viernes, 1 de agosto de 2025

LAS VERDADES DEL TOREO DE VERDAD (29): MÁS SOBRE LA SUERTE NATURAL Y LA CONTRARIA

En la pasada feria de Céret comentábamos que Mario Vilau se había equivocado al entrar a matar en la suerte contraria y por ello había resultado cogido. Así lo captó el maestro Moore: 




Afortunadamente la cosa se saldó con una pequeña cornada de cinco centímetros que podría haber sido mucho peor si el novillo le clava el cuerno en el suelo, como ocurrió con el infortunado Víctor Barrio cuando el toro le perforó un pulmón.



Hay aficionados que nos impelen a olvidar nuestra cruzada con esto de entrar en la suerte natural o la contraria. Nos dicen que nadie mira eso, ni siquiera los profesionales, y que los toreros y su entorno solamente están pendientes de que el animal esté cuadrado. Antes de seguir digamos que esto último es una estupidez, como mantenemos nosotros desde siempre y nos confirmó Marcial Lalanda. Recuerden sus palabras, que transcribíamos en esta entrada:

"Igualar al toro es un mito sin ninguna eficacia técnica porque es una mentira en cuanto a necesidad para la ejecución de la suerte (...) El público advierte al torero cuando el toro no está igualado creyendo que no lo va a poder matar, que la suerte saldrá mal si el toro no junta las manos; existe la creencia de que pinchará en hueso. Pero el toro, al arrancarse, da unos pasos, se desiguala y, por tanto, la espada entra si se acierta. Si no se acierta, no entra".

El único beneficio de cuadrar el toro es evitar que tenga las manos en disposición de arrancarse. Digamos que es para ganarle un segundo la acción, nada más. Lo hemos intentado dejar claro también en esta entrada que titulábamos Cuadrar el toro no es una suerte. Es otro de los lugares comunes de la tauromaquia. 

Que no, señoras y señores, que vamos a seguir erre que erre con nuestra manía de las suertes natural y contraria porque estamos convencidos de que tenemos razón. Pocas cosas pasan para las innumerables veces que los diestros se equivocan de suerte y el toro hace por ellos al estar en el lado erróneo. Uno de los pocos que siempre se preocupa por acertar en la elección es Manuel Escribano. Él nos dará la razón si lee estas líneas.

La diferencia entre ambas suertes la explicábamos aquí y no la vamos a reiterar. Un amigo del blog que se mueve dentro del mundillo de los profesionales nos decía que eso no interesa a nadie. Dicen los de dentro que con la selección del toro a la que se ha llegado ya no hay tanta mansedumbre y que lo de escoger la suerte al entrar a matar queda para el Cossío y para maniáticos como nosotros.

Pues precisamente con lo de la selección nos están dando la razón ya que nuestra teoría siempre ha sido que al 90% de los toros hay que matarlos en la suerte natural. Con esa selección que ha ido eliminando la mansedumbre de carreta, más razón para venir a nuestra vera. ¿Por qué tanta entrada en la suerte contraria? Veamos dos ejemplos donde, aunque no dispongamos de la lidia completa, tiene toda la pinta de que ambos diestros se equivocaron y por ello se llevaron sendas cornadas de caballo.

Sergio Rollón fue gravemente herido en Valdetorres de Jarama. Por la reacción del toro, la misma que han visto en el de Vilau, salta a la vista que no era de suerte contraria, observen:



El resultado fue una terrorífica cornada que le afectó el triángulo de Scarpa más un coágulo en el pulmón. Aquí abajo tienen el vídeo. Algunos dicen que se echó encima del toro. Puede ser, añadiendo que es honrado y no pega el telonazo, pero es que ese giro del cuello del toro hacia su salida natural hace que pensemos que aunque se hubiera aliviado un poco, la cogida habría sobrevenido igualmente:



Erró también este invierno el pobre Emilio Macías entrando en la suerte contraria en Tlaxcala. Esta vez el toro le destrozó el recto en una de esas cornadas que duele sólo de verlas. Pulsen aquí.

