viernes, 12 de noviembre de 2021

PALHA

Fue la ganadería más temida por Gallito seguramente junto a la de Florentino Sotomayor. Se hablaba de ella como de 'terribles pavos', eran 'o terror dos mares'. Decían que lo peor que le podía acontecer a un torero era tener que vérselas o con un miura que supiese latín o frente a un palha con pies.



Don José Pereira de Palha Branco contaba diecisiete años en 1871 cuando decidió seguir la aventura iniciada por su padre a mediados del siglo XIX. Tenía entonces unas quinientas vacas de la tierra procedentes de Estevao de Oliveira, del marqués de Belas y de Sousa Falcao. Las tentó tres veces y dejó ciento cincuenta. Luego les echó el semental Guitarrero de Concha y Sierra. Si lo echó en 1873 quiere esto decir que tentó las quinientas vacas esas tres veces en un periodo de dos años (?).

Se suele decir que el semental moriría de viejo a los veintiún años, precisamente el mismo día de la verdadera presentación de la vacada en Madrid. El animal fue enterrado en la finca. Lo de verdadera presentación de la divisa blanquiazul lo aclaramos después. El hierro del padre parece ser que era la P con un ocho encima. Más adelante quedó sólo la crucecita:



En 1884 empezó los tratos con Antonio Miura y le compró dos erales contrastados que padrearon junto a un toro de Veragua. Añadió más vacas que compraría a Lagartijo en 1893 con otras de Trespalacios para echar algo de agua al vino pero al poco volvió a Miura, quien le cedía toros que hacían de sementales y después volvían a su casa. Fue creando una mezcla bastante explosiva, como ven. Se comentaba que el terreno fangoso donde se criaban y el tener que caminar varios kilómetros para beber agua hacía que desarrollasen 'una gran dureza de patas y fuerza de canillas'. 


La finca de Palha en 1897

Que después saliesen bravos es otro cantar porque una cosa es llevar la fama y otra cardar la lana. Solían ser mansos -o menos bravos- y siempre con muchos pies. Eran toros atravesaos. Como decía un revistero de principios de siglo, 'de los que gustan a los aficionados amantes de las emociones fuertes aunque la mayoría de veces queden chasqueados'.

José Morales, Ostioncito, fue cogido por un palha en Carabanchel que lo retiró de la profesión. Ocurrió el 30 de marzo de 1919 y la cornada le afectó la femoral de la pierna izquierda. Toreros famosos heridos por palhas han sido Machaquito en 1904 y Luis Freg en dos ocasiones, más grave la de 1929 con una cornada de 20 cms. 

También El Algabeño padre fue corneado por uno de Palha en Madrid  el 21 de abril de 1904. Al dar un pase por alto el toro lo derribó y en el suelo lo volvió a levantar corneándolo. En aquella corrida la peor herida se la llevó él en el cuello pero Rafael Molina, el sobrino del tío, tampoco pudo seguir la lidia por otra en el glúteo al ser arrollado por el toro en la estocada. Estaba aún en la camilla Lagartijo Chico y ya traían a Algabeño con el cuello lleno de sangre. El sobresaliente Valerito, que tuvo que matar cuatro palhas, también terminó con la cara ensangrentada tras un puntazo en la barbilla al entrar a matar. Y un picador se fracturó un dedo tras un batacazo.


El Algabeño frente a un berrendo de Palha

Como sucede con otras vacadas temidas, no es que haya causado percances gravísimos pero cuando se crea psicosis con un hierro, no hay manera de quitarla de la cabeza de los toreros. 

Otro herido grave fue el novillero catalán José Huguet, Mellaíto. Había empezado con Armengol en la cuadrilla de niños toreros barceloneses. Ese  berrendo que ven en los corrales de Barcelona, de nombre Escapulario, le pegó una cornada en el tórax que lo retiró de los toros. Fue en junio de 1889:



De hecho, Joao Folque afirmaba en un aperitivo con El Cid que sólo faltaba una cosa a su histórica ganadería para entrar en la leyenda y era matar a un torero. El de Salteras puso cara de póquer al escuchar la salida de pata de banco del portugués y no hizo ningún comentario.

