sábado, 16 de mayo de 2020

CENTENARIO DE LA MUERTE DE GALLITO (9): '¡ME HASÉIS DAÑO!...HASERME POQUITO...QUE ME AHOGO...'

Son las 18:19. El doctor Luque atraviesa a paso ligero el patio de arrastre de la plaza de Talavera dejando a su derecha el desolladero. Abre la puerta de la enfermería, pasa por la primera dependencia, una especie de vestíbulo, y espera en la segunda, que tiene un amplio ventanal por donde entra la luz tenue de aquel día que amaneció nublado. Llegan también sus ayudantes, el doctor Ortega, los doctores hermanos Sanguino y el doctor Pajares, médico suplente. Están también el doctor Recasens y su ayudante, el doctor Torroba. 



Luego entrará el doctor Pastor y algún otro médico madrileño que se ha desplazado a ver la corrida y ha bajado del tendido. Por esta puerta abierta irrumpen Blanquet y Cantimplas llevando en volandas a José. 



Viene con los ojos cerrados por efecto del shock. Entran también El Cuco, Farnesio y el mozo de estoques, Paco Botas. Se ve que cuando el maestro se ha alejado un poco de la cara del toro para alisar la muleta, éste se ha arrancado por sorpresa, lo ha volteado y le ha clavado el pitón en el abdomen. Ha sido un derrote seco aprendido seguramente contra los caballos pues venía de matar cuatro.



Tumban a José en la camilla mientras Blanquet le sostiene con mimo la cabeza. Entran el farmacéutico, señor Congregado y los practicantes Morales y Cano. La apariencia del maestro es preocupante porque sólo mueve convulsamente ambos brazos. Al ver su estado, Almendro se ha quedado en el vestíbulo llorando.

Lleva dos cornadas. Una es en el muslo derecho, de cinco centímetros y pronóstico reservado, puede curar sin complicaciones en una semana. La del abdomen es una herida circular de nueve centímetros de diámetro en el lado derecho. Le ha partido el epiplón, ha lesionado el peritoneo y le ha sacado fuera parte del intestino. Llega a interesarle un poco la vejiga pero sin alcanzar a perforarla como se dirá después. Una laparotomía realizada en condiciones adecuadas y no en un estado preagónico podría determinar el alcance exacto de las lesiones internas pero no hay tiempo para ello.


El diestro está bajo los efectos de un fuerte shock traumático. Los médicos se reparten el trabajo. Unos van cortando desde arriba el vestido grana y oro con unas tijeras. Lo había estrenado en Lima. Rasgan la casaquilla y el chaleco desde los hombros y los arrancan. 

Le quitan dos medallas que penden de una cadenita muy fina de oro. Una es de la Virgen de la Esperanza y la otra, de Nuestro Señor del Gran Poder. Además, como siempre, cuelga un minúsculo retrato de su madre ('menos mal que ya no vive la señora Gabriela...' dirá Vicente Pastor). No lleva la faja azul turquí porque se la rasgó el tercer toro y salió ante Bailador sin ella.  Cortan cuidadosamente la taleguilla y el torero queda desnudo sobre esta camilla:




El doctor Torroba se afana en limpiar la herida del vientre, sucia de arena y con riesgo de infección. Otros empiezan a aplicarle inyecciones. Hay que sujetarle bien los brazos. Uno de los doctores Sanguino, que es quien va a inyectar el suero con adrenalina, ordena:

'Que no mueva los brazos, ¡sujetadlo!'

Con el efecto de la inyección, José se reanima ligeramente, lo suficiente para quejarse: 

'¡Suéltame! Que me ahogo...'


A continuación le inyectan suero antitetánico, aceite alcanforado y cafeína. Intentan estimularle para que no sucumba al shock nervioso. El doctor levanta la voz:

¡Sujetadle bien los brazos!

Blanquet lo agarra con firmeza:

'José, ¡quieto! No muevas los brazos o te los parto'

Pero el pobre José no lo oye, se ahoga... en su cerebro el único pensamiento que entra es que le falta el aire:

'¡Blanquet, por tu madre...! ¡Mátame!... ¡Que me ahogo!'

