martes, 26 de enero de 2021

LA BRAVURA (2): NUEVE PREGUNTAS CON RESPUESTA

Tras aclarar en el primer capítulo la definición de bravura, nos entretendremos a base de algunas preguntas relacionadas con ésta. No son como aquéllas de la otra entrada donde nos movíamos en el campo de la suposición. Las que leerán a continuación creemos que sí tienen una respuesta clara, al menos en nuestra modesta opinión, que estamos dispuestos a discutir con ustedes en la sección de comentarios.

Intercalaremos las ilustraciones entre pregunta y respuesta para darles tiempo a que piensen qué responderían ustedes. A ver si coincidimos.


1. ¿ES LO MISMO CASTA QUE BRAVURA?



No. Digamos que la casta, o sea, el temperamento, sería el ingrediente básico de la bravura. Antonio Pérez-Tabernero decía  que no hay bravura si no hay temperamento  y que el toro más bravo era el que embestía más violentamente. Curiosamente fue él quien en los tentaderos empezó a dar la misma importancia a la muleta que al caballo. Ya saben que por aquel entonces, si no se cumplía en varas ibas al matadero. Recuerden a Parladé tras la octava vara a una vaca suya: 'ahora empezaremos a verla...'

Felipe Sassone era el mejor amigo de Gallito como contábamos aquí. Decía que la casta era una promesa de bravura nunca una certeza. La casta otorga al toro la categoría de no ser tonto, de que va a dar problemas al diestro.

Salcedo decía que si al toro se le va rebajando la casta es imposible que cada vez sea más bravo. Justo es ésa la mula ciega que nos quieren vender los ganaderos comerciales hoy en día: con la casta bajo mínimos, nos aseguran que tenemos el toro más bravo que nunca. Ya no salta ninguno al callejón, añaden siempre.    

Lo de raza se puso de moda en los años sesenta como sinónimo de casta. Desde entonces se repite hasta hoy. Tras la lidia de un toro, decir que no ha tenido raza es lo mismo que decir que ha sido descastado.

Aunque Álvaro Domecq decía que la raza era simplemente la cualidad de un toro de embestir hasta morir. Sostenía que en la selección era verdad que se había eliminado gran parte de casta pero los toros seguían teniendo mucha raza porque embestían incansables a la muleta, 'con ese espectáculo de suave y largo recorrido, con el hocico sobre la arena y fijeza total que permite faenas largas y bellas de gran plasticidad'. Quizás se le olvidó añadir faenas aburridas, insulsas y monótonamente repetitivas.

Para él, la casta podía ser buena o mala, concepto que han ido repitiendo los taurinos hasta la hartura. Afirmaba que la casta transmitía movilidad pero también falta de entrega (sic) por resultar revoltosos durante la faena, lo cual provocaba que no fuesen  profundos en la muleta (sic de nuevo).


2. ¿TODOS LOS TOROS BRAVOS SON FIEROS? 


Un miura arrolla al portugués José Julio en Sevilla (1965)
Ha muerto cuatro días después de publicar esta entrada. Descanse en paz.

No. La fiereza sería un exceso de temperamento razón por la cual no es identificable la bravura con la fiereza. Algunos mantienen que la fiereza se da sólo en el ataque de un animal para comer. Por consiguiente, en el toro no habría tal. La prueba sería que en cuanto el toro nota que el enemigo está vencido, ceja en su acometida. 

Nosotros no hilamos tan fino y al citado exceso de temperamento lo denominamos fiereza, condición que puede aparecer incluso en un toro menos bravo que salga huyendo del caballo al hierro.


3. ¿PODEMOS CALIFICAR COMO BRAVO UN TORO QUE DURANTE SU LIDIA SE RAJA Y SE VA A TABLAS? 



No. Recordemos que  Luis Uriarte se inventó ese oxímoron de la bravura mansa para aplicársela a según qué toros modernos (hablamos de principios de los años cincuenta). Es la teoría de Justo Hernández cuando dice que en el momento en que un toro bravo ve que no puede más, se transforma en manso. No vemos eso nada claro. Para ese tipo de toro habría que inventar otro vocablo que no fuese el de bravura entendido como bravura genuina, no bravura con adjetivos para intentar darnos gato por liebre.


