La organizó la Asociación de la Prensa en comisión presidida por Torcuato Luca de Tena. Se habían estrenado el año anterior en una con toros de Saltillo para Mazzantini, Fuentes, Bombita y Algabeño. En esta segunda ocasión decidieron hacer el experimento del concurso de ganaderías y encima con apuestas. El evento tuvo lugar el 20 de octubre de 1901.
Saltillo, Miura e Ibarra declinaron la invitación porque dijeron que no tenían toros adecuados. Recordemos que estábamos en octubre. De los demás, el duque de Veragua dijo que no tenía de la edad requerida, que era de cinco años, y se le pidió que buscase uno que por lo menos tuviera el trapío requerido. Al final fueron estos ocho:
La Asociación de la Prensa tenía carácter benéfico y se esforzó en hacer las cosas bien. Pagaron los toros bien pagados: 21.661 pesetas por los ocho, siendo el más barato de 2.000. Luego los exhibieron en el hipódromo adonde acudieron más de tres mil personas a verlos.
La gran novedad fue que se decidió montar un sistema de apuestas a ver qué toro resultaría el triunfador del concurso, razón por la cual éste no podía quedar desierto. En Madrid era la primera vez que se hacía algo similar pero creemos que en Sevilla ya se había experimentado algo de apuestas taurinas, lo tendríamos que confirmar.
El cartel que quería la Asociación era: Mazzantini -para Bleu el mejor director de lidia del momento-, Fuentes, Reverte y Conejito. Este último era Antonio de Dios, Conejito, un torero cordobés que empezó en el mismo matadero que Guerrita. Precisamente el califa le dio la alternativa y hubo un pequeño escándalo cuando Conejito se presentó en Madrid y se negó a confirmar porque El Guerra le había dicho: 'la alternativa te la he dao yo y no hay na más que confirmar'.
Se cayeron tres y quedó conformado por don Luis (de carmesí y oro), Guerrerito (de corinto y oro), Lagartijo Chico (de lila y oro) y Machaquito (de verde bronce y oro). Guerrerito era Antonio Guerrero, uno de los mejores amigos de Bombita a quien el maestro solía escoger como substituto. Ahí los tienen antes del paseíllo. De izquierda a derecha, Guerrerito, Lagartijo, Machaquito y el corpulento Mazzantini (a quien Frascuelo llamaba Mozambique):
Ojo porque en la propia web de la Asociación de la Prensa madrileña cometen el error de anunciar a Lagartijo a secas copiando el cartel original cuando ya llevaba un año muerto. Fue el hijo de Juan Molina, o sea, Rafael Molina Martínez, sobrino del califa.
¿Cuánto cobraron? Mazzantini y su cuadrilla, 6.000 pesetas, cantidad de primerísima figura. Qué lejos quedaban sus años como oscuro empleado del ferrocarril. Guerrerito, 1.000 y su cuadrilla, que era la de Fuentes, 2.230. Tanto Lagartijo Chico como Machaquito junto a sus cuadrillas cobraron lo mismo: 3.000 pesetas.
La corrida tuvo tres polémicas. La primera fue el número que montó don Luis para escaquearse de matar el toro de Palha, ganadería a la que los diestros, empezando por Gallito, no querían ver ni en pintura por los muchos pies que sacaban sus ejemplares. El diestro tenía muy mal recuerdo de un mano a mano con Guerrita en Madrid frente a los toros portugueses en junio de 1889. En la imagen están haciendo la coleta al maestro:
Como la corrida concurso iba por orden de antigüedad, a Mazzantini le tocaba el toro de Palha y lo que hizo fue exhibir un informe conforme la ganadería de Adalid era más antigua y así varió el orden de lidia de manera que el animal portugués correspondió a Guerrerito, que sustituía a Fuentes.
Un diario comentó con sorna que los corifeos de Mazzantini presentaron documentación según la cual la antigüedad de la ganadería de Adalid 'era de tiempos del Cid Campeador'. Es verdad que tenía una vacada más antigua que la de Palha y que la de Concha y Sierra pero la había vendido toda, incluyendo hierro y divisa, a José Orozco. De allí salió el toro Finito, que puso en graves apuros a Frascuelo fuera del ruedo (léanlo en este blog amigo).
