PARTIDO DE RESINA EN CORELLA:
“ABURRIMIERDO” TOTAL
No lo busquen en el diccionario. Es una palabra inventada
por el humorista Forges para dar una idea de una corrida de toros como ésta: se
juntan el aburrimiento y la interjección malsonante que va repitiendo el
aficionado cuando ve que está perdiendo miserablemente la tarde.
Aquí los tienen, desiguales de presentación e incluso alguno
cariavacado. Vean el escurrido primero ¿dónde está la célebre ‘doble grupa’ de los
pablorromeros?
El tercero fue el más bonito a pesar de que le faltaba un poco para ser rabón:
Este tenía un pitón izquierdo maquillado para la ocasión:
El quinto fue el más serio de todos, único que se empleó en el caballo mostrando su condición de bravucón:
El sobrero, un becerro cariavacado:
Apenas se tenían en pie y pasaron por el peto como el que
va al dentista. Fueron siete veces al caballo –de las cuales, tres picotazos-, ustedes mismos.
El único que metió los riñones en un monopuyazo fue el entrepelado quinto, que
romaneó fugazmente.
Poco ha durado la alegría en Partido de Resina tras el
relativamente exitoso domingo pasado en Las Ventas. Aquí fue una cosa para olvidar.
RAFAELILLO. Es un torero que, para triunfar, tiene que hacer
pasar miedo al público (como hizo en Castellón ante aquel marrajo de Miura que
estuvo un cuarto de hora en la manga de chiqueros sin querer saltar al ruedo,
recuerden aquí). En Corella se encontró con dos torillos sin ningún respeto, el
primero escurrido y ‘desaborío’ y el segundo distraído y sin codicia. Poco que
hacer.
A su segundo lo picó Antonio Muñoz, que ha dado de comer miles de veces
a estos toros pero que no perdonó a ‘Mediasuela’ dándole más cera de la que el pobrecillo necesitaba.
SÁNCHEZ VARA. Vergonzoso en el primer tercio
desentendiéndose de todo. A su primero lo picó alevosamente el reserva mientras
el maestro se hacía el autista. Tuvo buen son en banderillas pero era
blandísimo. Sánchez Vara buscó claramente el bajonazo para cortar una oreja de pueblo pero le salió una estocada enhebrada en la paletilla
que hacía guardia (esperemos que los antitaurinos no obtengan la foto, nosotros
hemos borrado la que hicimos).
Su segundo fue el único toro digno de la corrida, negro
entrepelado, recargó en un monopuyazo sin que el maestro quisiera cuidarlo para
enseñárnoslo en dos entradas más al caballo. Nos robó el espectáculo ¡qué penoso! Uno de sus subalternos
hizo el salto de la garrocha para que después Sánchez Vara pusiese banderillas
a toro pasadísimo.
El toro sacó cierto geniecillo quizás porque se acordó de su
nombre: ‘Cabrito’. Echaba la cara arriba pero el diestro no le dejaba la muleta
en la cara, no mostró la muñeca firme, ponía retrasado el engaño y el toro
acabó igual que empezó, con la cara por las nubes y con la sensación de que
había ganado la pelea.
La suerte de matar la realizó a paso de banderillas pero
sin la habilidad de Morante para dejar por lo menos media espada. Mal sin
paliativos.
ALBERTO ÁLVAREZ. Su primero era un minusválido con carnet
para aparcar en sitio reservado.
Tras un picotazo tuvo la desfachatez de
brindarlo al público.
Lo mejor, un pase cambiado al inicio de la faena y la
estocada. Lo demás, de poco valor ante la entidad del enemigo. Cortó una oreja
benevolente.
Su segundo era más inválido que Ironside y fue cambiado con
dos pares de banderillas porque el presidente se asustó del escándalo que se
formó. A la empresa el cambio tuvo que saberle a cuerno quemado. Salió el
sobrero, ese becerro cariavacado que demostró ser claramente hermano de los
demás por su invalidez. Lo brindó, como Sánchez Vara el anterior, a Viard, otro
que, como nosotros, mordió el anzuelo de los pablorromeros y sufrió el citado
‘aburrimierdo’.
Nosotros hicimos más fotos que Viard pero de ninguna manera hubiéramos aceptado que se nos brindasen toros inválidos. En el sobrero, Álvarez hizo de enfermero con la muleta intentando que su enemigo no se
derrumbase y dio un sainete a la hora de matar indigno de su estatura física.
Ya ven, un desastre. Pero los aficionados que ahora nos
lamentamos de haber perdido la tarde en Corella veremos dentro de poco otra
corrida donde se anuncie Partido de Resina (antes Pablo Romero) y ¿qué creen
que haremos?
Exacto. No tenemos remedio aunque, eso sí, tenemos
lo que no nos merecemos.Saludos desde Tarragona. Rafa.