4. ¿ES BRAVO UN TORO QUE APRIETA PARA ADENTRO EN LUGAR DE PARA AFUERA?



No. Hoy en día vemos toros que o por el castigo recibido o por tener la casta justita, aprietan hacia donde piensan que gozan de más protección. En ganaderías comerciales se aprecia que las figuras tienen que esforzarse en mantener el toro en la muleta porque a la mínima que puede se escapa a la madera. Pues respetaremos todas las opiniones pero el toro que hace eso está claudicando en su hipotética bravura.


5. ¿PUEDE HABER TOROS BRAVOS EN GANADERÍAS COMERCIALES? 



Hombre, sí en caso de aplicarles el adjetivo de bravura comercial. El problema de estas ganaderías es que han caído en lo que antiguamente se llamaba el pasa torito. Dicho de otro modo, si nos inventamos otra categoría situada en un escalón inferior a la que llamaríamos bravura comercial o bravura dulce este tipo de toros sí será bravo.

Piensen ustedes en las veces que han oído o leído lo de que el diestro se acopló muy bien con el toro. Si estuviéramos ante un toro realmente bravo con su buena dosis de casta, ¿verdad que nunca utilizaríamos el verbo acoplarse?  

Daniel Ruiz era diáfano al asegurar que el caballo en la tauromaquia actual es un trámite. Ese pensamiento lo comparten todos los ganaderos comerciales. Por eso estaríamos ante otra bravura, la bravura posmoderna, y si seguimos con los adjetivos es señal de que no vamos bien. Sería aquélla en que el maestro segrega saliva de gusto al torear en lugar de tener la boca seca de tanto tragársela. La bravura con casta y la bravura con miel son dos mundos completamente diferentes.


Fernández Salcedo

Salcedo contaba la anécdota sucedida cuando Himmler vino a España y lo llevaron a la corrida que contábamos aquí. Sólo hubo tres toros por el diluvio. Se anunciaban Lalanda, Pepe Luis como confirmante y Gallito, el sobrino. Varios teutones del cortejo del Reichsführer dijeron al acabar que la corrida les había gustado pero 'es una pena que los toros estén tan amaestrados, sería más interesante si fuesen más salvajes'.


6. ¿EXISTE LA BRAVURA TOTAL?


 

Dicho de otro modo, ¿podríamos encontrar siempre un momento de flaqueza en el toro más bravo? Pues no deberíamos. Un ganadero de la cuerda de nuestros selectos lectores nos decía: 'es que el 10 en bravura es casi imposible'. Nos lo comentaba cuando le indicábamos que un toro suyo premiado había salido suelto de la tercera vara. 

Aun a riesgo de que piensen que orinamos fuera de tiesto, en nuestra opinión un ejemplo de flaqueza o claudicación de la bravura sería la nobleza.


7. ¿TODOS LOS TOROS BRAVOS TIENEN QUE SER NOBLES?


 

No, en nuestra modesta opinión. Siempre que entendamos por nobleza esa obediencia que raya muchas veces en la tontera. Al toro bravo digamos que hay que ganarle los pases, hay que vencerlo toreando. El toro noble, aunque tenga su bravura, no exige tanto. Corrochano se refería en sus crónicas a ese tipo de toro bravo pero muy noble como bravito. 

Clarito insistía en que la nobleza, cuando rayaba en la bondad, estaba ya viviendo vecina de la mansedumbre. Es lo mismo que comentaba Juan Pedro Domecq y Díez cuando afirmaba esto:

'Lo que es comercial hoy puede degenerar en franca mansedumbre en la siguiente generación ya sea por falta de fiereza o por exceso de borreguismo'

O sea, por exceso de nobleza, o de bondad, o de sumisión, o de colaboración, lo que ustedes quieran. Recuerden que lo hablábamos en esta entrada

Podremos estar de acuerdo en que la nobleza es un complemento a la bravura pero no un ingrediente fundamental como sí lo es la casta. 


