Hubo tres de Algarra, otros tres de Parladé incluido un sobrero y uno de Juan Pedro. Todos tuvieron su trapío y sus caras 'bonitas' (o sea, corniapretados de los que sí que caben en la muleta según los trileros taurinos). Colaboraron hasta decir basta pero la condición que mostraron fue la de perritoros sin poder y recibiendo un puyazo o incluso menos.
JUAN ORTEGA. Su primero era muy agradable de cara, ya nos entienden. Carioca trasera como se aprecia en la imagen. Era totalmente innecesaria dada la menguada fuerza del torete:
Después de ese desastre bendecido por el maestro, vino un buen par de Perico, el mejor banderillero de toda la tarde sin discusión.
Se echó la muleta a la izquierda Ortega pero la babosa no podía con su alma y se quedaba a medio viaje. Los comentaristas televisivos destacaban la buena colocación del ingeniero, cosa que hemos explicado en nuestro modesto blog muchas veces (recuerden aquí y también aquí, aunque los fanáticos de Perera mejor no vayan a este segundo enlace).
¿Por qué esos mismos comentaristas no destacan la mala colocación de nuestras queridas figuras? Si saben cómo es la buena quiere decir que conocen perfectamente cómo es la perfilera y fuera de cacho, ¿no les parece? Lo que un marciano no entendería es cómo alaban lo de Ortega y a la vez lo de Juli, Castella, Roca, Manzanares y tutti quanti. Incoherencia total o peloteo absoluto. Seguramente, ambas cosas.
No tapa la cara al matar pero pincha atrás por llevar la mano alta (vean la imagen ya que esa mano debería estar en el pecho y recuerden lo explicado aquí). Dos más que escupe y se echa.
Su segundo perdió media funda del pitón al tocar la arena y fue devuelto:
El sobrero era Nardito, de 525 kilos. Dicen que los cinqueños son más listos pero éste era más tonto que Abundio. Por cierto, era colorado ojo de perdiz y no castaño como se anunciaba.
El sueño del ingeniero es cuajar un toro a la verónica en la Maestranza, donde aún tiene pendiente debutar tras seis años de alternativa. En Linares dejó una muy buena, ésta:
Su amigo Juanpa, el mayoral de Jacinto Ortega (recuerden aquí), no picó trasero, cosa noticiable no por él sino porque es lo tristemente habitual cada tarde.
En el peto el tal Nardito convirtió su pitón izquierdo en un puro mordido por un epiléptico y encima se pegó media voltereta que lo dejó para el tinte:
Pues con el tercio cambiado, va Ortega y le hace un quite rematado con dos medias verónicas, ¡dos!
Como si el toro no estuviera ya bastante quebrantado, va el maestro y lo trata con desprecio haciéndole crujir las vértebras de la columna. ¡Muy mal, Juanito!
Nuevo gran par de Perico aunque el público prefirió aplaudir más a Revuelta, igual que los de televisión.
El toro se veía que era franco por ambos pitones e ideal para torear de salón. Tenía más peligro citar en casa a una mesa camilla que a éste de Parladé. Demasiados pases en el inicio de faena y la primera tanda de derechazos que nos desagrada porque nosotros queríamos ver toreo al natural. No obstante, Ortega anduvo siempre bien colocado y rematando atrás pero insistimos en que ese toreo derechista sobraba.
Por fin muleta a la izquierda con dos tandas marca de la casa que desataron los elogios de los comentaristas:
Se deshacían de gusto ante 'tanta naturalidad, rematando atrás todos los pases y siempre bien colocado'. Exactamente, señores, eso es TODO LO CONTRARIO a lo que perpetran cada tarde tanto las figuritas como sus tristes imitadores mientras los mismos comentaristas los jalean. ¿Por qué no hablan claro en televisión y dejan de dárnosla con queso?
El choto desmochado embestía empalagosamente y Ortega le permitía respirar entre pases de manera inteligente, no fuera a ser que se ahogase. Buen final con ayudados por alto mil veces preferibles a las insoportables manoletinas.
Se tiró bien para dejar media un poco pasada y contraria, por eso tuvo que descabellar.
Dos orejas mientras seguían las muestras de euforia entre los televisivos: 'ha sido un oasis de naturalidad, qué sabor, qué torería, sin brusquedades, con las yemas de los dedos...' Terminaron pidiendo a la empresa sevillana un cartel con Morante, Ortega y Aguado. No anunciaron la ganadería pero obligatoriamente tendrán que ser perritoros (y no de Garcigrande, que a Pablito no le gustan).
ÁLVARO LORENZO. Su primero de Algarra era cornigacho y corniapretado, o sea, muy agradable. Lorenzo coge el capote cortito, como tiene que ser, y de salida ya vio que el toro iba a ser bueno.
