Desde que se celebró la corrida de Aguirre en Bilbao no han parado de bombardearnos con expresiones como: ¿viste el 5° bis?, ¿qué te pareció el 5° bis?, hacía años que no pedía una oreja y la pedí para Castaño en el 5°bis, ¿no vas a comentar en el blog nada del 5° bis?, ¿cómo es que no viniste a Bilbao?, te perdiste el 5° bis...
Bueno, pues haya paz porque en esta entrada expondremos nuestra opinión sobre el ínclito 5° bis. Además, como nos falta afición para seguir la actualidad taurina, hemos conseguido ver la corrida en diferido totalmente vírgenes de escuchar o leer cualesquier comentarios, noticias, crónicas o titulares al respecto.
Fue una corrida interesante a secas, bastante por debajo de lo que exigimos a esta ganadería, que es siempre lo máximo. Nos congratulamos de que doña María Isabel estuviese en nuestra línea porque en sus lacónicas respuestas a las inanes preguntas del adulador del callejón dijo: esperaba más. Efectivamente, lo mismo que nosotros. No obstante, esta misma corrida, bien tratada en el primer tercio, podría haber cambiado totalmente a favor de los toros.
Hubo trece varas, de las cuales un par se saldaron con sendos picotazos. Recuerden que en 3Puyazos contamos veintitrés. Tres toros y el sobrero fueron picados por un caballo tordo resabiadísimo. Mal el presidente aceptando cambiar el tercio sin que Castaño se desmonterase para solicitarlo. Sabemos que no lo exige el reglamento pero en Bilbao esperamos siempre ese gesto de respeto, que sirve además para evitar confusiones.
Resumimos el juego de los toros y luego nos centramos en el de la oreja de Castaño. Dieron una media de 607 kilos.
1. Un Bilbatero de 640 kilos, muy alto de agujas. Buen empuje en el primero recibiendo una barrenada asquerosa, sangrando por detrás del brazuelo, y una segunda de la que se va. Después fue noblote pero rajadillo.
2. Un Carafea de 596 kilos chorreado en morcillo, meano y zurdo. Primer puyazo de bravo, el mejor de la tarde. En el segundo lo dejan con desidia total ahí debajo, entra y se va. En la muleta, arreando y pegajoso pero siempre pendiente del engaño. Ganó la partida netamente a Castaño.
3. Cigarrero de nombre, negro lombardo y salpicado. Empuja en el primero cobrando una repugnante carioca en el espinazo. En el segundo sólo se deja pegar. Noble y repetidor, quedó claramente por encima de Garrido.
4. Se llamaba Clavelino, de 601 kilos, un negro mate, aldiblanco, salpicado, muy bien encornado pero con las pezuñas de las manos largas. Al relance no pelea, se va al reserva donde lo barrenan saliendo suelto y vuelta a irse de naja con el titular. Toro corretón, mansurrón, con rebrinque aunque sin mala idea. No chuleó a Robleño y eso fue mérito total del madrileño porque cualquier otro hubiera pasado un quinario.
5. El titular obedecía a Burgalés, de 546, negro, bragado, meano corrido, axiblanco, jirón, rabicano, astiblanco y astifino. Primer puyazo de bravo pinchándole vilmente en la paletilla y al segundo lógicamente no quiere ir pero al final mete el riñón antes de que Matías le enseñe el verde.
Salió el sobrero, que es el que comentaremos abajo con más detalle.
6. De nombre Novelero, 553 kilos, negro listón, con el lomo recto y dos puñales. En el primero cumple y sale blandeando y en el segundo, simulacro. Renqueó a gusto sin ser protestado por nadie (?). Luego tuvo el viaje corto por su propia flojera y pegaba siempre la tarascada. Fue el único que buscó aire con la boca abierta. Estocada bien ejecutada por Garrido, la única medio buena de toda la tarde aunque se le fue atrás por lo que explicábamos aquí.
El 5º bis se llamaba Argelón y pesó 633 kilos. Era un negro chorreado en morcillo, bragado, meano, axiblanco, listón desteñido, muy alto, largo, con poco cuello y cariavacado. El más feo de la corrida sin ninguna duda.
