lunes, 16 de junio de 2025

¿FIN DE SEMANA TRIUNFAL?

Muchos homenajes se han hecho al paleto en los últimos años. Es un ejemplo típico de lo que sucede en España cuando a los muertos se los adula sin cuento y el personal se olvida de lo que pudo haber de discutible o censurable en la vida del fallecido. La frase va por los que conocieron y sufrieron a Victorino Martín Andrés como temible tratante, en el peor sentido de la palabra.



Es que incluso nosotros nos hemos sumado a la lisonja quemándole incienso, como por ejemplo en esta entrada, donde recordábamos sus tres comparecencias madrileñas de 1968. En la del 18 de agosto dieron una media de 498 kilos y acudieron veinte veces al caballo pegando varios batacazos. Hoy los más jóvenes han crecido con la milonga que les han metido en la cabeza de que los victorinos son un encaste que no se caracteriza por su buen juego en el peto. Qué risa...



El caballo llevaba un solo ojo tapado, ¿se han fijado? También hicimos esta otra entrada en la cual nos despedíamos de él poco antes de su muerte, recordando a Baratero y también a Curro Romero cuando mató victorinos en Guadalajara. 

Les informábamos en 2018 de la corrida homenaje en Vistalegre cuya crónica titulábamos 'números rojos'. Nos referíamos a que aquellos seis toros doblaron las manos un total de diecisiete veces y sólo hubo ocho entradas al caballo y levantando el palo (pulsen aquí).

Ayer en Las Ventas la corrida se tituló in memoriam. Dio una media de 551 kilos. Toros con mucha cara, nobles, sin malas ideas y horrorosamente lidiados en el caballo. Fue una cosa infame. Estamos convencidos de que el encierro fue mucho mejor, tanto en el primero como en el último tercio, de lo que tuvimos que sufrir por culpa de la permanente vergüenza que es el caballo en Madrid. 



Esto que afirmamos lo vio Victorino exactamente igual que nosotros pero nunca lo reconocerá en público porque él está cómodo dentro del sistema. Esta misma corrida, con caballos que no fuesen catafractos y con la puya de Sales-Fernández utilizada por picadores que no apuntasen siempre trasero cambia radicalmente a mejor. 

Su juego: primero, noble, mal picado y probablemente lesionado; segundo, pésimamente picado siendo de buena condición; tercero, mal picado y revoltoso; cuarto, mal picado y soso; quinto, tardo pero con genio y sexto, encastado y azuleado.



UREÑA. Su primero era un cárdeno, veleto, con hocico de rata y bajo de agujas, que apretó al diestro con la capa. Las fotos son del maestro Moore:



Empuja con un pitón y recibe una carioca vergonzosa como ven. Miren la mano izquierda asesina cerrando el cuello del caballo y al subalterno haciendo el paripé ya que por ahí no podrá nunca sacar el toro. En el segundo, a barrenar. Todo esto que relatamos es culpa de Ureña, ¿eh? ¿Alguien lo ha visto alguna vez preocuparse por el primer tercio? Nos lo hacen saber porque su desidia es siempre insultante.



Gran humillación pero con unos remos deslavazados, especialmente los cuartos traseros, como si lo hubieran lesionado. Era noble y no cabeceaba con lo que no dio problemas en la faena hotelera de Ureña. No se dio cuenta de que el pitón izquierdo era mejor y cuando lo vio era tarde. Además empezó a hacer posturas que rozaron lo grotesco.


 

Estocada media muy desagradable por perpendicular, trasera y baja. Encima entrando de esta guisa tan extravagante, marca de la casa:



El cuarto era cárdeno un poco oscuro, curiosamente acarnerado, muy ojalado, astracanado y veleto:



Lanzada contraria casi en el costillar y doble agujero trasero al rectificar. La segunda lanzada, que no puyazo, fue casi peor, algo nauseabundo. Pero todo esto a Ureña se la trae al pairo, lo ha reconocido en algún coloquio.

El animal embestía con descomposición sosa, seguro que por ese primer tercio demencial. Encima renqueaba de manos. Nada, el murciano se dedicó a picar piedra. Fue una tabarra agravada por tener que oír la insoportable radio macuto de Vivas.

Puñalada casi entera, perpendicular, baja y trasera, clavando a capón con un vicio que parece haber cogido dado que hizo el mismo gesto con el brazo en los dos toros. 