Rectificaremos a medias a Folque porque sí hay dos diestros muertos aunque no por toros sino por novillos suyos. Eran toreros de alternativa que habían renunciado a ella. 

El primero fue Ignacio Donoso, Pelucho. Murió tras una cogida el 1 de septiembre de 1923. Fue un puntazo en el riñón que le pegó el novillo. No parecía muy grave pero murió el mismo día. Se comentó si la causa última no habría sido alguna complicación en el cerebro producto de una cornada terrible sufrida un año antes en la cabeza que le partió el hueso frontal. Los amigos que nos leen desde Pamplona deberán saber que esta cogida tan fea fue la que estrenó la enfermería de la plaza nueva de su ciudad en 1922. El toro era de Cándido Díaz y el diestro venía como banderillero de Lalanda.

El otro finado fue Félix Merino Obanos, quien murió también por cogida de un palha. Sucedió en Úbeda el 4 de octubre de 1927 cuando el novillo lo empitonó por el muslo al tomar el olivo. El diestro falleció inopinadamente cuatro días después en Madrid.  



Don José se presentó en la capital el cuatro de noviembre de 1883 y ésa es la fecha de la antigüedad que sigue constando en la Unión. Pero la verdad es que aquel día fue una corrida mixta en la que únicamente se lidiaron a pie tres. Además se saltaron la norma que regía entonces en Madrid de ofrecer sólo novilladas fuera de temporada. Hubo dos para los rejoneadores portugueses Alfredo Tinoco y Luis do Rego. Los otros tres más uno de Eduardo Shelly los mataron Bocanegra y Fernando El Gallo. José Ruiz, Joseíto, iba de sobresaliente y mató a estoque los dos de rejones.

Fueron 'de pocas libras y poco respeto, toros de mentirijillas'. Incluso alguno hizo la gracia de jugar con el apellido del propietario diciendo que habían resultado 'toros de paja'. La pinta, cuatro negros y uno retinto, ya se ve que no había aparecido todavía la sangre de Veragua.


Bocanegra tras dejar una estocada contraria y pescuecera


Hubo tres corridas en 1889 que son las que comenzaron a otorgar fama de terrorífica, que no de brava, a la ganadería.

La primera fue la verdadera presentación. La mataron los abuelos el 28 de abril. Así es como llamaban a un Lagartijo y un Frascuelo de casi cincuenta años. Pasaron las de Caín con los toros portugueses, que sacaron 'más pies que un ciempiés'. Toros 'ágiles y fuertes, de pies inacabables, enseñaron a los jóvenes lo que eran los antiguos toros de Colmenar o los castellanos viejos'. Frascuelo dijo que si no llega a ser por Juan Molina, se van vivos por lo menos cuatro. Esa corrida retiró a Salvador: 'me faltaban las piernas, me ahogaba...' Para Bleu, poco condescendiente habitualmente con los toreros, fue 'una corrida áspera, dura, difícil, fatigosísima y desesperante'.

Mataron quince caballos y tomaron cuarenta y nueve varas (en otros sitios, trece y cincuenta y dos, porque hemos comentado en nuestro blog muchas veces que no se aclaran en las crónicas antiguas ni con una cosa ni con la otra). Si nos quedamos a secas con esos datos, los aficionados que se dejan impresionar fácilmente por semejantes cifras lanzarán las campanas al vuelo pensando que aquello fue un dechado de bravura. Pues resultó que 'salieron despavoridos todos del hierro', con lo cual ya pueden suponer que no fueron varas sino picotazos. Pero es que el tercero saltó la barrera una vez, el segundo cuatro y el cuarto dos. Esperen, no se vayan: el quinto la saltó ocho veces (en un diario pone diez) y el sexto cuatro más. Diecinueve veces en total, ¿qué les parece? ¿En qué quedan esas decenas de varas y esos caballos muertos al lado de esto?


