¿Por qué nos lamentamos los que vimos antaño los victorinos del padre cuando vemos hogaño los victorinos del hijo? No se crean que vamos a descubrir la sopa de ajo en este comentario. Todo lo que leerán lo saben de sobra. En nuestra opinión, las razones de que el hijo de Victorino haya optado por una línea diferente de la del padre son dos y una está relacionada con esta foto:
Antes de ir con ellas, dejemos sentado que Victorino hijo no sólo es una de las personas que más sabe de toros en el mundo sino también un verdadero enamorado de este animal y del mundo que le rodea. No en vano, ha sido de todo: becerrista, novillero, veterinario, empresario, apoderado, comentarista televisivo, directivo de la UCTL y ganadero. Sólo le falta haber sido rejoneador, aunque vaya usted a saber. En el trato siempre es impecable, mostrando muy buena educación y disponibilidad con todo el mundo, cosa que en otros brilla por su ausencia.
Sin embargo, no tiene duda que está cada vez más en la onda de la tauromaquia posmoderna. Vaya por delante que nosotros no hemos visto la libreta de los tentaderos de Victorino. Él utiliza la hoja que propone la Unión, ahí la tiene en un tentadero:
Como en la foto no se ve bien, lo que se valora es esto de abajo:
Es curioso que en el segundo ítem pone 'toreabilidad' para definir el 'ansia del animal de coger aquello que se mueve', lo que toda la vida ha sido la 'codicia'. Y, ya que estamos, fíjense en cómo define la 'fiereza' en el tercer ítem, porque es exactamente lo que no vimos en los victorinos del Domingo de Ramos en Madrid: 'carácter que da emoción al espectador, embestir con empuje y fuerza (...) conservar la potencia física a lo largo de la lidia con la simple disminución que causa la suerte de varas, la pérdida de sangre y el esfuerzo continuado'.
Cuando lo entrevistan o cuando publica su valoración de los festejos que lidia, Victorino cada vez usa con más frecuencia palabras como 'clase', 'calidad' o 'ritmo' al referirse a sus toros. Estamos absolutamente seguros de que su padre hubiera abominado de esos términos en los años setenta. Los tiempos han cambiado, sí, pero nosotros creemos que lo que decía el paleto en aquella época sigue yendo a misa si se quiere mantener la seriedad de la corrida.
Decía el abuelo que 'el toro se cae por falta de casta'. Estamos totalmente de acuerdo. Por eso, no nos entra en la cabeza que el hijo diga que en la corrida de Madrid salieron 'toros muy encastados' cuando se fueron al suelo en veinticinco ocasiones. Eso no puede ser, es lo que diría su padre y lo que mantenemos nosotros.
Por supuesto que su padre, gran experto en publicidad, arrimaba el ascua a su sardina ya que cuando le salían alimañas jamás se caían, eso iba con su condición. Los ganaderos comerciales le discutían que sólo se caía el toro que se entregaba. Pero él, dale que te pego: 'Si se cae el toro, se cae la fiesta', otra de sus divisas irrenunciables (hasta que han renunciado a ella los herederos en la portada de su web, donde campeó desde su fundación). De su insistencia en este aspecto estaban hasta el gorro los ganaderos a quienes se les caían los toros en los setenta y los ochenta (y que ahora ya no se les caen como entonces, todo sea dicho).
El padre tuvo tres grandes valedores que lo encumbraron: Navalón fuera del ruedo y Andrés Vázquez y Ruiz Miguel, por este orden, sobre el albero. El hijo hace ya años que vio que los tiempos han cambiado porque, como él mismo afirmó hace un año en Sevilla:
"Si siempre salieran seis 'Platinos' acabaríamos con el escalafón"
¿Cuáles son las dos razones por las cuales Victorino hijo se ha apartado de la senda que marcó su padre? La línea de su padre, empezando por que no se cayera el toro, era ésta, recordemos:
"Busco toros bravos, no fieros, que tengan la raza suficiente para aguantar los puyazos reglamentarios de largo; que el toro tome las tres varas de largo y con absoluta nobleza, que se duerma en el peto y que después obedezca la muleta por derecho".