DE JUSTO. Su primero se llamaba Garduño, como el de la encerrona de Fandiño que fue al corral. Era cárdeno, bragado, meano corrido, caribello y casi playero:



Hacía un surco con el morro de salida, vean:



En el primero desea empujar de bravo pero cobra muy trasero, se aflige y se suelta. Al segundo no quiere ir por culpa del monopuyazo español que había recibido. Al final, trámite donde se deja pegar de nuevo atrás. La sangre, por detrás del brazuelo. ¡Qué mal picado un toro que había embestido fenomenal de salida! Pobre animal...




Todo fue culpa de la desidia del maestro. Era un buen toro, noble y fijo, con un ligero gañafón al final que fue empeorando. Nunca sabremos si fue por culpa de ese primer tercio nefasto que terminó embistiendo de manera desabrida. Una pena, en nuestra opinión, pero con su pan se lo coma De Justo:



Trasteo estajanovista, estocada trasera, sin telonazo pero ejecutada a demasiada velocidad, sin puntilla:



El quinto era otro cárdeno, bragado, cornipaso y de mazorca gruesa:



Un par de agujeros en el espinazo con carioca. La sangre ya le caía también a éste por detrás del brazuelo. Es acongojante que reiterara idéntico y criminal pinchazo en la segunda entrada. ¡Qué buena puntería tiene esta gente para repetir puyazos asesinos!



El toro se iba parando en banderillas esperando a Morenito:



Confirmó en la muleta que había que echarse encima de él para que reaccionase a los cites. De Justo lo consiguió embarcar y como entonces repetía con codicia, le pegó pases picando y sin poder aflamencarse, cosa que es de agradecer. Y también sin que el toro terminase de ir toreado. Vean qué postura:



Estocada arriba pero saltando y con la mano alta. Orejica:




JIMÉNEZ. Su primero era cárdeno  oscuro, veleto y largo, sin el hocico de rata:



Sandoval mayor se volvió a montar en el monstruo blanco, el caballazo de los cobardes. Encima lo atravesó como los picadores malos. En cuanto el toro se estrelló, se repuchó porque vio que aquello era imposible. En el segundo, nada. Otro tercio de varas tirado a la basura por culpa de la cuadra. Observen la imagen: ¿qué va a hacer cualquier toro ante ese tanque?



El toro se vino un poco arriba y empezó a revolverse con genio. Jiménez anduvo desbordado al principio pero el animal perdió fuelle. Taleguilla recauchutada y pico abundante, todo en ambiente fúnebre:



Asesinó al toro de una puñalada ignominiosa en el costillar, un ultraje. 



El último se llamaba Milhijos, igual que el indultado por Moral en Sanlúcar en 2019 (recuerden aquí). Era un cárdeno de 594 kilos, cornivuelto:



Jiménez lo lanceó rodilla en tierra sin ganarle ni un metro. Tras rematar, galleó hacia los medios andando hacia atrás.

El otro Moby Dick blanco se tumbó encima del pobre animal, que al segundo no quería ir. Tardeó a gusto y cobró atrás con la salida tapada como pueden comprobar, queriendo pero no pudiendo:



Jiménez se echó la muleta a la izquierda y no quería perder la partida ante un toro de embestida encastada. Las palmas echaron humo pero su colocación no fue la ideal ya que lo vimos ubicándose ahí al lado para aprovechar la embestida del toro:



Movimientos estrafalarios de cadera, compás muy abierto, torso retorcido y mucho pico. En suma, toreo bastante tosco. No obstante, el tendido enloqueció, igual que los televisivos, aunque de éstos no nos sorprende.



Estocada mala por caída y trasera. Se perfiló en Rascafría como ven abajo. Pero los consejos que le han dado en plan 'tú entierra la espada que las orejas caerán porque los presidentes no tienen c...' ya van surtiendo su efecto dado que, efectivamente, en el palco falta eso. Teatrillo barato del diestro, con gestos de futbolista. Una oreja era inevitable aunque nosotros nunca la hubiéramos pedido. 



Si el vulgo es cretino y la pide, allá él. Sin embargo, la segunda no se podía conceder ni de broma pero el presidente González se saltó el reglamento. Y luego el azul, sin tres entradas al caballo en Madrid, ni nos lo planteamos.