Un derribo de uno de Palha en Madrid (1900)

Aun así, ese cuarto, de nombre Criminoso, que mató tres caballos y tomó diez varas (cuatro y once para otros), fue ovacionado en el arrastre y los aplausos se dirigieron al palco número 114, que era el del duque de Veragua, donde seguía el festejo el ganadero.

Dado que el personal quedó contento al ver cómo habían sudado tinta ambos maestros ante estos ejemplares, la empresa compró otra corrida para dos meses después.

Se dio el día de san Antonio y la mataron mano a mano Mazzantini y Guerrita. De poco sirvió a don Luis que Frascuelo le hubiera dado la alternativa y Lagartijo se la confirmase. Anduvo tan aperreado que no quiso volver a ver palhas en su vida, Ésa fue la razón de que se negase a matar un ejemplar de este hierro en la corrida concurso que comentábamos hace dos entradas.

Salieron toros de excelente lámina, berrendos, ensabanados, botineros y capirotes. Fueron tan bonitos que uno de los revisteros dio este consejo a don José: 'cúidese menos de la estética y procure que sean más bravos'. Los datos bajan un poco respecto a la corrida anterior: cuarenta y cinco varas y doce caballos muertos. Para que se hagan una idea de su bravura, fueron 'sosos y tan tardos que hubo que echarles encima los caballos'. Ya saben ustedes que los picadores tenían suculentas propinas de los ganaderos para hacer eso y evitar el fuego.


Mazzantini frente a un jabonero de Palha que fue criticado por cornicorto


La tercera corrida de ese mismo año que sembró el miedo fue en Ciudad Real el diecinueve de agosto. Resultaron heridos Hermosilla y dos banderilleros. Los toros mataron veintiocho caballos. El sexto saltó al callejón 'doce o catorce veces' (sic en una crónica, mientras que en otra escriben 'más de diez' ya que se cansaron de contar).

Ese sexto decidió no volver al ruedo tras una de las veces que saltó. Allí le clavaron las banderillas, 'llevaba palos por todo su cuerpo'. Y ahí tuvo que meterse Currito para intentar matarlo a base de pinchazos en cualquier sitio: 'uno de los peones le clavó un estoque por la barriga en dos ocasiones y Currito el suyo por los costillares', imagínense la escena. No consiguió matarlo y el de Palha volvió al corral donde un inspector de policía, el señor Moreno, lo liquidó al tercer disparo con su arma reglamentaria. 'Seis toros he matado a Palha ¡y ni uno más!' dijo el diestro al acabar.


Toro de Palha en el callejón de Madrid. Correspondía a Antonio Fuentes (1901)

Lo mismo había dicho Mazzantini y lo mismo dirá Gallito el último día de agosto de 1913. Belmonte, ni eso porque jamás mató ninguno. No es de extrañar que el trianero considerase a Larita como el torero más valiente de todos ya que llegó a encerrarse hasta tres veces con palhas más otra como novillero.

Hubo en Madrid una accidentada novillada de Palha el 13 de octubre de 1929. Actuaron seis novilleros que mataron sendos ejemplares de Palha, 'broncos, duros, difíciles y con poder'. Cuatro de los seis chavales resultaron cogidos, varios más de una vez, aunque afortunadamente sin consecuencias que lamentar.

Novillo de Palha en Madrid, Hace el quite
Manuel García Revertito (1900) 

El citado Matías Lara, Larita, fue quien más reses de Palha mató. Se despidió de novillero en Barcelona matando seis e hizo lo propio como torero anunciándose con otros tantos en Madrid. 

Recuerden esta memorable chulería suya tras volver de América cuando dijo al empresario de Madrid lo siguiente:

'vengo forrado de América, anúncieme con esos dos niños en Madrid pero no con cabras sino con toros alimentados con habas y que tengan árboles en el testuz... yo mato los míos sin cobrar'

Los dos niños eran Gallito y Belmonte...