Después de unos años se decidió a comprar reses de Núñez de Prado que volvería a liquidar ya definitivamente pocos años después en tres lotes (Celso Pellón, Taviel de Andrade y Félix Urcola). Con lo recién comprado, tomó nueva alternativa en abril de 1891. Ésa era la fecha válida y por ese motivo irrefragable correspondía a don Luis matar el toro de Palha y dejarse de martingalas. Aquí lo tienen:
La segunda polémica vino con la presentación de las reses. La corrida era en octubre como dijimos antes y las reses que había en el campo quizá no eran las de mayor trapío para este festejo. El de Villamarta resultó burriciego pero por lesión durante la lidia ya que los veterinarios habían dado el placet. A veces la sangre del caballo afectaba la visión de los toros. El de Concha y Sierra era terciado y el de Murube fue muy protestado. Al día siguiente la prensa lo representaba así:
Y la tercera discusión surgió con la novedad de las apuestas. Muchos dijeron que eso debería quedar para los frontones y las carreras de caballos. La verdad es que la cosa tuvo un cierto éxito. Los datos que hemos recabado en la prensa de la época son éstos siguiendo la preferencia de los aficionados por cada toro según lo apostado:
1. Palha: 1.175 pesetas
2. Murube: 1.035 pesetas
3. Adalid: 1.000 pesetas
4. Anastasio Martín: 965 pesetas
5. Villamarta: 960 pesetas.
6 . Veragua: 900 pesetas
7. Concha y Sierra: 850 pesetas.
8. Marqués de los Castellones: 825 pesetas. Anotemos que esta ganadería la formó el marqués a principios de la década de 1890 con vacas de Veragua y un par de sementales de Núñez de Prado. Guerrita quiso protegerla, cosa que no extraña dado que Veragua era considerado lo comercial de la época. En 1909 sus herederos la vendieron y acabó en la barbacoa durante la guerra. Éste fue su toro:
Como ven, el total apostado ascendió a 7.710 y los ganadores se llevaron seis veces lo apostado, lo cual no estuvo mal.
El premio debería haber quedado desierto por el mal juego de las reses pero eso no podía ser dadas las apuestas. Por consiguiente, el jurado decidió que el menos malo había sido el toro de Adalid. El balance, por orden de lidia, fue el que sigue según los diarios de la época que hemos consultado:
1. Redondo, de Veragua, colorado, ojinegro y jirón: cuatro varas y ningún caballo muerto. 'Un choto, parado y flojo, poco toro'.
2. Monterillo, de Anastasio Martín, negro listón: una vara y fuego. 'Pésimo'.
3. Salaíto, de Murube, castaño bragado y coliblanco: cinco varas y dos caballos muertos. 'Protestado por pequeño y cornicorto, pasable'.
4. Cedacero, de Adalid, negro: ocho varas y cuatro caballos muertos. 'Bueno, bravo pero sin poder'. Es el que se llevó el premio, el tuerto en el país de los ciegos:
5. Podenco, de Concha y Sierra, negro meano: seis varas y ninguna baja. 'Escasamente pasable, terciado y casi manso'.
6. Miñoto, de Palha, castaño para unos, colorado lucero para otros: seis varas y ningún caballo muerto. 'Manso y aquerenciado en tablas, si no le echan los caballos encima, fuego'.
7. Relámpago, de Villamarta, negro 'con cara de viejo': cinco varas y ninguna baja. 'Pésimo y burriciego, un feto sin poder ni bravura'.
8. Perdiguero, del Marqués de Los Castellones, negro chorreado en morcillo: 'tropezó cinco veces con los caballos' y mató uno. 'Sin poder ni sangre, no merece ni comentario'.
