domingo, 10 de diciembre de 2023

LOS PICADORES... ¡TAMBIÉN SE QUEJARON DEL PETO!

El bueno de Antonio Sánchez recordaba el que fue su mayor triunfo en un ruedo con su corrida en Almagro ante toros de Palha 'que mataron seis caballos a pesar de que ya iban con peto'. Era obligatorio desde el año anterior. A cuenta de esa corrida nos hemos dedicado a leer cosas de aquellos primeros años del peto para confirmar si ello era posible.



Se probaron petos en la novillada de inicio de temporada en Madrid el 6 marzo de 1927 y los picadores quedaron muy descontentos reclamando puyas más dañinas. Decían que se iban a resbalar y que no se podían agarrar bien, con lo que no podrían castigar como se debería y querían puyas más lesivas. En aquella prueba resultaron seis caballos muertos, unos por perforar la gualdrapa y otros porque arrancaron la protección y después hicieron carne. Se habían probado diferentes petos por aquel entonces. Hubo uno muy popular fabricado por Arteaga y otro que, con pequeñas modificaciones, fue el que se impuso al principio tras un concurso. Era obra del torero Minuto, el mismo que ya retirado descubrió a Rafael Vega de los Reyes.



Aquí abajo ven al picador Ángel Parra, Parrita picando en el sitio según el dibujo de Casero. Anduvo en las cuadrillas de Nicanor y de Domingo Ortega. El caballo lleva un peto de los primeros, como el de la caricatura anterior:



Por supuesto que la protección provocó contraste de pareceres. Se decía que antes, sin peto, el toro, aparte de verse excitado por la sangre, se ahormaba mejor porque romaneaba frecuentemente. En cambio, con el peto ya no lo haría tanto y además se resabiaría. Eso del resabio lo sostenía el picador El Artillero, diciendo que con el peto costaba Dios y ayuda que el toro acudiera por tercera vez al caballo. Este de la foto es Rafael Andrade, El Artillero, picador de Saleri II, de Belmonte y de Chicuelo. Se le ve con un peto de 1935 y con el monosabio pasándose de listo, igual que los de ahora, con la diferencia de que los caballos actuales pesan como cuatro del de la imagen:



En cambio, el Papa Negro discutía lo de que sin peto se ahormaban más porque decía que antes la mayoría de toros quedaban con tanto poder al final como al principio del tercio de varas y trabajo tenía el diestro para convertir el toro en toreable. Desde el punto de vista del torero, Domingo Dominguín afirmaba que los toros con el peto se quebrantan menos y puntean más, poniéndose por tanto más difíciles para la lidia. Corrochano pensaba lo mismo.



El picador Bernabé Álvarez, Catalino, que lo fue de Machaquito, Belmonte, Gallito, Marcial y Sánchez Mejías también despotricaba:



Los picadores llevan ciento cuarenta años quejándose de todo. Cualquier cambio, sea el que sea, incluso el del peto, lo miran mal y comienzan sus plañidos... o sus amenazas. 

El miedo a que se desnaturalizase o afeminase la fiesta con el peto se fue diluyendo para ser sustituido por el miedo a que el picador matase el toro en el primer tercio. Eso sí que con el paso del tiempo será inevitable e indiscutible. Los lamentos de los piqueros terminaron pronto al comprobar que tenían patente de corso para masacrar los toros conforme se fue acorazando el caballo, pasando de los 15 kgs. de los petos iniciales a los teóricos casi 30 kgs. actuales. Por eso desde entonces se habló de modificar la puya con objeto de igualar un poco la pelea y evitar la carnicería.

A pesar de aquellos petos iniciales, sepan que en los años cuarenta morían 1,5 caballos por corrida y era rarísimo que alguno terminase la temporada. Observen esta foto porque el de Atanasio ha sacado las tripas a ese caballo que yace moribundo ahí al lado. Estamos en Madrid en 1949:



Piensen que en esos años cuarenta se hablará incluso de sustituir la suerte de varas por rejoneo a caballo ya que la impunidad del peto estaba permitiendo todo tipo de excesos a los piqueros.  Esto opinaba Belmonte en 1944:

'He pensado mucho en eso y no veo inconveniente en que se ensaye la posibilidad de sustituir con rejoneo el primer tercio. Buenos rejoneadores no podrían improvisarse y buenos caballos tampoco pero ya saldrían. No costaría mucho adaptar los caballos que ya están acostumbrados en las dehesas a convivir con el toro bravo'

El citado Corrochano discrepaba diciendo que las carreras en círculo que pegaría el toro si el primer tercio fuese rejoneando lo agotarían.

