FERIA DE CENICIENTOS, 2023 (1). PRIETO DE LA CAL: UNA CORRIDA PARA BOMBITA

La grave cornada de Conquero dará para volver a marear la perdiz acerca de las causas. Se juntaron la inactividad del maestro con el quedarse por dentro más la mala suerte de que tras ser derribado el toro lo levantó del suelo y lo hirió gravemente.

Los de Prieto de la Cal salieron todos con gran trapío, duros de patas, apretando para adentro, sin esas carreras fulgurantes que exhiben nada más irrumpir en el ruedo y manseando siempre más de los reglamentario. Poca cosa en el caballo, adonde acudieron de lejos aceptablemente excepto el sexto. Pero a la hora de la verdad, cuando hay que empujar creciéndose ante el castigo, hicieron peleas peor que vulgares repuchándose casi todos, sin meter los riñones y con alguno hasta queriendo quitarse el palo. Éste es el que hirió al maestro con ese pitón izquierdo, de nombre Lucero:

Las malas lidias que les recetaron hicieron que lloviese sobre mojado, añadiendo más resabio en el segundo tercio y llegando a la muleta con muchos problemas: todos con la cara alta, el viaje corto y buscando lo que había tras la tela. Si a lo dicho suman la psicosis que se extendió por el ruedo tras la cornada al pobre Conquero, en Cenicientos acabó saliendo un guiso bastante amargo.

La corrida venía muy abierta de sementales y y eso puede aumentar la inquietud y preocupación del ganadero, que fueron las mismas con que se siguió la corrida desde el tendido por el peligro a veces latente y otras muy aparente que destiló todo el encierro. Sabemos que los padres de los dos cinqueños han sido eliminados. El problema fue que no vimos gran diferencia de comportamiento entre esos cinqueños y los hijos de los progenitores nuevos.

Ahí está el mayoral Doblado cuyas notas no deberían diferir mucho de lo que aquí les contamos.

No hubo ningún altercado en los aledaños a cuenta de todo el rollo de la huelga. La localidad única de sombra costaba 25 euros y hubo dos tercios de entrada, con ovación a los tres diestros por haber venido a torear.

Al terminar el festejo estuvimos hablando con la alguacililla ya que nos llamó la atención que en el momento de perfilarse los diestros para matar estuviese de espaldas al ruedo hablando con alguno o mirando el móvil. Cuando le preguntamos si es que no era aficionada nos dijo que le gustaban los toros pero no el momento de la estocada, cosa que no es la primera fémina que nos lo dice.

VENEGAS. Su primero era cinqueño y salió enterándose, sin pegar carreras:

Su pelea en varas fue perfectamente olvidable a pesar de que acudió cuatro veces, la última de ellas al trote desde el platillo pero para repucharse y salir suelto. 

Otero puso un par aceptable y otro malo. Como es tan bueno sabe cuándo y cómo aliviarse, comparen:

El toro embistió al trantrán, con la cabeza a media altura y totalmente desaborío. En ningún momento se notó su cualidad de cinqueño. Venegas estuvo tan soso como su enemigo y terminó matando de pinchazo saliéndose, corta y descabello.

Su segundo le hizo pasar apuros con el capote pero se salió con rapidez hacia los medios tras la experiencia anterior de Conquero.

 

Nada en el caballo como no fuese repucharse y querer quitarse la vara. Ahí lo tienen:

A pesar de la brega de Otero el segundo tercio se convirtió en un herradero. 

Después vimos otra embestida malaje a la que se sumó la desconfianza para nosotros totalmente disculpable del diestro. El toro le dio un susto para demostrarle que mandaba él, mientras buscaba con ganas detrás de las telas.

Pegó un pinchazo perdiendo la muleta y con el toro escupiendo el estoque y haciendo hilo durante treinta metros:

Después, esta entera arriba perdiendo también los avíos por la tarascada del toro: 

El veragua no hizo honor al duque y fue barbeando tablas durante media vuelta al ruedo hasta echarse justo en la puerta de chiqueros. Lo acompañó durante su viaje el cortejo fúnebre...

RIBEIRO 'CUQUI'. Su primero era el otro cinqueño y rebañaba por el izquierdo de salida. 

Dos veces acudió al caballo porque la tercera se negó y cuando cambiaron el tercio porque se había convertido en el toro de Guisando, se retiró andando con desfachatez hasta chiqueros. 

Banderillas de una en una que algunos achacarán a la huelga anunciada pero eso lo vemos muchas tardes en que no hay ninguna convocada. El toro no valía nada, no tenía fuelle y pegaba la cabezada no por excesiva malicia sino porque iba en reserva. 

El portugués no pudo hacer nada pero le dio tiempo a demostrar que no sabe matar pegando un horrible pinchazo, un espantoso metisaca abajo, otro pinchazo saliéndose y a capón y una trasera caída perdiendo la muleta.