No tenemos la lidia completa pero nos da la impresión de que equivocó la suerte. Se perfila en la contraria y se tira con rectitud pero el gesto del cuello del toro es clarísimo. Se va hacia su tendencia natural y le corta el paso:



La gran desgracia es que cuando lo voltea no permite que caiga al suelo sino que lo ensarta en el aire y lo mantiene en vilo durante diez segundos horripilantes:



El resultado fue la gravísima lesión de la que se ha ido recuperando lentamente. Es de esas cornadas que se sienten en el cielo de la boca, como la muy similar de Rafael Ortega en Pamplona ante un toro de Bohórquez, que contábamos aquí. En la enfermería le dieron la extrema unción.

Castaño entró al volapié en la suerte natural en Mont-de-Marsan. Su estilo es lamentable pero no vamos a insistir en lo dicho aquí:



El de Escolar era un toro aplomado y acobardado. Pues fíjense en que directamente aprieta para adentro de manera descarada y pasea al diestro por la atmósfera. Resultado: cornada de 10 cms. en el gemelo.



¿Saben lo que repiten los profesionales? Pues que donde el diestro lo vea, ahí está bien. ¡No, hombre, no! Donde lo vea no vale porque los toreros actuales no ven nada y con lo mal que los aconsejan, todavía ven menos. Recuerden otra cogida sin consecuencias por esa equivocación que vimos en directo en La Granja. Fue al novillero Francisco Morales un instante después de esta imagen:



En el callejón lo abordamos y nuestro diálogo fue éste:

- Maestro, si era un novillo bravo, ¿por qué entró en la suerte contraria?

- Es que lo he visto ahí y me he tirado.

- Pues cuando se perfilaba en la contraria estaba seguro de que lo iba a coger y así ha sido. Y ya me ha extrañado que nadie desde el callejón le avisase del peligro (dicho esto para que nos oyese el peón que estaba a su lado y que se giró para decirnos lo que sigue)

- Él lo ha visto y ya está. Ha corrido un riesgo y eso también está bien.

- Hombre, el riesgo hay que correrlo pero con cabeza y a un toro bravo siempre hay que matarlo en la suerte natural.

- Bueno pero lo ha matao y ya está. El novillo está muerto y él está aquí.

- Sí, pero podría estar en el hospital...

Con Vilau debió de pasar lo mismo. Lo vio ahí y entró a por todas. Es verdad que se tiró derecho y con toda la fe del mundo pero estamos convencidos de que el animal, por mucho que durante la lidia hubiera hecho algún gesto hacia tablas, era de suerte natural.

Nos dicen de su entorno que mata siempre en la suerte contraria, lo cual nos parece un craso error. Puestos a no pensar en qué suerte aplicar, que mate todo en la natural ya que es lo que pide un mayor porcentaje de toros. 

Bruno Aloi tuvo suerte en Santander. También entra en la contraria y el toro se abre y lo engancha aunque le perdona la cornada, véanlo aquí. Calzada, otro que tal baila. Miren la reacción de un novillo que pedía la natural:



Cuando Vilau, Calzada o Aloi lleguen a figuras tendrán un problema añadido y es que se las verán con toros mansinobles. ¿Qué es eso? Recuerden aquí la conversación entre Hernández y Delgado de la Cámara. Se trata de ese tipo de animal, el preferido de las figuras, que desarrolla una gran tendencia a tablas muy pronto, en cuanto se ve podido. Tiene mérito seguir consiguiendo que trague sin que se raje. Y ese mérito es el de las figuras, que no lo permiten y lo exprimen. 

