domingo, 30 de enero de 2022

EL ESPARTERO: 2 ALTERNATIVAS Y 81 COGIDAS

De las cuales, treinta fueron graves en mayor o menor medida. Cúchares decía que no había que fiarse de esos torerillos jóvenes que arrasaban a base de valor y que con el paso del tiempo les iba entrando miedo. Según él terminaban por no ser ni chicha ni limoná. En cambio Fernando el Gallo, quien confirmó la alternativa a El Espartero, se admiraba de que tenía el mismo valor cuando empezó que cuando llevaba más de 7 años de profesión. Para él resultaba algo inconcebible.



Su padre lo tenía amenazado de muerte para que no se dedicase a los toros. Nos recuerda al señor Lalanda enfadándose con su hijo, pulsen aquí. Pero el joven Manolillo no obedecía y seguía escapándose a hacer la luna.


En una espartería

llora un chiquillo,

quién iba a decir 

que sería otro Hillo.


El apodo se lo puso el aficionado Carlos García cuando debutó como novillero en Sevilla en julio de 1885:

- Tú ¿qué haces? ¿Trabajas en algún sitio?
- Sí, en el esparto, soy espartero, como mi padre

Esa presentación fue un triunfo y se lo llevaron a hombros tras matar su último novillo, de Anastasio Martín, que se llamaba Bailador

Antonio Miura y Manuel Domínguez se erigen en sus protectores. El diestro lo llama a su casa y le regala un estoque: 'ahí lo tienes, en prueba de cariño, rómpelo mejor en los huesos de los toros antes de que uno se te quede vivo'.

Le siguen éxitos por muchos pueblos de la provincia y decide tomar la alternativa de manos de Gordito ¿con cuántos años? En algunos sitios pone que nació en 1860. El Cossío lo deja en 1865 pero creemos que lo correcto sería 1866, que parece ser el año en que fue bautizado en San Marcos de Sevilla.

Sí hemos leído que su casa éstaba aquí, en la plaza de la Alfalfa, donde su padre regentaba la espartería en el número 8:


Su primera alternativa la tomó con diecinueve años, el 13 de septiembre de 1885, de manos de Gordito y con toros de la Viuda de Saltillo. Se llevaron cuarenta y cinco varas y dejaron ocho caballos muertos.

El problema fue que días después mató una novillada en Zalamea la Real y se le obligó a repetir la ceremonia. Por cierto, miren lo que pasó en Zalamea. Tras el segundo tercio, el toro se amorcilló en la puerta de chiqueros. Salió Manuel a intentar pasarlo de muleta pero era una labor de titanes porque el toro seguía con la grupa pegada a la barrera. Desde el callejón le pincharon con varias banderillas en los cuartos traseros y, como parecía un toro de Guisando, optaron por clavarle una garrocha. Ni por ésas. Volvió El Espartero a la cara ante los gestos preocupados del público, que preveía un arreón y la cornada. Muchos pedían la muerte a tiros del animal pero lo que hizo el maestro fue tirarse encima del toro para matarlo mientras éste continuaba aculado en tablas. El matador no tenía salida como no fuera tirar los avíos y tomar el olivo, cosa impensable en él, de manera que el toro le pegó el gañafón y se llevó la cornada en el tercio inferior del muslo derecho. Eso fue lo último que hizo el toro porque el espadazo fue letal.


El 11 de octubre volvería a Sevilla, de nuevo con Gordito, para repetir la alternativa. Esta segunda vez fueron toros de Miura. Tomaron cuarenta y seis varas y liquidaron diecisiete arenques. Se empieza a hablar de que es un fenómeno con valor a prueba de bombas:  


En Madrid están con la mosca tras la oreja pensando que los sevillanos se han inventado otro fenómeno más. Se anuncia en la capital mano a mano con Fernando El Gallo y toros de Núñez de Prado. Es el 14 de octubre de ese mismo año y la prensa madrileña echa el freno a tanto ditirambo: 


No niegan que tiene lo principal, el valor. Su desprecio por el toro sólo lo vemos en Matías Lara, Larita, recuerden que lo calificábamos aquí como el torero más valiente de todos los tiempos. En La Lidia dejan claro que El Espartero 'ignora el peligro porque para él el toro no es más que una masa que se mueve y cornea y se trata de demostrar que el hombre es tan animal como el toro o más'.