8. ¿SE PUEDE HABLAR DE BRAVURA EN LOS FESTEJOS POPULARES?


Puçol, 2017. Toro de Victoriano del Río
 

No. Diremos que un toro ha dado buen juego pero no que ha sido bravo porque no sufre la obligación de sobreponerse a un castigo o a una adversidad.

Precisamente los animales que se exhiben en las calles suelen dar mejor juego cuando tienen un componente de menos bravos que los hace reservarse.


9. ¿SE PUEDE DEDUCIR LA BRAVURA DE UN TORO A PARTIR DE SUS HECHURAS?



No. Cuando sale un toro bueno, los taurinos presumen siempre de que con esas hechuras no podía fallar. Pues a nuestro entender, las hechuras fallan como una escopeta de feria. Podríamos poner muchos ejemplos pero recordaremos únicamente esa sardina brocha que acaban de ver. Era de Hermanas Azcona y se lidió en Tafalla en 2014. Las hechuras no podían ser menos prometedoras, ¿no creen?

Pues nada más saltar al ruedo vimos que se arrancaba a todo lo que se movía, aunque fuese la punta de un capote empujado con el pie. Cuando se enfrentó al caballazo de turno, lo volteó y aún se fue por tercera vez contra el peto con el tercio cambiado sin que mediara provocación del piquero. Luego siguió embistiendo en los demás tercios de manera incansable, sin escarbar ni una vez y sin hacer el más mínimo amago de rajarse o apretar para adentro:



Como la entrada nos está quedando demasiado larga y no queremos aburrirles, cortamos aquí el interrogatorio. Quedan pendientes otras preguntas que continuaremos en una próxima entrega. 

Por lo menos hemos terminado con el buen sabor de boca de haber recordado aquel novillete tan bravo de las hermanas Azcona. Lo mató Francisco Expósito y le cortó una oreja que pudieron ser dos si no se equivoca entrando a matar en la suerte contraria, ¡a quién se le ocurre! 



De lo más bravo que hemos visto en una plaza, señores, recuerden la entrada. Aquella crónica la titulábamos '¿que prefieren, bravura o trapío?' Aquí cada uno de ustedes tendrá su respuesta. La nuestra está clarísima.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

miércoles, 20 de enero de 2021

¿MIURAS PARA MORANTE?

Parece que Morante quiere anunciarse con miuras en Sevilla. Sus feligreses lo miran con escepticismo porque ven que igual le sale el tiro por la culata. Sus detractores lo miran con desprecio diciendo que se apunte también a victorinos y saltillos.

Nosotros lo vemos sin escepticismo y sin desprecio. ¿Habrá visto las dos corridas de Miura de 2020 que les comentábamos en nuestro modesto blog? En ambas salieron toros boyantes, casi diríamos que pastueños. Si no llevan ese hierro, nadie hubiera creído que venían de la para algunos fábrica del miedo de Zahariche.




En la de Sanlúcar Daniel Luque cortó cuatro orejas (recuerden aquí). En la de Almoguera, los diestros estuvieron tan claramente por encima del ganado que titulábamos nuestra crónica 'Miura perdió 3-0' (recuerden aquí).

Seguro que los amos buscarán para el día de Morante miuras de las familias más toreables y que además no tengan los pitones de Pamplona. A El Juli le apartaron una corrida bastante bonita de hechuras. La vimos en el campo, con ejemplares como éstos:





El festejo se celebró en Nimes, el 9 de junio de 2014, pero la cosa se torció. Hubo sus más y sus menos en el sorteo y la tarde acabó en escándalo, con tres toros devueltos por falta de fuerzas y sustituidos por dos garcigrandes y uno de Alcurrucén. Ahí tienen a El Juli con el único miura que mató:


Simón Casas se subía por las paredes tras la corrida anunciando denuncias contra los hermanos Miura. Dijo que había pagado 84.000 euros por la corrida, 30.000 más que por la de Garcigrande. Sostenía que los toros habían venido en tipo pero sin remate. Juzguen ustedes:




Se despachaba a gusto diciendo que esos toros nunca los hubiera escogido él, que el 80% de los miuras salen malos, que la ganadería hubiera desaparecido hace muchos años si no llega a ser por la fama de Islero y que los propietarios se aprovechan de que les da igual que lo suyo salga bueno o malo.

