La corrida de Matilla nos deparó seis toretes anovillados menos el quinto. No hubo trapío porque el trapío implica que impongan respeto y estuvieron totalmente ayunos del mismo. Fueron vulgares en varas, donde hubo que tratarlos con guante blanco excepto al colorado de Morante, quien ordenó masacrarlo con desvergüenza. Por último, tan nobles en la muleta que cayeron directamente en la bobaliconería.
Observen la carita de uno de ellos y recuerden que esto era una corrida de toros y no una novillada. Que sepamos, los tres maestros no cobraron como novilleros sino algo más:
MORANTE. Su primero era negro zaíno, carifosco, astracanado y aleonado. Se presentó con un terno grana y blanco, con medias también blancas, chalequillo en oro y bordaditos negros. Como ven, un conjunto de muy dudoso gusto. Que no falte la taleguilla de doble espesor (amplíen la foto) y el capote, con la vuelta verde claro. Todo un cromo:
FOTO: Eduardo Porcuna |
Las verónicas fueron muy jaleadas tanto en el tendido como en televisión pero el toro viajó en todas siguiendo una línea absolutamente recta. Eso no es veroniquear con hondura ni de broma pero al hombre se le aplaude todo.
Se fue abanto al reserva y Cruz lo pinchó casi en la penca del rabo. Iturralde clavó después igual de mal a pesar de su sorprendente fama.
El toro apretaba para adentro y era un poco luterano además de sosaina. Aburrimiento total que terminó con una corta arriba escupiéndose que en televisión calificaron como pinchazo agarrado (?).
Su segundo no era castaño como dijeron también en televisión sino colorado ojo de perdiz, listón y con algunas chorreras en verdugo. Lucía regordío y llegó bien picado del campo.
La mejor verónica que dio en toda la tarde fue la penúltima de su recibo pero en televisión llegaron a vitorear con un sonoro ¡ole! otra muy vulgar y enganchada. Es lo que tiene llamarse Morante.
Dio la impresión de que al maestro no le gustaba el de Matilla y Cruz cumplió fielmente la orden de zurrarle tapándole la salida las dos veces. Mientras, veíamos al de La Puebla desentendiéndose con desfachatez. Fíjense en que el hocico del tal Caramelo no es oscuro como sí lo sería si fuese castaño:
El toro había quedado para el tinte pero hay muchos que disfrutan con el arte y el tronío de Morante ante animales moribundos como éste. A pesar de que lo había matado en el caballo los televisivos no pararon de insistir en que toda la culpa era del toro y en que el pobre diestro había tenido muy mala suerte como siempre en el sorteo. Quizá la suerte le sonreiría mucho más si no matase tantos toros en el peto.
FOTO: Eduardo Porcuna |
Nueva sobredosis de aburrimiento que terminó con un pinchazo penoso a paso de banderillas y una entera, caída y atravesada huyendo de la suerte. El toro murió en el tercio.
Ha anunciado que corta la temporada porque le duele la muñeca y Úbeda, Sevilla, Valencia, Madrid y Zaragoza se quedan compuestos y sin su novio. Podría ser la gran oportunidad de Juan Ortega.
MANZANARES. Su primero era un toro anovillado a pesar de sus cinco años, pesaba 505 kilos y se tapaba por lo levantado de sus pitones.
Empujó con fijeza en el caballo pero restregando el costillar y saliendo suelto. No sangró nada.
El mérito de Manzanares fue centrar un toro que andaba descentrado desde que saltó al albero. Su demérito fue echar la pierna atrás para aprovechar su viaje abriéndole siempre la puerta con descaro. Y todo dentro de un derechismo ultra. Observen lo que decíamos de la poca sangre, por ambos costados le caía igual:
FOTO: Eduardo Porcuna |
Se equivoca en la suerte contraria y pincha a la primera pero luego deja una casi entera arriba, pasada, tapando la cara:
FOTO: Eduardo Porcuna |
El quinto fue el único con trapío, un negro listón, corniapretado, fino de cabos y enmorrillado.
María pegó dos lanzadas traseras y aunque esté mal decirlo, reconoceremos que nos alegramos de que el toro se le fuese al pecho y en el segundo lo derribase. En la tercera entrada fue incapaz de meter las cuerdas y Manzanares pidió el cambio dejando el toro sin picar. Neiro arriesgó en el mejor par de la tarde.
Toro noblón y sin acabar de bajar el morro ante el que Manzanares nos recetó otra ración de su toreo hacia atrás. Telonazo monumental para dejar una estocada mojándose los dedos. Ya ven por dónde le caía la sangre al pobre tras el zancocho del piquero:
FOTO: Eduardo Porcuna |
AGUADO. Su primero era otro torete terciado y corniapretado, sin trapío, con aspecto de novillo.
FOTO: Eduardo Porcuna |
Dos puyacitos musicales clavándole en cualquier sitio. Las verónicas del quite de Aguado quedaron deslucidas porque el toro embistió topando.
Después del toreo adocenado de Manzanares en el anterior, el inicio de faena de Aguado cayó como agua de mayo. Según nuestro maniático gusto fue lo único bueno de toda la tarde.
FOTO: Pagés |
El problema fue que el torillo tenía unos alarmantes síntomas de asfixia que el diestro aumentó con varios remates de trinchera totalmente inapropiados y que hicieron llorar de dolor al pobre animal.