Manolillo es un niño ignorante pero un niño valiente, que pisa unos terrenos cerca del toro que no ha pisado nunca nadie. Años antes de morir reconocerá a un amigo que se ponía ahí encima porque es un sitio donde 'el toro te pega pero no te mata'.


Es limitado con la muleta. No domina los toros y eso le acarrea problemas después porque además no sabe matar pero todo lo suple con un arrojo y una temeridad que van más allá de la valentía. Recuerden que nuestra teoría siempre fue que la temeridad es la gamberrada del valiente, lo contábamos aquí. El bueno de Manolo sería el más gamberro de los toreros. Se comentaba con sorna que era inconcebible pensar tanto que a Lagartijo podía cogerle un toro como que a El Espartero podía dejar de cogerle.

Bleu, siempre tan certero como despiadado en sus juicios, lo deja claro:

'tenía un juego de muleta infantil y una estocada llena de defectos, de zambullida, llevando el brazo en la oreja, arqueándolo e hiriendo siempre perpendicular y atravesado'

A un toro de la viuda de Concha y Sierra en Barcelona que se llamaba Carretero le propinó un espadazo tan perpendicular que la punta del estoque asomó entre los brazuelos.


Hombre, y respecto a lo de la zambullida, lo de llevar el brazo alto y el arquearlo al entrar, eso lo firman hoy muchos maestros de la parte alta del escalafón empezando por Juli, Perera, Ureña, Escribano, Leal, Cayetano, Simón y un tan largo como lamentable etcétera.

Muchas de las decenas de cogidas que sufrió fueron en el momento supremo. Decíamos que no sabía matar ya que, además de lo dicho, cuarteaba al entrar y no cruzaba. Así sufrió graves cornadas por ejemplo en El Puerto (Surga), Cabra (Anastasio Linares), Sevilla (Anastasio Martín), Valencia... Así hasta la fatal de Madrid con el Perdigón de Miura, en que las dos veces que entró resultó cogido por el animal, la segunda de ellas fue la mortal.

Oyó los tres avisos más de una y más de dos veces, remarcable la de la Beneficencia madrileña de 1888 cuando se le fue vivo uno de Veragua. Al tercer aviso dobló el toro justo cuando se abría el portón para dar salida a los bueyes. Nos recuerda a lo que le pasó a Gallito cuando no pudo matar a Platero, lo contábamos aquí.


Trasteaba con una muleta que llamaba la atención por sus pequeñas dimensiones. Se decía que con una de un diestro de la época se hacían tres para El Espartero (pues con la de Manzanares, Juli o Escribano tendría para seis). Sólo puso banderillas en dos ocasiones. Se negaba diciendo que él era matador de toros, no banderillero: '¿se le pide a un zapatero que toque el acordeón? Pues el matador está para matar, que no es poco'.

Sus dos mayores éxitos fueron en Barcelona y en Madrid. En la ciudad condal mata tres toros del conde de Espoz y Mina (antes Carriquiri) y corta sendas orejas tras sendas estocadas. En Madrid, bajo una tormenta de mil demonios, pasa la mano por la cara a Mazzantini frente a 'unos pavos de Solís' (Bleu). Iba de azul y oro. Su faena triunfal fue al cuarto, Grajito, que tomó nueve varas y mató tres caballos: 12 pases y un volapié hasta la tela sin puntilla. Todo en dos minutos y con los pies descalzos hundidos en un barro que le tapaba los tobillos. Lo de descalzarse lo anotan en los periódicos como noticia. Ya saben que nuestra teoría es que un diestro no debería quitarse las zapatillas jamás pero estamos tan chapados a la antigua como estas crónicas de hace ciento treinta años.

Ya que les escribimos a veinte metros de la plaza de toros de Tarragona, les diremos que aquí también triunfó en 1887 con toros de Ripamilán. Toreó en solitario destacando contra el quinto, Provincial. Era colorado y tomó veinte puyazos, muriendo siete caballos en el ruedo y otro en la cuadra. Cuando se cambió el tercio hubo protestas y lanzamiento de objetos porque el personal quería seguir viendo varas. En Tarragona el público siempre fue bastante caliente, ya les contaremos lo que pasó con Mazzantini. El Espartero salió a hombros por esa puerta verde, delante de nuestra casa:


Para su desgracia, los lagartijistas lo erigen en estandarte contra Guerrita. Alguno escribe que 'Espartero torea más que mata y Guerrita mata más que torea'. A ver, eso no hay por dónde cogerlo ya que la competencia entre ambos era imposible. El bueno de Manolillo tiene que suplir sus carencias a base de pisar ese terreno que preocupa hasta al califa. Le preocupa porque se ve presionado y obligado a quitarse la mandanga de muchas tardes dado que el público prefiere ver al sevillano que al cordobés. Y es que su popularidad llegó a ser inmensa.

