domingo, 27 de noviembre de 2016

SOBRE LA SUERTE DE VARAS

¿QUÉ HACEMOS?

Ya saben que, para nosotros, lo fundamental en la lidia son dos cosas: la suerte de varas y la estocada. De lo que pase en medio, nos interesa la verónica, el natural y un buen par de banderillas. Lo demás, exagerando un poco y como decía un aficionado en Las Ventas, son 'pamplinas'.


Dolores Aguirre en Tafalla. El picador se partió la pierna al caer debajo del caballo

Casi todos los blogs taurinos tienen su opinión acerca de dos cuestiones clave: el primer tercio y cargar la suerte (sobre lo segundo ya dimos la nuestra aquí hace un año). Íbamos a comentar ahora nuestras impresiones sobre el citado primer tercio pero no podemos añadir nada más a lo dicho por ese gran aficionado peruano que fue don Fernando Marcet - a quien creo que algunos de los amigos lectores de Zaragoza llegaron a conocer pues estuvo por allí hace más de diez años-.



Al final de este enlace pueden ir a su tratado sobre la suerte de varas. Sería una osadía por nuestra parte intentar enmendarle la plana porque estamos de acuerdo en todo. Es una verdadera Biblia sobre el primer tercio donde encontrarán perlas como ésta, referida al desastre que ha llegado a ser el caballo:


El tercio de varas, tal como se practica en la actualidad, viene arrastrando a la fiesta a su total degeneración. Debería ser lo más importante y bello de la lidia pues permite apreciar las calidades y defectos del toro, pone a prueba su bravura y, cuando se hace bien, corrige su mala forma de embestir.

O esta otra sobre lo de 'descongestionar' al toro de salida:


Jamás acepté aquella teoría de que a un ser vivo que sale a pelear por su vida hay que “hacerle sangre” para descongestionarlo. Con ese criterio habría que romperle una ceja a cada boxeador que sube al cuadrilátero, para que su desempeño sea mejor ¡Una  tontería de marca mayor!

O ésta sobre el monopuyazo tan típicamente español:


Con la simple técnica de contar las veces que el picador sube y baja el codo en una reunión, he llegado a contar hasta treinta y dos puyazos, en uno. De ese primer super puyazo lo frecuente es que el toro salga desconchinflado y que el segundo sea sólo teatro para "cumplir" con el reglamento, cuando de plazas de primera se trata.

O esta última sobre la obligatoriedad de los tres puyazos que compartimos totalmente (va por 'Cobradiezmos' y por todos los demás toros indultados indebidamente):


No me cansaré de repetirlo: Al primer puyazo van todos los toros; al segundo los bravos y los tontos; al tercer puyazo sólo los bravos. Estamos hablando, claro está, de puyazos normales: breves, sin permitir el romaneo al caballo que lo destronca, sólo con el acero sin meter las cuerdas y sin hacer uso de vedadas prácticas como la carioca, el metisaca y el barreneo.

El bueno de Marcet propone sanciones para los picadores, que irían desde una simple multa a la inhabilitación hasta por tres años para participar en cualquier corrida. Se aplicarían en casos de no picar en el morrillo, rectificar el puyazo, tapar la salida a toros no declaradamente mansos o barrenar.



Un amigo nuestro, gran aficionado, nos daba la idea de dotar al presidente de un silbato para hacerlo sonar en cuanto detectase alguna situación alevosa de carnicería en el primer tercio (hagámoslo extensivo a la rueda de peones, a estrellar un toro contra el burladero, al diestro que le perpetra tres medias verónicas consecutivas, etc). 

Nosotros añadiríamos a la idea 100 euros de multa por cada vez que sonase el silbato ¿qué les parece? Ya sabemos que el matador de turno diría al picador: 'aunque el presidente reviente tocando el pito, tranquilo, que las multas las pagaré yo'. Bueno, pues que las pague y que se inhabilite a su picador cuando a lo largo de la temporada llegue a un límite de multas.



Queda claro que lo que dice el señor Marcet va a misa de principio a fin (aquí pueden leer su decálogo). No obstante, añadiremos de nuestra cosecha ciertas preguntas sobre la suerte de varas para terminar con unas sencillas propuestas de fácil cumplimiento.