Se quedó bien descansado. Pues héteme aquí que tras echar todos estos sapos por la boca, no había pasado ni un año cuando llamaba a los Miura para comprarles una corrida para la feria de julio de Valencia. Era ésta que pueden recordar en esta entrada y que tuvo una accidentadísima desencajonada (cuyo vídeo han eliminado de youtube 'por contenido violento'). El protagonista fue este sardo caribello:



¿Podrá Morante con los Miura? Sin duda. Si le sale uno que sabe latín, no le preguntará ni la primera declinación: faena de aliño (o ni eso) y espadazo a como dé lugar. Si resulta más bien tontuelo, es capaz de cortarle la oreja.

¿Les dará cera en el caballo? También sin duda, aunque esperemos que no los mate como Castella el año pasado (recuerden aquí).

¿Los lucirá en el primer tercio? Puede ser ya que si su intención es que les den a duro por peseta, no debería tener inconveniente en ponerlos hasta tres veces y de largo.

¿Los estoqueará tan bien como sabe...aunque sólo cuando quiere? Pues ya veremos. Con él tienes o la cara de estocadas perfectas (recuerden aquí) o la cruz de entrar a paso de banderillas con gran dosis de desvergüenza. Dado que esos miuras de Sevilla no tendrán la cara de éste que afeitaba a Pinar en Pamplona, esperemos que tenga confianza y se tire a matar con verdad:


FOTO: Jesús Diges

Sus feligreses pensarán que tiene poco que ganar con esta apuesta. Hombre, sólo les recordaremos lo que decía Eduardo Miura padre:

"En las corridas de Miura, el público está de parte del torero y, si consigue el éxito, tiene mucha mayor resonancia que con toros de otras ganaderías. Y el fracaso es más difícil porque, cuando sale nuestro toro malo, el público tiende a disculpar al maestro"

A sus detractores, como nunca van a estar contentos, no tenemos nada con qué consolarlos. Como los toros salgan malos y el diestro vaya a la deriva, dirán que si no sabe para qué se mete. Si salen pastueños y corta trofeos, dirán que así cualquiera, que a ver si mata miuras de verdad. Y si salen miuras bravos a los que haya que dominar y los domina, le dirán que eso ha sido flor de un día y que siga con Dolores Aguirre o Prieto de la Cal porque si no, no vale. Por cierto, ahí lo tienen tentando en La Ruiza hace unos meses:



En caso de que el bondadoso público sevillano termine de uñas contra él, difícilmente le tirarán gatos muertos como a Cara-Ancha o papel higiénico como a Curro. Y si hay fiasco, el maestro no tendrá inconveniente en echárselo a la espalda, que las tiene muy anchas.  Paciencia y barajar y aquí paz y después gloria.

Sea como fuere, seguro que no lloverá a gusto de todos. A nuestro gusto, sí porque ni ejercemos de feligreses suyos ni somos de los que le niegan el pan y la sal. Nos parece muy bien que se quiera apuntar a matar miuras. Ea!, ya está dicho.

Si sale triunfal del desafío, con gran placer nos sumaremos al coro de la iglesia morantista para decir con Federico García Lorca:

'Las ovaciones que surgen cuando Morante gira con el mentón clavado sobre la tetilla izquierda tienen la furiosa melancolía de los grandes aguaceros. Nuestro corazón siente la luz de una luna fría. Una luna fría sobre pájaros moribundos. Y Morante se queda solo'

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.




jueves, 14 de enero de 2021

LAGARTIJO (5): MEDIA HORA LUCHANDO CONTRA 'CUCHARERO'

La ganadería de José Anastasio Martín la tenía atravesada el bueno de Lagartijo. Recuerden aquí que en el capítulo anterior de nuestra serie dedicada al gran maestro nos hacíamos eco de lo mal que lo pasó contra Sevillano en Madrid. Fue el 27 de junio de 1875 y la lidia se alargó hasta los treinta y cuatro minutos cuando lo normal eran menos de quince. El presidente estuvo muy condescendiente con el maestro.