En el capote embestía con el rabo enhiesto, lo cual es una garantía en esta vacada, obsérvenlo. Tras esta media desarmó al diestro, quien tuvo que huir al refugio pero fue culpa suya por colocarse mal tras el remate:
En el caballo empuja en el primero pero siendo encerrado en una abyecta carioca (ya ven que hubo varias, ¿eh?, qué vergüenza). En el segundo lo ponen de largo, acude pero se suelta al instante. Juego no muy espectacular, como ven; lo decimos por la ruidosa ovación con que fue despedido. Ahí está el de la banda del castoreño iniciando la carioca que Dios confunda con el tordo resabiado:
En banderillas anduvo distraído y gazapón. Cuatro pasadas para cuatro palos. Castaño brindó al Club 3Puyazos antes de hacer un muy equivocado inicio de faena: de los seis pases, cuatro los remató por alto.
Curiosamente se echó la mano a la izquierda. Decimos lo de la curiosidad porque, a pesar de que es de los poquísimos diestros que está más a gusto sin la ayuda, no comprendimos esa rápida decisión. Es que resultó ser la única tanda ya que las otras cuatro fueron por el derecho. Al natural, el toro se mostró revoltoso y pegando el tornillazo.
Decidió cambiar a la derecha con la obligación de dar tres pases y el remate a la vez que demostraba su agilidad de piernas. Era porque el toro le comía el terreno con avaricia. Fíjense en que está toreando en la raya:
En nuestra modesta opinión equivocó los terrenos ya que trasteó siempre por dentro, apenas llegando a esa segunda raya. Pensamos que era un toro que hubiera respondido mucho mejor en los medios. De hecho, el mejor pase que dio fue éste, justamente cuando se encontraba más alejado de la madera:
Perteneció a la cuarta tanda y desató la ovación del respetable. Vio bien el diestro que había que matar pero cambió de idea y volvió a la cara simplemente para comprobar que el toro se quedaba corto y ya no pasaba.
Se fue por la espada y estuvo por lo menos un minuto en la barrera: que si échame un poco de agua por el pescuezo que tengo calor, que si dame ahora el vasito de agua, que si pásame la toalla que estoy sudando... Esto no puede ser, señores porque mientras el diestro perdía el tiempo, veíamos el toro cuadrado pidiéndole la muerte.
Bah, de hecho da igual porque aunque a Castaño le pidas la muerte no va a saber cómo dártela. Era un toro claramente de suerte contraria y se arma en la natural. Lógico pinchazo entrando con el delantal y decepción en el tendido porque hubieran sido capaces de darle dos orejas si hunde la espada en la carne de cualquier manera. ¡Ahí va!
Cambia a la suerte contraria y ahora sí clava una estocada delantera, desprendida y perpendicular, entrando de nuevo estrafalariamente y encima saliéndose de la suerte, como se aprecia en la imagen:
El presidente enseñó con rapidez el pañuelo tras lo cual el maestro reclamó la cabeza de Argelón. La ovación al toro en el arrastre nos parece claramente exagerada.
No nos tapamos y respondemos a las preguntas que están deseando hacernos. ¿Hubiéramos pedido nosotros la oreja? No. ¿Nos molesta que se la dieran? No. Y eso a pesar de que esa forma de entrar a matar lo inhabilita para cortar cualquier oreja en cualquier sitio. ¿Hubiéramos aplaudido al toro en el arrastre? No. ¿Es posible que in situ se vivieran unos intangibles que en televisión no trascienden? Seguro. Los toros son el espectáculo que menos resiste el examen del vídeo.
Conste en acta que nos pareció mucho más interesante la lidia de este toro que cualquiera de esas faenas de arte y de tronío al norit de turno. Eso que nadie lo dude. Pero de ahí a echar las campanas al vuelo con lo de Castaño... No despreciamos la emoción que pudo vivirse en la plaza durante su trasteo pero, la verdad, pensábamos que había sido otra cosa.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.