¿Qué hacemos con la puya? 

Está claro que debería reformarse. Lo que antiguamente era la vara 'de detener' se ha transformado en la vara 'de carnicero'. La puya de limoncillo ya fue una imposición de los picadores en el reglamento de 1880. 

Luego se fue modificando en sucesivos reglamentos y, en general, a peor. El 'lobby' de los picadores siempre ha presionado lo suyo y cada reforma que se ha hecho para mal ya no ha tenido marcha atrás.

Recuerden que comentábamos aquí el plante de los picadores tras la muerte del pobre Montoliú ya que decían que las reformas del reglamento de 1992 hacían que los toros pasasen 'sin picar'...

¿Qué hacemos con el peto?

Aquí tienen el recorte de la Gaceta de Madrid de 9 de febrero de 1928 con su implantación, firmada por Severiano Martínez Anido:



Corrían tiempos de gran influencia animalista sobre todo anglosajona. Al año siguiente se prohibió la asistencia a las corridas a los menores de 14 años. Pero el peto se impuso, como decía Corrochano, 'por urbanidad de la fiesta', con opiniones en contra como ésta que recoge el ABC en 1927:



El peto de hoy es una vergüenza salvo la excepción de los de Bonijol.



Antes, el toro hacía sangre en el caballo y su olor lo volvía loco. Hoy es una lucha desigual por no decir que desesperante para el toro. 


Cuadri en Azpeitia. El puyazo debería ir donde está la divisa ¡en el morrillo!
Guerrita ya decía a sus picadores '¡déjalo que enganche!', refiriéndose a que dejaran que el toro hiciese presa en el caballo para darle así cera abundante. Quedaba olvidado el verdadero varilarguero, que no picador, aquél que venía con su caballo, al que intentaba librar de la cornada deteniendo el toro con la vara y ofreciéndole la salida.

¿Qué hacemos con las líneas?

Antiguamente, el picador prefería salir a los medios porque allí el caballo tenía más escapatoria. Comenzaron las quejas porque los picadores echaban el caballo encima de los toros incluso cobrando de algún ganadero para así facilitar la 'bravura' de sus toros. Esto decía 'Hache' en 1904:



Había otros picadores que se hacían el longuis para no salir a los medios a recibir el batacazo. Lógicamente, con el peto se encontrarán muy a gusto sin pasar la raya.


Córdoba, 1915. Joselito y Posada hacen el quite al picador 'Zurito'. El caballo sólo lleva tapado un ojo.

Nuestra opinión es que el picador que pasa la raya para echarse encima del toro que no acomete es censurable. Pero el que, como Réhabi en este vídeo, a partir del 4'26'', sale a los medios a enfrentarse a un manso con poder sabiendo que se llevará un batacazo, ése es un valiente que hace honor al oro de su chaquetilla, véanlo en el platillo y cayendo luego totalmente al descubierto:




Por cierto, Réhabi es de los pocos que ofrece el pecho del caballo al toro, aquí lo tienen frente a uno de Fraile en Céret:



Lo mismo que otros picadores con los caballazos monstruosos de Madrid ¡pobre toro!:



¿Qué hacemos con el morrillo? 

¡Ay! Esa sí que es una batalla perdida. Hay que picar en el morrillo, o sea, exageradamente delantero para lo que es habitual. No en la cruz, vulgarmente yema, que es el lugar de la estocada. Pero no hay manera. El problema es que los puyazos suelen caer directamente en el lomo y luego vienen las lamentaciones por las descompuestas embestidas de muchos toros en la muleta. En esta lámina antigua sí parece que se pique en el morrillo:



¿Qué hacemos con los caballos? 

En España, nos dijeron de buena tinta que ninguno de los caballos de Peña de Sevilla supera los 620 kilos... si la autoridad está vigilante. Creemos que es la única cuadra medio decente en ese aspecto. Este es 'Destinado', el caballo de las fotos del batacazo anterior de Réhabi en Vic. Le dieron la vuelta al ruedo tras la corrida ¿Creen ustedes que pasa de 600 kilos?



