En el resumen de la alternativa de Montero en Orthez que pueden ver pulsando aquí hay tres cosas que nos gustaría comentar con ustedes.
La primera es la humillación extraordinaria que se aprecia en los patasblancas de Monteviejo.
Ya saben que nosotros calificábamos en su día a Victorino hijo como el alquimista. Empezó cubriendo vacas que había comprado a Barcial con sementales de Albaserrada. Quería civilizar aquellos cobaledas que él denominaba cariñosamente gremlins.
En una modesta exclusiva les enseñábamos las fotos de los hijos en esta entrada y los volvemos a ver aquí abajo. Hablamos de 2002. ¿Cómo hubiera sido su pelaje si en lugar de cruzar con saltillos cárdenos lo hace con los antiguos negros de Argimiro?
Lidiaron una corrida en Madrid y otra en Cenicientos que les decepcionaron y desecharon el invento. La alquimia posterior de Victorino hijo fue encaminada a volver a unir las ramas de Cobaleda y Encinas y da la impresión de que va consiguiendo su objetivo de que los patasblancas tengan más fijeza, más fondo y más humillación junto a menos aspereza. Los actuales encinas de Francisco Galache tienen humillación y bondad pero sin fondo y con muy poquita fuerza (recuerden esta corrida que comentábamos de Sangüesa y sepan también que Morante repetirá con ellos en Salamanca).
Un ejemplo de esos barcinas colaboradores fruto del alquimista fueron los tres lidiados en Orthez, cuyas embestidas se pueden apreciar en el citado vídeo, donde llevan el morro por el suelo. Miren:
Lo de barcinas es un neologismo que acuñábamos en esta entrada. Aquí tienen otros de los de Orthez embistiendo por abajo y sin menear la cabeza:
FOTO: Costedoat |
FOTO: Nicolas Couffignal |
Y encima el tal Rosito derribó:
¿Se han dado cuenta de que eso de la fijeza, el fondo y la humillación son tres de las cuatro características que demandan las figuras a sus toros? No sabemos si eso va a ser el inicio del retorno de los guirlaches a carteles de relumbrón con las máximas figuras apuntándose a los luceritos de Las Tiesas. No lo creemos pero estando detrás Victorino, con los hilos que es capaz de manejar, no descarten ustedes nada.
Estos fueron los tres barcinas de Orthez. El último es Rosito:
No obstante, faltaría la cuarta condición que exigen los del belén: la regularidad. Por eso tragan con que salga un toro malo, brusco o descastado de Cuvillo, Victoriano, Juan Pedro o Garcigrande. Lo entienden como una lamentable pero esporádica excepción dentro de esa regularidad que les permite acumular casquería. Ahí es donde Victorino lo va a tener más complicado.
La segunda cosa que queremos resaltar fue la embestida en la muleta de este Carafea de Aguirre que salió en sexto lugar:
Pueden ver a partir del 5'40'' aquí el tercio de varas donde pica Réhabi, a quien parece que se le han pasado sus delirios de prima donna. El toro en el primero quiere empujar pero rápidamente se limita a dejarse pegar. En el segundo repite la misma actitud. En el tercero se viene al trote, se para como Cobradiezmos y cuando embiste, Gabino clava muy atrás, es sorprendentemente descabalgado y se pega una buena costalada.
Observen que en la siguiente entrada el toro se va suelto con avaricia, ahí lo tienen un instante antes de huir a galope tendido. Esa actitud debería inhabilitarlo para el azul:
Lo anotamos por la vuelta al ruedo posterior aunque el toro tuviera el buen detalle de morir en los medios. Pero a lo que íbamos: en la muleta embiste con más casta que cualquiera de los lidiados en Céret. Lo decimos porque algunos aguirristas siguen llenándose la boca diciendo que la de Céret fue una corrida brava y encastada cuando de lo primero no tuvo nada y de lo segundo muy poco.
Comparen cómo embiste el Carafea de Montero aquí a partir del minuto 8'51'' con el Langosto de Lamelas pulsando aquí y yendo al 4'20''. Y destacamos este toro de Lamelas porque fue alabado por tirios y troyanos en todas partes menos en nuestro insignificante blog (excepción hecha de varios amigos lectores que en los comentarios nos llevaron la contraria).
La tercera cosa que nos ha llamado la atención es la lesión en el tórax que tuvo Montero y que sorprendentemente le permitió matar al citado sexto toro de Aguirre.
Observen en el minuto 8' del vídeo cómo insiste en poner banderillas a un toro que lo estaba esperando.
No quiere pasar en falso en una actitud temeraria. Recuerden esta entrada donde sosteníamos nuestra teoría de que si lo que haces ante el toro supone un 80% de posibilidades de que te coja, estás haciendo una temeridad. A pesar de todo, Montero deja un excelente par, clavando arriba y reuniendo los palos en una moneda de cinco duros. Pero el animal lo coge por el pecho a placer. Como siempre, en estas cogidas planea el recuerdo de El Yiyo en Colmenar aunque estos toreros jóvenes seguro que ni han visto ni han querido ver aquellas imágenes (Yiyo murió siete años antes de que naciera Montero):
De resultas del encontronazo se le apreciaron en la enfermería tres varetazos en el tórax, uno de ellos cerca del corazón.
No sabemos el tipo de infiltración o sedante que le aplicarían en el buen rato que pasó dentro pero no nos entra en la cabeza que luego se afirme que tenía tres costillas rotas como dijo Calafell y luego aseguró Rouquette, uno de sus apoderados.
Lógicamente en la enfermería no se puede hacer radiografías y esas roturas serían diagnosticadas después de la corrida. Pues aún con todo sería imposible que hubiera podido sostener la muleta, ni siquiera levantar la montera para el brindis, en caso de tener dos o tres costillas rotas. Hemos recabado la opinión al respecto de un buen amigo del blog, que es médico además de aficionado. Su apreciación es ésta:
Lo que pueden diagnosticar en la enfermería de la plaza es contusión costal pero si no hay fractura puede salir con infiltración de dicha zona. Otra posibilidad es la más grave: que tuviera fractura con desplazamiento en cuyo caso no hace falta rayos X pero con esa, es imposible salir (es lo que ocurrió con Rafaelillo y el miura en Pamplona)
Si es verdad esa fractura de varias costillas como dicen desde su entorno, mucho nos tememos que tendrá que estar en el dique seco entre un mes y seis semanas. Estamos hablando de no volver a torear hasta principios de septiembre en caso de que la lesión sea la que aseguran. Arrieros somos... y ya lo veremos.
Por supuesto que no negamos el inmenso valor que tiene volver a salir al ruedo con la paliza física que llevaba el diestro sumada al quebranto psicológico de tener que enfrentarse ante un toro que había estado a punto de matarlo.
Al final, un Montero claramente mermado cortó la oreja en mangas de camisa como tantas ha cortado Rafaelillo con la misma indumentaria.
Si Montero quiere hacer algo en esta profesión, tendrá que conseguirlo yendo siempre a la guerra. De nada le va a servir que le salga el torito bueno para que exprese lo que lleva dentro.
Un amigo del blog nos decía que cuando lo vio de novillero había pensado en él como en un heredero del Padilla anterior a la cornada en el ojo. Pudiera ser pero las orejas va a tener que cortarlas a base de sustos, de percances más o menos graves y de terminar toreando muchas tardes en mangas de camisa.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.