FERIA DE SAN FERMÍN, 2022 (5). JANDILLA: ¿PARA CUÁNDO LA CORRIDA SIN PICADORES?

Recuerden esta entrada donde Ordóñez en Nimes mató un torete de Buendía tras ordenar a sus picadores que se fueran tal como habían entrado. Proponíamos allí la corrida sin picadores y no era ninguna broma. Los jandillitas de Pamplona vinieron todos picados del campo con lo cual no hacía ninguna falta que hubieran salido los caballos. Con un par de medias verónicas bajando las manos hubieran estado picados y el lucimiento de los diestros habría sido mucho mayor.

Pero, claro, eso no sería una corrida de toros sino algo más cercano a la charlotada. En esta corrida nos quedamos a medio camino dado que la suerte de varas se simuló. 

Los toros dieron una media de 536 kilos. Por lo menos el ganadero no se dio coba y dijo que había habido dos toros vulgares y otro que no le había gustado nada pero se fue de rositas sin hacer referencia a la inexistente suerte de varas. Y no esperen que la señorita del callejón haga ninguna pregunta comprometida.

URDIALES. El primero era un negro zaíno, cornialto, degollado y con hierro de Vegahermosa: 

Se vio rápido que venía picado del campo y Urdiales se estiró a la verónica pero sin llevar nunca el toro en la panza del capote. En esta imagen no se aprecia lo que decimos pero en la de su segundo toro sí, porque hizo lo mismo:

Penoso simulacro en varas con el torillo perdiendo las manos dos veces. Llevaba cinco minutos en el ruedo y ya daba pena. Todavía dio más pena cuando se lesionó en una mano y empezó a cojear. El maestro se lamentói pero lo toreó igualmente. El pitón bueno era el izquierdo pero Urdiales venía del hotel.

Estocada contraria entrando con fe y los televisivos que no pararon de flagelar al presidente por no conceder la oreja, ¡qué tabarra dieron!

Su segundo era un castaño albardado con dos velas:

De nuevo compuso bien la figura a la verónica pero llevando siempre al toro en la punta del capote y no en la panza como pueden comprobar. Ya que Curro Romero es amigo suyo, le puede explicar la razón de nuestra queja:

Buena pelea en el caballo recibiendo un puyazo trasero, contrario y tapando la salida del alabado Bernal, que cada día pica peor. Con ese puyazo el toro quedo ya para el tinte.

Capotes al cielo de Pirri para evitar que el animal se derrumbase. Las banderillas cayeron de cualquier manera encima del pobre toro y Urdiales tuvo que pechar con un rebrinque producto de su poca fuerza... o de esos rehiletes mal clavados. Arrancó dos o tres naturales buenos, eso es verdad.

Pinchazo tapando la cara y estocada honda muy atravesada perdiendo la muleta.

TALAVANTE. Su primero era una zapatilla negra zaína que tenía las patitas de cristal:

Cinco veces fue por el suelo antes del primer par de banderillas y la sensación era ya de pena. Por si fuera poco, los torpes peones de Talavante lo estrellaron contra el burladero antes de que el maestro humillase al público pamplonés brindando la muerte de esta sabandija. 

Con decirles que el primer pase fue una arrucina de rodillas viendo la clase de enemigo que tenía delante...

El animalillo quería pero no podía y la cosa no tuvo el más mínimo interés:

Nos pusimos el despertador para ver la estocada porque este maestro es de los pocos que no pega el telonazo. Media que escupe, metisaca horroroso y entera trasera y desprendida que basta.

Su segundo era un Rufián negro zaíno y bizco del izquierdo:

Rufián quedó frito tras el primer puyazo. Buen remate de Marín en su quite de frente al costado. Después estuvo excelente Murillo en sus dos pares, de lo mejor de toda la tarde. 

Bien Talavante olvidándose del hotel y toreando por naturales. El toro era noble y repetidor y en la cara del diestro se veía que estaba encantado.

Con la derecha nos aburrió montando el tiovivo. En conjunto no nos pareció un toreo con los quilates exigibles tanto por la supuesta categoría del maestro como por la demostrada bondad del toro:

Se pasó de faena poniéndose pesado y lo mató de  una estocada tendida, trasera y caída más tres descabellos. Salió trompicado por equivocarse entrando en la suerte contraria. Observen cómo el toro lógicamente no lo deja pasar:

A ver si se lo explica Joselito Arroyo porque estuvo a punto de tener una cogida en el vientre como la de Gallito.

MARÍN. Su primero era un negro zaíno que obedecía al histórico nombre de Tapabocas. Menos mal que Domingo Ortega no estaba viendo la corrida (recuerden la historia aquí):

Verónicas lineales y por tanto sin ninguna hondura de Marín. Simulacro en el primer tercio como no podía ser menos ante el escaso fuelle del jandillita a pesar de que Dávila nos vendía la mula ciega de que la corrida estaba peleando muy bien en el caballo (?).

Bien Viotti con los garapullos:

El toro iba y venía aprovechando que no estaba picado y Marín nos sorprendió agradablemente sin echar la pierna atrás como suele hacer. Fíjense porque éste era el segundo muletazo y no el primero:

Ojo porque en la única tanda por naturales volvió a las andadas escondiendo la pierna con alevosía. Es que sin la ayuda, todos cambian a peor. La poca entidad del enemigo hizo que ni tocase la música, que ya es decir. Estocada trasera y caída cegando al toro más descabello. Se fue trasera por llevar la mano alta como ven en la imagen, Recuerden que lo explicábamos aquí:

El último era un toro más regordío que sus hermanos pero bajito, muy enmorrillado y bien encornado:

No obstante, como era un poco cornidelantero y no cerraba, Dávila Miura dijo que no le gustaba. Es lo que tienen los taurinos si no sale la carita agradable y lo más abrochada posible:

Nuevo simulacro en el tercio de varas, seis de seis. Ya se hacen cargo del titular de la entrada, ¿no? Buena brega de Viotti, que tuvo una tarde completa. La verdad es que no sabemos qué vio Marín para brindar al público. El toro según Dávila Miura suelta un poco la cara y le falta ritmo lo cual era sinónimo de decepción para los televisivos pero de interés para el aficionado.

Pero el de Jandilla enseguida se puso tonto y empezó a recular y escarbar frustrando de raíz los deseos del diestro:

Lo mató con esta rinconera tapando la cara y sin poder cruzar porque se equivocó también entrando en la suerte contraria y el toro hizo por él:

Vimos en esta corrida tres de los aspectos que caracterizan la tauromaquia del siglo XXI: la suerte de varas convertida en un trámite, unos toros colaboradores porque venían sin picar y unos diestros que siguen sin aclararse entre la suerte natural y la contraria pero continúan teniendo mucha suerte en los embroques.

La nota positiva fue la seriedad de la Presidencia, que contrastó favorablemente con la verbena en que habían convertido el palco los esperpénticos turistas que se subieron en tardes anteriores.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.