Este peto es de principios de los años cuarenta y los que ven más abajo, de finales:




Nada que ver con Farnesio picando a pelo como ven en la siguiente imagen. Era junto a Camero el picador de Gallito. Cobraban como picadores 250 pesetas por corrida. Si José se llevaba 6.000 pesetas en un festejo y una de nuestras queridas figuras se embolsa 160.000 euros, el equivalente hoy sería que un picador cobrase 6.600 euros aproximadamente. La próxima vez que coincidamos con el amigo Iturralde le preguntaremos si eso es lo que cobra por picar con Morante.

Aquí tienen como decíamos a Antonio Marín, Farnesio en célebre foto de 1917. El que va al quite es Gaona, de quien había sido picador antes de ir con Gallito. El Cossío se hace eco de cómo entusiasmó picando en 1914 en Madrid a un toro de Aleas pero olvida añadir que el respetable lo obligó a dar la vuelta al ruedo:



La corrida que nos está sirviendo de excusa para esta digresión fue la que se celebró en Almagro el 25 de Agosto de 1929: toros de Palha para Antonio Sánchez, Manuel del Pozo, Rayito y Sacristán Fuentes. Justo el mismo día de dos años antes había tenido lugar el ínclito escándalo de Cagancho, cuando dejó como un colador un toro de Antonio Pérez sin llegar a matarlo y siendo detenido. Curiosamente aquel toro lo mató Rayito, presente en la corrida que nos ocupa, en la que superó el número de Cagancho al verse atenazado por el miedo.



Rayito fue torero de los que se llamó 'del parón'. Para ello tenía que salir el toro que se adaptase a su toreo efectista de pocos recursos. En Almagro no salió y el canguis se apoderó de él. Ya que estamos, digamos que el automóvil que lo conducía de Sevilla a La Mancha dio una vuelta de campana. Su mozo de estoques se rompió una pierna pero los demás continuaron viaje... en mala hora para el diestro dado el amargo trago que iba a pasar.



Sacristán Fuentes fue bautizado en Santa Olalla con nombre de emperador bizantino: Nicéforo. Hay un error en el Cossío porque no nació en 1922 sino en 1912. Se anunciaba en Almagro un mes después de que Lalanda le diese la alternativa.



Antonio Sánchez era con diferencia el mejor de los tres. Torero de mucho valor, especialmente cuando se iba detrás de la espada, ahí lo tienen:



Admiraba a su paisano Pastor, que le regaló la montera con que toreó siempre. A punto estuvo de matarlo un toro de la viuda de Ortega, la misma de Gallito. Fue un mes después de lo de Almagro, en la plaza de Tetuán. No lo mandó al otro barrio pero sí lo retiró del toreo. Pasó a ganarse la vida en la taberna de la familia, aquélla que cuando la llevaba su padre se llamaba La Taberna de Cara-Ancha, maestro del que hablábamos aquí con lo de los gatos muertos. 



Es el protagonista de la Historia de una Taberna de Cañabate y fue también un pintor muy apañado, amigo de Zuloaga, con quien compartía ambas aficiones. Fue un epígono de Belmonte ya que en su local confraternizaba con escritores, pintores, críticos, periodistas y tutti quanti del mundo de la cultura.

Palha lidió aquel año de 1929 siete corridas, dos de las cuales en Tafalla y Manzanares, cosa que alegrará a algunos selectos lectores empadronados en esas localidades -ver comentarios sobre la de Tafalla- (por cierto, decir a los tafalleses que ese mismo día de Almagro salió en hombros de Madrid Saturio Torón con novillos de Arranz en el que fue su debut capitalino). Observen abajo que Uno al Sesgo avisaba de que se pronunciase bien el nombre de Palha, cosa en la que seguimos insistiendo nosotros cien años después sin ningún éxito:



Las crónicas están de acuerdo en que los animales salieron grandes, poderosos y bravos. Fueron cuatro negros, uno berrendo en cárdeno y otro en negro. Todas anotan que el sexto pegó una cornada grave en el tórax al banderillero Chocolate. También concuerdan en la jindama de Rayito, que dejó sus dos toros para Antonio Sánchez tras una aparente lesión en una pierna. El madrileño no veía clara esa retirada del sevillano a la enfermería y años después contaba esto:

