del 7 de mayo de 1922. Hoy hace cien años de la muerte de Manuel Granero. Morante, siempre pendiente de la historia de la tauromaquia, ¿hará el paseíllo esta tarde en Sevilla desmonterado? ¿Se guardará un minuto de silencio?

La que nos sirve de titular era la frase que más se repitió en toda España al día siguiente de aquella infausta corrida. Era ya la que hacía quince ese año para Manolet. Y tenía ya contratadas para el mes de mayo catorce. De hecho, estaba anunciado para la Beneficencia con ocho toros el jueves 11 junto a Chicuelo, Lalanda y Nacional II.

La última corrida de Granero empezaba a las cuatro de la tarde. A la misma hora en Vistalegre había novillada de la viuda de Clemente para Pedrucho, Felipe Esteban y Gaonita. Y a las cuatro y media en Tetuán, novillada de Gumersino Llorente para Carlos Gómez, Cocherín y Francisco Pons. A las cinco jugaba el Madrid un amistoso contra los ingleses del Civil Service F.C (ganaron los blancos, con pantalón y medias negras, por 7-4). Y con tanta competencia, en el festejo de Granero se agotó el billetaje.



El público había recibido con expectación este festejo porque ya corrían rumores de que los toreros estaban rehuyendo Madrid. De hecho, era la primera corrida del diestro valenciano en la capital. No tenía que torear el día 7 allí sino en su ciudad pero la empresa del Turia le dijo que no conseguían montar un cartel en condiciones y que harían una novillada con el hijo de El Algabeño. Manolo se enfadó, se negó a torear el festejo que tenía apalabrado para el domingo 14 en Valencia y se ofreció a torear el 7 una de las varias corridas que tenía firmadas sin fecha para Madrid.

Se había levantado a las diez. A las doce y media había comido un tazón de caldo y un poco de pescado. Se vistió antes de lo normal porque quería pasar por el estudio del fotógrafo Kaulak, en la calle Alcalá, quien le hizo una serie de retratos a la cual pertenece éste. Iba de azul marino y oro. Bajo la camisa no se ven las ocho medallas que solía llevar al cuello cuando toreaba:



Eran tres de Veragua y tres de José Bueno, antes Albaserrada como contábamos aquí. Precisamente el último toro que matará será Cantinero, de Bueno, número 13, negro zaíno, regordío y corniapretado. Aquí se aprecia:



Fue ovacionado con el capote, aplaudido en los tres pares que puso y dio la vuelta al ruedo tras una entera habilidosa. Aquí tienen las últimas banderillas que clavó en su vida:



El otro albaserrada fue fogueado. Al del Duque, número 56, Pocapena de nombre, no pudo lancearlo porque embestía gazapeando de salida e intentaba puntear la tela. Como Manolo no lo vio claro, banderilleó la cuadrilla. Con la muleta en la derecha, el toro se le vino encima en el segundo pase, lo enganchó por la pierna derecha y le hizo dar una vuelta de campana:



Salieron al quite los compañeros pero Granero había caído cerca del estribo del 2. Los capotes que echaron a Pocapena volaban por detrás del animal y éste se cebó en el cuerpo del maestro haciéndole una herida de tres centímetros en el muslo derecho más la mortal en el ojo también derecho. Desde la barrera un monosabio golpeó al toro con la vara y un carpintero le pinchó con una banderilla pero ni se inmutó. Este es el momento en que por fin se llevan al toro:



Ya había terminado su trabajo asestándole la cornada letal. Así lo vio Antonio Casero:



Y así, Roberto Domingo:



Habrá división de opiniones sobre si se hizo bien el quite o no. Lalanda será crucificado por ello. Él cuenta esta turbia historia al respecto:

'En aquella época había semanarios taurinos que vivían de los toreros. Uno de ellos, El Clarín, me pidió que aumentara la subvención a cinco mil pesetas mensuales. Me pareció mal y me negué. Ante la negativa, me dijeron que harían una campaña contra mí, acusándome de no haber estado atento al quite. El público de Valencia se lo creyó y dejé de ir por allí durante una temporada. Un año después me reconcilié con los valencianos totalmente, ha sido una de mis plazas preferidas'

Hombre, Marcial no quiere acordarse del asunto aún más turbio del afeitado que comentábamos aquí y que protagonizó en esa plaza favorita suya. La multa que le cayó fue el doble de lo que dice que le pedía el hebdomadario.

Lalanda mató a Pocapena de pinchazo y media (o dos y descabello) porque La Rosa estaba en la enfermería ya que se le había abierto una herida reciente en la zona genital. Desde el tendido se dirigían espectadores a la presidencia para suspender la corrida. Había otros que se iban por los vomitorios. El presidente dudaba mientras en el ruedo todos vieron cómo Lalanda hacía gestos de querer continuar, que eran secundados por más de uno. Arreció la bronca, aparecieron algunos espontáneos en el ruedo partidarios de suspender y sólo entonces el presidente terminó sus dudas y suspendió. A Marcial fueron a esperarlo a la salida y si no es por los guardias que lo protegieron, no sale íntegro físicamente. Pero en otro periódico dicen que lo protegieron porque se negó a hacer caso a los que querían que matase su otro toro, el sexto. Vayan ustedes a saber...



Acudió a la enfermería donde se vivió un momento de alta tensión cuando la cuadrilla de Granero no permitió que entrase a verlo. ¿Fue por la polémica del quite o por el rumor de que quería matar su segundo toro? Marcial se cambió en su casa y regresó a la plaza donde los ánimos ya se habían serenado. Lo vieron llorar ante el cadáver de su compañero. Afirmó que no había sido consciente de la gravedad de la cogida y que se dio cuenta cuando habló con el presidente tras la suspensión. Se quedó velando el cuerpo toda la noche en la capilla de la plaza.