Puyacito sin que Francisco Javier Sánchez le tape la salida, otra noticia inesperada:
Tercio de banderillas innecesario. ¿No son los garapullos unos alegradores del toro tras el quebranto en varas? Si no ha habido ningún quebranto, sobra el segundo tercio, ¿no creen? Podrían haber ensayado con este bichito la corrida sin picadores como con Ordóñez en Nimes (recuerden aquí).
Lorenzo vio que allí delante tenía un perrillo faldero y se echó de rodillas sin ninguna probatura. No había nada que probar, simplemente ponerse allí a pegar pases a ese caniche que iba y venía:
Trasteo a 50 pulsaciones en el maestro y a muchas menos en los espectadores que, como nosotros, no concebimos el toreo si delante no hay un toro. Final de fiesta con unas bernadinas escondidas:
Cuando iba a empezar la faena del quinto le gritaban desde el callejón '¡no aprietes, eh!' Se referían a que no apretase al toro. Es que era otro perritoro que, a pesar de sus cinco años pasados, tenía más de lo primero que de lo segundo.
Se esforzó al natural pero el problema es que veníamos de ver a Ortega y lo de Lorenzo fue café americano en lugar del expreso italiano que habíamos saboreado antes.
Entera tendida, pasada y desprendida alargando el brazo con tranquillo y oreja del dadivoso y festivo presidente.
DANIEL CRESPO. Su cuarta corrida tras la alternativa. Su primero también era corniapretado aunque bizco del derecho. A Crespo no le han dicho que para pedir el cambio de tercio hay que destocarse pero como al presidente le dio igual, pues ¡adelante con los faroles de la mala educación!
Crespo venía lesionado en su muñeca derecha, como Manolete tras su accidente de coche que puso de moda la comedia del estoque simulado. El torete había bravuconeado en varas y se orientaba en banderillas echando la cara al cielo linarense. Pues el diestro lo trató muy bien de inicio por abajo para que no se enfadase y cesara en su actitud.
Hizo parecer el toro mejor de lo que era, cosa de mérito porque embestía desangelado y sin fe, lo que en televisión llamaban 'desclasao'. Cinco pinchazos sin cruzar y tapando la cara.
El último era de Juan Pedro, el más feo de todos por alto y un poco cariavacado. Era cinqueño y astifino:
Embistió al capote aborregado. Recuerden la frase histórica: 'el toro comercial por borreguismo puede degenerar en mansedumbre'. Lo dijo un sabio, Juan Pedro Domecq y Díez, lo contábamos aquí. Mucho nos tememos que en Lo Álvaro han olvidado este axioma. No obstante, en el caballo metió los riñones con ganas padeciendo un asqueroso monopuyazo carioco con el maestro ausente, despreciando al toro y al público:
En la muleta siguió con su desplazamiento borreguil. En el haber de Crespo, que no dejó que le tocase la tela y no citó con la muleta retrasada. En el debe, perfilerías abundantes que, tras lo de Ortega, sabían a cuerno quemado.
Media desprendida que basta y el presidente, seguramente perteneciente a alguna orden caritativa, que le regala una oreja.
La sorpresa para nosotros no fue ver torear bien al ingeniero porque ya conocemos su concepto, que es el del poeta Pepe Luis Vargas. Lo sorprendente fue constatar la euforia de los comentaristas de televisión ante lo que estaban viendo. No puede ser que se vuelvan locos con este toreo y también con el de las figuritas del Belén aunque en ambos casos tengan delante la babosilla. O con Ortega o con las figuras nos están dando gato por liebre en sus comentarios. Está claro con quién, ¿verdad?
Como es nuestra costumbre, no hemos leído nada de lo escrito sobre esta corrida pero mucho nos tememos que los críticos sobrecogedores irán por el mismo camino. Tampoco puede ser que nos vendan como toreo puro lo de Ortega y a la vez lo de Roca, por ejemplo. Es comparar la plata con la hojalata. Sin ir más lejos en el tiempo, nada tiene que ver la forma de torear del ingeniero con la de Manzanares el otro día en ese cómico indulto de Mérida.
Ellos saben perfectamente que Pepe Luis Vargas, el mentor de Juan Ortega, dice las verdades del barquero cuando afirma esto:
'El toreo de hoy se basa en el compás atrasado, en echárselo afuera y en pasárselo a medio metro del cuerpo; además está eso moderno de 'empujar al toro' y doblan el cuerpo para llevarlo largo'
Pero ellos viven del cuento y tienen que hacernos comulgar con ruedas de molino cuando ven a las figuras fuera de cacho, abriendo la puerta, retorciéndose sin naturalidad y con las zapatillas apuntando a Antequera. Conocen perfectamente que eso es toreo falso, de todo a cien, mas lo jalean porque tienen que salvar sus lentejas. Pero como saben de toros, cuando están ante el toreo como Dios manda, claudican y reconocen lo que todos estamos viendo... aunque sea delante de perritoros.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Setenta y tres años y un día después de la muerte de Manolete en esta misma ciudad |