Su segundo tenía un trapío impresionante. 

Nada en el caballo, con el monosabio pasándose de listo llegando a coger el caballo por el bocado.

Andrés estuvo bien en banderillas.

Luego el toro desarrolló un peligro sordo para el tendido pero muy sonoro para el diestro, enseñando la guadaña por el izquierdo. El portugués intentó sacar petróleo con voluntad pero el animal terminó ganando la partida aunque fuera jugando como un tahúr fullero, que conste. 

Lo cazó de un sablazo en el costillar y descabello, con el segundo aviso perdonado por el palco.

El último era este albahío cornidelantero y un poco ensillado:

Fue curioso lo que hizo en varas. En el primero parte la vara pero cuando tenía el picador a su merced y podía empujar sin castigo, coge y se va:

En el segundo atrapa al caballo por el pecho pero no empuja y el piquero salva una situación muy delicada pero lo hace por demérito del toro y no por su habilidad de jinete. En el tercero marra y el tal Carasucia huye a la carrera. Por fin, en el cuarto se dedicó a mirar la pecera hasta la exasperación para terminar despreciando al caballo y yéndose a los capotes. Ahí lo tienen, así estuvo más de un minuto sin moverse:

Lógicamente se cambió el tercio con el toro entero a pesar de esa sangría que ven:

Llegó el previsible herradero en banderillas con el animal completamente resabiado, que arrolló tanto a Andrés como a Rodríguez pero afortunadamente no los caló. Ojo porque el festejo pudo saldarse fácilmente con tres cornadas... o cuatro si coge a Venegas cuando hizo hilo. Esta foto ilustra lo que fue la tónica. Se ven palos y capotes por el suelo junto a la montera de Andrés:

Tras pegarle cuatro pases el portugués tiró por la calle de en medio dejando un  sablazo trasero con su lamentable estilo que bastó:

CONQUERO. Solo pudo dar cuatro lances a su primero porque resultó cogido de manera muy fea. Era de gran trapío:

Salió andando y se engalló. Su chulería impresionaba:

Al tercer lance seguía el maestro en tablas y cuando quiso salir de allí, el toro lo derribó y en el suelo lo enganchó haciendo carne en el perineo.

Fue retirado mientras iba dejando un reguero de sangre en el ruedo que le manaba de la entrepierna. De pasiano lo lleva Cristóbal Reyes, que saltó a cuerpo limpio:

Se hizo cargo Venegas del tal Lucero. Pelea vulgar en el caballo recibiendo una barrenada de cárcel en venganza por la cornada. El segundo tercio empezó siendo una capea, vean:

Con aquella astracanada todavía estaríamos allí si no es porque el jienense pidió a Otero que se hiciese cargo de los palos ya que tras cuatro pasadas no había quedado clavado ninguno. Don José dejó estos dos pares sensacionales que pusieron la plaza en pie y que fueron sin duda lo mejor del festejo:

Mientras tanto, el toro ya tenía controlado dónde estaban los muñecos. Venegas no lo castigó duramente por abajo, que es lo que se merecía.

Anduvo por allí sin más, cogió la espada y lo cazó de esta entera ladeada más descabello:

Corrida para Bombita y Vicente Pastor, como decíamos en el titular. Y aun siendo ellos habrían salido de la plaza renegando (no incluimos a El Gallo en el cartel porque igual se hubiera dejado vivo alguno de sus dos toros). Las malas lidias seguro que hicieron parecer los toros peores de lo que fueron pero eso no debe tapar su deficiente comportamiento, especialmente en el caballo. Además, estamos convencidos de que ni con buenas lidias estos toros habrían terminado tragando ante maestros más experimentados que hubieran intentado acobardarlos para que se entregasen.

Si alguno piensa que esta corrida fue igual que la de Morante en El Puerto se equivoca totalmente. Aquella tuvo opciones pero el diestro se inhibió. Incluso más de un toro metió los riñones en el caballo. En esta de Cenicientos las opciones para los toreros fueron pocas, el peligro constante y la pelea en el peto, muy mediocre.

Además de la formidable cornada que quedará en el triste recuerdo de los que la vieron en directo, hubo dos gratos momentos que no olvidaremos.

El primero fue la vergüenza torera de José Otero, justamente reconocida por todos. Incluso algunos llegamos a pedir que diese la vuelta al ruedo después de que Venegas lo sacase a saludar a la muerte del tercero.

El segundo fue cuando esperando la salida del último toro se oyó el ruido del motor de un helicóptero que despegaba. Al poco sobrevolaba la plaza llevándose herido a Alejandro Conquero a Madrid. Sonó una gran ovación  acompañando el vuelo rasante del aparato.  Ese fue un instante que puso la piel de gallina a todos los presentes.

Saludos cordiales desde San Martín de Valdeiglesias. Rafa.