González demostró ser un mindundi. El año pasado tuvo que aguantar el chaparrón cuando con muy buen criterio no concedió ni la segunda oreja a Jiménez ni el azul a aquel toro de Victoriano, recuerden aquí. Nosotros lo defendimos a capa y espada ante la campaña contra él de los críticos paniaguados y de los indocumentados del clavel. Ayer se bajó los pantalones y encima lo hizo a sabiendas. Pero ande yo caliente y ríase la gente, debió de pensar. Así se escribe la triste historia de ese palco venteño.




¿Fue un fin de semana triunfal? Cualquiera que no sea aficionado cabal pensará que sí y los taurinos ni les contamos. 

Marco Pérez y Morante, en hombros en Salamanca. El propio Jiménez, también en Plasencia. Lo de Marbella rozó el delirium tremens, con indultos por doquier. En Istres todo el mundo en hombros y por fin, en Madrid, la apoteosis. Los jovenzuelos de los selfies, antes denominados capitalistas, disfrutaron pegando una paliza a Victorino y a Jiménez llevándoselos en hombros para así verse mañana en las redes.

¿Es esto un síntoma de la buena salud de la tauromaquia? ¿Implica toreo de verdad? ¿Esos toros premiados son toros auténticos o sucedáneos de lo que tendría que ser el genuino toro de lidia? Y el hatajo de críticos paniaguados que nos llenan la cabeza con su triunfalismo barato, ¿no nos estarán dando gato por liebre para justificar sus lentejas?

Bah, todo es oropel, fruslería, inanidad. Aunque mil veces nos llamen enemigos de la fiesta, mil veces reiteraremos que ésta no es nuestra fiesta.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa. 

miércoles, 11 de junio de 2025

FERIA DE VIC-FEZENSAC, 2025 (4). AGUIRRE: ¿QUÉ CIGARRERO PREFIEREN USTEDES?

¿El de dos patas o el de cuatro? ¿El que puso la carne de gallina a muchos aficionados en Madrid o el que se la puso a todos los de Vic-Fezensac? No nos vengan con que en la tauromaquia cabemos todos. Escojan una de las dos situaciones: o el empuje memorable en varas del Cigarrero de Aguirre en Vic o las dos faenas, memorables únicamente para algunos, de Morante en Madrid. Respondiendo a esta pregunta queda retratado cualquier aficionado. Venga, ¿quién de los dos les hace levantarse de sus asientos? A nosotros éste, sin la más mínima duda:



Sobre el polémico bleu no nos taparemos y más abajo razonaremos nuestra opinión, con la que posiblemente discrepará todo quisqui, incluso los toristas, pero no nos preocupa. También nos quedamos solos en su día negando el indulto al tal Cobradiezmos y con el tiempo muchos acabaron viniendo a nuestro redil (recuerden aquí).

La corrida fue un desfile de mansos en mayor o menor grado. Pero espere... rectificamos de inmediato para echar mano del Cossío y calificarlos como 'menos bravos'. Para don José María el manso era solamente el buey y tuvo mucho más interés esta corrida de menos bravos que cualquier otra de esos norits con su bravura colaboradora.



¿Se dan cuenta ustedes de lo que es disfrutar en el tendido viendo que todos los que están abajo se obligan a poner los cinco sentidos en lo que hacen? Cualquiera de los lidiados pegaba un esprint y se plantaba en la otra punta del ruedo, con lo cual se les podía venir encima impensadamente. No obstante, todos apretaron para adentro con avaricia. Pueden llevar razón quienes aseguran que a esta ganadería le beneficia un ruedo pequeño pero no olvidemos una corrida lidiada en Céret en 2015 que salió muy deficiente y eso que allí el ruedo es más pequeño que éste (recuérdenla aquí).

En Vic los aficionados estaban de acuerdo en que se había visto una mayoría de condesos. Unos hablaban de 4 a 2 y otros de 5 a 1. La teoría dice que lo del Conde es culipollo pero de entre todos los lidiados el único que vimos escurrido fue el cuarto, que precisamente tenía cuatro años recién cumplidos. Algunos iban al relance al caballo, empujaban y en la segunda vara huían al hierro. Otros hacían lo mismo pero al revés. En el segundo tercio muchos fueron difíciles de bregar con ellos y los subalternos sudaban tinta para mantenerlos en el capote. Con las banderillas, alivios de los mejores como verán y el par de la feria en el sexto a cargo de Cervantes. 



