GREGORIO SÁNCHEZ: LA CRUELDAD DE MADRID CON ÉL
Torero de rancia estirpe castellana, seco y serio, torero largo y valiente, hijo taurino de otro toledano ilustre, Domingo Ortega. Torero de Madrid a quien Madrid trató cruelmente el día de su despedida. Mal hecho. Pero, como decíamos aquí, el público de Las Ventas es muy sentimental y las personas sentimentales te lo dan todo con la misma facilidad con que pueden llegar a mostrarte una crueldad extrema.
Fue torero vocacional, sin antecedente familiar alguno. Vio de pequeño una corrida en que alternaban Pepe Bienvenida, Morenito de Talavera y Luis Miguel y ahí se decidió. Madridista furibundo y fumador empedernido -más de tres paquetes diarios sin que afectasen a su forma física-. Tomó la alternativa de manos de Antonio Bienvenida, a quien sustituyó como presidente del Montepío de Toreros.
Aquel día se inauguraba la temporada en Sevilla en 1956. Lleno total para ver cómo, en los primeros muletazos al toro de la alternativa, era atropellado, corneado feamente en el glúteo y golpeado en la boca. Perdió un diente, la cornada fue de 15 cms. y la sangre salía a borbotones de ambos sitios. El susto fue morrocotudo. Vean el momento:
¿Cuántas veces salió a hombros de Madrid? Oficialmente figuran siete aunque en algún sitio hemos visto cinco (?). Pero es que él afirma que fueron diez -una de novillero-. Si toreó cincuenta veces en Las Ventas y creemos sus palabras, sale a hombros casi una vez cada cinco tardes (la más famosa, su encerrona en 1960 de la que ya hablamos aquí). A veces, hay toreros que son sacados a hombros sin haber cortado los trofeos reglamentarios y otros que se niegan a salir a hombros aun teniendo derecho, quizás ahí radique la duda.
Con un pablorromero en 1961
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La primera vez que abrió la Puerta Grande en Madrid como matador fue en la corrida de la Prensa de 1956. Substituía al herido Ordóñez y compartía cartel con Antonio Bienvenida y con Manolo Vázquez, recientemente premiado con el primer trofeo que otorgó la peña Manoletina de Madrid. Fíjense en la foto porque es de esa tarde:
Fueron unos años en que se puso de moda celebrar los triunfos de los toreros arrojando almohadillas. Nadie se lo explicó nunca y la moda desapareció tal como apareció. Pero el día de su despedida Sánchez verá almohadillas de verdad, de las de Curro Romero.
En la feria de san Isidro del año siguiente acabó en comisaría. Cortó una oreja pero, enfadado con la presidencia, la arrojó al suelo y dio dos vueltas al ruedo. Ahí lo tienen aquella tarde toreando a 'Rondeño' de Barcial. Al acabar la corrida atravesó el ruedo fumándose un cigarro chulescamente. El segundo se lo fumó con los grises en el cuartelillo.
La izquierda era su fuerte (usaba muletas muy pesadas, de doble forro)
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Siempre estuvo dispuesto a las obras de caridad. En la corrida del Montepío de 1957 fue cogido por sus dos toros pero cortó cuatro orejas y volvió a irse a hombros. Véanlo aquel día con 'Tallealto', de Hermanos Villagodio:
Atención porque Gregorio Sánchez dio la alternativa nada menos que a El Viti el 13 de mayo de 1951. El misacantano cortó dos orejas pero la tarde fue la famosa de las tres vueltas al ruedo de Diego Puerta con el tercero.
Y más atención porque nuestro protagonista también dio la alternativa a Curro Romero el 18 de marzo de 1959 con Ostos de testigo. Es Valencia, entonces plaza de toros de primera y hoy día bajo mínimos -como critica muy justamente nuestro amigo Diago aquí-.
Eso quiere decir que entre el que se la dio a él y estos dos sumarían treinta y dos puertas grandes en Madrid a las que añadiríamos las diez de Sánchez. Total: 42, la historia viva de Las Ventas.
