lunes, 25 de mayo de 2020

CENTENARIO DE LA MUERTE DE GALLITO (10): ALMOHADILLAS EN MADRID

Fueron dos o tres, no una lluvia de almohadillas. Sin embargo, cayeron las suficientes para que sentaran como cien patadas en la tripa a uno tan orgulloso como Gallito. Luego iremos a la plaza a ver qué pasó exactamente. Pero antes contaremos que el propio maestro se había metido en un callejón sin salida. 

En castellano usamos la palabra malogrado para referirnos a la persona que ha muerto antes de tiempo y por ello no ha podido dar todo lo que se esperaba de ella. En el campo del arte se utiliza a menudo. Artistas malogrados serían Arriaga o Mendelssohn en la música, Rafael o Masaccio en la pintura, Ataúlfo Argenta o Guido Cantelli en la dirección de orquesta y Chéjov o Kafka en la literatura.

En los toros se lo podríamos aplicar a Manolet Granero, a Manolito Bienvenida o a El Yiyo. Guillermo Sureda argumentaba que no podía hablarse de Gallito como torero malogrado porque, si bien había muerto joven, en su oficio ya había dado de sí de forma magistral todo lo que llevaba dentro.


FOTO: Antoni Esplugas (ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA,
Departament de Cultura de la Generalitat)

La forma de torear de Gallito culmina brillantemente la técnica del toreo sobre las piernas que había sido básica para dominar un toro fiero. Ahora Belmonte torea con los brazos y el dominio va pasando a segundo término. 


Inauguración de la Monumental de Sevilla. Toro de Contreras, 6 de junio de 1918.
La corrida dejó bastante que desear en presentación, aparte de que dos toros fueron tostados.

Recordemos lo que decía Felipe Sassone, el vecino del piso de arriba de José de quien hablábamos aquí. Al hilo de esto, comentaba lo que sigue:



No olvidemos que el entorno de Gallito, formado por los dos hermanos y Manuel Pineda Magrito, cuando querían fastidiar al jorobeta, obligaban al empresario a anunciarlo con toros que pusiesen en evidencia sus carencias lidiadoras. Así sucedió en una feria de Bilbao cuando la Junta Administrativa terminó harta de las presiones de Pineda porque no quería que los dos Gallos se anunciaran ni con Miura ni con Pablo Romero. Al final cedieron pero con la condición de que se incluyera a Belmonte en esos carteles (lo contábamos aquí).


Belmonte en la feria de Bilbao de 1917. Apuntillando por detrás, ¡como debe ser!

Pero José se daba cuenta de que iba perdiendo la partida. Se quejaba de que 'Juan tiene indulgencia plenaria en Madrid mientras a mí no me pasan ni una... Yo puedo estar diez veces bien pero con una sola que esté él, borra todas las mías'.
 No puede ser más amargo su lamento.

Cayó en la trampa y empezó a influir en la selección del toro para adaptarlo a los nuevos tiempos. No se dio cuenta de que se estaba pegando un tiro en el pie... o en la sien.



Gallito culminó el proceso que había iniciado Guerrita. Los ganaderos habían empezado a dulcificar el toro. 'Ya no hay águilas sino canarios', se decía. A Belmonte esta deriva le iba de cine: 'yo, lo que diga José'

Bleu escribe en la primavera de 1914 su famosa Carta abierta a don José Gómez Ortega, donde le dice esto:

'Su final de temporada anterior fue tan triunfal para usted como sospechoso para mí. Volvió usted tarumba a la afición valenciana matando siete toros de Guadalest que no fueron precisamente toros sino gatos, auténticos mininos (...) Su nombre empieza a andar mezclado en runrunes de componendas, tratos y vetos. Si es cierto que deja de lado ganaderías que no le sirven y que quiere toros hechos a medida, habrá que renunciar a toda esperanza y dejarle a usted por mentiroso, por imposible y por inaguantable (...) ¡Joven Joselito, prodigio de la excelsa estirpe de los Gallos! Conduzca a la tauromaquia por el camino de la gloria imperecedera y no se olvide: ¡monas, no!'