Fue un festejo de gran interés para el aficionado. Todos los asistentes éramos felices de estar sentados arriba. En cambio, cuando sale la borrega, a los profesionales se les ve muy relajados y al espectador le dan ganas de bajar a hacer un quite. En esta corrida, ni de broma. De eso debería tratarse la tauromaquia, ¿no les parece?

Hubo casi lleno. Si recordamos que en la novillada había más público de lo habitual en ese festejo, pensamos que las cuentas habrán salido:




ROBLEÑO. Al acabar el paseíllo recibió unas palabras de agradecimiento de Cabannes y una sentimental ovación del respetable pero las cañas se trocaron lanzas cuando se lo despidió con silbidos. El primero era uno de nombre histórico en Vic, Cantinillo, pulsen aquí. Era negro, bragado, meano, axiblanco, jirón, rebarbo y corniabierto:



Poca cosa en varas, cabeceando y encelándose pero con la vara levantada. Después Robleño se ubicó al hilo y pegó pases gritando demasiado. Rinconera con dureza del toro para morir.



El cuarto era de marzo de 2021 y bajaba bastante respecto al resto. Era negro zaíno y se tapaba por la cara con sus afilados pitones. En la foto ha salido beneficiado de trapío:



Curioso su comportamiento en varas: en el primero, topetazo al relance y huye; en el segundo, otra vez al relance y empuja con el costillar; en el tercero salta la sorpresa y mete el riñón a conciencia sacando el caballo a los medios en un puyazo de un minuto como mínimo (la imagen de abajo); y en el cuarto va otra vez al relance y se queda encelado pero con la puya levantada:



Se preguntarán ustedes a qué vino tanto relance en un toro bravucón digno de ser puesto en suerte como Dios manda. Pues a la desidia o incompetencia contumaz de Robleño, que nos robó un más que probable espectáculo en varas, similar al del Bilbatero de 3Puyazos. Muy mal, maestro, quién lo ha visto y quién lo ve. No tuvimos más remedio que pitarle cuando se marchaba porque no le perdonamos esa lidia de maletilla.

Pero esperen, que el segundo tercio fue un herradero, con Del Puerto incapaz de fijar el toro. Luego salió Robleño y no se aclaró pegando pases y demostrando que ha sido uno de los reyes del pico a pesar de que en Céret y en Madrid nunca se lo hayan tenido en cuenta. 



Tres pinchazos y entera pasada sin puntilla. Triste despedida como han visto:




CASTAÑO. Su primero era un negro estrellado, bragado, meano corrido, axiblanco, corniabierto casi playero y bajito de agujas:



Mal picado, con un puyazo caído, una semicarioca trasera y una señal en el tercero, al que acudió al trote. Rubén Sánchez, salvo error, dio ese pasito de más que dan los banderilleros buenos para aliviarse:



El toro era noblote pero a la segunda tanda se rajó espectacularmente y se amorcilló en tablas. Parecía que le habían pegado ya una media en las agujas. Estaba totalmente acobardado y a la defensiva para desesperación del diestro, que se quedó sin un oponente que había embestido de categoría, observen:



Pinchazo huyendo y estocada perpendicular y atravesada en su estilo, o sea, a la remanguillé como ven en la imagen. Descabello y a otra cosa:



El quinto era un Carafea negro, salpicado por las nalgas, chorreado en morcillo, rabicano, veleto y muy astifino:



Huyó en las cuatro entradas recibiendo un mínimo de cinco agujeros que fueron picotazos. Esa es la razon por la cual en el segundo tercio estaba entero, corriendo de aquí para allá y orientándose por momentos.

A continuación asistimos al mejor toreo del fin de semana salvo lo que hiciera Morenito y que no vimos. El maestro se dobló con él para bajarle los humos y lo hizo perfecto. Ni un pase rematado por alto, ganando terreno, obligando al toro y demostrándole quién mandaba, ¡bravo! Fue lo único que aplaudimos con la muleta en toda la feria:



Luego hubo derechismo, cosa rara en él, quizás porque no terminó de fiarse. Arrancó un par de pases buenos, éste fue uno de los dos:



El toro fue a menos y la cosa se diluyó con rapidez. Pinchazo espantoso, corta desprendida y el toro que se acuerda de su manseo cuando había huido del caballo y se echa. Fíjense en que el salmantino tiene suficiente valentía para mirar el morrillo sin cerrar los ojos pero su mano izquierda es la que no funciona. O quizás lo que no funciona es algo dentro de su cerebro, vaya usted a saber.