Le dan aire con un sombrero mientras le taponan la herida y le van cosiendo.

Blanquet fue quien llegó primero tras la cogida. Ignacio quitó el toro y el buen subalterno levantó por las axilas a Gallito, que estaba arrodillado mirándose el vientre ('¡me ha sacado las tripas!'). Pedía que llamasen a Mascarell. 

Ya han partido en su busca a bordo de un flamante De Dion Bouton el señor Concustell  acompañado por Darío López y por el empresario de la corrida, Leandro Villar. Precisamente a éste último fue a quien Joselito se dirigió cuando cogía los trastos por última vez:

'El torito éste es el peor de todos. Vamos a ver quién puede más...'

De pronto se abre la puerta y traen conmocionado a Zurito Chico. Es el picador de Ignacio. El sexto toro lo ha derribado y quedó atrapado bajo el caballo. El presidente es el alcalde de Talavera, el señor González de la Rivera. Después de que Ignacio matase a Bailador, ha esperado a ver qué noticias había de la cogida. Alguien procedente de la enfermería le ha indicado por gestos que la cornada de Gallito no parecía grave y por eso ha continuado el festejo. 

El traje no está manchado, no hay sangre por ningún sitio. Quizá por eso en el ruedo Ignacio ha hecho gestos de tranquilidad al público mientras se llevaban a José. Probablemente hay una hemorragia interna pero por fuera, nada. El maestro se sigue quejando pero no se le entiende. Continúan inyectándole, hay momentos en que tiene hasta cuatro agujas clavadas:

'Dejarme... que me haséis daño... dejarme...'

Se intenta sin éxito la respiración artificial. El color lila del rostro de José anuncia lo peor. El pulso es muy débil, se nota que al maestro se le va la vida en un postrero hilo de voz:

 'Haserme poquito... que me ahogo...'

El sacerdote Felipe Vázquez, que se había mantenido en un rincón, se adelanta para darle la extrema unción. José ya no oye nada pero le caen dos lágrimas.


A las 18:45 comprueban que su pulso ha cesado. Han sido veinticinco minutos de agonía y no una hora como algunos dirán después. Se le ha escapado definitivamente la vida 'por entre los alamares'.

Justo en ese momento irrumpe su cuñado tras aliñar al sexto. Ignacio se queda parado al ver que los médicos permanecen inactivos. Se acerca a José, lo mira, le toca la cara y nota que está fría. Balbucea cosas incoherentes:

'José de mi alma... ¡Pobresito! Si pudieras ver dónde estás... ¡Cómo nos dejas a todos! ¿Por qué?' 


José con su sobrino, el hijo de Ignacio

Los que han ido a buscar a Mascarell ya son sabedores antes de llegar a la capital de que la tragedia se ha consumado. A la altura del aeródromo de Cuatrovientos, se cruzan con el automóvil que lleva a Rafael a Talavera junto con su amigo Pepe El Largo. Como El Gallo no tiene la certeza de que sea verdad la muerte de su hermano, deciden subirlo al de Villar para irle previniendo camino de Talavera.

Los doctores Luque y Ortega han redactado el parte médico:



José yace desnudo en la mesa de operaciones. Lo tapan con dos mantas e improvisan una sala de velatorio. Para ello retiran todo el instrumental médico, lo cual dará pie a las insidias que circularán más adelante diciendo que la enfermería estaba en precario. Los médicos madrileños que ofrecieron sus servicios serán testigos de que no hubo tal. 

Unos guardias civiles están en la entrada para evitar que los curiosos accedan a las dependencias:



Por la noche llegan más periodistas y fotógrafos de Madrid. Roberto Domingo toma unos apuntes del cadáver del maestro. Desde el exterior, a través del ventanal, la vista es ésta:



Dentro, la cuadrilla llora en silencio. Ignacio ha pedido que corten la cabeza del toro. Antonio Moreno, Lagartijillo, que es el contratista de la carne de los toros lidiados, se la llevará a Madrid para disecarla: 



Hacia la una de la madrugada llega El Gallo, quien ya es consciente de la desgracia. Cambia de opinión y no se atreve a entrar en la enfermería. Sale Ignacio y ambos hablan. Rafael le pide la coleta de su hermano. Entra Ignacio y dice a Paco que la trence.