El enfado del respetable, que llenaba la plaza, fue monumental al final. Algunos llegaron incluso a encararse con los periodistas presentes al considerarlos responsables del desaguisado organizado por su Asociación. La verdad es que la expectación había sido máxima a pesar de que el cielo se nubló antes de empezar amenazando lluvia. La imagen del ABC es de poco antes de las dos y media, que fue la hora de inicio de la corrida:
Ya ven que el hombre propone y el toro descompone porque difícilmente encontraríamos en aquellos años un festejo organizado con más dedicación, interés y ganas de agradar al aficionado. Luego resultó el fiasco que hemos descrito. La Asociación publicó días después en varios periódicos una detallada explicación de cómo había llevado a cabo la organización de la corrida para exonerarse de responsabilidad ante el desaguisado final.
La verdad es que las corridas concurso tendrían que ser las más memorables de todas pero al final se suelen saldar con ruidosos fracasos salvo toros sueltos muy de vez en cuando. Lo relata con su agudeza habitual don Luis Fernández Salcedo en Verdad y mentira de las corridas concurso.
Dado el escamoteo del primer tercio que padecemos en la gran mayoría de corridas, no hay evento que sea esperado con mayor ilusión por el aficionado cabal que una corrida concurso. Pero luego, ¿cuántas no han sido más que una limpieza de corrales?
Ese sufrido aficionado siempre acude esperando un bacarrá de monedas de cinco duros, como decía el citado Bleu. Lamentablemente lo habitual es que se encuentre uno de habichuelas. Es lo que aconteció en la que les hemos contado.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Que interesante Rafa.
ResponderEliminarHa sido leer una entrada de Corridas Concurso y me acuerdo de la de Vic, yo espero que se siga haciendo aunque esté año ha sido un desastre. Pero creo que sería bueno que estas corridas se hiciesen en más sitios, ojalá Las Ventas como en 2019. Eso sí, espero que no sea como limpieza de corrales.
Por otra parte me estoy leyendo un ñ libro muy interesante que seguro conoces, "Los Toros de la Tierra", en el que hay muchas curiosidades entre las que destacó como en esa época (1848) se criticaba a los toros que no son pegajosos, casi como ahora jaja
Un saludo,
Ricardo Frías Alonso
Para el año que viene olvídese de corrida concurso en Vic ya se lo adelanto con unos meses de antelación.
EliminarSaludos
Una pena pero bueno si lo cambian por un desafío como ya dijiste también esta bien. Allí nos vemos.
EliminarUn saludo
No me haga hablar más...
EliminarBuenas Rafa
ResponderEliminarLeyendo el artículo me llaman la atención dos cosas: por un lado dices que la ganadería de Adalid cuando vende en tres partes una va a parar a Taviel de Andrade , lo que quiere decir que aumento el porcentaje de sangre del Barbero en lo vazqueño que le había comprado a Jose Vázquez y por otro lado me llama la atención que el marqués de los Castellones 20 años antes que Jose Vega ya hizo ese experimento de mezclar vacas de veragua con sementales de origen Barbero , solo hay que ver la foto del toro que has puesto.
Saludos
Respecto a las hechuras no sé si estas fotos tan antiguas aclaran mucho. El de Palha debería recordar un poco a la sangre de Miura y la verdad es que en esa foto parece cualquier cosa menos un miura.
EliminarEl marqués de los Castellones adquirió más fama por su yeguada que por sus toros de lidia a pesar de los buenos oficios de su amigo Guerrita.
Saludos
Como siempre muy interesante, Rafa. Deseando leer lo que nos tiene preparado para el invierno.
ResponderEliminarComentarle también que he leído una noticia al respecto de algo que ya habíamos comentado en otro artículo hace algunas semanas. Concha y Sierra ha sido adquirido por el ganadero de el Uno, de Guadalajara. Creo recordar que 70 madres y todos los machos de varias camadas. A ver si con suerte sale alguna entrevista este invierno donde pregunten al Jean Luc los motivos para vender y apostar por Valverde. No sé si usted puede intuir algo al respecto... Un saludo
Javi
Algo me han comentado en Francia sobre el malestar de Jean-Luc con otros ganaderos franceses y con diversos estamentos taurinos. O de ellos con él. No sé si hay celos o envidias o habladurías o maledicencias... Pero han coincidido en ello diferentes personas que no se conocen entre sí. Cuando el río suena...
EliminarSaludos.