No fue el único que se apercibió de que los de Guadalest eran bichos sin respeto. Ésta fue la falla que le dedicaron seis meses después aunque no son gatos sino caracoles:

Aquellas Fallas en las que Joselito y Belmonte toreaban caracoles

El maestro ve que el toro del futuro es el que viene de Vistahermosa, con especial hincapié en lo derivado de Murube y Parladé. Por ahí iban sus consejos a los ganaderos en la selección. Hoy seguimos en el carril donde él nos puso a circular. La ganadería de la que huía era la de Palha, ya hablaremos de ello en otra ocasión. En los tentaderos marcaba la línea a seguir, exactamente lo mismo que hacen algunas figuras en la actualidad. 


José tentando una vacona en la finca del Duque de Tovar

Pero en el pecado llevó la penitencia porque ante ese nuevo toro, el toreo de dominio de Gallito languidece ya que el público quiere ver las verónicas sin enmendarse de Belmonte en lugar de una lidia sobre las piernas. José se dará cuenta de su error cuando ya no haya vuelta atrás, por eso se planteaba su retirada cuando Bailador lo mató.

¿Cuándo fue consciente de que había caído en la trampa? Posiblemente el 15 de mayo de 1920 en Madrid. Aquel día el público estuvo muy duro con él no por su insultante facilidad como se suele decir sino porque el ganado fue infame. Los toros salieron sin poder, sin fiereza y sin fuerza cuando no directamente inválidos. Ante esos enemigos que no necesitan ser dominados porque dan pena, Gallito es un torero que no interesa. '¡A ver si te atreves con ésta!' le grita aquella espectadora mientras arroja una almohadilla que le golpea en el brazo según unos y en la cara según otros.


Blanquet de matador y Gallito de subalterno en un festival en Valencia

¿Qué pasó aquel día?

Pues que salieron nada menos que nueve reses del toril aunque tendrían que haber salido doce según algún cronista. Los anunciados de Albaserrada se sustituyeron a última hora por murubes de Carmen de Federico. Las malas lenguas decían que el cambio era cosa de Belmonte. Otros, que era cosa de Joselito y él lo sabía porque se ve que pidió a la empresa lidiarla el día 17 ('la he pedido ya que dicen que no se lidia por mí porque los toros son grandes y así verán que no es verdad ni una cosa ni la otra'). Los espadas fueron recibidos con una sonora pitada a cuenta de este baile de corrales (una sana costumbre que ya ha desaparecido).

La incomodidad del público subió de tono cuando el primero se vino al suelo en el recibo capotero de Gallito. Luego lo picaron Serrano y Farnesio y ni siquiera derribó. En banderillas claudicó de nuevo y cuando el maestro cogía los trastos, una señora le gritó '¡toree usted toros!' Debió de escuchar esto claramente porque acto seguido dejó muleta y estoque en la barrera con visibles muestras de desagrado. Parece que algunos oyeron que decía 'yo no toreo eso'. El presidente sacó el verde pero el toro por tres veces se frenó en toriles sin querer seguir a los bueyes. Josele lo apuntilló en la plaza. El sobrero fue uno de Medina Garvey que salió sin divisa, cárdeno bragado, al que mató de una estocada. 


Descabellando sin cruceta

El segundo de Gallito también fue al corral, sustituido por uno de Salas que también salió sin divisa. Se llamó Cacharrero, berrendo en negro y botinero, el último que mataría en Madrid. Éste sí se empleó más en las varas de Carriles y Camero (mató dos caballos). Parearon Cuco y Cantimplas y acabó con él de pinchazo y estocada, mostrando bastante apatía en el trasteo. Él veía claramente que el público le había dado la espalda y no era cosa de un día. A ello se unía que se había caído del cartel del día siguiente para torear con su cuñado en Talavera.