Paco Botas

Paco gira delicadamente la cabeza inerte del diestro para trenzarle la coleta. Casi no puede porque revientan las lágrimas en sus ojos y no ve bien:

'Ay, José...pobresillo...es la última vez que te trenzo el pelo...' 


Zurito Chico sostiene la cabeza y Farnesio, que había picado a Bailador, corta la coleta y se la entrega a Ignacio. 


Farnesio

Sale Ignacio con el mechón, se lo da a Rafael y éste vuelve en coche a Madrid. José queda de cuerpo presente en esa enfermería transformada en velatorio, cubierta con paños negros y festones dorados. Seis cirios rodean el cadáver ('maestro, estoy oliendo a cera...'). 

Los toreros que han venido desde la capital son el citado Lagartijillo, el alcarreño Saleri II, Limeño, compañero de Gallito en la cuadrilla de los niños sevillanos, y Regaterín (de los dos hermanos con ese apodo, Victoriano, seguro, quien por entonces iba de peon con Saleri). Ganaderos, salvo error, sólo uno, don Vicente Martínez. 

Las dos cuadrillas se reparten entre el vestíbulo de la enfermería y la sala adyacente para echar una cabezada. Ahí están los picadores Zurito Chico, Farnesio, Ceniza, Carriles, Camero... y los banderilleros Almendro, Blanquet, Bombita IV, Cantimplas, José Rodas y El Cuco, el otro cuñado de José. También está Antonio Parra Parrita, quien seguía a José allá donde toreaba. 

Cuando intentan dormir, los ojos les escuecen de tanto llorar. El único que no pega ojo en toda la noche es Ignacio. Se le ha olvidado el dolor del fuerte varetazo que ha recibido del sexto en la pierna izquierda. Habla con unos y con otros. Al final termina hablando solo:

'José, pobresito... ¿dónde has venido a morirte?' 

Al día siguiente, a las diez de la mañana, los doctores Sanguino son los encargados de embalsamar el cuerpo. Le inyectan formol y cloruro de zinc. Parece recuperar un poco el color en el rostro pero se le hincha el cuello y deciden vendárselo. Tras hora y cuarto de trabajo, lo visten con el traje corto negro que llevaba cuando llegó en tren la mañana del domingo. Lo han traído de esta habitación número 3 del Hotel Europa. Allí había vuelto Fernando, el hermano de José, a quien tranquilizaron en un principio diciendo que todo era un rasguño sin importancia. Un policía lo sacó de su engaño cuando volvía de paisano a la plaza y sufrió un desvanecimiento.



El deseo de todos hubiera sido amortajarlo con la túnica de la Hermandad de la Virgen de la Macarena pero lógicamente no hay tiempo de traerla desde Sevilla . Acabado el proceso, se permite que los talaveranos desfilen ante el cadáver hasta el momento de llevarlo a la estación. 

El ataúd es de caoba y plata. La cuadrilla lo saca en hombros para depositarlo en una carroza blanca:




'Abriendo surcos de flores
al rey de los matadores,
en hombros se lo llevaban'

El día no puede ser más luminoso. Dos guardias civiles a caballo abren paso entre la multitud. Caminan delante tres sacerdotes rezando un responso. Todo el mundo va descubierto acompañando el cortejo fúnebre hasta la estación.





'¿Joselito muerto por un toro? ¡Eso no puede ser verdad! A Belmonte, aún pero a Joselito... ¡no puede ser!'

