Vaya por delante nuestra felicitación de Año Nuevo para todos nuestros selectos lectores. 2022 será el noveno desde que empezábamos la andadura de este modesto cuadernillo. Les felicitamos acompañados por la figura de José Luis Vázquez Garcés, de quien se cumplieron el otro día los 100 años de su nacimiento.
Vino al mundo en una casa de San Bernardo que fue demolida como pueden leer aquí aunque luego se reconstruyó la fachada. Su infancia la pasó en este número 21 de la calle Campamento:
Es curioso el baile de números porque él habría nacido el 21 del 12 del 21, vivió en ese número 21... y hace 12 días que hubiera sido su centésimo aniversario.
De Pepe Luis se han dicho muchas cosas y lo que podamos añadir aquí no tiene demasiado interés, razón por la cual cederemos la palabra a estos cuatro artistas que tienen más credibilidad que nosotros:
Marcial Lalanda: 'una de las mejores cabezas taurinas que he conocido, unía la técnica y el arte. Fue el torero más hondo en el arte de torear que he visto. Es que tenía una cabeza privilegiada. Para mí, los dos toreros con mayor conocimiento de los toros han sido Joselito y Pepe Luis'
José María de Cossío: 'era un diestro excepcional, de gran personalidad, eficaz en su dominio y a la vez delicado. Comunicaba siempre una gran sensación de maestría'
Alfonso Navalón: 'Curro Romero al lado de Pepe Luis no ha sido más que un monaguillo, no le llega ni al lazo de las zapatillas. Y ahora ¿cómo tienen la poca vergüenza de comparar a este chico, Morante, con Pepe Luis? Dicen que Morante es el sucesor de Pepe Luis... ¡por favor! A Pepe Luis le han sacado cincuenta sucesores y eso es una falta total de respeto hacia la figura de Pepe Luis'
Manolete: 'porque Pepe Luis no quiere, si quisiera...'
Con su madre, Concha. Él era el mayor de siete hermanos |
Marcial se preguntaba que de dónde vendría a Pepe Luis ese profundo conocimiento de los toros y de la técnica de torear. No se explicaba que 'con quince años ya lo sabía todo'. El aludido lo razonaba fácilmente diciendo que 'yo toreo por intuición'. Ahí queda ese trincherazo que no nos aclara nada.
Francisco de Cossío, el hermano de José María, hacía una comparación escultórica con los toreros. Decía que serían estatuas de mármol Belmonte y Manolete. Domingo Ortega sería una talla castellana en madera y los toreros de bronce serían Gallito y Pepe Luis.
Ya que la entrada anterior estuvo pasada por agua, no dejaremos la lluvia en ésta para enlazar con la otra. Resulta que dos importantes confirmaciones relacionadas con Pepe Luis resultaron abortadas por aguaceros inoportunos.
La primera fue la suya el 20 de octubre de 1940. Aquel día alternaban Lalanda, Gallito (el sobrino) y nuestro protagonista. En el palco, el Reichsführer de las SS Himmler, a quien Pepe Luis brindó el único toro que mató. En el cartel aparecía la esvástica, lo contábamos aquí:
Sendas orejas para sus colegas y vuelta al ruedo para Pepe Luis. Tras la suspensión de la corrida subieron a cumplimentar al palco:
Este fue el único toro que mató Pepe Luis:
Ya que hablamos de 1959, ése fue el año de su retorno tras haberse retirado. Lo hizo en Barcelona, el 1 de mayo. Fue la segunda plaza donde en más ocasiones toreó después de Sevilla (cuarenta y nueve veces por cincuenta y dos). Se anunciaron cinco toros de Benítez Cubero y uno de Clairac para él, Ordóñez y Manolo Vázquez. La única oreja la cortó Ordóñez al quinto, el de don Leopoldo. Abajo tienen a Pepe Luis pidiendo permiso al presidente. Luego pincharía cuatro veces a su primero y otras tantas a su segundo con lo que se fue lógicamente de vacío:
En el otoño de ese año de 1959 se casó con Mercedes Silva y del matrimonio nacieron sus siete hijos, que le darán doce nietos. Ésta es Mercedes en una foto que la familia cedió al ABC de Sevilla:
El maestro murió en 2013 a los noventa y un años y su mujer en 2020 a los ochenta y cinco.
Recordarán los gentiles lectores de nuestro blog esta entrada donde Luis Bollaín afirmaba que un toro es encastado 'cuando, aunque tenga nobleza, el que lo ve siente que lleva la muerte en los cuernos'.
Es que, hablando de la parca, nos parecen interesantísimas estas reflexiones de Pepe Luis acerca de su relación con el torero. Lo hablaba con Santiago Araúz de Robles:
'La muerte acompaña a los toreros, no sólo es compañera sino que la vemos por ahí. La veíamos reflejada en cada caballo de picar muerto. Morían y salían como peleles por allí. El público veía el caballo y pensaba: "si con un caballo ha hecho esto, como coja al muchacho se lo come"
Pero el maestro continuaba de esta guisa:
'Esa impresión de que la muerte está en el ruedo, de que casi se ve, no me parece que se dé ahora de la misma manera. No es que no exista, existe igual pero no se ve. Está por allí, escondida, antes daba más la cara. Ahora ¿dónde se esconde? Quizás en el peto de esos caballos percherones...'
En el peto de los caballos y en el toro seleccionado para que embista bien, para que el diestro pueda construir y para que tenga clase, duración y toreabilidad, esos horribles palabros de los taurinos. Es el toro posmoderno del ¡ole! en lugar del ¡ay!
Ha escondido bajo su piel la sensación de peligro y, con ella, a esa muerte que ya no da la cara.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.