Aquí tienen a Rivas picando a 'Camarito', de Palha, también en Vic. Las cuatro patas del caballo de Bonijol, en el aire:



No les mareamos con más preguntas y vamos con algunas propuestas fáciles de cumplir. Nos olvidaremos de cosas que el 'lobby' de picadores no aceptará ni de broma: cambio de puya, caballos más livianos, petos más flexibles... Pensemos en cosas que se puedan llevar a cabo con un poco de buena voluntad de las autoridades y, fundamentalmente, de los maestros -no de los picadores que, al fin y al cabo, son asalariados del matador-.

1. Eliminar las dos rayas concéntricas. Dejar sólo una pintada a contraquerencia de chiqueros con otras tres pequeñas como si fuera una concurso.

2. Que en el ruedo haya sólo un caballo y así nos evitamos que los maestros y las cuadrillas permitan vergonzosamente que el toro se vaya al otro al relance (Curro Díaz es un 'maestro' en esa desidia). El reserva puede estar esperando en el callejón o en la puerta por si se le necesita. 

3. Todos fuera del ruedo durante el primer tercio excepto el matador de turno, el picador y un subalterno. Así evitamos los despistes del toro, más pendiente de los toreros que del caballo, cuando se arranca hacia ellos con la consiguiente pérdida de tiempo y el abuso de capotazos para volver a ponerlo en suerte. Me dirán ustedes que si hacemos eso nos quedamos sin tercio de quites pero, oigan, ¿cuántos quites hubo en las treinta corridas del pasado san Isidro? Y, si un matador quiere hacer su quite, que salga del callejón y lo haga.


Vean en Vic al subalterno. El maestro queda fuera del encuadre. No hay nadie más.

4. Que sean preceptivas las tres entradas al caballo. Para ello será obligación del matador dosificar el castigo y así tendrá que hacérselo saber al picador. A su vez, la presidencia se lo habrá dicho al matador, recordándole antes del festejo que no cambiará el tercio hasta que el toro haya ido tres veces. Algunos aficionados bastante perdidos dicen que si pones tres veces el toro al caballo no habrá faena de muleta. Error: piensan equivocadamente que serían tres monopuyazos españoles y de lo que se trataría es de dosificar el castigo.

5. Establecer un sistema de multas e inhabilitaciones para los casos clamorosos en que el primer tercio se convierta en una carnicería auspiciada y fomentada por el diestro.

Como ven, son cosas que se pueden hacer poniendo un poco de ganas. La corrida 'total' de Illescas nos da cierta esperanza. Pero ¿no deberían ser 'totales' todas las corridas? 

En resumen, picar bien consistiría en algo tan aparentemente fácil como dar el pecho del caballo, detenerlo echando la vara, clavar en el morrillo, no barrenar y no tapar la salida salvo en casos de mansedumbre manifiesta. Y el maestro, aprovechando que el picador abre al toro con la izquierda, rápido al quite para volver a poner el toro en suerte sin quebrantarlo en exceso.


'Noticiero II', de Hoyo de la Gitana en la concurso de Vic. Lo picó Nicolás Bertoli.


Bah, no somos muy optimistas al respecto de todo lo comentado. Los aficionados modernos sólo quieren ver la muleta, no les importa nada ni el caballo ni la ejecución de la suerte suprema. El problema es que a los críticos, a los matadores y a los picadores también les da igual todo lo que hemos comentado aquí.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



miércoles, 23 de noviembre de 2016

'APLAUSOS' HABLA DE LOS TRINCONES DEL TOREO

Por supuesto que no es la actual revista 'Aplausos', convertida hace tiempo en la Hoja Parroquial Taurina. Nos referimos a este número 330 de 23 de enero de 1984, cuando era una publicación agradable de leer (y con fotos de toros sin fundas):



Antes de seguir, les avisamos de que en esta entrada lo único de nuestra cosecha son los comentarios. Los hechos que se denuncian son responsabilidad única de los que los hicieron públicos o de los medios que los publicaron. 

Aclararemos para algún neófito que los 'trincones' del toreo han sido los críticos que recibían sobres de los toreros. Iban a los vestíbulos de los hoteles a ver qué había 'de lo suyo'. Si no había nada, no tenían piedad y, si había algo, te ponían bien.