Esta foto corresponde a una conferencia suya en Cuenca en 1986:
Allí dijo esto:
“Al toro le falta hoy fiereza y emoción; no transmite, y ello es culpa de los ganaderos; el toro de hoy es más bonito, es como una carrocería preciosa pero sin motor. Los toreros y ganaderos damos poco a cambio de lo que ustedes pagan”.
La primera razón por la que los victorinos han cambiado es que el hijo ha sido torero. Ya saben lo que dijo el duque de Veragua a 'Cúchares' cuando quiso meterse a ganadero: '¿desde cuándo hacen las guitarras los que las tocan?' Así, a vuelapluma, ¿cuántos toreros metidos a ganaderos han optado por el toro con temperamento? Estos dos de abajo. El primero, un león, el segundo, el del 'cartuchito de pescado'.
El león es Diego Puerta, a quien vemos tentando una de sus vacas en 1966, tres años después de haber comprado a Juan Pedro Domecq padre lo que venía más puro del Conde de la Corte.
El del cartuchito es Pepe Luis Vázquez. Compró guardiolasotos y los mezcló con santacolomas.
Los toreros huían de esa mezcla, que era goma-2. Decía Pepe Luis que ser ganadero era una ruina 'pero es la ruina más bonita del mundo'.
Normalmente los toreros metidos a ganaderos no gustan del toro que moleste. Otra excepción podría ser Fuentes Bejarano cuando aconsejaba en la casa de Guardiola. Lo habitual es todo lo contrario. Vean, si no, el documental de Paisaje Herrado en la ganadería de Osborne donde se ve cómo Galloso pone por las nubes en el tentadero una vaca totalmente 'posmoderna' que aprueban sin dudar.
Victorino hijo informa en su web de que toreó por primera vez con público en Galapagar, cuando tenía trece años. Dejó la afición para estudiar y luego estuvo tres años 'haciendo la mili' en novilladas sin picadores por la sierra de Madrid, el sur de Francia y el norte de España. Imagínense cómo las debió de pasar más de un día durante ese via crucis. Luego estaría un año de novillero con picadores, desde su debut en Nimes hasta su despedida en Calahorra en 1984.
Quizás por eso a la hija le va más el picante que al padre, esto es lo que suele decir:
"A mi padre le gustan los animales más redondos y más completos en líneas generales. A mí me gustan con más picante, que pidan toreros que les puedan".
Victorino sigue poniéndose delante de sus vacas en los tentaderos y téngase en cuenta que es de las ya pocas ganaderías que continúan tentando de utreras y en puntas:
Lógicamente, él nos lleva la contraria, como no podía ser menos:
''Al que tiene mentalidad de torero le gusta un toro para ponerse delante de él pero yo soy ganadero antes que nada; yo busco el toro que cuando seas capaz de cruzar la línea, la gente se emocione y te lo reconozca''
Si esta primera razón no les vale porque ustedes hacen más caso a lo que dice el propio Victorino, vamos con la otra. La segunda es que él es tan listo como su padre...o más. Su padre vio lo que hacía falta en un momento en que la fiesta languidecía con unos toros que se caían y un toreo encimista. El hijo ha optado por otro tipo de animal porque ve que el futuro de este espectáculo va de la mano del toro colaborador que permita cien pases para amortizar la entrada.
El caballo no interesa, es un trámite. La prueba la vemos en los llenos que hay en las ferias cuando se anuncian las figuras con estos planteamientos posmodernos y lo que ocurre cuando se intenta algo medianamente serio. Recuerden las pobres entradas en Las Ventas que comentábamos aquí el año pasado ¿Ustedes creen que se pasaría de media entrada en Madrid anunciando los carteles de la próxima feria de Céret? Ya conocen nuestra teoría de que en Madrid no hay afición a toros, al menos en cantidad.