JUAN DE CASTILLA. Su primero fue el gran Cigarrero, negro, bragado, meano, axiblanco, rabicano y playero:



Embestía insistentemente con el rabo enhiesto y ello nos hacía concebir esperanzas aunque no sea algo matemático en esta vacada:



Salió el picador Teo Caballero ignorando lo que le esperaba (ya verán que se marcharía embadurnado de sangre). Cigarrero se le vino encima como un tren y protagonizó un empuje colosal que puso al público en pie. Estampó a caballo y piquero contra las tablas y si no llega a hacer tope, se los lleva en volandas hasta Mont-de-Marsan:



Lo bueno fue que aun viendo que no había futuro porque el caballo estaba atrapado contra la madera, el de Aguirre bajó la cabeza como ven y redobló su esfuerzo, con el público en pie tributándole una ovación de gala:



En el segundo se viene de lejos al galope, no al trote, y le levantan. En el tercero nuevo galope y nueva señal. En el cuarto, otro galope, con formidable choque contra el peto. El picador marra y cae sobre el lomo del toro pero sin llegar a ir al suelo. El caballo de Bonijol, que era Chanquete, dobló las cuatro patas y no hubo batacazo porque se incorporó como si tuviese muelles en los cascos. Música para el toro, con Caballero el televisivo admirado de que la banda honrase de ese modo a un animal y no a un torero como en Sevilla:



No nos creían cuando decíamos al comienzo que el picador se retiró embadurnado de sangre, ¿verdad?



Al personal le dolían las manos de tanto aplaudir y nosotros mirábamos nuestra piel, que era gallinácea. Alguno se quejó de que no había empujado después igual que en el primero y nosotros intentábamos explicar que un toro no es una máquina. Galopó por tres veces sin escarbar y sin tardear, que no es poco, y no salió suelto. Hizo una demostración de poder impresionante cuando casi pega el batacazo en el cuarto. ¿Qué más queremos?


Se fueron tranquilizando los ánimos y se aplaudió mucho a García, que también dio ese pasito de más propio de los banderilleros demasiado listos. Más aplausos mereció Cervantes, que hizo una brega muy buena, enseñando el toro a todos, ya que metía la cabeza abajo y con fijeza pero...




Lo han visto, ¿no? Mirábamos el toro en el segundo tercio y veíamos que abría mucho la boca buscando aire y así lo apuntamos en nuestras notas porque nos llamó la atención (vuelvan a la foto anterior). 

Era toro de triunfo grande para Castilla, que salió a por todas. El diestro se despatarró en exceso y empezó a pegar pases muy despegado y con mucho pico. Es de la escuela robleñista pero tampoco se lo protestan.



Pues héteme aquí que en la tercera tanda en los medios el toro se echó. ¿Se echó de manso? Para nosotros, no. Un manso se puede echar traidoramente o se va a tablas y se echa allí. Éste simplemente bajó la persiana y creemos que fue porque no podía más, estaba frito.



Pinchazo y este bajonazo infame con el que humilló al buen aguirre, que no merecía una puñalada tan ignominiosa:



Algunos empezaron a hacer gestos de vuelta al ruedo para el toro y vimos que el presidente Sicet respondía negativamente con la cabeza. No obstante, al cabo de unos segundos enseñó el azul para sorpresa de muchos. Estábamos reflexionando sobre si era adecuado o no cuando vimos a las cuadrillas riendo y haciendo gestos despectivos hacia el palco. Esa fue una de las cosas que nos decidió a dar por bueno el azul y salga el sol por Antequera. Las otras vienen a continuación.

¿Vulneró el reglamento? Hombre, el 82.3 dice que tiene que haber petición mayoritaria del público, que no vimos, y excepcional bravura durante la lidia. Lo segundo no se cumple NUNCA en ningún azul. Si lo lleváramos a rajatabla, invalidaría el 99% de los azules que sufrimos, empezando por muchos que se han otorgado con un picotazo o con dos vulgares puyazos de trámite.