Además de aquella despedida como novillero se encerró tres veces con palhas durante su carrera: en Madrid en 1916, en Barcelona en 1926 y en su despedida madrileña de 1933, aunque en esta última ocasión fueron cinco más uno de Aleas. Además cortó un rabo en la capital en 1921, el segundo de la historia, y a un palha que fue asado. Recuerden aquella entrada con sus memorables y divertidas andanzas pulsando aquí.


Larita ante un novillo de Palha en su encerrona de Barcelona

Los herederos de don José variarán el encaste a su muerte. Podemos decir que los últimos palhas genuinos que se lidiaron en Madrid murieron el 24 de mayo de 1936 en Vistalegre. Los mataron Manolo Martínez junto a Rayito y a Luis Morales, tres toreros de segundo nivel. Los toros salieron 'bien presentados, mal picados y peor toreados, todos reservones y avisados'. Martínez fue arrollado por el cuarto y tuvo que irse a la enfermería con una buena paliza a base de varetazos. Morales salió a hombros pero por los que buscaban la propina de los capitalistas, no porque hubiera motivo taurino de peso.

Como nos estamos alargando más de lo reglamentario y no queremos cansarles, dejamos para otra ocasión la prestación de Gallito frente a estos toros en las tres únicas corridas que mató.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

8 comentarios:

  1. Buenas Rafa.
    Bonito reportaje sobre esta ganadería tan del gusto del aficionado. Ayer estuvo Mendoza en la tertulia que organizó la asociación el Toro de Madrid y afirmó que el toro sin un fondo de nobleza no se puede lidiar. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

    saludos

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    1. Pues lo escuché y me quedé parado, supongo que igual que todos los asistentes y que usted mismo.

      Luego pensé que aunque habla muy bien en español quizás quiso decir que si el toro no tiene un fondo de nobleza no se puede torear. Pero es que no me vale la frase ni con un verbo ni con el otro.

      Si hubiera entrado en detalles diciendo que si el toro no es noble no lo podemos torear al gusto moderno o sea con la monofaena del monoencaste, quizás podría tener un atisbo de razón.

      Pero es que el señor Folque siempre sorprende con sus planteamientos ya que cuando uno espera que salga por un lado se te va por el otro y viceversa. Es un personaje muy... peculiar, dejémoslo aquí.

      Saludos

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  2. Maravillosa ganaderia, q espectaculo y q gran entrada. Sdos

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    1. Muchas gracias, me alegro de que le haya gustado.

      Saludos

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  3. Lo q no tengo claro si lo de la ganaderia de lagartijo le salia dulce. Creo q mas bien amargo.

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    1. Pues sí. Copio lo que comenté en otra entrada sobre un día que el mismo toreaba sus toros:

      "Las primeras retientas las hizo con Frascuelo. Aquello era Vázquez procedente de lo de Fernando VII. Quiso comprar un semental al duque de Veragua pero éste se negó a vender y fue Miura quien le regaló uno. Junto a otro de Laffite hicieron de sementales. Se presentó en Madrid el 15 de junio de 1884. El maestro quería anunciarse como Cunha pero la empresa no quiso y puso como reclamo su nombre completo así: Toros de la ganadería de Don Rafael Molina (Lagartijo). La cosa no fue muy brillante que digamos aunque los toros que le salían eran de bonita lámina

      "La tarde en que lloró, sus toros fueron bueyes que huían de todas las maneras posibles. El tercero, de nombre 'Coral', fue fogueado. Rafael tenía que oírse las burlas del respetable. El gesto del torero mostraba una gran desmoralización aunque contenida porque su carácter no era como el de Frascuelo. La puntilla llegó con el sexto, 'Barrilero'. Cuando la corrida podría haber terminado con pena y sin gloria resultó condenado también a fuego. Lagartijo cogió los palos y, tras poner el primer par, las crónicas dicen que 'el público se olvidó del ganadero en ridículo para aplaudir al maestro banderillero'.

      Saludos

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  4. La recordaba gracias. Como era aquello de los guitarristas no hacen guitarras. O algo parecido. Sdos

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    1. El duque a Cúchares:

      ¿Desde cuándo hacen las guitarras los que las tocan?

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