El jefe médico era el doctor Adolfo Hinojar y lo auxiliaban los doctores Muñohierro y García Peláez. Manolet traía el ojo colgando. El parte es uno de los más escalofriantes de la historia del toreo:



Entró en la enfermería el tío de Granero, que era quien había convencido a sus padres de que permitiesen al chico que se dedicase a la tauromaquia. Al ver la situación sacó una pistola que llevaba en el bolsillo y con rapidez evitaron los presentes que se pegase un tiro en la cabeza. Paco Madrid le arrebató el arma y la descargaron. Inconsolable, lloraba repitiendo: 'Manolo meu! Què t'ha passat? Manolo meu!' Lo tumbaron en una camilla sin dejar de ser fuertemente agarrado por un par de guardias mientras le administraban un calmante. Aquí tienen a ambos:



Entonces entró Joaquín Sanchis, Finezas, su mozo de estoques. Lo besó llorando y diciendo 'Tonto, ¿por qué te has arrimao?' Con Finezas compartían la afición al boxeo y habían asistido juntos a más de una velada. En muchas ocasiones Joaquín levantaba las palmas y Granero las golpeaba con los puños. Cortó la coleta al diestro y la guardó para entregarla a la familia.

El sábado habían comido ambos con su amigo Manuel Domingo y dos actrices del teatro Eslava. Finezas le dijo que mejor dejasen la comida para otro día, que descansase el sábado porque el domingo tenía corrida. La respuesta del maestro fue: 'mejor vamos el sábado porque si el domingo me coge un toro, eso que llevamos por delante'



Los doctores Slocker y Méndez embalsamaron el cadáver. Blanquet y Finezas lo vistieron de paisano. Esto llamó la atención de Julio Camba tal como escribe en su artículo de El Sol:



Recordemos que 1922 es un año después del desastre de Annual.



Cuando se estaba haciendo de día, Pedro Sánchez, el apoderado de Granero, abandonó la capilla para volver al ruedo y quedarse un buen rato en el lugar exacto de la tragedía, este que ven marcado con una equis:



Blanquet fue uno de los que lo llevó en hombros. El gran subalterno decidió retirarse de los toros tras haber vivido las dos desgracias seguidas. No sabía que le quedaban sólo un par de años de vida. El ataúd era muy parecido al de Gallito, vean:




En esta entrada les dejábamos con la intriga de lo que había previsto una vidente. Fue cuando leyéndole la buenaventura le dijo en presencia de su tío que no torease nunca en un mes de mayo cuyo día 7 cayese en domingo.

Con doce años se había tirado el pequeño Manolito de espontáneo en una novillada en Valencia. Llevaba un delantal y le pegó un lance de frente por detrás al animal antes de que un subalterno se lo quitara de en medio y el tío Paco saltase al ruedo para coger en brazos al niño.

Luego le dio un par de azotes y le dijo muy serio que si quería que lo perdonase que empezase a escribir. Y le dictó mientras el crío escribía: 

'Querido tío Paco: te juro que voy a ser bueno, que voy a estudiar mucho, que voy a ser el primero en la escuela. Que no voy a dar disgustos a mis padres. Te juro que nunca querré ser torero...'

Cuando el tío le dictó esa última frase, Manolito levantó sus ojos llorosos:

'Tío Paco... no, ¡eso no!'

El bueno de Paco se enterneció ante los sollozos y acabó ahí el castigo:

'Bueno, no pongas eso...'

Una chiquilla catalana, de nombre Marujita, había dado a Manolito un beso tres horas antes de la corrida para despedirlo. Salían juntos desde hacía unos meses. Muchos no sabían en la capilla ardiente quién era esa chica, casi una niña, que entraba en silencio, cogía la mano inerte del maestro y le daba el que ahora sí sería el último beso.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.








8 comentarios:

  1. Buenas Rafa .
    No sé los medios que se harán eco de la efeméride , pero lo que tengo muy claro es que ninguno lo hará con mejor documentación y gusto que tú lo has hecho .
    Enhorabuena y saludos desde la tierra de Granero.

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    1. Muchas gracias y me alegro de que le haya gustado. Saludos.

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  2. Haciendo eco al Sr. Juan Ramón, lo felicito Dn. Rafa y quedo de acuerdo en lo completo y excelente que ha sido este repaso del drama y tragedia de Granero (incluso imágenes que no había visto antes). Como lo acostumbra Vd., sus datos taurinos son refinados, enciclopédicos, comentarios de clase y altura. Mil gracias. // Atte., Torotino

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  3. Extraído del libro :Joselito el Gallo - Rey de los Toreros.
    Autor : Paco Aguado.

    Según reza la historia, Granero, al igual que casi todos los que recibieron el doctorado de manos de Joselito, tuvieron un final trágico en los ruedos, creo que sólo se librarian Camará y no recuerdo sí algún otro más.

    Saludos desde Almería
    Ángel Magán.

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    1. Efectivamente, precisamente sobre ese particular tenía preparada una entrada con ocasión del centenario de gallito pero al final otras pasaron por encima.

      De las 10 alternativas que dio cinco fueron a toreros que murieron en el ruedo y una a Juan Luis de la Rosa que sale también en esta entrada y que murió asesinado los primeros días de la guerra civil.

      Saludos

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    2. El comentario que escribí hace días, llevaba un pequeño texto extraído del libro de Paco Aguado, veo que en la publicación está mutilado y mi duda es sí usted consideró publicar sin esa parte temiendo algún problema legal, o es que llego a usted el texto ya decapitado. Digo esto a modo de aclaración pues quedó un comentario sin mucho sentido, como más arriba puede verse.
      Saludos, Ángel Magán.

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    3. Lo copié tal cual llegó.

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