'Uno de los toreros se hizo el grave y se metió en la enfermería. Tuve que matar su toro y cuando ya había matado tres y salía el quinto, me llamó el presidente diciendo que también tenía que matarlo. Le dije que fuesen a comprobar si era verdad lo del otro torero porque yo sabía con seguridad que no tenía absolutamente nada. El presidente me dijo que se quejaba de grandes dolores y que saliese. Total, que salí y le corté las orejas y el rabo'



Ya ven que Sánchez tenía la delicadeza de no nombrar a su colega. Lo cierto es que algo debió de haber con la espantada de Rayito porque la autoridad lo sancionó con 500 pesetas. En el ABC dicen de él que al entrar a matar hizo como que tropezaba y pasó a la enfermería poseído por el pánico. En La Fiesta Brava escriben que el pánico de Rayito dejó en mantillas la catastrófica actuación de Cagancho en esta misma plaza

Como ven, Sánchez triunfó pero ahí es donde los revisteros empiezan a discrepar a la hora de contar orejas. En un sitio hablan de tres orejas, en otro de seis y rabo mientras el maestro se queda a mitad de camino con cuatro y rabo. ¡Cuántas veces hemos repetido en nuestro modesto blog que no hay que fiarse de las crónicas antiguas! Aunque tampoco de los diestros, cuya memoria suele fallar... siempre a su favor.

El rabo fue en el quinto tras dos pinchazos y entera sin puntilla. Y sobre los seis caballos muertos, ¿qué? Pues no aparece el dato en ninguna de las siete publicaciones que hemos consultado. Ignoramos si se lo imaginó Sánchez o si los revisteros no se enteraron, cosa que nos extraña por ser algo reseñable ya que todos los caballos llevaron peto.

Sea como fuere nos ha dado pie a echar un rato a cuenta de aquellas discusiones que provocó el decreto del peto el 15 de junio de 1928. El gran Clarito lo tuvo clarísimo:

'El modelo que se aprobó distaba mucho de la muralla en que se transformará. Los antiguos varilargueros, que pasaron luego a ser picadores, pronto serán matadores de a caballo. En unos años no habrá varas, ni quites, ni banderillas realmente maestras, ni verdaderos volapiés... a lo que habrá que sumar la ausencia del tuétano de la fiesta: la emoción'

Y ésa ha sido la historia del tercio de varas. Empezó con el sálvalo y sálvate, que se refería primero al caballo y después al jinete. Se continuó con el déjalo que enganche de Guerrita, que sirvió a los ganaderos para depurar la selección pero dio paso a la atroz época de Machaquito y Bombita. Y con el peto llegó una impunidad en el castigo a la que sólo faltó rebajar la edad y la casta del toro para que la carnicería en varas haya llegado a ser tan atroz como a principios del XX aunque ahora quien la sufre no es el caballo sino el pobre toro.

Luego podremos hablar del limoncillo, la arandela, la cruceta, los manguitos, las rayas, los caballazos pinchados y resabiados, las lanzadas traseras que 'despaldillan' los toros, las recargadas infames o las barrenadas nauseabundas. Pero la esencia de lo que ha pasado con la suerte de varas en los últimos ciento ochenta años es lo dicho en el párrafo anterior.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



12 comentarios:

  1. Interesante articulo! Si ya había inconvenientes en aquella época... ahora peor todavía, dado que no sólo son los picadores, sino todos del mundillo! Respecto a las corridas de Palha, me alegro que dos de ellas fueran en Tafalla... he ojeado un libro muy básico del Centenario de la plaza de toros de Tafalla, y en ese año no aparece ninguna reseña.
    " El 15 de Agosto, Novillada picada de Domingo Polo.
    El día 16 Novillos de Braulio Lausin
    El día 17 Becerrada popular."
    Ojo, no quiero decir que lo tuyo no sea cierto. Un saludo

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    1. Lo leí en el documento donde salían todas las ganaderías que lidiaron ese año y los lugares. El libro con las reseñas estaba editado en 1930. En cualquier caso o lo de ese libro o lo del suyo está equivocado.

      Saludos

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    2. He ido a consultar los números del ABC de agosto de 1929, mes de las fiestas de Tafalla. Sale una corrida de cuatro toros de Domingo Polo, efectivamente. No figura Palha con lo cual "Uno al Sesgo" se habría equivocado aunque es raro que acierte en lo de cuatro ejemplares pero confunda Polo con Palha. Novillada no puede ser porque los toreros anunciados fueron Fuentes Bejarano y el mismo Rayito de Almagro. Bejarano tenía la alternativa de 6 años antes, o sea que fueron toros. Por cierto, Rayito estuvo discreto pero Bejarano cortó un rabo en su segundo según la nota del ABC.

