martes, 11 de agosto de 2015

¿CUNDIRÁ EL BUEN EJEMPLO DE TAFALLA?
 
El ejemplo no es el de la ciudad de Tafalla ni siquiera el de la empresa que organiza la feria taurina. Es el del Club Taurino Tafallés que, en su interés por dar lustre al primer tercio como anunciábamos aquí, se encargará de repartir gratuitamente a los asistentes a las corridas un documento interesante (folleto costeado por el propio Club, sin ayuda de ningún tipo por parte de nadie, que conste).
 
Por un lado habrá el orden de lidia y, por otro, una explicación sobre la importancia del primer tercio en la corrida. Se lo vamos a presentar para ver si cunde el ejemplo y se dignifica esa suerte en España para que deje de ser un trámite más propio de un matadero que de una plaza de toros.
 
 

 
El documento empieza así:
 
DE LA IMPORTANCIA DE LA SUERTE DE VARAS
 
La suerte de varas es absolutamente necesaria para el correcto desarrollo de la corrida de toros, tanto como lo es la tienta en el campo, sea de hembras o de machos, para seleccionar y elegir los futuros progenitores de la ganadería.
Aunque a estas alturas pueda parecer obvio para muchos aficionados, pensando sobretodo en los jóvenes y en quienes se acercan a la fiesta por primera vez, tal vez no esté de más recordar cuales son los principales cometidos y la finalidad de dicha suerte.
 
La suerte de varas sirve en primer lugar para medir la bravura del animal, comprobando si se crece o no ante el castigo. Para ello, es fundamental que entre por lo menos dos veces al caballo, ya que en la primera no sabe con qué se va a encontrar. El caballo y el peto deben ser ligeros. Se deberá dosificar el castigo, aplicándose de forma medida.
 
Fíjense en que dice muy correctamente que esta suerte sirve 'para medir la bravura del animal'. Aquí ya no estarán de acuerdo todos los taurinos al uso, especialmente los sobrecogedores, para los que un animal como 'Jabatillo' merece la vuelta al ruedo en Las Ventas  porque dicen que ahora la bravura se mide en la muleta, que eso de medirla en el caballo es una antigualla. En fin...
 
 
Continúa el Club Taurino Tafallés recordando el reglamento:
 
Dice el reglamento que el picador ejecutará la suerte citando a la res por derecho y por la derecha, quedando prohibido barrenar, tapar la salida, ( salvo en caso de manifiesta mansedumbre ), girar alrededor de la misma, e insistir o mantener el castigo incorrectamente aplicado.
 
El puyazo debe ir dirigido hacia el morrillo – en la parte final del mismo – y no en la cruz, ni mucho menos aún en la parte dorsal o caída de la espalda; el común y desgraciadamente habitual puyazo trasero y caído, ya que este afecta de manera considerablemente negativa a zonas musculares, vasculares y nerviosas. En este caso el desaguisado es mayúsculo y no es extraño que los toros salgan de la suerte trastabillándose y rodando por el suelo.

 Mucho nos tememos que esa es una batalla perdida. ¿Cuántas veces han visto ustedes picar un toro en el morrillo? Ninguna ¿no? Y ¿cuántas han visto picar en el lomo o en la paletilla como aquí abajo? Centenares:
 
 
 Y es curioso que el diestro tendría que ser el primer interesado en que se picase delantero al toro para no descomponerlo. Pero eso les da igual, lo que quieren es ahormarlo de cualquier manera para que en la muleta quede sin fuerzas y no dé problemas. Menos mal que los antitaurinos no saben nada de toros porque viendo esos monopuyazos traseros y asesinos nos harían agachar la cabeza avergonzados a todos nosotros y con toda la razón.
 