Tras recortar al toro con una media capote al brazo, se adorna con el teléfono mirando a Rafael. Pero lo hace siempre sin mala intención, con una sonrisa simpática y amistosa, como la persona humilde que fue. Lean lo que escribía de su rival, con muy buena letra, por cierto:


Villalón sostiene que el famoso 'déjalo que enganche' de Guerrita a sus picadores era para castigar a los toros despiadadamente y así intentar pisar el terreno donde se ponía el Espartero, que era hacia quien se inclinaba el favor del público.

Pero Lagartijo se retira y sus partidarios se van también a llorar, olvidándose de El Espartero. En esa tesitura, con nuestro protagonista ya rico pero sintiéndose un tanto humillado porque los mismos que lo encumbraron lo abandonan, es cuando se presenta en Madrid en 1894 para demostrar 'quién soy yo'.

Es el 27 de mayo y Manolo va de verde y oro con cabos negros. Toros de Miura para él junto a dos diestros noveles, El Zocato, que sustituía a Reverte, y Fuentes: 


El primero de la tarde es Perdigón, un colorado ojo de perdiz, huesudo y escurrido pero astifino y cornidelantero. Se muestra quedado y a la defensiva aunque toma siete varas y mata tres caballos ( en otros sitios, cinco y dos respectivamente, ya saben que no se aclaraban contando). El Espartero, a base de insistencia y pundonor, le arranca doce pases y se perfila para matar. Pincha, el toro lo engancha, lo levanta hasta una altura considerable y sufre un fuerte porrazo cuando aterriza, al cual se suma el varetazo en el pecho. El peón Valencia le hace el quite evitando que el toro haga por él.

Ni se miró Manolo, ¿cómo se iba a mirar sólo por un trompazo? Una vez un toro le arrancó la piel de la mano al entrar a matar dejándole a la vista el hueso. Pidió una venda, se la aplicó de mala manera y volvió para matarlo. En otra ocasión fue herido de gravedad también al pinchar en la suerte suprema. Todos vieron que la cosa era muy seria pero el maestro quería volver arrastrándose a la cara del animal para matarlo. No le dejaron porque saltaron al ruedo unos guardias con orden estricta del presidente de llevarlo a la enfermería.


Volviendo a Perdigón, del que han visto arriba un descendiente, le pegó siete pases más y el toro quedó cuadrado a favor de su querencia hacia un caballo muerto. Espartero se colocó entre el toro y el jaco. Cobró una estocada delantera y contraria pero el de Miura le dejó a su vez una puñalada en el vientre. Cayó el diestro al suelo y se contrajo en posición fetal, juntando las rodillas con la cabeza. El toro lo volvió a cornear sin llegar a herirle de nuevo. 

Mientras El Espartero daba su último estertor estirando el brazo en el callejón camino de la enfermería, Zocato terminaba con el miura. Entró en estado de colapso, igual que Gallito en Talavera, y ni la respiración artificial que le aplicaron ni una sangría que le hicieron consiguieron nada. Jocinero había matado a Pepete al hacer un quite en la plaza vieja de Madrid y Perdigón a Manolo en la plaza nueva.

Lámina idealizada de Le Petit Journal
donde equivocan el terno del maestro.

¿Qué nos ha dejado este hombre valiente hasta la temeridad? Tres cosas. La primera, su vergüenza torera, que le permitió alternar sin hacer el ridículo con Lagartijo, Frascuelo, El Gallo, Guerrita, Mazzantini, Fuentes, Cara-Ancha... La segunda, su célebre frase cuando quería ser torero y le avisaban de que tendría un percance grave: 'más cornás da el hambre'. Y la tercera, que pisó unos terrenos que nadie había pisado antes y que no se volverán a pisar hasta Belmonte. Ahí radicaba la emoción de su toreo.


