lunes, 6 de noviembre de 2023

¡23 MULTAS EN UNA CORRIDA!

Fueron dieciocho a los actuantes más cuatro posteriores a los veterinarios, a quienes se castigó también con la inhabilitación por el resto de la temporada. Y falta una que anotaremos al final. ¿Se dan ustedes cuenta? Sólo en un festejo se impusieron más multas que sumando los trescientos y pico celebrados esta temporada.

Este año nos consta una propuesta para sanción a Téllez por entrar a matar en Cuéllar a un toro que tenía ya un estoque clavado y que no le pudieron extraer. Creemos que si hubiera pedido permiso a la autoridad, no habría habido consecuencias pero no lo hizo y suponemos que la multa que le impuso el presidente Costales habrá prosperado. En Las Ventas no tenemos constancia de ninguna pero estaremos encantados de que nos enseñen la lista de sanciones que se han propuesto este año en los sesenta festejos celebrados. Si la hoja no está en blanco nos sorprendería muchísimo. Y en ésas estamos, con unos presidentes que no quieren problemas y que no aplican el reglamento como es su obligación cuando las cosas se hacen deliberadamente mal sobre la arena.

La corrida de las multas tuvo lugar el 18 de junio de 1922 en la plaza de la carretera de Aragón de Madrid. Este era el cartel:


Los tres diestros tenían en común un carácter muy abierto y alegre. Los unió también que defraudaron las grandes expectativas que la afición había puesto en ellos.

Pepe Valencia era albañil de profesión. Como torero tenía bastante facilidad, banderilleaba y mataba bien pero le faltó ambición y adoleció de ser bastante galbanero. Le dio la alternativa Belmonte.


Juan Luis de la Rosa fue torero de matadero, como Paquiro, Lagartijo, el Guerra, los Gordito, Pepe-Hillo, Curro Guillén, los Vázquez de San Bernardo, Lalanda o Rafael Ortega. Pertenece a la nómina de maestros a quienes dio la alternativa Gallito acompañada del mal fario. Morirá asesinado durante la Guerra Civil igual que Valencia II, el hermano de su compañero de cartel, de quien hablábamos en esta entrada. De la Rosa es quien tendría que haber matado al Pocapena de Granero pero como estaba en la enfermería se encargó de ello Lalanda (lo contábamos aquí).


Joseíto de Málaga tiene el honor de que en el Cossío su biografía va justo después de la de Gallito porque ya vieron que se llamaba José Gómez. Ojo porque en ella se comete el error de decir que en 1922 no toreó en Madrid hasta septiembre y están leyendo en esta entrada que estuvo acartelado en junio.


La corrida empezaba a las cuatro y media. A pesar de las brevísimas faenas de entonces el festejo terminaba pasadas las siete pero es que los toreros no abandonaban el coso hasta las nueve de la noche, ya verán. 

Lo que iba a ser una tarde de dos ganaderías, la de Celso Cruz del Castillo y la de Darnaude, al final fue de cuatro. Resultó que el segundo volvió al corral porque era una cucaracha y salió un sobrero de Carreras. Además, un titular de Cruz del Castillo fue rechazado y sustituido por otro de Félix Gómez. Como ven, un saldo ganadero. Durante el paseíllo se plegó un caballo y casi tuvieron que sacrificarlo allí mismo. No empezaba nada bien la tarde...


El primero fue el de Félix Gómez, tomó cuatro varas y mató un caballo. El segundo era ese sobrero de Carreras y como parecía reparado de la vista, Juan Luis de la Rosa hizo señas al público al respecto y el respetable se puso de su parte. El diestro tiró el capote con desprecio e hizo retirar a los picadores. Subió al palco llamado al orden por el presidente para volver a la arena en medio de un gran escándalo mayoritariamente contra el palco.

El tercero era de Celso Cruz y tomó cuatro varas matando un caballo. El cuarto también de Cruz tomó cinco varas y mató tres caballos. Lo de Cruz eran santacolomas comprados a Dionisio Peláez y, salvo error, llevaban el hierro que hoy es de La Guadamilla, con divisa amarilla y negra:


El quinto era de Narciso Darnaude y tomó cinco varas matando dos caballos. El sexto, también de Darnaude, tomó dos varas y mató dos caballos. Darnaude, con divisa celeste y blanca, había comprado lo que era de Gregorio Campos y que venía de Adalid.