Pensamos que este azul fue como una respuesta a todos los azules de chichinabo que vemos por ahí a torillos que en el caballo están de visita y luego son ursulinas modorras en la muleta a las cuales se les pega cincuenta o sesenta pases. Que se echó, sí, pero no de manso sino de agotado y fue tras embestir bien dos tandas. 

Esta vuelta al ruedo fue como decir: 'señores, esto es Vic-Fezensac y aquí damos la vuelta al ruedo a un animal que nos ha deparado un tercio de varas que no olvidaremos, ¡y la muleta nos da igual!' Estamos en los antípodas de lo que acontecía en Las Ventas en ese mismo momento con el otro cigarrero, quien volvía locos a muchos aficionados.



Hemos discrepado muchas veces con Sicet, por ejemplo cuando ha regalado orejas a Lamelas o azules a Escolar (recuerden pulsando aquí un diálogo que sostuvimos con él). Pero en esta ocasión lo vamos a defender aunque nos quedemos más solos que Custer en Little Big Horn.

El sexto era un Pitillo negro, bragado y meano, bien encornado:



En el primero empuja bien pero sin puya porque el picador marró y luego no clavó. En segundo y tercero huye al hierro, siempre mal puesto en suerte por Castilla.

El otro gran momento de la tarde llegó con Raúl Cervantes. La primera vez pasó en falso pero en la segunda puso este magnífico par, con riesgo, cuadrando en la cara y clavando arriba en una moneda de dos euros, tal como se aprecia:



Ha sido el mejor par que hemos visto este año y al final del festejo estaba en la furgoneta y nuestro diálogo fue éste:

- Enhorabuena por el segundo par, ha sido sensacional.

- Muchas gracias, hombre.

- Es que después del primero pensaba que ibas a volver a pasar en falso...

- ¡No podía! Si vuelvo a pasar en falso, me coge. Tenía que clavar bien porque si no... es que me coge seguro.

Con tan poco castigo en varas, el toro estaba bastante entero aunque iba con la boca abierta. Pegaba arreones, apretaba para adentro, olía la madera... Castilla se dedicó a echarle la muleta al ojo de fuera picando escandalosamente.



Media tendida y tres descabellos. Observen que toreros en teoría valerosos como el propio Castilla, Fonseca o Lamelas cierran los ojos cuando entran a matar e incluso vuelven la cara:




El balance del encierro fue: aplausos, silencio, vuelta al ruedo, palmas, palmitas y silencio. Hubo un total de veinte entradas al caballo aunque con el dispar juego que han leído.

No nos pudimos quedar a lo de Morenito pero con lo que vimos en ese tercer toro nos damos por contentos de haber hecho el desplazamiento a Francia. Por cierto, ¿se han dado cuenta de la actitud pasiva de todos los monosabios? Miren sus manos, nada que ver con Madrid. ¿Cómo hubieran actuado los monolistos de Ventas con un picador y un caballo en esos apuros?



Estuvimos permanentemente pensando en los televidentes y nos sabía mal que muchos que no conocían este coso terminasen de ver la feria sin gozar de algo como ese tercio de varas. No sucede cada año pero en nuestra memoria hemos acumulado varios similares protagonizados por otros toros de Palha, Charro de Llen, la Quinta, Victorino, Dolores Aguirre, Ibán, Raso de Portillo, Pedraza...

Quizá con este Cigarrero quedó demostrado el motivo de nuestra peregrinación anual tanto a Vic como a Céret (y también a 3Puyazos, claro). A ver qué deriva toma el Club Taurino Vicois con la nueva directiva.



Con un aficionado francés de los más duros manteníamos este diálogo a cuenta del ya célebre tercio de varas. Empezaba él:

- Sobraba un puyazo o incluso dos porque nos hemos quedado sin faena.

- Mejor, así hemos disfrutado con ese tercio de varas y nos hemos ahorrado la pesadez de la muleta. Es que a mí la muleta me da igual, casi le diré que me molesta ver mantazos.

- No, si a mí también...

- Pues entonces no discutamos más, ¡estamos de acuerdo!

Insistimos en que quede claro que, puestos a escoger, nuestra elección irrevocable es el Cigarrero de cuatro patas. Lo otro... lo de Morante, es otra cosa. 

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.