FERIA DE CENICIENTOS, 2021 (2): CORRIDA CONCURSO

 CASTAÑO GANÓ LA CONCURSO

Las Nornas tejieron el hilo para que Castaño tuviese todo de cara en Cenicientos: le tocó el mejor lote, vino predispuesto a triunfar, la cogida lo dejó ensangrentado pero sin herida grave, le llevaron la oreja a la enfermería, volvió entre ovaciones para matar su segundo y le esperaba uno de Peñajara que propició su triunfo. No se puede pedir más.

Vean lo que va de la cruz en su primero, que podría haber sido la del cementerio...

A la cara de felicidad viendo que tenía el triunfo encarrilado en el segundo:

Del pañuelo azul para el toro de Peñajara no hagan ustedes caso porque fue una frivolidad del presidente.

La corrida estuvo interesante y más si la comparamos con la plúmbea de Vic que habíamos sufrido hace un mes. Por cierto, abundancia de aficionados franceses en el tendido tanto de Vic como de Céret y Parentís.

Destacaron este Ligero de Prieto de la Cal:

Y el Olivares premiado exageradamente, ambos preciosos de lámina como se comprueba por las imágenes: 

Hubo mejor entrada que el día anterior, creemos que estaríamos en la mitad del aforo. 

Vamos con los toros.

El primero fue este inválido de Saltillo que el presidente no quiso devolver. Era regordío, flojo, aquerenciado en tablas y probón, o sea, un animal para ser condenado al olvido:

El segundo fue el de Prieto de la Cal. 

Remató hasta cinco veces con saña en los burladeros y no se astilló. En esta vacada, dependiendo del semental o de la consanguinidad, los cuernos salen blandos o muy duros como los de este Ligero:

En el primero empujó y le dosifican, en el segundo va tras tardear pero sale suelto:

Y en el tercero vuelve a tardear, escarba pero al final acude presto para volver a salir suelto:

El ganadero se puede dar con un canto en los dientes porque fue el único animal que no fue picado alevosamente trasero, vean:

El tercero fue uno de Barcial negro, lucero, jirón y astracanado:

Tanta negrura nos hacía pensar en que sería familia del semental negro del Conde de la Corte que padreó durante unos años en La Torre (recuerden aquí nuestro reportaje cuando lo veíamos en la paz del campo). Era hondo pero con la fuerza justa:

En el primero le clavan en la paletilla y le levantan el palo. En el segundo se repucha:

En el tercero se distrae, tardea, pero cuando se arranca salta como un resorte de forma espectacular, vean qué bonita imagen:

Recibió poco castigo, la verdad. Empujó lo justo y sangre ya ven la que le hicieron. El novillo de Céret se empleó el doble que él:

Este del marqués de Albaserrada fue devuelto por derrengado:

Lo sustituyó un pavo de Peñajara que recibió una ovación de gala al saltar al ruedo:

Era quizá un castaño salpicado más que un sardo y ostentaba esas dos velas que si en el tendido impresionaban, en el ruedo parecerían dos farolas:

Era una pintura, no digan que no aunque ¿demasiada cara?

Le esperaba la acorazada de picar, una visión de pesadilla:

Pero el toro puso cara de malas pulgas y acudió celérico:

Con su embestida volteó y derribó al T-34:

Y además hirió al caballo en el cuello. Este es el instante:

Provocó un monumental enfado en el público. No dábamos crédito a esa pasión animalista por el caballo que el toro escucharía con sorpresa e indignación. En el segundo se viene al galope y empuja de bravo recibiendo una paliza que no sabemos si le ocasionaría alguna lesión por lo que luego contaremos. En el tercero también acudió sin remolonear para que le señalaran.

Fue una lástima que el presidente no devolviera al primer saltillo porque así habríamos visto el otro sobrero que era de Cebada. El quinto fue el de la vuelta al ruedo, también de Peñajara:

Era mosqueado:

En el primero se arranca pero cabecea en el peto y pierde la vaina del pitón:

En el segundo vuelve a ir sin tardear pero vuelve a cabecear. Muy bien Jarocho sacándolo del peto y Castaño dando instrucciones al picador:

En el tercero tardea pero termina galopando de largo aunque el picador marra y no hay ni pelea ni castigo. El público pedía una cuarta vara pero el presidente no estuvo por la labor.

El último era un cárdeno astifinísimo de San Martín:

Miren qué agujas:

Pelea muy vulgar en el caballo pero Solera se lo llevó casi a toriles para la tercera vara. No lo entendimos porque el toro estaba visto  y su prestación fue perfectamente olvidable, con la cabeza alta y repuchándose:

ROBLEÑO. Debería haber forzado al de Saltillo para que rodase por el suelo y lo enviasen al corral. No lo hizo y se ganó la animadversión del público y la imposibilidad de sacar nada en claro en medio de las protestas que no cesaban.