Ahí se genera la duda de si entrar en la natural a un toro que no es manso o cambiar a la contraria porque ha cantado esa querencia hacia adentro dada su selección comercial (recuerden que don Juan Pedro Domecq avisaba de que esa selección degeneraba en mansedumbre). Le cedemos la palabra pero hagan el favor de leer esta entrada :



La ventaja es que ese norit, aunque tienda a tablas pero lo mates en la natural, es tan burro que difícilmente hará por ti aunque lo hayas frito a derechazos.

Y ahora, ¿qué hacemos con toros muy encastados que en un momento dado se rajan al sentirse podidos? Nos referimos por ejemplo a Santanero I de Ibán. Román le pudo y el toro se fue a tablas descaradamente al final de la faena, observen:



El diestro optó por la suerte contraria al ver eso. Le hemos dado vueltas al asunto y pensamos que se equivocó. Con un norit rajado no hay problema pero con el toro encastado sí porque a pesar de haberse sentido momentáneamente podido, tenderá siempre hacia su terreno natural y así pasó lo que pasó. La foto, tan oportuna como espeluznante, la hizo el aficionado escocés Sean Boyle:



Recuerden esta entrada con nuestro homenaje al maestro valenciano por lo que hizo ante ese animal. El mayoral Domingo nos daba la razón tiempo después cuando le preguntábamos al respecto. Respondía sin dudar que se equivocó entrando en la contraria. 

Empezábamos esta reflexión con eso de que no está de moda ni entre profesionales ni entre aficionados mirar la suerte natural o la contraria porque parece que en la actualidad no tiene ninguna importancia. De hecho, apostaríamos mucho dinero a que una gran mayoría de novilleros y de toreros ignoran de qué estamos hablando. No obstante, las cornadas causadas por equivocarse en esta elección resultan siempre gravísimas aunque afortunadamente no sean tan frecuentes como debiera derivarse de tanta contumacia.

Hombre, recuerden el mismo error de Gonzalo Caballero en Madrid que le llevó a entrar en la enfermería casi clínicamente muerto. Fíjense en la actitud del toro: 



La cornada fue en la pierna izquierda, ojo. Le partió la femoral:



Se lo dijimos personalmente en las Jornadas de Pamplona y nos dio la razón. Éste fue nuestro diálogo:

- Aquel toro de Valdefresno era de suerte natural, no de contraria como entraste.

- Sí, me equivoqué en la suerte contraria, me lo dijo después Escribano... es que yo soy de entrar a matar cuando lo veo claro (fíjense en que repite lo mismo que Gómez del Pilar, recuerden aquí).

- Pero es que sólo con un muletazo cambias la suerte y te puedes ahorrar un accidente...

- Sí, ya... es verdad.

- Es que te has llevado esas dos cornadas al entrar a matar ¡y en la pierna izquierda! Eso no puede ser (y asentía con la cabeza).

La otra cornada que le recordábamos también fue entrando a matar y se la pegó un toro de El Pilar en aquella durísima corrida de la sangre espesa, pulsen aquí.

Y Emilio De Justo, ¿qué? No está en silla de ruedas porque se le apareció la Virgen de la Almudena. Se equivocó entrando en la contraria y el toro de Pallarés lo volteó de mala manera. En nuestro titular de la crónica no lo tapábamos, recuérdenlo aquí:



Observen la siguiente foto del maestro Moore hecha desde el otro lado en la cual se aprecia con claridad que el toro ha girado completamente el cuerpo hacia su salida natural. Es un instante antes de que el diestro aterrice lesionándose en las cervicales con secuelas que llegan hasta hoy, tres años después. Y podría haber sido mucho peor:



¿Se han fijado en que la mayoría de equivocaciones que hemos visto consisten en entrar en la contraria a toros que son de suerte natural? La selección de los ganaderos ha hecho que haya desaparecido esa mansedumbre de buey para la que se recetaba entrar en la suerte contraria.