      En Manzanares sí que lidió Palha ese año tal como confirma el amigo Paco más abajo (por cierto, también con Rayito y Antonio Sánchez).

      Saludos.

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  2. Buenas:
    Un placer de artículo. La excusa de la corrida le da para tocar muchos palos y a mí para entretenerme, aprender y tirar del hilo. Ya tiene entradas sobre los toreros más valientes o los más temerarios, permítame sugerirle una sobre los que menos hayan podido controlar el miedo, partiendo del indiscutible valor que hay que tener para solo ponerse delante.
    Un saludo.

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    1. No está mal pensado pero quizá podría resultar ofensivo... si hay alguno vivo. Me alegro de que le haya gustado.

      Saludos

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  3. ¿Qué razón tenían Domingo Dominguín y Corrochano para afirmar que se quebrantaban más sin peto? Se me ocurre que sin protección tenían más facilidad para levantar el caballo y, por tanto, lastimarse por ejercer más fuerza.
    Y lo de puntear, ¿es lo mismo que lanzar tarascadas?

    Respecto a la última frase de la última foto, ¿cuántos toreros, incluso ganaderos, estarían de acuerdo hoy con suprimir las varas en caso de ruedo pequeño?

    Gracias.

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    1. Sobre Dominguín, en aquella época la humillación no preocupaba tanto como ahora porque casi no existía. En los vídeos se ve a Gallito castigando al toro pasándole al toro la muleta por encima del testuz repetidamente. Ese tipo de castigo es el que se auto infligia el toro en un caballo sin peto, a eso se refieren.

      Puntear es buscar lo que hay detrás de la tela sin llevar la cabeza recta. Es muy molesto para el torero por eso Rafael El Gallo no quería que los toros meneasen la cabeza. La tarascada es el gañafón, más que molesto es ya peligroso.

      La suerte de varas se podría suprimir hoy en cualquier ruedo con bastantes ganaderías. En la propia Copa Chenel hemos visto casi cada tarde el picotazo y cambio. Se podría sustituir ese picotazo por tres medias verónicas y esos torillos se quebrantarían lo mismo... o más.

      Saludos

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  4. El artículo resulta sumamente interesante al permitir conocer opiniones de picadores, toreros y críticos sobre la implantación y visicitudes. del peto. Lo dicho por Belmonte no me lo explico.
    Ya que se nombra a la localidad de Manzanares y a Antonio Sánchez creo cabe decir que Antonio Sánchez tomó la alternativa de Ignacio Sánchez Mejías en Linares en 1922.

    En cuanto a la taberna de Antonio Sánchez comentar que la frecuenté prácticamente todos los sábados desde el año 1973 al 1976, nada que ver con el ambiente actual que es muy próximo al de un parque temático. Supongo que se reseñará en todas las guías turísticas.
    La decoración y mobiliario se mantienen pero el alma ha volado.

    En el año 1973 la taberna y directamente la cocina la llevaba Lola , hermana de Antonio Sánchez

    Un saludo.

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  5. Antonio Quevedo conocido aficionado de Manzanares y bibliófilo taurino me remite el cartel de los días 9 y 11 de agosto de la Feria y Fiestas de Manzanares del año 1929.

    El día 11 de agosto se anuncia corrida de Palha para los matadores:
    Antonio Sánchez
    Manuel del Pozo “ Rayito”
    y Eladio Amoros.

    Un saludo

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    1. A mí también me resultó curiosa la defensa del rejoneo que hace Belmonte. Lo he puesto precisamente por ser vos quien sois. Si eso lo dice cualquier mindundi lo hubiéramos despreciado.

      Lo de la alternativa con Sánchez Mejías salía explicado en el enlace que puse a la Historia de una Taberna de Cañabate.

      Saludos.