Valencia resultó cogido al matar aguantando al primero. Ése es el momento:


Se retiró con fractura de la cresta ilíaca y múltiples contusiones al ser pisoteado. De la Rosa resultó también zarandeado en el quite por el tal Barquillero de Félix Gómez. Luego lo descabelló porque Valencia había hundido el estoque antes de ser cogido:


En el siguiente, De la Rosa montó ese número que hemos comentado antes, llegando a tirar el capote de manera despectiva contra la barrera después de veroniquear de esta guisa al toro por su ojo bueno. Fíjense en que da la impresión de que el animal se le ha quedado debajo y el maestro tendrá que salir de ahí por pies:


El presidente ordenó tostar al toro tras la visita del diestro al palco en medio de lo que ya era un auténtico motín. Parecía claro que el toro no veía bien pero en aquella época se mataban toros que no veían sin tanta queja. La verdad es que a principios de siglo no debía lidiarse un toro si era realmente tuerto, al menos en corridas dado que en novilladas sí se mataban.

De la Rosa volvió al ruedo cuando al toro le habían puesto ya cuatro pares de cohetes, con abundantes almohadillas volando. No brindó al presidente como era preceptivo sino que arrojó la montera con soberbia. Debe reconocerse que en lugar de pegarle de entrada un golletazo, tuvo la vergüenza de pasárselo varias veces por el pitón derecho.

En unos sitios dicen que lo mató de tres pinchazos y una media perpendicular y en otros que fue un pinchazo y tres medias atravesadas. Esperen porque en otro periódico ponen que mató de dos pinchazos, una media rompiendo el estoque y otra media en todo lo alto. No hay forma de aclararse. Ya hemos comentado muchas veces por aquí que no debemos fiarnos de las crónicas antiguas porque en cuanto se investiga un poco, se ven incongruencias como ésta. Sucede lo mismo respecto al número de varas que tomó un toro o los caballos que mató. Se habrán fijado en que el cartel anuncia que en caso de inutilizarse los ocho caballos no podrá exigirse otros y hemos copiado de una de las crónicas que los toros mataron nueve (?).

Cuando salió Joseíto a matar el tercero se solidarizó con su compañero, al que había acompañado antes al palco, y en lugar de brindar el toro al presidente, tiró la montera contra las tablas de manera desafiante, recibiendo una ovación del público. En aquella época era preceptivo brindarlo, no valía lo de con su permiso. Ahí lo tienen esa tarde en un pase por alto:


El sexto recibió una lidia lamentable que lo resabió y desde el palco enseñaron de nuevo el pañuelo rojo. El segundo tercio se convirtió en un herradero. Como el tal Morenito estaba amorcillado, el banderillero Pepillo intentó sacarlo de allí clavándole un par desde la barrera en la grupa, como se aprecia en este dibujo de El Liberal. Una de las multas será para él:


Al terminar el festejo el presidente, que había permanecido hierático durante las seis lidias, dio orden de que quedaban todos detenidos diciendo que 'de aquí no se va nadie hasta que cada uno pague el importe de las multas que he impuesto'. Esto lo dijo a las siete y media y con las discusiones subsiguientes no pudieron marcharse los diestros hasta las nueve. La suma de las dieciocho multas pasaba de tres mil pesetas.

La sorpresa en las calles de Madrid fue que a las diez de la noche se veían banderilleros vestidos de luces con picadores y monosabios sentados en algunos tranvías de vuelta a casa ante la perpleja mirada del resto de viajeros.

De la Rosa tuvo dos multas: una por el gesto de tirar el capote olvidando su deber como lidiador y otra por instar a otros a no cumplir con su obligación ya que ordenó que se retirasen picadores y peones. Antes de bajar de nuevo al ruedo tras su visita al palco ya le había avisado el presidente de que al terminar la corrida iba a ser detenido.


A las siete y media y a petición del mismo De La Rosa, se ordenó a cuatro veterinarios diferentes de los que habían autorizado la corrida que examinasen los ojos del toro de la polémica. En el desolladero se dieron cita La Rosa, Joseíto, el presidente, algunos aficionados y el abogado de la Asociación de Toreros, que era Guitarte. Los nuevos veterinarios observaron que el tal Calcetero tenía en el ojo izquierdo una queratitis que imposibilitaba la visión y por consiguiente confirmaban que el animal estaba tuerto. Pues aunque ello otorgaba la razón al diestro en sus quejas oculares, no le quitaron las multas. Y quinientas pesetas por cada una de las dos no era moco de pavo en los años veinte. Piensen que en aquella corrida la entrada más cara costó 17 pesetas, con lo cual cada multa de 500 pesetas multiplica por 29 ese importe. Hoy la localidad más cara en Las Ventas son 195 euros, que multiplicados por 29 nos dan 5.655. El amigo De la Rosa tuvo que apoquinar más de 10.000 euros de multa. 