Siempre se habla de la corrida de Victorino como 'la corrida del siglo'. Ruiz Miguel, Esplá y Palomar cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros con el propio Victorino. Quizás se olvida el san Isidro de 1970. Cuarta de feria, toros de Juan Mari para Sánchez, El Viti y El Cordobés. Cuatro orejas para El Cordobés, tres para El Viti y dos para Gregorio Sánchez. Al final, todos a hombros con el mayoral como vemos aquí junto a un natural de Sánchez esa tarde:
Hemos buscado en el archivo del NO-DO las imágenes de ese mismo cartel el año siguiente. Las pueden ver aquí. Fíjense en las estocadas. La de Sánchez, usando ese tranquillo típico suyo de levantar el brazo antes de clavar, por eso le quedaban muchas estocadas perpendiculares. La de El Viti, perfecta de ejecución. Y la de El Cordobés, horrorosa.
Sin embargo, tras tantos años de éxitos en su plaza y con su público, llegó el día de su despedida y no pudo ser más aciaga. Iba de celeste y oro. Era el 30 de septiembre de 1973, toros de Aleas, que salieron malos ('los de Aleas, no los veas'). Un sobrero de García Ibáñez que salió peor. El viento no quiso perderse el acontecimiento. El torero estaba mal físicamente y la temperatura era muy baja. Fue todo una conspiración para el desastre. Esto comentó el diestro en El Ruedo:
Y eso que nada más acabar el paseíllo escuchó una ovación que le obligó a saludar dos veces. Luego las cañas se tornarían lanzas. Lo único bueno de toda la tarde, cuatro verónicas.
El balance fue: palmas, pitos, bronca, bronca, bronca y bronca con lanzamiento de almohadillas. Tras la muerte del quinto, debía salir su hijo Gregorito a cortarle la coleta pero el diestro hizo un gesto negativo al ver el panorama. A la muerte del sexto, entre las almohadillas, salió su amigo Antonio Checa a cumplir el trámite. Una pena. Las almohadillas sí que le supieron muy mal:
El mal rato lo compartió con sus paisanos de Santa Olalla que fletaron dos autobuses siguiendo las 'órdenes' del párroco que, en el sermón de la semana anterior, había dicho que tenían que ir todos a acompañar a Gregorio en su despedida (¿les prometería indulgencia plenaria?)
El día de su confirmación en Madrid por César Girón, cogido en el primer pase (1956). En esa misma situación mató el toro 'Pocapena' al pobre Granero destrozando su cabeza contra el estribo.
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Seguro que el bueno de Gregorio se iría el miércoles a quitarse la espina al Bernabéu a ver si su Madrid remontaba en la UEFA contra el Ipswich Town. Pues tampoco. Los ingleses hicieron valer el 1-0 de la ida y el Madrid de Pirri, Benito, García Remón, Zoco, Del Bosque, Grosso y compañía no pasó del 0-0.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Rafa, Gregorio Sánchez, para mi fue un torerazo y lo que documentas lo demuestra... Pero esa despedida estuvo mal pensada...Es cierto que el público fue cruel, en el momento de la despedida...pero...
ResponderEliminarDespués de saber lo que había pasado aquel día localicé la entrevista con Sánchez donde dice lo que yo pensé siempre: en una situación así, hay que guardar silencio -que podría 'sonar' incluso peor que la bronca-. Por eso hablo de la crueldad.
ResponderEliminarMe acordaba de cuando Antoñete se estrelló en una de sus despedidas contra una infumable corrida de Belén Ordóñez. Chopera lo justificaba así:
"Ahora", continúa Chopera, algunos pretenden que si Antoñete no quedó tan bien como todos deseábamos -y yo el primero, que soy su apoderado y amigo- fue por mi culpa. Pues deberían recordar entonces el éxito del día 7 de junio y tantos otros, ya que le apodero desde 1982, y siempre me preocupé de que toreara lo mejor. Por ejemplo, este año toreó casi todo lo de Buendía, que le gusta especialmente; y en San Isidro, lo que quiso: Atanasio, Bohórquez y Garzón. Todo lo programé de común acuerdo con Antoñete, y si él sabía de una corrida distinta a la de Ordóñez, a mí no me lo comunicó".
Pero la clave es que aquella tarde el público estuvo en Las Ventas muy comprensivo y cariñoso con Chenel. En cambio, con Sánchez no tuvieron piedad.
Saludos cordiales.