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    2. Invito la lectura de Muerte en la tarde de Ernest Hemigway. Nadie, repito, nadie ha escrito en clave más talibanesca y maximalista sobre el peto que el autor estadounidense. La 1ª edición en inglés fue en 1932 y la española en 1966. Este hecho, a pesar de ganar el Nobel de Literatura en 1954, lo hace un autor desconocido en el tema taurino para los hispanos anteriores a los sesenta. Ortega y Gasset, Corrochano, Clarito y Díaz Cañabate incluidos. Como confiesa en el prólogo, España era el único lugar donde podría contemplar la vida y la muerte, la muerte violenta toda vez que las guerras , refiriéndose a la del 14, habían acabado. Consideraba que la muerte del caballo era un hecho cómico, mientras que la del toro era trágico; los caballos eran los seres más parecidos a los pájaros torpones como caribúes y cigüeñas, pues quedaban con las patas colgando, la nuca desplomada y su cuerpo cual figura de trapo entre las astas del toro. La tragedia se refería solo al toro y al hombre. La única tragedia del caballo estaba fuera del ruedo al ser comprado por el contratista para llevarlo a la plaza. Su final grotesco estaba acorde con su grotesca figura de garabato. Lo cómico estaba en los accidentes extraños que les ocurrían a sus vísceras, a su galope con aire de gran dama, arrastrando tras de sí una nube de gloria grotesca y circense. Este espectáculo era lo que más horrorizaba a turistas y extranjeros y fue la causa, según él, de la medida gubernamental del peto. Afirmaba que los toros son una institución española, existente no gracias a ellos, sino a pesar de ellos. y concluía de forma total: " cualquier reforma que se haga para conseguir la aprobación extranjera no se alcanzará nunca, sino que será un paso hacia su completa desaparición".
      Argumentaba estas palabras "gruesas" con un símil: el mundo del vino es el más civilizado en cuanto a sutilidad...pero hay que vencer la barrera del primer trago para instalarse en su degustación; igualmente añadía que no hay que fijarse en el contrabajo como accidental de una sinfónica, sino en el total de riqueza tímbrica , de toda la orquesta. El todo del espectáculo era la vida y la muerte...y para degustar esta fiesta no todos tienen oído musical,; existe una barrera , quizá innata, llamada sensibilidad. Fue consecuente y coherente con su forma de pensar sobre el toreo de rodillas, el toreo de los valientes que no podían verse las piernas temblando y en esta posición arriesgaban su vida: él hizo lo mismo con un disparo ante el diagnóstico de cáncer. Se suicidó. Y era humilde: visitó a Pío Baroja para comunicarle que él era su maestro y reconociendo que el escritor vasco merecía antes que él el Premio Nobel de Literatura. Todo un poema. Rotundo.

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    3. Muchos han ninguneado a Hemingway diciendo que no sabía de toros, cosa con la que discrepo.

      Correcto todo lo que comenta usted. Me permito añadir esta opinión del americano sobre el peto:

      "Los petos protectores que hoy llevan los caballos han hecho el trabajo del picador
      mucho más difícil y azaroso. Sin esos petos, el cuerno puede penetrar en el flanco
      del caballo y el toro puede levantarlo o, a veces, satisfecho del daño que ha causado
      con su cuerno, puede ser mantenido a distancia sólo con la pica. Con los petos, en
      cambio, se lanza contra el caballo, no encuentra nada en donde meter el cuerno y
      derriba en tierra al caballo y al picador. El empleo de los petos protectores ha
      conducido, además, a otro abuso. Los caballos, ahora que ya no mueren en la plaza,
      pueden ser presentados una y otra vez como nuevos por el contratista. Los animales
      tienen tal miedo de los toros, se ven acometidos de tal pánico sólo con olerlos, que
      son casi imposibles de manejar. Enlas corridas de hoy, el buen juego de varas no es aquel en que el picador,
      girando, coloca su caballo enteramente al abrigo. Eso es lo que debiera hacerse,
      pero podrá pasar mucho tiempo sin que veáis un solo ejemplo de ello. Todo lo que
      hoy puede esperarse de un buen picador es que coloque la vara correctamente, es
      decir, que hinque la punta en el morrillo o giba muscular que se yergue tras la nuca
      del toro, en la parte delantera de sus lomos, que trate de mantener el toro a distancia
      y que no busque con un movimiento de su pica hacer al toro una gran herida para
      que pierda sangre y se debilite, de manera que el peligro sea menor para el espada.
      Un mal picador coloca la vara en cualquier parte, siempre que no sea en el morrillo, y
      la coloca de tal modo, que rasga o abre una gran herida y deja que el toro alcance al
      caballo y, cuando el cuerno ha penetrado, lanza la vara, imprime un giro a la pica,
      cuyo acero está ya hincado en la carne del toro, y trata de dar la impresión de que
      protege al caballo, cuando lo que hace realmente es estropear al toro con un
      propósito poco justificable".

      Ese último párrafo vale exactamente para lo que se hace hoy en día con la agravante de que no hay que salvar a ningún caballo.

      Saludos

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