En vista del dictamen oftalmológico, el director de Orden Público, de nombre Millán de Priego, impuso por su cuenta sendas multas de quinientas pesetas a los cuatro veterinarios matinales, que quedaron inhabilitados para el resto de la temporada.

Esas cuatro multas se suman a las dos del director de lidia y a estas dieciséis a otros profesionales. La última de 500 pesetas es para el banderillero que clavó desde el callejón. Piensen que siguiendo el cálculo anterior, las 100 pesetas de multa a los subalternos serían 1.100 euros actuales. ¿Se imaginan castigar hoy en día con mil euros a un picador por barrenar?


Hemos leído las críticas aparecidas en El Heraldo de Madrid, La Prensa, El Imparcial, El Toreo, La Acción, La Correspondencia de España, La Libertad, El Liberal y La Voz. En general se critica a la presidencia por haber aceptado el saldo ganadero y también por no haber defendido los intereses de los aficionados permitiendo la lidia de un toro que todo el mundo dio por tuerto.

No obstante, hay revisteros que no se olvidan de censurar al director de lidia por haber intentado tomarse la justicia por su mano. El titular de El Heraldo de Madrid resume todo esto:


Se habrán percatado de que la suma de multas no coincide con las veintitrés de nuestro titular verdad? Es que la citada Dirección de Orden Público impuso una más: fue a la empresa por importe de cuatro mil pesetas. El motivo lo resume el crítico de La Libertad:

'Aparte del presidente o los toreros hay otros culpables, que son los que se mofan de los sagrados derechos del público y los que abusan de la afición y también de los diestros y que son culpables, en suma, de una falta de respeto a la fiesta. Para éstos, todas las censuras son pocas'

Hoy esa multa ascendería a 45.000 euros, ¿qué les parece? 

Como decíamos al principio, es inimaginable ver algo igual en los tiempos que corren, donde la golfería de los taurinos campa a sus anchas. Pero es que no solamente es imposible que veamos una corrida donde haya más de veinte multas sino simplemente ¡donde haya una sola! Y lo de multar a la empresa entraría en los límites del delirio. Pero vuelvan a repasar las líneas anteriores en cursiva y ya nos dirán si lo comentado allí hace cien años no se puede aplicar a muchos de los festejos organizados en la actualidad.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.




4 comentarios:

  1. Buenos días, Rafa.

    Te mando los resultados de los "premios" de la temporada 2023. Muchas gracias por participar.
    https://criticataurina.com/2023/10/24/premios-taurinos-2023-mejor-novillero/
    https://criticataurina.com/2023/10/25/premios-taurinos-2023-torero-triunfador/
    https://criticataurina.com/2023/10/29/premios-taurinos-2023-mejor-faena/
    https://criticataurina.com/2023/11/02/premios-taurinos-2023-mejor-toro/
    https://criticataurina.com/2023/11/06/premios-taurinos-2023-ganaderia-triunfadora/

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    1. Ya enlacé algo en los comentarios a la entrada anterior y tenía pensado volver a insistir en la siguiente entrada donde quería hablar de uno de los toros que en su encuesta gustaron.

      Habrá visto que me he vuelto a quedar solo pero es algo a lo que estoy acostumbrado.

      Saludos

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    2. Siempre está bien contar con opiniones distintas, aunque en este caso del toro, creo el que te hayas quedado solo viene motivado porque pocos o ninguno de los votantes hemos estado en Vic. Al no ser televisada es mucho más difícil que puedan votar a ese toro de Ibán.
      Algo parecido pasa con la faena, que tenía claro que la de Morante iba a arrasar, pero creo que si Valladolid se hubiese televisado, la de Juan Ortega podría haber arañado algún voto más que el mío y el de mi amigo Álex, con quien fui a Valladolid y somos los dos únicos que hemos votado por esa faena que, para mi gusto, fue cumbre, aunque imagino que tú le hubieses puesto la pega de la falta de toro (y eso es cierto).

      Un saludo,
      Eugenio.

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    3. Efectivamente. Creo recordar haber visto el inicio de la faena y parecía ya el final por el tipo de embestida del toro. Con un animal así de entregado está claro que es mejor ver a Ortega que a cualquier otro pero falta enemigo. A muchos les emocionará más eso de Ortega o lo de Morante pero a mí me llena mucho más lo de Ureña.

      Saludos

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