Sí pudo ser. Sí, era verdad, aunque Rafael Alberti no daba crédito a los que se lo decían:


'Virgen de la Macarena,
mírame tú como vengo,
tan sin sangre que ya tengo
blanca mi color morena'

Virgen de Joselito


Hoy hace cien años que sucedió todo esto que hemos relatado. En un día tan señalado como éste hemos preferido meternos en la enfermería y acompañar al maestro en sus últimos momentos.  Seguiremos ocupándonos de Gallito en la serie que le estamos dedicando desde el uno de enero (recuerden aquí). 

Más de 1.500 toros muertos y casi 700 corridas en ocho años para terminar sus días expirando en la plaza que había inaugurado su padre en 1890. Se nos ponía un nudo en la garganta mientras describíamos su agonía porque nos imaginábamos al otrora invulnerable José desvalido como un niño chico. 

Se quedó sin poder torear el 17 en Madrid y los días 18 y 19 en Badajoz. 

Hemos reconstruido los hechos a partir de la prensa de la época, de los detalles que aporta en 'La última corrida de Joselito' Andrés Hernáiz y de diferentes testimonios en otros textos. Para los datos que resultaban contradictorios, nuestra opción ha sido escoger el que coincidía en más de un sitio. En otros casos hemos elegido simplemente el que nos ofrecía mayor confianza. Los versos son de Alberti. 

Bien entrada la noche habían traído un telegrama a la enfermería. Venía de Sevilla y estaba firmado por una de las hermanas de Gallito: 

'Pepe, ¿qué ha pasado? Dime la verdad'

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

29 comentarios:

  1. Impresionante!! El corazón en un puño

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    1. A mí también al escribirlo.

      La Virgen de Joselito que figura al final la he puesto porque su manto está hecho con un capote de paseo de Gallito. Se lo regaló a Cossío y se puede ver en su casa-museo de Tudanca, cerca de Santander. Recomendábamos la visita en esta entrada:

      http://toreoenredhondo.blogspot.com/2017/02/la-casa-de-cossio.html

      Saludos.

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  2. Suenan clarines y timbales,
    el mito espera enchiquerado,
    de perla y oro su adversario sale desmonterado,
    comienza la más grande de las artes.

    Sale el conúpeto, qué dirán los azares,
    sólo "Maravilla" lo deja dominado,
    asoma el caballo, con quites variados acaba colocado
    toca banderillas, especialidad de José, atronan los oles.

    Coge la muleta y crea el toreo en redondo,
    aquel cuarto de Martínez precipitó su leyenda.
    En suerte natural el toro, la tizona rogando

    que el Talón de Aquiles de José esta vez discierna
    que lo que aquel día estaban presenciando
    eran los primeros pasos de la tauromaquia moderna.

    Aquí mi particular y humilde homenaje al rey de los toreros.

    Saludos desde la capital del Santo Reino.

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    1. Sobre ese talón de Aquiles que usted deja caer en los versos finales, tenemos pendiente encargarnos un día de éstos en la serie del centenario.

      Saludos desde la capital de la Tarraconensis.

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  3. Una entrada muy emotiva Señor Rafa, enhorabuena. Tú particularmente ¿crees que Gallito fue a Talavera porque era la plaza que inauguró su padre o más bien por lo que comentan otros que dicen que fue por un acuerdo entre el y el crítico Corrochano? Éste se comprometía a juzgarlo de manera imparcial (al contrario de lo que hacía últimamente , en parte porque el que le pagaba la nómina era maestrante y por lo tanto resentido con Gallito por la construcción de la monumental de Sevilla) y Gallito por su parte torearía en el pueblo de Corrochano que no era otra que Talavera y ante reses de la viuda de Ortega, que creó era también parte de la familia.

    Saludos

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    1. La corrida era cosa de Mejías y a última hora de Leandro Villar porque el empresario original era el hijo de la ganadera. Joselito no contaba para nada.

      Pero fue el propio diestro quien se ofreció: "Ignacio, esa corrida de mayo en Talavera la toreo yo"

      Se mezcló por orden de menos a más: la simple ilusión de lo de su padre, el gesto hacia Corrochano y, fundamentalmente a mí entender, que Madrid se le hacía un poco cuesta arriba y así se descargaba de anunciarse el 15, 16 y 17.