A pesar de perfilerías y más picos de los reglamentarios, el toreo de Aguado está a años luz del de casi todos los demás. No obstante, con él es siempre una lotería lo de la espada y aquí acertó a meter el brazo aunque clavándola bien trasera. Orejita barata que le sirve para mantener en pie su maltrecho crédito.
FOTO: Eduardo Porcuna |
El sexto era otro toro sin trapío, escurrido, cariavacado y que se tapaba un poco por la cara, aunque no mucho. También venía picado del campo y sólo le faltó una voltereta donde se torció el cuello de forma bastante fea al caer de lateral.
Simulacro en varas y capotes al cielo sevillano para evitar que rodase por el suelo. Luque no lo quiso devolver demostrando que defiende más a la empresa que a la afición. Aguado se equivocó al no ordenar bajarle la mano con la capa para probar a cortar una segunda oreja ante un sobrero en condiciones.
Pero todos los toreros prefieren vérselas contra un inválido que contra un animal en plenitud y él no es una excepción. Labor de enfermería llena de sopor. Media tendida alargando el brazo y saliéndose de la suerte.
FOTO: Pagés |
Corrida para olvidar que no merece más comentarios excepto uno dedicado a los televisivos. El realizador sigue dándoselas de artista y se recrea en primeros planos ridículos perdiendo de vista al toro en momentos clave, como las arrancadas al caballo o los apuros de algún peón. Como los comentaristas están mirando al ruedo y no al monitor, a veces hablan de cosas que no vemos, lo cual es indignante.
El de las entrevistas en el callejón es inaguantable por adulador, empalagoso y servil con los maestros, haciendo además unas preguntas demasiado largas sin darse cuenta de que su opinión no nos interesa en absoluto. Afortunadamente Morante se negó a hablar con él porque la enjabonadura que le hubiese pegado habría sido nauseabunda.
Y a Delgado recordarle que la orejica de Aguado vino tras una estocada traserísima, circunstancia que él criticaba sin piedad antes de entrar a sueldo de la televisión. Recuerden este vídeo de su canal y vayan al minuto 39'13" donde clama contra las orejas concedidas después de estocadas bajas y traseras. Escuchen cómo afirma rotundamente que 'con estocadas bajas o traseras no tendría que haber oreja nunca ¡aunque el público la pida! porque estamos viendo unos desmadres que ya es hora de dar a la suerte de matar el debido respeto' (sic).
Tiene toda la razón y desde aquí lo animamos a que mantenga el mismo discurso cuando haga sus comentarios técnicos en televisión.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Buenas Rafa .
ResponderEliminarEl otro día le hicieron una entrevista ( mas bien felacion, dicho en sentido figurado ) a Domingo Delgado en un portal taurino. Comentaba entre otras cosas que él se piensa mucho lo que dice en Tv y que muchas veces se calla cosas pero lo que no hacía nunca es mentir . A la vista está que cuando los protagonistas son de su cuerda sí que se calla cosas .
Saludos
Recuerdo que decía que cuando se callaba cosas era especialmente viendo novilleros o toreros con pocos contratos porque decía que con según qué comentario los podías hundir. Pues con las figuras no debería ser tan condescendiente según esa norma. Pero es que el tema de la estocada no está sujeto a discusión porque si ha caído baja o muy trasera lo ve todo el mundo.
EliminarNo obstante, caen puyazos en el lomo y repiten en televisión lo de que 'se ha agarrado muy bien'...
Saludos
La corrida evidentemente no la vi ni lo hubiera hecho aunque me pagaran, pero sí las fotos de los toros tras el sorteo. Respecto de los pitones, ¿hay síntomas de bolita? Yo es que últimamente todos los pitones que veo me parecen manoseados, no sé si es que tengo que mirarme la vista o buscarme otra aficion. Saludos
ResponderEliminarSi le sirve de consuelo no es el único que pensó eso cuando se vio el vídeo de los corrales...
EliminarSaludos
La corrida, birriosa, tuvo el trapío de Barcelona. No hay que añadir nada más.
ResponderEliminarMe gustaron los recibos de capote porque fueron apretados. Morante parecía que venía con ganas porque apenas le sacó las manos a su primero, en su segundo con la paliza que le dio en el caballo devolvió las ganas.
Cada vez que veo a Manzanares ligar los muletazos me viene a la cabeza la imagen de un hombre en el agua chapoteando y esforzándose por no ahogarse. Manzanares es algo peor que un torero medroso, es un torero incapaz.
Aguado estuvo sublime en la obertura de muleta en su primero. Fue Curro, fue Pepín Martín Vázquez y Pepe Luis.
PDT: Sobre la TV. Sirva este ejemplo para retratar el concepto:
Cepeda: "El toro es precioso. Tiene unas hechuras buenísimas".
DDdlC: "Y está cuajado, eh".
Cepeda: "Ese es el problema que le veo".
Y así estamos.
Saludos
Jota
Por eso urge incorporar a la televisión la figura del abogado defensor del toro, por ejemplo para defender al colorado, que fue masacrado vilmente en varas por orden del maestro. Los comentaristas taparon la circunstancia como siempre y se escudaron después en que el toro se paraba porque no tenía raza y qué pena la mala suerte de Morante en los sorteos... ¡A otro perro con ese hueso!
EliminarY efectivamente el recibo de Aguado a su primero fue extraordinario y todavía supo mejor después de venir del estajanovismo manzanaresco.
Saludos