Conclusión: suerte natural para la gran mayoría de toros. La contraria, sólo para los que ya desde el primer tercio hayan mostrado una clarísima tendencia hacia los adentros. La duda quedará únicamente para el mansinoble rajadillo pero su condición dócil y bobalicona hará que una posible equivocación sea más llevadera.

Si ni los diestros ni sus mentores quieren seguir nuestro consejo, con su pan se lo coman pero luego que no vengan a quejarse de cornadas tan tremendas como las que hemos visto en esta entrada.

Ya que los chavales que han salido en el texto están en edad de aprender, enlazamos a continuación los otros capítulos de nuestra serie Las verdades del toreo de verdad. Por lo menos que los lean, aunque después no nos hagan ni caso:

La naturalidad al torear.

El Cordobés: cómo romper un toro y cómo se torea al natural.

Marcial Lalanda: entrar a matar.

Antoñete y el toreo desmayado.

Esplá explica qué es el temple.

El medio pase y el toreo de perfil.

Las verdades de un mayoral.

Verdades de Paco Camino.

Cañabate y el público de toros.

Cañabate, las fundas y el toro comercial.

Las verdades del Duque de Veragua.

Las verdades de K-Hito.

La Tauromaquia de Amós Salvador.

Así remataba El Viti los pases.

Las verdades de Corrochano sobre el toro de lidia.

Roca Rey, el que mejor descubre la muerte.

Así se coge la muleta.

Qué es el empaque.

Habla el torero desconocido.

Si hablas, no vuelves a torear.

Curro y las gaoneras.

Cómo coger el capote.

La mano izquierda de Dios.

Cuadrar el toro no es una suerte.

Tauromagia.

El peligro del pase de pecho 

Morder el capote

Verdades de Paco Camino

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

martes, 29 de julio de 2025

FERIA DE ORTHEZ, 2025 (2). VEGA TEIXEIRA - AGUIRRE: DOÑA ISABEL NOS VOLVIÓ A INYECTAR AFICIÓN

Los sufridos aficionados que acumulamos kilómetros buscando el Toro, como si fuéramos un trasunto de Diógenes, notamos que se nos va apagando la afición y se nos van quitando las ganas. Pero de vez en cuando sale ese Toro, que es lo que debería salir si no cada tarde, muchísimas tardes, y entonces se nos vuelve a llenar el depósito de la afición y nos sirve para ir tirando.

A principio de temporada nos puso gasolina el cuadri de 3Puyazos. En primavera fue el gran Cigarrero de Vic. Cuando languidecíamos, Isabel Lipperheide volvió a inyectarnos afición con este Yegüizo de Orthez:



Desafortunadamente, a nosotros no nos sirve el combustible de Morante, más bien nos gripa el motor. Lo que nos renueva la afición es ver un toro de verdad que pase gloriosamente tres veces por el caballo (por eso el miura de Santander no vale). Este Yegüizo pasó cuatro, ya lo verán, pero salió en sexto lugar, o sea que tendrán que tragarse toda la crónica para disfrutar con su prestación.

En Orthez montaron un desafío descompensado. Por un lado venía lo de Veiga-Teixeira que para nosotros no pasa de ser un juampedro comercial aunque teóricamente no tenga que ver. Toros que en el caballo cumplen a secas, si llega, y en la muleta son tan pastueños como somnolientos. El año pasado regaló Florenza un azul a uno y se ganó esta repetición donde durmieron a las ovejas.



Lo de Aguirre lo salvó Yegüizo porque los otros dos no fueron nada del otro mundo. ¿Se mereció el azul? Luego lo discutimos y ya ven que no respondemos con un sí taxativo, ¿eh? Pónganse en prevengan y con bayonetas caladas los de la legión aguirrista porque aquí los esperamos, a pie o a caballo. 