El documento prosigue con estos argumentos:
 
En segundo lugar, esta suerte pretende ahormar y acondicionar la embestida del toro, hacer que descuelgue el cuello, evitando el cabeceo; cosa que cuando se pica trasero se consigue el efecto contrario, tendiendo el toro a levantar la cabeza, en vez de humillar en los siguientes tercios.
Y en tercer lugar, el toro debe de sangrar para descongestionarse, no desangrarse y quedar exhausto, herido en exceso e inservible para la lidia.
Cuando la suerte se realiza correctamente a un animal de por sí genéticamente predispuesto para el combate, que no reacciona huyendo ante las heridas, sino atacando, colocado de largo ante caballos ligeros, “toreros”, picando en el sitio y dosificando el castigo, ante un toro con casta y poder, el público se emociona, se levanta de sus asientos, proporcionando una ovación de gala, e incluso, obligando al picador a saludar y dar la vuelta al ruedo.
 
Lo de los caballos ligeros es una quimera. Con tres caballos como los de Tafalla, Aníbal hubiese derrotado a las legiones de Escipión en Zama en lugar de hacer el ridículo con tanto elefante. Aún así, el año pasado se vio este derribo espectacular de un toro de Bañuelos. El picador acabó en el hospital con una pierna rota.
 
 
El Club Taurino Tafallés realizó hace unos días una excursión a la Feria de Mont de Marsan donde tuvieron ocasión de saludar personalmente a Alain Bonijol. Vieron sus caballos de cerca y tocaron los petos tan flexibles que usa el francés (recuerden algunas fotos de sus caballos picando aquí o vean esta de abajo).
  



Sobre los petos, pueden leer diferentes opiniones aquí. Aparte del peto, el problema para el picador es que con el caballo ligero tiene que parar al toro con el palo antes de que llegue porque, si no, se arriesga a un batacazo como este:
 
FOTO: https//:rugbyytoros.blogspot.com.es
 
Con esos caballazos que se estilan por estos pagos, no hay problema, se puede dejar llegar al toro y luego masacrarlo inmisericordemente.
 
Y el documento se despide con este deseo que compartimos plenamente:
 
Por todo lo anterior vemos que la suerte de varas es uno de los fundamentos de la lidia, incluso nos atreveríamos a decir, de la tauromaquia. Y a los públicos corresponde la defensa de la pureza e integridad de la misma.
 FELICES FIESTAS                JAI ZORIONTSUAK
 
 
 
Ya ven que el Club Taurino Tafallés que preside don Andrés Baztán va a intentar dignificar la suerte de varas. Les recomendábamos aquí que no hace falta pintar tanta raya en el ruedo, recuerden las tres rayitas de Vic-Fezensac o las dos pequeñas líneas de Céret:
 
 
Otra variante sería marcar un triángulo como este que vimos en la concurso de Vinaroz:
 
 
Dar un premio en metálico al picador no tiene mucho sentido porque él es asalariado del torero y si dosifica el castigo o intenta hacer las cosas bien, igual no pica más. Otra cosa sería que el presidente hablase con los diestros antes de la corrida para decirles algo así como: 'estoy dispuesto a conceder la segunda oreja aunque sea con una estocada baja a condición de que hayan lucido ustedes los toros en el primer tercio; si no los lucen, olvídense de cortar en Tafalla nada más que la oreja a la que estoy obligado por la petición del público, se lo aviso'.
 
 
¿Se imaginan ustedes que en Tafalla a los diestros les da por colocar a los toros largos en el caballo? ¿Se imaginan que los picadores dan el pecho del caballo? ¿Se imaginan que dosifican el castigo y así entran tres veces al peto? ¿Se imaginan que alguno acude con tanta alegría que se le da un cuarto o quinto puyazo con el regatón? ¿Se imaginan que suena la música para el tercio de varas? ¿Se imaginan que el picador acaba dando la vuelta al ruedo con el diestro? ¿Se imaginan que cunde el ejemplo porque el público se da cuenta por fin de que se le ha estado  robando desde hace años una parte del espectáculo? ¿Se imaginan que los taurinos sobrecogedores cambian sus campañas de idolatría a las figuritas por sus comentarios a favor de dignificar el primer tercio? ¿Se imaginan...?
 
¡Y el cántaro se rompió!
 
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
 

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