FERIA DE SAN ISIDRO, 2015, NOVILLADA:
GONZALO CABALLERO NO HA LEÍDO A MONTAIGNE
Ni a Aristóteles.
Para Aristóteles, en el justo medio entre el miedo y la temeridad estaría la virtud, que es la valentía. La valentía debe conllevar prudencia, si no, se transforma en la citada temeridad, que es una variante de la locura.
Se podría decir que la audacia es la disposición a afrontar un peligro y la valentía es la consecuencia lógica de la audacia. Por eso, un torero tiene que ser, primero, audaz y luego, en el ruedo, valiente.
Pero lo que no puede ser es temerario, eso, a nuestro modesto entender, no tiene mérito (y ya sabemos que quizá remamos contra corriente con esta afirmación después de lo que hizo Caballero ayer en Las Ventas).
Caballero empezó valiente en su primero aunque abusó de ese movimiento de caderas tan feo pero tan habitual en muchos toreros. Dudo mucho de que le hayan dicho en la Escuela de Tauromaquia de Madrid que eso tiene algo que ver con el toreo de verdad (las imágenes están capturadas de Canal Plus):
Eso sí, que nadie le critique por presentar la muleta de esta guisa o por ponerse de perfil. Hace exactamente lo mismo que nuestras queridas figuras a las que se aplaude a rabiar por hacer lo mismo:
La cogida no creemos que sea excesivamente culpa suya, el toro le engancha por estar demasiado encima. El valor de Caballero le lleva a confiarse y la muleta la presenta tan plegada que el toro le echa mano porque lo ve a él antes que el trapo:
Pero en lo que vemos aquí abajo ya no hay valor, hay temeridad. Y eso no puede ser. Creemos que hay que acabar con esto que nos recuerda a lo de Fandiño el año pasado. Se le hace un flaco favor al espectáculo con semejante desmesura que no acaba en tragedia porque Dios no quiere:
Pero en lo que vemos aquí abajo ya no hay valor, hay temeridad. Y eso no puede ser. Creemos que hay que acabar con esto que nos recuerda a lo de Fandiño el año pasado. Se le hace un flaco favor al espectáculo con semejante desmesura que no acaba en tragedia porque Dios no quiere:
Decíamos en el titular que Caballero no había leído al gran sabio Montaigne. En sus extraordinarios ensayos afirmaba lo siguiente:
"La valentía tiene sus límites, como las demás virtudes. Cuando se traspasan, uno se encuentra en el camino del vicio, de tal manera que, a través suyo, puede llegarse a la temeridad, a la obstinación y a la locura, si no se conocen bien sus fronteras."
Y tampoco ha leído a Cervantes. En boca de Alonso Quijano pone estas palabras:
"Porque has de saber, Sancho, que la valentía que no se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad, y las hazañas del temerario más se atribuyen a la buena fortuna que a su ánimo".
Buena fortuna es lo que tuvo Caballero en Las Ventas. A estas horas podríamos estar lamentando una injustificable desgracia. Y quizás en Madrid habría que replantearse esas novilladas como la de ayer que, excepto Bilbao y Pamplona, pasarían por corrida de toros en cualquier plaza de primera categoría.
Saludos desde Tarragona. Rafa.
Este criatura parece que salga a sacrificarse cada vez que le vemos la taleguilla.
ResponderEliminarQuizás sea la indiscreta cámara de Canal Plus pero daba la impresión de que tenía la mirada como ausente. No sé, debe de ser una impresión falsa mía pero me pareció ver lo mismo en la cara de Ureña el otro día frente al toro de Pedraza que lo arrolló. Tenía la mirada ida. Bah, seguramente son manías mías...
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