El de Moreno Silva no podía ni con el rabo, se colaba por el derecho y se aculó en tablas llegando a estar amorcillado por momentos, ya me explicarán qué podía hacer el diestro con esta prenda:

Lo liquidó con este espadazo caído, atravesado y perpendicular más un descabello. Don Manuel Mejías obligaba a sus hijos a matar también con la izquierda por si salía un toro como éste (recuerden aquí). Robleño tuvo suerte de entrar rápido por el lado bueno:

Su segundo saltaba a la vista que no le gustaba nada y salió desganado. Afortunadamente fue al corral y el sobrero sí que era de su complacencia y se estiró con la capa. No regaron la plaza y se levantó más polvo que en la batalla de El Alamein:

Marró Del Puerto con los palos y casi tiene un disgusto. Observen que se apoya en el cuerno para salir del embroque:

El toro era soso y rajado pero había que estar ahí delante, ¿eh? Si la foto llama la atención, imagínense lo que ve el maestro ahí, a metro y medio:

Cuando el toro se colocó cerca de tablas, se echó sin venir a cuento, por eso decimos si no se le causaría alguna lesión en las vértebras durante el primer tercio. Honda que escupe y se vuelve a echar enseguida para no levantarse más:

DAMIÁN CASTAÑO. Todo le fue de cara, ya lo hemos dicho. Este fue su primero:

Se estiró con ganas ante el veragua y además siendo el diestro que coge el capote más cortito, lo cual siempre nos ha parecido un signo de valentía:

Como a Cebadera lo alabamos habitualmente en nuestro blog, cuando se alivia habrá que decirlo también. En cambio, Jarocho cuadró en la cara:

Castaño le dio distancia y el toro respondió. 

Se tragó más de treinta muletazos por ambos pitones:

En un par de ocasiones dio la impresión de que el diestro atropellaba al toro o no le daba bien la salida porque se le quedaba ahí mismo y provocaba el ay en el tendido. Pero no se amilanó:

Llegó a gustarse en una última tanda al natural con el toro templado:

En la estocada, el toro echó la cara arriba y derribó al maestro. El pinchazo es bueno. Amplíen la foto y fíjense en que le golpea en la mejilla:

En el suelo hizo por él:

Se levantó ensangrentado sin que supiéramos si la sangre era suya o del toro:

Salió Robleño pero la herida de la espada de Castaño fue suficiente para que el toro se echase. Le llevaron la oreja a la enfermería como contábamos antes.

Volvió entre aplausos para matar este bonito toro de Peñajara de nombre Olivares:

El toro no era muy claro, pegaba arreones, vean:

Pero Castaño estaba contento de seguir vivo tras la cogida del de Prieto de la Cal y puso toda la carne en el asador:

El público estaba a su favor. Por el izquierdo le tragó bastante y sacó varios pases de calidad:

Esto enardeció aún más al respetable, que estaba deseando premiarlo. Pinchazo delantero y estocada arriba tras dedicarla con un '¡va por ustedes!' Las dos fotos nos las ha prestado Andrew Moore porque la nuestra salió movida. Es la diferencia entre el maestro y el maletilla:

Ya han visto que además de llevar la mano alta, tapó la cara al toro. Pero la espada quedó en el sitio perfecto y el toro rodó por la arena:

Dos orejas que no molestaron a nadie. Sí nos molestó el protagonismo del palco al conceder el azul al toro pero eso habrá que preguntárselo al caprichoso presidente, que tiene a su disposición abajo los comentarios para llevarnos la contraria si lo desea.

Muy bien Castaño, nos sorprendió gratamente y no tendremos ningún inconveniente en volver a verlo anunciado en cualquier sitio.

SOLERA. Le tocó el peor lote sin discusión. Su primero era el bonito Vega-Villar de Barcial, lo volvemos a ver:

Casanova, con visibles molestias en el aductor toda la tarde, pasó estos apuros al dejar los rehiletes de sobaquillo:

El toro en el segundo tercio mostraba que su pitón bueno era el izquierdo pero Solera venía del hotel con la faena hecha:

Seguro que si llega a estar Guillén en el callejón, se lo canta a la primera. Venga insistir por el derecho pero con la habilidad de cruzarse en cada pase para aprovechar el ángulo ciego. Tras tres tandas hoteleras, al fin se echó la mano a la izquierda y nos confirmó la bondad del animal por ese lado:

Pero ya era tarde porque el de Barcial tenía el depósito vacío. Pinchazo y estocada en buen sitio pero perdiendo la muleta porque el toro se la pisa. Y se la pisa porque no la lía bien, nunca ha sabido manejar la mano que descubre la muerte y va pasando el tiempo sin que mejore:

El toro fue duro para morir y tras cinco descabellos fallidos pegó un arreón para salir al tercio a doblar, cosas veredes...

El último era ese toro de San Martín al que quiso lucir en el caballo sin motivo y que, también sin motivo, brindó al respetable. 

Lo mejor de toda la lidia de este sexto fue este par que puso Romero:

No sabemos qué vio. El caso es que el bicho no tenía ni gracia ni fuelle y ahí estuvo Max intentando justificarse pero poniéndose muy pesado, la verdad:

Los comentarios en el tendido eran inmisericordes con el diestro, ahorraremos la transcripción. Pinchazo malo, honda en las agujas, el toro que no doblaba, el presidente que llevaba un reloj de madera y al final con el segundo golpe de verduguillo acabó con la tabarra. Criticaremos sin piedad a las decenas de espectadores que abandonaban el ruedo con el toro vivo, actitud que nos parece deleznable:

Eso fue todo, que se resume en una inyección de moral para Castaño y un presidente protagonista negativo al enseñar un verde de menos y un azul de más.

 

Los toros estuvieron todos muy bien presentados y limpios. Fueron variados en su juego. Ninguno bravo de verdad pero tampoco ninguno manso. No obstante, creemos que cualquiera de los tres mejores cebaditas del día anterior hubiera ganado esta concurso. Por eso nos quedamos con las ganas de ver al Cantinero que se quedó de sobrero. Es muy probable que las cuadrillas supiesen que el día anterior habían sacado trilita y por eso lo dejaron de segundo para que no saliera.

Saludos cordiales desde Navalperal de Pinares. Rafa.