Curioso que las cuadrillas hubieran acordado dar como mínimo dos puyazos a todos y si se terciaba, alguno más. Oiga, ¿qué es eso de sólo dos? Tendrían que ser tres tal como estaba planteada la corrida, ¿no les parece? Por lo menos decidieron taparse todos durante el primer tercio, lo cual sí que fue un buen detalle. Al final, diez entradas los aguirres y siete los veigas.

Casi lleno en Orhez, donde hay muchos asistentes que únicamente ven esta corrida en directo en todo el año. 



Es un tendido festivo y orejero aunque trufado de franceses y españoles muy serios, que son los que no piden orejas. Como el reglamento francés ha salido con esa auténtica estupidez de que no hace falta el flamear de pañuelos sino que se puede reclamar la casquería berreando como ciervos en celo, los presidentes se escudan en la algarabía para sacar la ropa al tendedor. Pasó en Céret y volvió a suceder aquí.



GERPE. Fue el único que echó por delante el de Aguirre. Era un negro zaíno acapachado, cornalón, que manseó en varas muy a su sabor. Salió con el rabo enhiesto para demostrar que eso no es matemático en los aguirres buenos:




Observen que estaba gordo de una manera que se nos antojó extraña, como hinchado:



En varas se dedicó a huir y a escaquearse, nada reseñable. Luego llevó de cabeza a Savalli en la brega, que no se aclaró. Tornay puso el mejor par de la tarde, éste. Además clavó muy a favor de la querencia del toro:



Empezó a llover, con el animal loco por irse a vivir a la madera. Gerpe le sacó lo poco que pudo siempre enseñando el muslo. Conste en acta porque no es lo habitual. Pinchazo antes de cazarlo con una caída aguantando y el vómito posterior que ven abajo. No entendimos los aplausos en el arrastre a un toro con el paupérrimo juego en varas de éste:



El cuarto era de Veiga, este negro mate, listón, cuajado y serio:




Dos puyazos en el espinazo donde no pelea. Savalli se encuentra más a gusto con los palos que con la esclavina, salta a la vista:



El toro fue otro portugués sin pan ni sal. ¿Qué ven los toristas en esta vacada? Quiso estar fino sin que le tocase la tela pero el toro no tenía alma. Gerpe sigue teniendo muy mala suerte en los sorteos. 



El trasteo languidecía cuando se confió y el animal le levantó los pies del suelo. Se levantó cojeando pero nos deleitó con una sensacional estocada arriba más descabello. Fue lo mejor de la feria junto al tercio de varas de Yegüizo. Aquí tienen la secuencia grabada por un amigo del blog:



Estén atentos siempre a Gerpe porque es uno de los cuatro mejores estoqueadores de la actualidad. Muy mal la comisión dando el premio a una estocada de Montero quien, como es su hijo putativo, goza de todos los parabienes en este coso:




CASTILLA. Su primero era este veiga negro zaíno, bien encornado y gordo:




Teo Caballero, el hombre que mató a Cigarrero, lo trató con guante blanco en varas, protagonizando un simulacro con blandeo añadido de manos. Fíjense en este picador porque tiene la misma fuerza hercúlea que Iturralde o Espartaco pero incluso más mala idea, si ello fuera posible.

Bien Prieto con los palos y posterior cambio de hinojos bajo la lluvia para calentar el cotarro:




Después el torillo iba y venía sin más y eso que no había sido castigado en varas. Castilla cada vez nos carga más con sus retorcimientos, a lo que deben añadir la tabarra que dio Cervantes con sus '¡bieeen!'