En enero de 1984 fue la revista 'Interviú' la que levantó la liebre con un artículo de Diego Bardón. Esta era la portada (les hemos señalado con flechas la noticia para que no se despisten con la señorita Sandrelli):



Paco Camino decía esto a un crítico muy conocido: 'no te acerques a mí, so chorizo. Tú eres un trincón y ahí está mi hermano, que es el que te fue entregando el dinero a lo largo de tantos años'. Tanto Camino como el destinatario de la invectiva están vivos, luego les sacamos de dudas.

Sólo nos referiremos a personas vivas. Como dice el comendador en la escena de Don Giovanni 'lascia ai morti la pace'. Lo decimos porque alguno pensará en Navalón. Él era un sabio de los toros, nadie lo duda, pero nunca fue agua clara. Como ya no está entre nosotros, dejaremos que descanse en paz.

Está muy vivo Curro Romero cuando prohibió 'repartir' más a un crítico que, tras una corrida nefasta del faraón en Guadalajara, puso que había cosechado 'bronca en su primero y gran bronca en su segundo'. El maestro dijo a su apoderado: 'hombre, si trincaba el tío, digo yo que por lo menos podría haber quitado lo de 'gran' al decir que hubo también bronca en el otro... Aquí no se va a repartir más ni un duro' (lo cuenta Antonio Burgos en su excelente biografía de Romero).


Compañerismo de Andrés Vázquez ayudando a Curro a descabellar en la corrida de la Prensa de 1970 cuando estaba a punto de sonar el tercer aviso. El toro es de Benítez Cubero.

Está vivo Jaime Ostos, que protagonizó un escandaloso brindis público al crítico Lozano Sevilla, amigo íntimo de Franco, ojo. Así lo cuenta el maestro:

A Lozano Sevilla le pagábamos los toreros del momento dos millones de pesetas por temporada, para que nos pusiera bien. Pero por lo visto al señor le parecía poco y un día apareció el niño, su hijo, que era un chico muy guapo que se pasaba las horas muertas jugando en el casino, y me dijo que su padre quería más dinero. Bueno, dije, a la vuelta de América hablamos. Pero mira por dónde a mi regreso me entero de que la información que había dado de mi temporada americana nada tenía que ver con lo sucedido. A veces incluso ni me nombraba después de cortar las orejas. Así que le hice saber que ni un duro más. Y empezó a darme leña. Esa tarde de la que hablamos, aprovechando que estaban las cámaras de TVE, le dije que si quería dinero de los toreros se pusiera el vestido de torear y que dejara de robarnos. ¡Nos exigía cuatro millones a los de primera fila! 


Ostos cortó la primera oreja de la feria de Abril de 1958 a éste de Pilar Sánchez Cobaleda

Si se paran ustedes a pensar en la corrupción en el mundo de los toros, van a estar parados un rato largo. Nuestra teoría es que es el ambiente donde hay más golfos por metro cuadrado. En proporción, más que en la política.

De todas las golferías, la más censurable para nosotros es la del crítico trincón o 'sobrecogedor'. Él es quien debería ejercer el magisterio de su conocimiento entre la afición denunciando las trampas y alivios y alabando las cosas bien hechas. Él tendría que ayudarnos a discernir lo que tiene mérito de lo que es pura filfa ante el toro.

Pero no. Cuando el crítico cobra del torero, del ganadero, del apoderado o del empresario está vendiendo sus conocimientos al servicio de cualquiera menos del aficionado, que es a quien debería servir. Eso es lo que nunca le perdonaremos.

Vean lo que decía otro que está vivo y coleando, Eduardo Lozano:



Molés creció a la sombra de Navalón.  Bueno, a la sombra de Navalón y a la más poderosa de Emilio Romero a través de su hija Mariví. Ella también sigue viva y sabe mucho de todo esto. Molés a su vez goza de perfecta salud y recordemos que nació el mismo año en que Pepe Luis Vázquez tomó la alternativa y se presentó en Madrid ante el Reichsführer SS Himmler (lo contábamos aquí hace años).