      Saludos.

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  4. Gran artículo. No merecía menos el centenario de la muerte del rey de los toreros.
    Al último respecto de las dificultades con la tizona de Joselito he recordado unos versos populares que recitaba mi madre y ahora comprendo, dada la rivalidad entre los dos maestros -el tono, claro, era jocoso-. Supongo que los conocen de sobra pero ahí van:
    "Belmonte le dice al Gallo 'dame una lección de estoque' y el Gallito le contesta 'dámela tú de capote'"
    Un saludo

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    1. Gracias, me alegro. Los versos llaman la atención porque Gallito mataba muy mal pero Belmonte toreaba de capa muy bien. Ambas afirmaciones no son de mi cosecha sino de sus coetáneos.

      Saludos.

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    2. Supongo que por muy bien que toreará Belmonte con el capote de quien nos ha llegado su virtuosismo y variedad con el percal es de Joselito. Un saludo.

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    3. Eso sí, no hay duda. Saludos.

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  5. Muchas Gracias Rafa, por este emocionante homenaje.

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    1. Gracias a usted por perder su tiempo leyéndolo. Pensé en hacer como homenaje algo diferente a lo que sería típico en un día como éste.

      Saludos.

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  6. Meritoria entrada.Tan lejana en el tiempo y al leer sus líneas hacer como si hubiera ocurrido esta tarde.
    La verdad y los detalles a la hora de contarla la hace muy emotiva.Diferente.
    Gracias Sr.Rafael.
    Manolo.

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  7. Sé que repito los anteriores comentarios, pero solo cabe decir que ha sido una entrada muy emocionante y bonita.
    Son de las cosas que te congracian con los humanos.
    Enhorabuena.
    Saludos.
    Paco B.

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    1. Muchas gracias a los dos, me alegro de que les haya gustado. Saludos.

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  8. LA TRÁGIGA SONRISA
    ....
    ¡Adiós, Joselito! Ya no volveremos a verte. Te acabaste para el arte y para los hombres, tus enemigos ya no te odiarán; tus amigos te llorarán largo tiempo ¿Cuándo volveremos a encontrarnos, si es que ya no ha de ser eterna la separación.
    ¡Qué vida ésta! ¡Qué perra y maldita vida! ¡ Hasta luego, José ¡ Mientras los años transcurren y llega ese luego lleno de misterio, en que quizás hemos de reunirnos todos, descansa en paz. ¡Hasta luego!
    Luis utiarte

    https://youtu.be/cSsHtYFVe8Y

    https://youtu.be/iw_qNrEwq7M

    https://youtu.be/G4YueUmJig0

    Un fuerte abrazo rafa, gran entrada, como todas.

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    1. Otro para usted, muchas gracias. Eso que pone de que 'tus enemigos ya no te odiarán' puede llamar la atención a más de uno hoy en día. Pero la verdad es que Gallito tuvo sus detractores que le negaban el pan y la sal permanentemente. Con el paso del tiempo, y gracias sobre todo a su trágica muerte, las lanzas se tornaron cañas. Los enemigos se callaron y los embargó un sentimiento de remordimiento.

      Saludos.

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  9. Sirva leer a Bleu, sus páginas finales. Aquella frase, otro guerrita.
    Su última corrida en Madrid término con la furia del respetable.
    Para mi fue uno de esos toreros excepcionales, la alegría de lagartijo y la tauromaquia de guerrita adaptada a una nueva fase del toreo a caballo entre el toreo moderno y al de oro de lagartijo y frascuelo.
    Todas estas cosas ya no se enseñan, perdona q te eche otra flor, pero quitando en este foro hay muy poca pedagogía, por falta de sabiduria sin duda.
    Bueno en fin, llevas razón (no en meter a Juan pedro domecq en... Jejeje, eso es otro tema q ya lo hablamos en tiempo) por cierto, un día podría explicarnos algo del coronavirus como afecta a todo esto y como afecta a los q montais a caballo. Saludos camarada

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    1. Justo en el próximo capítulo de nuestra serie sobre Gallito que ya está redactada cuento lo que pasó en aquella última corrida en Madrid. Y sale Bleu también.