Es un diestro que si no hay pelea, no interesa, aunque nos lo quieran discutir sus seguidores. Estocada arriba entrando con fe como ven pero perdiendo los avíos, cosa que le sucede con excesiva frecuencia. A ver si será que tira la muleta... Oreja pueblerina y absurdos aplausos en el arrastre a este toro de paja:



El quinto era de Aguirre, un Langosto de cinco años muy largos. Era un pavo negro, bragado, meano y axiblanco. Tenía un cuerno derecho muy ofensivo:




Dos puyacitos donde Marugán clava y levanta ipso facto por orden de Castilla. Cervantes puso las banderillas por internet:



Pareció al principio que se venía arriba pero el diestro lo aguantó y se mantuvo firme y con la mano dura. Ése es el Castilla que sí nos interesa. No obstante, anduvo despegado porque nunca terminó de fiarse. El tal Langosto siempre iba desafiando con la cara alta pero se fue desinflando. Habría que haberle dicho que menos engallarse y más pelear con casta en el caballo:



Lo dejaremos en tablas. Pinchazo en una banderilla, otro con gran quite de Cervantes al salir trastabillado y estocada caída aguantando y perdiendo de nuevo la muleta. ¡Eso no puede ser, Juan! Como Encabo no se lo dice, se lo decimos nosotros. Bella muerte del toro en el platillo. Vean por dónde llevaba la cara antes de morir, con ese cuerno derecho que tuvo que salvar el maestro para darle matarile:




MONTERO. Anduvo toda la tarde de un teatrero tan subido como barato pero ésta es su plaza y le ríen todas las gracias. Su primero fue este Veiga, colorado, ojo de perdiz, bociblanco, anteado y corniapretado siendo ofensivo. Recibo de rodillas y otra larga en tablas:





Ni el toro empujó ni el piquero apretó. Lo único bueno fue un galope de largo en el tercero tras tardear lo indecible. Juanan se desgañitó llamándolo y por lo menos le sirvió para compartir el premio con Réhabi.

Buena brega de Crespo antes de que sufriéramos otro torillo portugués de vaivén. Montero, con este ganado, tampoco interesa. 



Pegó quinientos pases antes de armarse muy lejos para dejar esta estocada baja y trasera:



Y salió el gran Yegüizo, nacido en diciembre de 2020, negro levemente chorreado, hondo y con buen trapío, sin las exageraciones que reclaman algunos en la arboladura y ni falta que hacen. Se astilló enseguida el pitón izquierdo:



Salió Gabino montando a Cyrus, con el que Bonijol había estado entrenando en el ruedo por la mañana tras acabar la novillada. Nos quedamos tres personas a verlo porque todo el mundo había abandonado ya sus localidades. Batacazo sin paliativos en el primero tras romanear, con Réhabi que no quiere ceder en el castigo sin preocuparse por que va a caer en mala posición. Fíjense en cómo empuja el toro con los riñones y también en el rabo enhiesto:




La pierna quedó atrapada en mala posición:



Pero es que fue una auténtica caída al descubierto porque observen que el toro dio la vuelta al caballo. Recuerda a ciento veinte años atrás, cuando los quites tenían su razón de ser y el público los valoraba como se debía. Ponemos la foto en blanco y negro ya que nos retrotrae a épocas históricas:



Cuando se libró, el toro se enceló con el caballo y le dio la vuelta como a una croqueta. Ahí pudo herirlo:



El equino debió de quedar afectado o por lo menos la montura, de manera que Réhabi tuvo que ir a buscar a Excalibur. Se cruzaron el castaño con el tordo que se iba por el callejón. Por cierto, a la izquierda de la imagen se ve a tres de nuestros selectos lectores, con quienes tuvimos el honor de compartir mesa y mantel en Orthez:



Buen segundo puyazo y gran tercera vara en la que agradecemos a Montero que lo colocase en toriles. Gabino sobrepasó las dos rayas y el toro se le vino como un tren. Le acertó en el sitio, recordándonos lo acontecido en la primera edición de 3Puyazos:



El asesor español en el palco pidió al diestro una cuarta entrada, cosa que luego Montero le agradeció, ¡y también nosotros! De nuevo de largo, nos permitió ver torear a caballo a San Gabino, que está a años luz de los de la banda del castoreño. Raúl y su hijo Aarón lo aplaudieron a rabiar y le dieron la mano cuando se retiraba:



Memorable tercio de varas, no tan salvaje como el de Cigarrero pero completísimo, ideal para que lo vean quienes piensan que el caballo es un trámite (pulsen aquí para verlo). En el vídeo se fijan especialmente en cómo da el pecho en la primera vara y abre el caballo cuando llega el toro a jurisdicción. En las treinta corridas isidriles no vimos eso ni una vez. Y luego tiene varias situaciones para carioquear pero no lo hace nunca sino que va abriendo el caballo. Lo de Réhabi no tiene nada que ver con los sinvergüenzas de la banda del castoreño, es otro mundo. Este tercio de varas no lo cambiamos por ninguna de las faenas de muleta que hemos visto este año a cualquier diestro que se les ocurra.

Media vuelta al ruedo del piquero en loor de multitud y brindis posterior del matador a su subalterno:



El toro no disimulaba que le gustaba mucho el olor a madera pero si se le dejaba respirar, embestía con codicia tras su derroche de facultades ante el caballo. Véanlo:



Lo de Montero fueron pases fuera de cacho y teatrillo insoportable. Estuvo siempre muy por debajo del buen Yegüizo. Además, ultraderechismo total ya que al natural solamente pegó tres banderazos y con la ayuda. Aburrió al toro y a nosotros pero no a los orthezianos, que lo idolatran. No piense nadie que le tenemos manía: hablábamos muy bien de él cuando nos sorprendió de novillero, recuerden aquí.



Pinchazo que no cuenta porque fue arriba y estocada desprendida, tirando clamorosamente la muleta y saliendo corriendo. Hemos dicho tirándola, no perdiéndola, que quede clara la diferencia. Aquí tienen el buen pinchazo y después la estocada por la que se llevó inmerecidamente el premio. Pero ¡si fue mejor el pinchazo que la estocada!




Petición de azul y el presidente que lo concede, como asimismo una oreja de los chinos para el chiclanero. ¿Por qué discutimos el azul? Porque para nosotros es el máximo premio a un toro (recuerden aquí lo que decíamos sobre el naranja) y eso supone que no haya ningún borrón. Yegüizo, a pesar de ser muy buen escribano, echó un gran borrón. Lo de apretar siempre para adentro, que ya haría dudar, se confirmó cuando se marchó andando a morir a toriles. Eso invalidaría el azul en nuestra maniática opinión. Vean, no les engañamos, La puerta de toriles está ahí mismo, a la izquierda:



No aplaudimos in situ la vuelta al ruedo pero sí y con ganas su arrastre hasta el desolladero. Es lo que se merecía, una gran ovación. No obstante, ¿qué más dan nuestras manías? Nosotros mismos planteábamos la posibilidad de azulear toros que nos quedasen en el recuerdo sin necesidad de entrar en tejemanejes sobre detalles de bravura. Recuerden lo que comentábamos aquí sobre lo de cambiar el redactado del reglamento en este tema.

La hija de doña Dolores nos llenó el depósito de afición, como decíamos al principio y encima tiene el gran mérito de criar toros de los que puedes seguir hablando en invierno (Bilbatero en 3Puyazos, Cigarrero en Vic, Argelón en Bilbao, este Yegüizo de Orthez...). Como aficionados al toro, no podemos pedir más. Los aficionados a toreros están en otra onda, muy respetable, faltaría más, pero que a nosotros nos deja bastante indiferentes.



Al finalizar el festejo intercambiábamos unas palabras con ella y con su marido. Se añadió Raúl, que había venido en funciones de mayoral y que al final dio la vuelta al ruedo con Montero y con Gabino. Nuestro diálogo fue el siguiente:

- Oye, ¿cuántos van a salir en Bilbao como este último?

- (Suelta una carcajada) ¡Los seis van a salir como ése, los seis!

- (Riendo) Ah, ¿si?, ¿seguro? Eso dámelo por escrito...

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.