Molés, con paciencia y habilidad, se ha convertido hace tiempo en el que da y quita, por lo menos hasta este año en que lo han jubilado de las retransmisiones de Canal Plus. Los demás, muerto Vidal, no pasan de ser meros comparsas. Encima, los corifeos de los que se ha rodeado Molés siempre le han bailado el agua para defender entre todos sus lentejas.

¡Qué gran ocasión se ha perdido con Canal Plus para ejercer ese magisterio a que nos referíamos antes! Tendrían que haber escogido comentaristas independientes.  Con dos sería suficiente: un ex torero que contase la historia desde el punto de vista del diestro y un ganadero que las explicara desde el del toro. Pero con la condición de que ambos estuvieran alejados del mundillo, esa es la clave.


Linares en la feria del Corpus de Granada con un toro de Sepúlveda (1973)

Ustedes me insistirán 'sí, pero ¿qué hacemos con los comentarios de Molés?' No habría que hacer nada, señores, porque Molés es uno que de toros lo sabe todo o casi todo. Su delito es que criticaba en unos lo que en otros callaba ¿Por qué ese diferente rasero?

Otro que está vivo, Palomo Linares, dice esto:



¿Creen ustedes que la cosa cambiará con la nueva etapa de Canal Plus? Sí, probablemente a peor. La cosa no tiene solución porque hay muchos intereses. No puedes criticar a la figura de turno porque luego te concede una entrevista. No puedes criticar al ganadero porque hay que hacer un reportaje en su finca. No puedes criticar a la empresa porque te dirán que eres un terrorista que vas a reventar el espectáculo. Y no puedes criticar al público porque algún día te irán a esperar a la puerta.


Camino en Pamplona en 1973. Mata a este de Martínez Elizondo sin cruzar y alargando el brazo para darse ventaja (como hoy casi todos, con la diferencia de que entonces se comentó su 'zorrería al alargar el brazo')

Se trata de una batalla perdida y es una lástima. Acabamos con el documento de Paco Camino del comienzo. Pero lo escaneamos directamente de aquel número de 'Aplausos' de 1984 para que no haya dudas:



Insistimos en que los hechos denunciados son cosa de los denunciantes y de los medios que se hicieron eco en su día, o sea, 'Interviú' y 'Aplausos'. Nosotros nos hemos limitado a recordarlos y a comentarlos sin más.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

lunes, 21 de noviembre de 2016

¿GOYA FUE REALMENTE AFICIONADO A LOS TOROS?

"BÁRBARA DIVERSIÓN"

Como se cumplen doscientos años de la publicación de su serie sobre 'La Tauromaquia', nos acercamos el otro día hasta Fuendetodos para ver su casa natal y el museo donde se expone la serie completa. Este es el que cierra la colección: Pedro Romero con la mano del estoque en el pecho, sin alargarla para pegar la puñalada como hacen casi todos hoy en día, vean.



Fenomenal el detalle de las dos piernas, una iluminada y la otra en penumbra. Para nosotros, Goya tiene mucho más interés como grabador que como pintor. En los grabados actúa con total libertad y con un gran espíritu crítico respecto a todo lo que le rodea (la guerra, la superstición, la falta de libertad, el oscurantismo, los abusos de los poderosos, la corrupción del clero...). 


Toda la serie, en el Museo del Grabado de Fuendetodos (Zaragoza)

Ya que en la anterior entrada les apuntábamos los cinco mejores lidiadores de la historia, ahí van los cinco mejores grabadores de todos los tiempos: Durero, Ribera, Rembrandt, Goya y Picasso. 

Es curioso que en tres de las cuatro series de grabados Goya sea muy crítico con lo que le rodea ¿no será también crítico en la cuarta con las corridas? Ha habido sesudas discusiones sobre si 'La Tauromaquia' es una crítica a las corridas o una muestra de la afición del maestro. Nosotros nos decantamos por la primera opción.