Las corridas las mantiene el público de aluvión, no cuatro aficionados chapados a la antigua como los que pululan por blogs como éste. Y eso de que el público se aburre viendo la misma faena al mismo toro todos los días no es verdad. Ese público de aluvión sale encantado con el triunfalismo imperante. Luego lee los comentarios de los críticos que viven del mundillo alabando lo que acaba de ver y queda convencido de que ha sido lo más grande.
Victorino hijo ha hecho su elección y ha elegido bien, mal que nos pese a algunos. Él se juega su dinero y ve que los tiros van irremisiblemente por ahí. No obstante, Luis Francisco Esplá, que mató ciento veintidós toros de esta ganadería, alerta al respecto:
"El toro es más previsible que nunca, aunque es más bravo y está mejor seleccionado. Cuestiona menos la creación del artista y el toro debe cuestionar la creación del torero constantemente. Debe resistirse con menos docilidad de lo que lo hace ahora o, por lo menos, debe disimularlo más"
Cañabate iba en la misma línea que Esplá y que nosotros en esta crónica del 10 de septiembre de 1968 que tituló 'Los toros no comerciales':
Y decía esto porque aquella tarde de hace cincuenta años había sido diferente. Los tres diestros, Juan Antonio Romero, José Luis Barrero y Flórez Blázquez se las vieron con toros nada comerciales de Victorino Martín, antes Albaserrada, como se anunciaron. Flórez Blázquez resultó herido por este tercero, de nombre 'Limpiador', de 545 kilos:
Se llevó una cornada de veinte centímetros:
Aquella corrida de toros no comerciales que alababa Cañabate fue contra corriente en su día. A nosotros nos gustaría que Victorino hijo remase también contra corriente. Nos gustaría ir a una corrida suya y que fuese totalmente diferente a lo que hemos visto en Vistalegre y en Las Ventas. Nos referimos a que no se caiga, que tenga poder, que empuje en el caballo arrancándose de largo y que luego embista con casta y no al paso en la muleta. No pedimos nada que no hayamos visto antes en esta ganadería.
Ojalá pudiéramos repetir lo que decía Cañabate ese día al final de aquella corrida:
Esto decía también 'El Ruedo':
Volvemos con Esplá, de quien recordarán que hablábamos aquí. Él siempre comenta que el toro de Domecq es el que mejor ha aguantado esos cien kilos de más que se le han puesto a este animal. Pero, además:
"El toro de Domecq da lo que el público quiere: regularidad. Esto a lo mejor nos lleva a un callejón sin salida pero es lo que levanta a la gente de los asientos, es lo que ha hecho dominante a Domecq"
Bueno, eso y que, cuando sale bueno, no plantea mayores problemas al diestro. Le permite 'sentirse' y 'expresar lo que lleva dentro', todas esas cursilerías del toreo posmoderno que provocan que puedas cantar un fandango con el toro delante (recuerden aquí). Esa regularidad de que habla Esplá hace que pocas veces salga el domecq que pida el carnet. Como se rompa esa regularidad en alguna ganadería de Domecq, pasa ipso facto a la lista negra de los toreros.
Pero con Victorino hijo tenemos un problema que hace que no nos terminemos de entender con él. Sucede que nos cuenta una película sobre el comportamiento de sus toros muy diferente de la que nosotros mismos hemos visto en la plaza.
Y de la de Las Ventas aseguró que 'hemos llevado toros muy encastados; el tercero de la tarde ha sido un gran toro, con su transmisión, fijeza y bravura'. Lo de la fijeza no se lo discutimos pero ya vieron en la entrada anterior que el comportamiento de este 'Mucamo' en el caballo fue de mansurrón total y su transmisión fue escasa porque embistió al paso mientras a duras penas se mantenía en pie.
No nos entendemos con Victorino Martín García. Quizá nos entenderíamos más con Victorino Martín...Andrés.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.