El resto del festejo transcurrió en medio de la rechifla general por el poco poder de los toros. El primero de Belmonte no se sostenía en pie y el segundo fue al corral. Sánchez Mejías fue pitado en los dos por torear movido y matar fatal (no es novedad porque él mismo reconocía que no sabía matar, ya lo hablaremos en otra ocasión).


Belmonte, esa tarde forzando la embestida

En El Imparcial, Barbadillo dice que menos mal que el público se tomó la corrida a cuchufleta porque podría haber habido un motín. Se negó a hacer la crónica como avisó en su titular:



Luego fue durísimo, nada que ver con los paños calientes de los críticos paniaguados que leemos hoy en día:



Llovía sobre mojado con los toros. Incluso Corrochano, que contemporiza bastante con José en su crónica porque estaba reconciliándose con él tras el Pacto de la Estrecha, dice esto en el ABC:



Todas las crónicas inciden en que el problema residía en la bondad que se estaba buscando en los toros por 'instinto de conservación e instinto industrial de ganar dinero' de los maestros. Clarito titula así:



Los toros están sometidos a los toreros, lo ve tan claro como su propio nombre indica:



El enfado con Maravilla se recuerda en aquellos gritos que oyó de '¡que se vaya!' El diario El País tituló así:



En la crónica se avisa a Joselito de que no se vaya, que se quede pero que se arrime y deje de anunciarse con esos toros de chichinabo 'que torea porque quiere, porque los pide y porque los impone, sin darse cuenta de que son los que más disgustos le traen'

Claro, es que Gallito no era torero para toros sin poder. Se había metido él solo en un callejón sin salida del que no podía escapar. Los que sí encontraron la salida fueron Belmonte y Manolete y lo hicieron toreando diferente. José había dado todo lo que sabía, que era mucho, según su forma de entender la tauromaquia. Antes de morir tuvo la deferencia de dejar para la posteridad un toro nuevo para que otros hicieran un toreo nuevo que ya no era el suyo. Lo resumió Clarito en esta frase:



Se acabó el toreo de dominio y entramos en el toreo manierista, el de las posturas, ése que hoy ha degenerado en los retorcimientos grotescos y extravagantes con que nos atosigan el alma cada tarde nuestras queridas figuras.

El toro va a ser a partir de entonces 'una pobre bestia vencida sin ningún interés; por este camino la fiesta se convertirá fatalmente en un espectáculo de circo donde subsistirá la belleza pero sin el elemento dramático y emocionante'. 

¿Saben quién dijo eso años después? Pues don Juan Belmonte. Y esperen, que sigue: 

'El toro ha ido evolucionando, ha aprendido a ser toreado, se fabrica el toro tal como los públicos lo demandan; no se le ha quitado bravura, sigue siendo una fiera potente y bien armada pero sí se le ha quitado nervio porque el público quiere ver el toro toreable'.

Recuerden esta entrada donde citábamos a Bollaín: 'de tanto querer afilar la bravura, el toro ha quedado romo de casta; el actual es medio toro porque lleva dentro media casta'.

Gallito quiso orientar la fiesta hacia el toro toreable. Con ese animal, él no tenía nada que hacer. Por eso no fue un torero malogrado. Se murió justo a tiempo, a tiempo de dejar su leyenda, que se vio inmediatamente engrandecida por la mala conciencia y el remordimiento de los muchos aficionados que le habían vuelto la espalda.

Ya lo avisó el gran sabio Montaigne, de quien hablábamos aquí: "en la vida, todo es acalorarse y en la muerte, todo es amor y cortesía".

El amor y la cortesía que faltaron en muchos momentos en vida de Gallito dieron paso a los constantes panegíricos que se le han dedicado desde hace cien años hasta hoy. Y eso ha sido gracias en buena parte a Bailador.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

6 comentarios:

  1. No sé si sabré explicarme bien.Pero me asalta hace tiempo la pregunta si el camino abierto por Joselito obligadamente tenía que acabar en nuestro presente y si a este presente teníamos que llegar para poder divisar con claridad lo que realmente es el toro.
    Y dicho esto, prosiguen mis pensamientos: el "volver" al toro no parece que consista al toro y toreo anterior a Guerrita.Luego lo avanzado ,para bien, en 100 años se tendrá que ver plasmado en un nuevo toro que: ¿podría ser que tuviese como referencia al toro y torear de los años 60?
    ¿Es suficiente este pensar?
    Creo que no.
    Un saludo.
    Paco B.