La vacada la formaron en 1834 con reses murubeñas de la misma sangre que las de doña Carmen de Federico. 



Con el tiempo, este hierro que han visto junto a la divisa verde y encarnada fueron a parar a la família Sánchez-Urbina quienes, a partir de 1965, herraron con él sus reses:



Dos años después, el 3 de junio de 1877, se anunciaban Lagartijo y Chicorro frente al mismo ganado en Málaga. Ambos iban de azul y oro, pero el de Algeciras, con los cabos negros. A plaza llena, Cucharero se lidió en tercer lugar. Siempre se recuerda esta anécdota:



En otros sitios dicen que las palabras fueron:

'A este pájaro lo va a matar su padre'

El toro era negro azabache, bragado y astracanado, bastante astifino y muy alto de agujas. Se ve que se acercó a la barrera y se rascó el morro en el filo de las tablas sin levantar la cabeza. Su peso en canal equivaldría como máximo a unos 530 kilos en vivo (aunque sobre el peso lean la polémica abajo en los comentarios).

Ese nombre fue típico en las ganaderías de Concha y Sierra, de Laffite, de Martínez, de Miura e incluso en algún jabonero del Duque. El que mató a José Falcón en Barcelona, de Hoyo de la Gitana, era Cuchareto y no Cucharero como se lee en algún sitio (recuerden que lo contábamos aquí). Hubo un banderillero que llevó ese apodo, el madrileño Emilio Pinar. Anduvo en la cuadrilla de Paco, el hermano de Frascuelo quien, junto al propio Lagartijo, inauguró en 1883 la plaza de toros de Tarragona, a veinte metros de donde escribimos estas líneas.


La plaza de Tarragona, llena hasta la andanada en 1925

Volviendo a Málaga, el toro iba barbeando las tablas haciendo amago de saltar nada más acceder al ruedo. El picador Julio Fernández, tuvo este diálogo con el banderillero Antón:

- Mariano, hasta luego.          

- ¿Dónde vas? 

- A la enfermería, allí nos veremos todos.

Fue el primero en hacer frente a Cucharero. Cuatro varas le puso de las que una no cuenta porque resbaló sobre la divisa. Tuvo dos caídas y la segunda lo llevó de cabeza al callejón 'y por poco no lo acompaña el caballo' según la crónica. 

Siguió José Calderón: tres varas más, dos caídas y dos caballos muertos.

Continuó Antonio Calderón: dos varas, dos batacazos y un caballo muerto. Cayó sobre el poste de la barrera y se rompió la clavícula izquierda.

Finalizó la sesión el reserva, José Pérez, con dos varas, dos caídas y los dos caballos muertos.



En total, diez varas, seis caídas y cinco caballos muertos pero el toro apenas sangraba. Resulta que pegaba el certero gañafón al caballo y salía de naja, nada que ver con un toro mínimamente bravo. Ya pueden deducir que las varas debieron de ser como los picotazos actuales. En una de las crónicas lo dejan claro:



Entre el tamaño del toro y su comportamiento en varas, la inquietud de Lagartijo iba en aumento. Se sentó en el estribo a ver cómo intentaban poner los palos sus banderilleros con el bicho aquerenciado en tablas. Tuvieron trabajo porque no podían al sesgo y era laborioso sacar al animal de la madera. Al final le pusieron dos pares de los cuales sólo quedó prendido uno muy bajo en el costado.

Cuando el maestro salió con la muleta lo hizo acompañado de toda la cuadrilla y de su colega Chicorro. Dicen que había un gran silencio en la plaza, mezcla de expectación y preocupación. A otro torero no lo hubieran respetado tanto.



Le pegó cinco pases de cualquier manera mostrando una desconfianza que no se esforzó en disimular. Los otros siete fueron ya para intentar cuadrar al díscolo Cucharero. A la hora de matar dio un sainete por no querer meterse en tablas para pegarle un mandoble en su querencia. No obstante, el cariñoso público malagueño siguió mostrándole su consideración:



Primero fue una estocada a paso de banderillas, el toro hizo hilo con él y fue su hermano Paco quien desde el callejón arrojó su sombrero cordobés y le hizo el quite oyendo una ovación. 