Seguramente no realizó la serie por interés económico dado que no tiene nada que ver con los grabados que se vendían con más facilidad, como éste:



Comparen este toro aperreado en plan festivo con el más dramático de Goya:




Se dice que los grabados de Goya habrían servido para ilustrar algunos de los textos de Pepe Hillo aquí y también de Moratín en su célebre tratado sobre las fiestas de toros que pueden leer ustedes aquí. Por ejemplo, Moratín habla del emperador Carlos cuando alanceó un toro en Valladolid y Goya adapta con libertad el texto:




Y también del desjarrete de toros. Esto dice Moratín:



Goya lo ilustra incluyendo un negro y mostrando una notable brutalidad en los rostros:



Esa bestialidad en las expresiones es una constante en muchos de los grabados, observen:




Miren estos personajes, parecen sacados de sus pinturas negras, comparen:





Parece ser que Juan Agustín Ceán Bermúdez colaboró con Goya en la idea de la serie. Ceán fue amigo tanto de Moratín como del antitaurino Jovellanos. Un grabado anterior a éstos tiene un título indudablemente escrito por Goya. Pone 'Bárbara diversión'. Se ve un ciego cogido por un toro. A esta estampa, el hijo de Ceán le añadió irónicamente 'esta es la voz del público racional, religioso e ilustrado de España':



Poco antes de morir, ya exiliado en Burdeos, Goya hizo unas litografías sobre tema taurino. Hay una donde la expresión de los presentes no deja lugar a dudas sobre la brutalidad que denuncia. Fíjense cómo ríen los espectadores cuando hay varias personas heridas o algo peor:



Yendo a aspectos puramente artísticos, nos permitiremos llamarles la atención sobre algunos detalles de los grabados en los que quizá no hayan reparado. Por ejemplo, la sombra de Juanito Apiñani cuando realiza el salto de la garrocha (hoy hace la misma suerte el bueno de Raúl Ramírez con Sánchez-Vara, la pueden ver en esta crónica):



Fíjense cómo se apiña el público, excepto la señorita, en la zona de sombra para evitar los rigores del sol. Muchas veces la composición queda desequilibrada pero la estampa gana en realismo:



Aquí se aprecia un caballo despanzurrado pisándose las tripas (con caras también groseras a la derecha):



Algo similar se ve en este cuadro suyo que se conserva en el museo Paul Getty de Los Angeles. Aún resulta más desagradable por ser en color:



Y esta imagen de abajo es ciertamente patética. Retiran a un varilarguero sin conocimiento o puede ser que muerto. Nuevamente, rostros patibularios. El trazo del maestro aragonés es excelente en el protagonista inerte:



En los aspectos puramente taurinos, además de la forma en que se perfilaba Pedro Romero, reclamamos su atención en los caballos de picar. Algunas veces llevan los ojos tapados y otras, no:




Hay un lance que se repite dos veces. Se trata de la suerte 'de espaldas' o 'de frente por detrás'. No es una tapatía ni una gaonera porque el torero cita de espaldas al astado:



Recuerda al célebre 'quite de oro' de Pepe Ortiz. Salvo error, esta foto es de la plaza de toros de Granada en abril de 1934:



En conclusión, nosotros nos decantamos por creer que La Tauromaquia de Goya es más una crítica que una alabanza a las corridas de toros. Las razones expuestas serían su poca 'alegría' comparada con las estampas taurinas que eran del agrado del público, su agresividad y violencia manifiestas, la poca vistosidad de las suertes representadas, las expresiones zafias y brutales de muchos de los protagonistas y esa leyenda del propio Goya con lo de 'bárbara diversión'.

Y como estábamos en Fuendetodos, no pudimos por menos que volver a darnos un paseo por Belchite. Afortunadamente ya no se puede caminar libremente sino que es obligatorio reservar plaza para la visita guiada que, ya les aviso, es EXCELENTE (toda la información, aquí).



Los amigos franceses o hispanoamericanos que siguen nuestro modesto blog no olviden visitar las ruinas de este pueblo, destruido en 1937 durante la guerra civil y que luego Franco decidió dejar tal como estaba. 




Es una ocasión única de entrar en la máquina del tiempo para pasear entre los escombros de una ciudad recién bombardeada:





Si quieren ver un Belchite en miniatura, entonces tienen que venir a la provincia de Tarragona, a Corbera de Ebro. Ya que están por aquí, nos avisan, se acercan a Tarragona y les invitamos a un vino de cualquiera de las seis denominaciones de origen que tenemos en la provincia (y a que unten un poco de pan en salsa de romesco). 


Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.


Corbera d'Ebre