Fernando Villalón, gran admirador de El Espartero, decía que fue el San Juan Bautista de la tauromaquia moderna como precursor de Juan Belmonte. La diferencia es que el toro de Belmonte ya no tenía tanta importancia como el de El Espartero. Villalón lo despreciaba:

'el toro de Belmonte no es más que el cuatreño mal criado de becerro y cebado cuando es toro, de lo cual resulta un animal torpón de movimiento, fácil tanto de desangrar con las puyas como de cansar con los capotes hasta conseguir que embista cuando quiere el torero y no cuando quiere el toro'

¿Qué diría don Fernando Villalón-Daoiz y Halcón de nuestro toro posmoderno del siglo XXI? Por cierto, el poeta ganadero apunta en este delicioso librito la larga lista con los nombres de todos los toros que cogieron a El Espartero:


Nos vamos despidiendo para no aburrirles más. ¿Saben de quién se enamoró Manuel? De una viuda, doña Celsa Fontfrede, la ganadera de Concha y Sierra. Se ve que la cosa fue recíproca y que tuvo una hija con ella. 

Llanto a la muerte de El Espartero, lienzo de Jesús Helguera

La idea del maestro era retirarse tras la temporada de 1894 e irse a vivir con ella. Perdigón truncó esos planes con aquella cornada encima del ombligo, tan parecida a la de Gallito. Sus últimas palabras en brazos de su banderillero de confianza Malaver fueron '¡Ay! ¡Vaya por Dios...!'

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.










15 comentarios:

  1. Interesante , hoy día no se ve ese valor tan seco y casi mejor .. está el jugarse la vida que entra en la profesión y luego el buscar la muerte .. el jugarse la vida es necesario y es la autenticidad del mundo del toro y lo otro.. yo creo que no lo quiere nadie .. quién se asemejaria hoy día y décadas pasadas a ese valor ? 20 años atrás ? El único torero que me hizo sentir miedo y el aura de la muerte cada vez que lo veía era el león de orduña , creaba una sensación de jugar con la muerte que te lo transmitia .. sufrimiento .. grande Iván fandiño , podríamos decir que era de otra época , los taurinillos del pañuelo dirán que José Tomás , para mí la gran mentira y estafa de este siglo y del pasado , un saludo , Iván !!!!

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    1. Observo que a usted le va la marcha como se dice vulgarmente porque con lo que dice de José Tomás, más de dos se le pueden echar a la femoral o directamente al cuello.

      Toreros con los que yo recuerdo haber pasado miedo de pequeño fueron dos: Manili y Ruiz Miguel.

      Y quizás sonará raro lo que diré pero hay un torero actual que tiene un valor comparable al de estos dos lo que pasa es que no tiene ocasión de demostrarlo ante toros de verdad. Me refiero a Roca.

      Saludos

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    2. Les pegare unos capotazos con mucho gusto !!! Es cierto me va la marcha pero no me quita razón .. un torero que tan poco quiere ser torero y se vende más caro que una estrella de rock con 4 corderillos cada 5 años pues como que .. me da bastante angustia .. arriesgaba con lapas .. arriesgan mucho más en las capeas sin reconocimiento alguno .. tarde o temprano cogiendo lapas te puede cortar alguna con la concha no? O con la misma navaja .. una pena que no hayan sido de mis tiempos esos dos torerazos que usted comenta , aunque de Ruiz Miguel si veo algo de vez en cuando , todo a posteriori y en diferido , nada que ver .. a roca lo veo muy acomodado ya de " pequeñín " con muchos regalos y favores de bien " pequeño " le costó poco llegar ahí.. no tiene ocasión de demostrarlo con toros de verdad por qué no quiere .. otra sensación que a mí no me causa tal .. si le cogen es por qué quiere , arriesga con toros que cuando se da es más por error que por valentía en mi opinion claro , hay suertes que en momentos no se deben hacer .. es una valentía mentirosa .. con mucho gusto me defenderé con el capote a los gustosos de José Tomás y de roca Rey .. maliciosos de la fiesta como el Juli o Morante , pero de los que por bula papal nadie se atreve a decir nada .. un saludo , Iván !!!

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    3. Lo de Roca ya digo que es una intuición personal, nada más. Y por supuesto que si no torea toros de verdad es porque él, o su entorno, no quiere.