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    1. Lo del camino abierto es como si usted va a una fonda y nota un día que han echado un poco de agua al vino. Al cabo de unos años vuelve y, cuando aquello ni es vino ni es nada, se preguntará cómo se ha llegado hasta ese extremo.

      Podemos simplificar diciendo que el toro era salvaje y en la época de Guerrita pasó a fiero. Con Joselito, a bravo. Siguiendo el camino que él marcó, a pastueño. Se le quitó definitivamente ese nervio de que habla Belmonte o ese temperamento de que habla Bollaín.

      Por supuesto que no es cuestión de volver al toro de Lagartijo, entiendo yo. Pero hay que huir de la babosa al uso. Y respecto al toro de los '60, creo que lo tenemos endiosado, no hay más que ver algunas faenas en el NO-DO.

      ¿Dónde estaría el justo medio? Pues en un 'Higuero' (que superó a Del Álamo en Salamanca) o en un 'Bochinchero' (que superó a Manzanares en Bilbao). Ambos eran de Garcigrande, ya se pueden rasgar las vestiduras los feligreses del torismo que sólo miran el hierro. Pero los dos fueron de ésos que le embisten amontonados como dice él y ante los que hay que tener la muñeca muy firme y el valor templado para poder con ellos. O el 'Sevillano' de Escolar para Gómez del Pilar en Madrid (victoria del toro con la atenuante del huracán para el maestro). Otro ejemplo sería el 'Platino' de Victorino (tablas con Ferrera en Sevilla).

      Pero ya sabe lo que dijo el ganadero al final de aquella corrida: 'si salieran cada tarde seis Platinos acabaríamos con el escalafón'.

      Saludos.

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    2. De acuerdo en lo expuesto Rafa, Garcigrande ha lidiado desde el BRAVO en mayúsculas a la babosa más infame...Otras ganaderías no se pueden/quieren permitir lo segundo.

      Pero hay que recordar una cosa, LOS TOREROS huyen de todo aquello que huela a bravo, acordémonos de la “maldición de la gitana”. Salvo los 4 que sabemos ¿¿ Quien busca un Platino o un Sevillano ?? , ¿¿ quien te va a matar tu hierro cobrando lo mismo, y teniendo un excedente de babosas en el campo brutal por el tema COVID y el recorte de festejos masivo?? ... Es por eso que ando enjugando mis lagrimas desde hace tiempo, al darme cuenta que ni el más optimista niega que este pozo se secó del todo.

      Lo siento.

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    3. De acuerdo en su segundo párrafo. Respecto al primero, discrepo en esos toros bravos con mayúsculas de Garcigrande porque ¿cuántos de ésos a que usted se refiere acudieron tres veces al caballo? Los que yo cito, ninguno. Es más, ¿alguien ha visto uno de Garcigrande ir tres veces al peto?

      ¿Qué pasaría con esta ganadería si fuesen tres veces? ¿Cantarían la gallina? ¿Se comportarían igual en la muleta?

      Un toro realmente bravo es una cosa muy seria y si pasa de trámite por el caballo, no puede recibir ese calificativo.

      Saludos.

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  2. Otra gran entrada Rafa, muchas gracias por enseñarnos como ha ido evolucionado la tauromaquia. Hay una frase de Domingo Delgado de la Cámara que dice algo así: Belmonte triunfo con el toro que creo Joselito.

    Saludos desde Teruel y muchas gracias por tu blog.

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    1. Gracias a usted. Desconocía esa frase pero, como se deduce de lo escrito en la entrada, estoy muy de acuerdo. "Yo, lo que diga José..."

      No estaba nada claro el futuro de Gallito sin lo de Talavera con ese nuevo toro 'toreable'.

      Saludos.

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