En Las Ventas lo siguen idolatrando y si no llega a pinchar se va en hombros. Conste que pinchó por tirarse sin fe, saliéndose, confundiendo las suertes natural y contraria y cuando por fin en el sexto acertó a la primera, clavó casi en el lomo. Siguiendo nuestra costumbre vamos a contarles cómo vimos la tarde sin haber leído ni escuchado nada al respecto.
Los victorinos fueron de andar por casa, con gran vulgaridad en el caballo, de muy poco poder, chirles en la muleta y blandeando a gusto (hasta ocho veces doblaron las manos y cuarto y sexto se mantuvieron en pie quizá por la casta ya que estaban derrengados de atrás). Eso sí, protestas por esta flojedad, cero, oiga.
No tuvieron ni una mala idea, hasta el punto de que el tercero derribó a Perera y se lo quedó mirando igual que un norit al uso mientras el diestro se escapaba de su jurisdicción. Luego, cuando el cuarto prendió a De Justo, el comportamiento del toro no tuvo nada que ver con el del Fuente Ymbro ante Roca o con el del Listón de Escolar que se comía a Álvaro de la Calle en Céret. Seguro que al viejo Victorino no le hubiera gustado nada esa actitud de sus toros porque él era de la escuela del padre de los Clanton en Pasión de los Fuertes. Recuerden que azota a su hijo mientras le grita: ¡cuando se saca la pistola hay que matar!
Estuvieron bien presentados aunque se protestó a primero y segundo sin que viéramos el motivo. Dieron una media de 567 kilos. El balance fue pitos, silencio, ovación, aplausos, palmitas y aplausos. Para nosotros, excesiva bondad del público con el ganadero. Quede claro que nosotros no aplaudimos a ninguno. Por cierto, qué manía toda la temporada con pintar los cantos de los burladeros antes de cada corrida. Todos los toros que rematan quedan marcados de blanco, vean:
Ya han visto que la divisa era la oficial y no negra por el reciente fallecimiento del tal Cobradiezmos. Quizá no hubo homenaje porque el toro que verdaderamente gustó a Victorino aquella tarde fue el Galapagueño de Ureña y no el finado. Si ven al ganadero y no hay nadie alrededor, se lo preguntan.
La empresa puso en marcha su ya larga e histórica sinvergonzonería. Es que en taquillas pedimos una localidad cualquiera de grada o andanada pero cubierta, ya que amenazaba lluvia. La chica nos mintió asegurando que no quedaba ni una y tuvimos que ir a un tendido alto por 77 euros. Está claro que cumplía órdenes de algún granuja de Plaza 1 porque observen esta foto del tendido 2 hecha a la muerte del segundo toro. Si las de andanada las habían regalado y no vinieron, las de grada no creemos...
No es que nos sorprenda la golfería de las empresas taurinas pero dejamos esto claro para que no se vayan de rositas ya que resultaron atracados impunemente muchos otros aficionados. Hubo casi lleno, con adornos de banderas hispanoamericanas.
PERERA. Anduvo toda la tarde con soltura y por encima de sus inanes enemigos. Si a eso añaden que les zurró en el caballo, ya pueden deducir el resultado final. Escuchó tres avisos en total.
Su primero era negro entrepelado y cornivuelto:
Se vio claro en varas que cuando el piquero miraba al maestro, redoblaba el castigo. El animal, que ya venía picado del campo, quedó para el tinte. Ningún interés. Perera dejó la pierna de entrada delante del toro igual que Roca para ir enlazando pases sin piedad con la otra extremidad bien escondida.
Pinchazo sin soltar, estocada corta deficiente y esta última muy atravesada por aliviarse de esta guisa:
Su segundo fue rabicorto, cornalón y cornipaso. Pulsen aquí para ver su salida:
Empuja en el primero con un pitón, sin dejarse la vida como ven abajo, y señal en el segundo. Apuntamos su mediocre juego por lo de la ovación en el arrastre. Observen que la orden del maestro era masacrar y este piquero es muy obediente con quien le paga. Se levanta sobre los estribos para que no quede duda de su intención asesina:
De Justo hizo el segundo quite a toros de su compañero sin que éste se inmutase. Bien Fini con los palos:
Era un toro de paja, con manos blandas, ante el que Perera dio este buen pase en la primera tanda. No hay queja sobre su colocación.
Nos las prometíamos felicísimas pero el gozo, al pozo. Volvió a las andadas rápidamente:
Arriba dijimos que se cayó en la cara del toro tras ser arrollado pero el de Victorino sufría de autismo y no se movió. Ahí lo tienen, es el toro de Guisando:
Ya habíamos comprobado en el segundo tercio que era bastante tonto cuando hizo hilo con Herrera y mientras el banderillero tomaba el olivo con un buen susto, el toro se paraba en seco tras cruzar la raya en lugar de seguirlo hasta la madera con codicia.
Como estábamos en Madrid y manda el sentimentalismo, ya dábamos por segura la oreja tras el percance. No obstante, en el haber del diestro pondremos que con su muleta firme consiguió convertir al albaserrada en un merengue gris. Estocada arriba pero desprendida, trasera, a capón y tirando la muleta:
A pesar de ello, cayó una oreja pedida por poco más del 50%, o sea que no podemos decir nada, aunque quizá siendo Las Ventas habría que vulnerar el reglamento y exigir algo más (eso mantenía siempre Luis Espada). Ovación inconcebible al toro en el arrastre.
El quinto era veleto, degollado, rabicorto y un tanto cariavacado:
Fue el que empujó más pero sólo en el primer puyazo, donde sacó el caballo al tercio recibiendo como castigo una bonita carioca. En el segundo, nada, se va ipso facto. Como es habitual, bien trasero todo. Vuelvan a ver en la imagen que la sangre le manaba por detrás del brazuelo.