Juan capitaneó una semi-rueda de peones intentando ahondar el estoque, cosa que lograron, pero el toro no parecía acusarlo. Todo el mundo vio la prevención del diestro para no hacer la suerte en los adentros:



Con la espada clavada, entró Lagartijo de nuevo entre dos caballos muertos, donde el toro se había hecho fuerte, y pegó un metisaca. Nueva estocada que queda clavada a centímetros de la primera y golletazo final también a paso de banderillas.

Con los tres estoques clavados, el toro dobló pero aún se levantó tras el primer cachetazo fallido de Paco Molina. El reglamento prohibiría con el tiempo que se entrase a matar con un estoque clavado en el cuerpo del animal.

Se dice que Lagartijo tardó treinta minutos en acabar con Cucharero. Deducimos que hablan de toda la lidia y no de la faena de muleta. El público orejil aplaudió pero los aficionados no perdonaron a Rafael:



El califa ordenó cortar la cabeza del toro y se la llevó a su casa. Se suele leer que pesaba 101 kilos pero no se dice que ese peso incluía el cajón donde iba metida. Y debía de ser un cajón muy pesado porque en aquella época las cabezas se disecaban sin el cuello, no como ahora.

También leerán ustedes que el diestro la emprendía a bastonazos con ella muchos años después cuando estaba enfadado. Pocos meses antes de morir, la regaló a la Asociación de la Prensa de Madrid.

La cara alegre de aquella corrida para él fue el toro Cigarrero, que tomó dieciocho varas, en una de las cuales la garrocha le penetró medio metro. Lagartijo clavó banderillas cortas junto a Chicorro y después de cuatro pases lo pasaportó de un buen volapié. Pueden suponer que fue muy ovacionado por el bondadoso coso malagueño. 

La corrida se saldó con sesenta y ocho varas, diecisiete batacazos y veintiún caballos muertos.


En Málaga, pasados 11 años, con toros de Arribas

Dos meses después se anunció el maestro en Cartagena junto a Cara-Ancha. Los toros eran otra vez de Anastasio Martín y entre ellos había otro Cucharero hermano del de Málaga. Como pueden suponer, Lagartijo no quería ver más cucharas ni en pintura y lo mató Cara-Ancha. Salió en cuarto lugar, tomó once varas, con nueve caídas y dos caballos muertos. Tras diez pases y una toma de olivo, Cara-Ancha lo liquidó de media delantera, pinchazo y estocada. Tuvo suerte porque el toro se fue resabiando con el paso de los minutos:



Lagartijo había confirmado la alternativa de Cara-Ancha en 1875, la tarde en que uno de Miura mató al valenciano Mariano Canet, Llusío. La cornada fue en la yugular a la salida de un par.

Ya que estamos, el compañero de Lagartijo aquella tarde malagueña de Cucharero fue este hombre, José Lara, Chicorro, también de Algeciras, como Cara-Ancha: 



Aprovechando su presencia, recordaremos su excelente prestación en Madrid un año antes ante Mediasnegras, un berrendo en negro botinero de Benjumea. Iba de esmeralda y oro y fue el 29 de octubre de 1876. Hizo el salto de la garrocha y recortó al toro a cuerpo limpio arrancándole la divisa para subir al palco real a ofrecérsela a Alfonso XII:



Luego puso tres pares de banderillas y entusiasmó a todos con la muleta:



Mató de pinchazo y entera sin puntilla. Entonces sucedió esto:



Lo del manicomio de Las Ventas pudo aplicarse perfectamente a lo que se vivió, de manera que se regaló el toro muerto al diestro. Éste se acercó con la puntilla, le cortó una porción de la oreja y la paseó en triunfo. Fue la primera vez en la capital que sucedía algo de ese género pero no llovió a gusto de todos:



Pues ya nos hemos entretenido a cuenta del mal rato que pasó el bueno de Rafael ante el manso Cucharero. Han podido comprobar que la fama de que goza el animal no es por sus propios méritos. Se la debe a quien tuvo delante y no a su comportamiento, alejado totalmente de lo que cualquiera entiende por bravura. Esas diez varas y los cinco caballos muertos son un espejismo total, como en muchos otros toros de antaño. Cucharero fue un buey, ni más ni menos. 