      Respecto al virus, le remito a la próxima entrada del blog. Con las dichosas fases y los palos de ciego, no tengo claro si se puede montar libremente a caballo y a qué horas. Afortunadamente por aquí cerca hay bosque espeso donde sólo te encuentras conejos y ruiseñores.

      Saludos.

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  10. Giovanni r.Tortosa18 de mayo de 2020, 13:43

    Hola Rafa; le escribo por este medio, ya que hacerlo en el blog resulta más pesaroso y de inmediato sentía la necesidad de hacerlo. El artículo dedicado al rey de los toreros, me resultó sencillamente antológico. Es de las cosas más bellas que he leído acerca de un torero; y llevo toda mi vida haciéndolo. La reconstrucción que hace del suceso tiene un potencial enorme; al menos para los que somos apasionados de la historia de la tauromaquia.
    Siempre tuve claro, que Gallito fue la máxima expresión del toreo, muy por encima de Belmonte, que tuvo a toda la intelectualidad y el artisteo de la época a sus pies. Por ello, artículos como el suyo, reconfortan a quienes creímos y defendimos al genio de Gelves. Y aparte de todo ello, el relato respira emotividad a raudales; es un canto a la emoción del arte.

    Saludos...

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    1. Muchas gracias, es muy amable. Me alegro de que le haya gustado el escrito. Era un día para dejar de lado algunas de las críticas que se le pueden hacer a Gallito. En nuestro modesto blog intento ser ecuánime y no tapo cosas del maestro que con el tiempo se van olvidando o dulcificando.

      Pero este día no era el más indicado para ello. Acompañarlo en sus últimos minutos de vida creo que ha sido nuestro mejor homenaje.

      Saludos.

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  11. Gracias Rafa por su articulo. No conocia todos los detalles de ese dia fatal pero les dan a este gran homenaje une émocion intensa. Gracias.
    Alain

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    1. Gracias a usted por leerlo. A estas horas tendríamos que estar preparando las maletas para la feria de Vic-Fezensac... ¡Qué pena!

      Saludos.

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  12. Estimado Rafa: te ruego tu opinión sobre la supuesta condición de burriciego de Bailador,de la cual se ha escrito (o transcrito) en muchos textos.Si ya la has hecho constar en el blog,no la he leído y me disculpo de antemano. Tu anotación sobre que la letal arrancada del toro está explicada como una conducta aprendida con los jamelgos sin peto de 1920, me convence plenamente.Gracias. Carlos. CTP Pamplona.

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    1. Lo que se comenta del toro es que la sangre que le cayera en los ojos durante el primer tercio pudo afectarle. Eso dice Corrochano que le dijo el maestro antes del último tercio. Si el toro hubiera sido burriciego, no pasa desapercibido a Gallito de salida pero parece que el defecto en la vista vino después.

      Recuerde la crónica aquí, al principio de la segunda columna:

      https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19200518-7.html

      Saludos.

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  13. Buenos días Rafael, por favor indique en algún comentario sus datos para poder citarlo como autor del artículo (genial e interesantísimo). Muchas gracias.

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    1. Ponga simplemente Rafa de toreoenredhondo.blogspot.com.

      Me alegro mucho de que le haya gustado. Saludos.

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  14. Apreciado Dn. Rafa: comento esto como referido de su entrada del 16 de mayo, 2023.
    Y hago eco a lo que otros ya han apuntado aquí... impresionante, formidable reconstrucción conmemorativa, excelente como lo es conmovedora, como lo es trágica y puramente taurina; como lo es cultural e histórica tradición. Emblema prístino de un enorme Gallito y el desgarrador párrafo de Talavera de la Reina. Ave real. Inmortal, aún bajo la penosa expresión de aquel impacto: "¡Se acabaron los toros!"
    // Atte., Torotino

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