Lo de que Perera deja los toros crudos vale para las tardes del norit, no para la de anteayer. De esta manera, el torillo ya estaba asfixiado en la muleta, donde iba y venía de manera insulsa:
Nada. Bueno, sí, la pesadez que se había desatado en el cuarto cuando un fulano dio un viva a la Virgen del Pilar. Ahora fueron vivas a la Legión, a España, a Extremadura, a la Guardia Civil.... Algo estomagante, y más para nosotros, que venimos de sufrir en Cataluña sobredosis diarias de nacionalismo barato. Bajonazo con el mal estilo que se aprecia en la foto:
DE JUSTO. Su desidia en el primer tercio fue impresentable pero nadie se lo recriminó. Este hombre tiene patente de corso en Madrid y si no llega a ser porque pinchó, abre la puerta grande, seguro. Y pinchó no por mala suerte sino con todo merecimiento, ya lo hemos dicho al principio. Escuchó cinco avisos en total.
Su primero era el más justo de trapío, que dio un susto al diestro con la capa cuando éste se tropezó en la cara:
En el caballo se dejó recargar trasero y con furia, ya ven que ambos diestros venían con la premeditación de zurrar la badana. Observen la foto: mano izquierda asesina, clava en el espinazo y encima monta el catafracto blanco, que ni se inmuta. Y así, toda la temporada en Madrid, desde el Domingo de Ramos hasta la Hispanidad:
Bien Domínguez, salvo error:
La sangre le caía casi por el costillar. Como al principio los pases fueron sin mando pareció que el toro se iba a orientar. Al final De Justo no permitió que se le desmandase la cosa y sus muchísimos partidarios quedaron contentos con su trasteo, que resultó vulgar según nuestro maniático gusto.
Tres pinchazos y estocada trasera siempre saliéndose. Este no es el De Justo al que por aquí hemos alabado como se merecía cuando mataba a ley:
El cuarto era cornipaso, enmorrillado, rabicorto, apretado de carnes y renqueante de ambos pies sin que nadie dijera ni mu (hasta tres veces doblaría las manos después):
Desidia total del maestro en el primer tercio sin ninguna queja reseñable desde el tendido, ya decíamos en el titular que esto es el patio de su casa. El toro cobró duro en el espinazo. Daba auténtica pena ver cómo el pobre iba dejando dos charcos de sangre cada vez que se paraba, ¡uno al lado de cada mano! Bien Neiro:
Torete noblote y blandito. En el primer natural se le quedó debajo no por malo sino porque no podía con el rabo. Miren las patas porque está parado. Lo prendió por el muslo y lo pisoteó sin aparentes consecuencias:
Tras el percance, ya apuntábamos la oreja. Cuando volvió luego de ser atendido fue jaleado con fervor por sus partidarios pero sus naturales no nos impresionaron. Desaprovechó la excelente colaboración del toro en la primera entrada a matar porque no tiene confianza y no cruza. Vean cómo humilló:
A base de pinchazos, contamos cinco, el toro se fue poniendo tonto hasta que lo cazó con una estocada dada sin fe y siempre saliéndose. Le hubieran caído las dos orejas si mata sólo medio bien, no bien. Bella muerte del toro con dos avisos al diestro.
El sexto era veleto y astifino, con 590 kilos:
Verónicas de paso clarísimamente atrás pero muy aplaudidas. En la imagen no se aprecia la circunstancia porque cuando el toro llega a jurisdicción, la pierna ya se ha movido hacia atrás para salir bien en la foto. Lo que sí se ve es la huella que ha dejado en la arena la zapatilla antes de echar la pierna atrás, ahí la tienen, marcada en amarillo:
Nueva dejadez del maestro en varas porque el primer tercio le da igual. Pelea vulgar del toro pero eso no exime de responsabilidad al maestro. Muy bien Morenito de Arlés en dos buenos pares recibidos con gran frialdad:
En la brega pegó un arreón alocado y se cayó de cuatro patas lesionándose en el pie izquierdo. La circunstancia vino de perlas a De Justo porque el toro combinó una embestida al paso con una humillación de las del saltillo bueno:
A pesar de la poca entidad del de Victorino, las palmas echaban humo, especialmente cuando el maestro sacaba la barriga a mitad de pase:
Quiso hacer un final poncino rodilla en tierra pero el toro protestó acordándose del hierro que llevaba en su piel. Estocada muy tendida y en el lomo, que no hizo efecto precisamente por esa colocación tan defectuosa:
Comedia del diestro creyendo que doblaría, dos avisos y tras descabellar a la segunda, oreja al canto para la cual vale lo mismo que decíamos más arriba del porcentaje.
Perera pensaría durante toda la tarde que no hay nada como caer de pie en esta plaza. Y Roca, ¿qué hubiera pensado? Podemos aceptar que De Justo sea idolatrado por anteriores hazañas, como algunos otros en Las Ventas, pero eso no quita que siempre nos acordemos de la frase del coronel que preside el consejo de guerra en Senderos de Gloria:
'A usted se le juzga no por su valor en el pasado sino por su cobardía en el presente'
Los del 7 no sólo no mostraron ningún acto de contrición tras las desaforadas críticas recibidas sino que exhibieron pancartas desafiantes. Pues nos pareció bien. De allí salió un grito al final del festejo que suscribimos:
'¡Garrido! ¡Vaya m... de temporada!
Agradecemos al maestro Moore su colaboración. Ahí abajo lo ven en su localidad habitual. Si la temporada que viene seguimos con el blog, esperamos contar con su ayuda.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.