Si les apetece echar otro rato con algunas andanzas del gran maestro califal, pulsen en cada capítulo y así acceden sin tener que buscar en las etiquetas:


-  EL DÍA QUE LLORÓ PONIENDO BANDERILLAS                    

-  EL CHICO DEL MATADERO                                                          

-  ¿QUIÉN CALENTÓ A FRASCUELO EN GRANADA?                

-  EL DÍA QUE OYÓ TRES AVISOS EN MADRID...LOS    MISMOS QUE FRASCUELO EN SEVILLA


Para despedirnos, dos fotos de otro Cucharero bastante más dócil que el de Lagartijo:



Era un contreras de los hermanos Peralta. Le daban de comer en la mano y deambulaba por la finca con total libertad sin hacer ni un mal gesto, fisgando por todas partes con esa curiosidad que muestran las imágenes.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa


Lea Vicens aprendió a rejonear en casa de los Peralta
con un pariente de Cucharero del mismo nombre 




viernes, 8 de enero de 2021

LA BRAVURA (1): NO HAY QUE DARLE TANTAS VUELTAS

Que el origen de la bravura en el toro de lidia pueda tener algo de misterioso no quiere decir que no se la pueda definir breve y claramente. Es curioso que en el mundo de la tauromaquia los aficionados siguen discutiendo sobre el concepto de bravura. Hace más de doscientos años que estamos viendo toros y aún parece haber dificultades o contradicciones cuando se pregunta sobre la cuestión. 


FOTO: Christophe Moratello

Todo esto viene a cuento de las definiciones de bravura que salían recientemente en un portal comercial. Pueden leerlas pulsando aquí

Nos llamaron la atención dos por lo desatinadas. Una, la de Juan Ignacio Pérez-Tabernero:

'Bravura es acometer con ritmo y con largura y además debe humillar'

Si esos son los únicos criterios que exigimos a un toro para ser bravo, al final de cada temporada tendríamos docenas de toros bravos. Además, ¿qué es el ritmo? Esa largura ¿la medimos en metros recorridos? Y si el toro no termina de arrastrar el morro por el albero, ¿ya no puede ser bravo?

La otra es de Victorino García:

'Bravura es capacidad de luchar hasta la muerte con poder, fiereza y nobleza; la bravura sin nobleza no es bravura, es fiereza'

¿En qué quedamos, maestro? Nosotros sostenemos que la fiereza no es más que un ingrediente de la bravura (algunos toros de Dolores Aguirre salen fieros aunque no bravos).  Pero usted dice primero que es una condición básica y después lo contrario. Explicaremos algo más al respecto en un próximo capítulo.


FOTO: Christophe Moratello

Lo de Victorino García tiene delito porque lo único que tenía que haber hecho es repetir las condiciones del toro bravo que daba siempre Victorino Andrés y así no se hubiera metido en berenjenales:

"Que el toro tome las tres varas de largo y con absoluta nobleza,  que se duerma en el peto y que después obedezca la muleta por derecho. Luego, que ligue o no, es otra cosa. Ha habido toros bravísimos que han dado camadas todas de mansos"

Recuerden aquí. Como pueden deducir, nada de la primera frase se cumplió ni con Cobradiezmos ni con Muralista y ahí están, indultados con su harén correspondiente sin que el abuelo haya podido evitarlo. 

Para nosotros la cosa siempre ha estado bastante clara. La definición de bravura es breve y concreta. Consiste en la capacidad del toro de embestir a todo lo que se mueva sobreponiéndose a cualquier castigo. Ya está. Si lo desean, cambiamos embestir por acometer y castigo por adversidad, pero sigue siendo agua del mismo pozo. No hay más que hablar.

