EL NOVILLERO INEXISTENTE
En homenaje a Italo Calvino podríamos inspirarnos en su ínclita trilogía para aplicarla a la fiesta de toros. Así, los títulos serían: ‘La golfería rampante’, ‘El toreo demediado’ y ‘El novillero inexistente’.
En este modesto comentario nos centraremos en el novillero inexistente, aquél que, si existiese, haría que lo siguiéramos allí donde actuara. Lamentablemente, los novilleros que vemos hogaño enseñan ya todos los trucos del destoreo moderno que copian de los ‘maestros’ actuales.
Para que no se nos acuse de criticar destructivamente, enumeraremos una serie de consejos que daríamos a un chaval amigo nuestro que quisiese ser torero. Ahí van:
1. Corre el toro a una mano de salida. Es una suerte vistosa y relativamente fácil que hace años que no vemos. Lo rematas con una larga cordobesa y te retiras de la cara airosamente capote al hombro.
2. No eches la pierna atrás en las verónicas. La pierna siempre adelante, ganando terreno al toro mientras vas saliendo al tercio.
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Foto: Botán |
Ni se te ocurra rematar con tres medias verónicas para destroncar vilmente al toro. Con una bien hecha levantarás al público del asiento. La inicias como una verónica normal y abrochas el capote al costado lo más lento que te permita el toro.
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Foto: Feiner |
3. Recuerda que el picador es tu asalariado. Dile que pondrás al toro tres veces al caballo, o sea que no puede pegar el monopuyazo carnicero. Al contrario, en cuanto pinche deberá facilitar la salida al toro porque serás tú quien vaya rápidamente a sacarlo del peto y volverlo a poner en suerte, cada vez más lejos si el toro no es manso y se presta a ello.
4. De esta forma puedes recuperar el tercio de quites. La base sigue siendo la verónica pero si el toro acusa el castigo, unos lances por delantales, tafallesas o gaoneras son muy agradecidos. Puedes rematar con una revolera especial.
No prodigues las navarras ni las chicuelinas, convertidas hoy éstas últimas en un triste mantazo. Hombre, si la inicias como un delantal de cara al toro y bajas la mano como don Antonio Bienvenida, el público no lo olvidará.
5. Si pones banderillas no corras ni muy deprisa ni muy despacio, clava siempre en la cara sin violencia y sin despegar los pies del suelo.
6. Utiliza siempre el estoque de verdad. El toro te pedirá la muerte en un momento dado y no hay que hacerle esperar -ni a él ni al respetable-.
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Foto: Pelegrín |
7. Jamás brindes un torete al público. Se merecen un respeto: hay que brindarles la faena a un toro de verdad.
8. No traigas la faena hecha del hotel. Unos muletazos de inicio por abajo ganando terreno te indicarán por qué pitón va mejor. Y si es el izquierdo, muleta a la izquierda y a empezar por naturales. Remata los pases en el costado aun a riesgo de que se te acabe el toro antes de tiempo. Ese es el toreo hondo, no limitarse a acompañar el viaje del toro echándoselo hacia afuera mientras se adoptan posturitas la mayoría de las veces ridículas.
9. Con la muleta en la derecha podrías hacer lo de Joselito Arroyo: quita el estoque, torea como si fuesen naturales con la derecha, sin aliviarte con la espada. Hablarán de ti seguro, ya verás. Si el toro está justo de fuerzas no podrás bajar la mano; piensa, entonces, que el toreo a media altura es sólo para los elegidos –será mejor abreviar-.
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Foto: Botán |
10. Nunca pegues dos o tres pases de pecho seguidos. Es una memez. Piensa que con tres naturales bien dados y uno de pecho como Dios manda te ganarás una ovación de gala.
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Foto: Botán |
11. Evita molinetes y manoletinas, por favor. Unos ayudados por alto o una trinchera bien dada están bien, es suficiente.
12. Los desplantes, sólo si es un toro de verdad al que has dominado. Si no es así, no tienen sentido.
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Foto: Deben |
Cuando el toro te pida la muerte deja todo lo que estés haciendo, lía la muleta y perfílate ni muy cerca ni muy lejos. Jamás estires el brazo para asesinar al toro. La mano, sobre el corazón. ¡Los toros se matan con el pecho!
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Foto: Masats |
13. Entra a matar todo lo despacio que puedas.
14. No te comportes como un limosnero de ovaciones yéndote del toro a recibir aplausos antes de que esté muerto. El toro merece un respeto: debes acompañarlo hasta que muera.
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Foto: Masats |
Saludos desde Tarragona. Rafa.