      No sé si usted llego a leer el comentario que hice a la aparición de Tomás en Granada pero estoy convencido de que el primer párrafo lo suscribe de cabo a rabo:

      http://toreoenredhondo.blogspot.com/2019/06/jose-tomas-en-granada-no-hay-mayor-pena.html?m=1

      Saludos

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    4. Suscribo no solo el primer párrafo si no que toda la entrada , aunque como introducción es muy buena esas primeras líneas y usted es duro pero porqué es realista yo sería aparte un poco faltón de lo de aquella tarde fue vergonzoso y la expectación que creo .. yo por supuesto no fui sabedor de aquella bazofia pero un buen amigo si .. la respuesta ya la sabe , grandioso .. la bula papal de un hombre que cobra cual cantante de oro cuando apenas salta al escenario .. las excusas y perdones a tipos como éste nunca las entenderé ni tampoco el fenómeno fan ultra a personajes como Morante José Tomás ect que fácil es bailar cuando no hay toro pero lo feo es que la gente vea ese baile como la obra maestra deseada en sueños .. un saludo , Iván !!!

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  2. Muy bien traída la opinión de Villalón al “ déjalo que enganche” de Guerrita.
    La desconocía y aporta mucho.
    Con sus entradas siempre se aprende.

    Un saludo.
    Desde Alicante, provincia del Molt Antic Regne de València.
    Paco B.

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    1. Muchas gracias. Ese libro de Villalón a mí me gusta mucho. Lo compré a ciegas sin saber concretamente de qué iba y ha sido una bonita sorpresa.

      Respecto al reino de Valencia ya sabrá usted que en la transición se decidió eliminar cualquier referencia a los antiguos reinos peninsulares.

      Saludos

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  3. Magníficas memorias de este Espartero, el temerario (cuestionable virtud, cierto). Sumamente interesante ver la paradoja entre el ingenuo carácter y la escasez de arte; carece conocimiento y torería mas logra así relativa fama, es aceptado... máxime después de la tragedia.

    Bien ha dicho Dn. Paco B. aquí arriba "Con sus entradas siempre se aprende." Y por ende, se disfruta la verdadera Fiesta brava, sea por historia, intelecto, o pasión y poesía. Cultura nostálgica, romántica.

    ¡Vaya tratados taurinos --gracias Dn. Rafa! // Atte., Torotino

    PD: por cierto, muy lejos de "aburrir".

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    1. Igual que el Espartero pecaba de demasiado temerario con el toro usted peca de demasiado amable conmigo.

      Saludos

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  4. La novela Sangre y Arena de Blasco Ibáñez estaba inspirada en la vida de este torero.

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    1. Así es. Aquí se puede leer gratis:

      http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/sangre-y-arena-novela--0/html/01bd803c-82b2-11df-acc7-002185ce6064_58.htm

      Saludos

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  5. Buenas Rafa.

    Todo un gladiador el tal Espartero con un valor a prueba de bombas. La verdad es que son muchos los en un principio demuestran valor pero luego con cada cornada este se va disipando.

    Haciendo una comparación con el ciclismo , un día un ciclista famoso dijo que te empezabas a dar cuenta de que te empezaba a flojear el valor cuando tocabas el freno en exceso al bajar los puertos. De los toreros de ahora yo a quien le he visto mayor capacidad para sobreponerse a todas las cornadas a sido al señor Padilla (que por cierto nunca me ha gustado), aunque todos sabemos que a partir de la cornada de Zaragoza empezó a lidiar el medio toro.

    Saludos

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    1. Padilla decía que ojalá esa cornada le hubiese llegado antes porque a partir de entonces se dedicó al toro pequeño y el billete grande.

      Hoy podríamos poner como de los más valientes a Escribano y a un Caballero que cae en la temeridad. Entre los novilleros, sin duda a San Román.

      En lo de los ciclistas lleva usted razón y lo de tocar el freno en las bajadas suele coincidir con el nacimiento del primer hijo, algo que también podría tener su paralelo en los toreros.

      Saludos

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  6. Al hilo de lo que comenta Iván me he preguntado qué necesidad hay de introducir un plus en el peligro como hace José Tomás cuando el peligro debe estar en el toro y no en adoptar místicas personales.
    Sustituir al toro bravo por uno posmoderno y luego querer enmendar la falta de “ ferocidad” de ese toro con una disposición a la cogida , creo que es la contradicción máxima de la tauromaquia posmoderna.

    Un saludo

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  7. Gracias por este recuerdo de mi bisabuelo.
    Saludos a todos

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