Naturalmente esta acometividad tendrá lugar con mayor facilidad si el animal está aislado en un sitio cerrado y no en libertad. Aún así, incluso encerrado, si se encuentra con otros congéneres, sale a relucir su instinto gregario. 


FOTO: Christophe Moratello

En campo abierto, su tendencia natural es la huida como ha comprobado cualquiera que haya espantado a un toro para abrir una portera o le haya tirado una piedra. No obstante, en todos los hatos  de cualquier ganadería puede haber un toro que se arranque por sorpresa contra cualquiera. 'Cuidado con ése que está loco', te dicen. Recordamos hace muchos años un toro loco de Victorino. Se tiraba contra todo. Un día embistió al remolque de un tractor y lo levantó medio metro del suelo.



Una vez que ha quedado clara la definición de bravura podríamos entrar en otras disquisiciones como discutir sobre el misterioso origen de esa capacidad de acometer o si en el fondo es la expresión de un instinto defensivo. ¿Embiste el toro por miedo o por valentía? ¿No le asusta nada o le asusta todo? Esas cuestiones sí se prestarían a controversia pero la definición de bravura está clarísima

Y también es irrefragable que la bravura como instinto de acometida no es vital, el toro no la precisa para sobrevivir. Luego podríamos entrar en detalles para desmenuzar la bravura como decía Álvaro Domecq pero no es el objetivo de esta entrada.


'Bravío', del Conde de Santa Coloma.
Lo mató Saleri II en 1919 y tomó siete puyazos

Una pregunta interesante sería si hay otros animales a los que podríamos calificar como bravos. Algunos hablan del jabalí o de los perros que los conquistadores españoles de América llevaban consigo. Sobre éstos dicen los testimonios que 'aunque los apaleasen o matasen no sabían ladrar... valían por diez hombres'. Es posible que esos animales acometiesen y no dejasen escapar la presa a pesar de ser golpeados o heridos. Los usaban para lo que las fuentes califican como aperrear, o sea, azuzarlos para que atacasen:



Seguramente serían alanos españoles. Precisamente las crónicas se refieren a ellos como perros bravos. Cualquier otro animal intentará huir al sentirse herido. 

La valoración de la bravura en el toro ha ido cambiando con el paso de los años. Guillermo Sureda decía en los años setenta que el toro bravo había pasado a ser ese animal que, aunque solo tome una vara y salga suelto, llega al último tercio dispuesto a dejarse dar cien muletazos. Y siempre con una embestida no fuerte y con raza sino dócil y suave, o sea un toro tonto al que hay que cuidar (sic en su libro Tauromagia).

Domingo Ortega hablaba en los sesenta de que abundaba el toro que tenía un 50% de bravura y que por tanto no era ni manso ni bravo. Barquerito acuñó en los noventa aquel vocablo de mansibravo.


 

Para el maestro de Borox, la clave en el toro bravo era que acudiese siempre galopando. Él distinguía entre galopar y trotar rápido, que no es lo mismo y que, según su opinión, podía llevar a confusión al aficionado. El toro galopa mientras mantiene la bravura. Si durante la faena deja de galopar, ya no estamos hablando para Ortega de bravura verdadera. Decía literalmente esto:

'Nunca un toro que es bravo, si tiene cuatro metros entre el torero y él, arranca andando; ésa es la gran diferencia entre el toro de hoy con relación al de antes, se ha perdido bravura' 



¿Cuántos toros genuinamente bravos han visto ustedes en su vida de aficionados? Nosotros los contamos con los dedos de una mano. Domingo Ortega vio muchos más que nosotros y para él no llegaban a cinco. El más bravo, uno que mató en Granada antes de la guerra.

Resumiendo lo dicho, la bravura sería ese deseo de luchar aunque te peguen. Debería ser un comportamiento como el de Paul Newman pegándose contra George Kennedy en La leyenda del indomable. Recibía puñetazos sin poder responder, se iba al suelo y se levantaba cada vez hasta dejar desconcertado a su rival cuando éste no comprendía ese afán de seguir con su fracasada acometida  a pesar de estar cobrando un duro castigo.



El problema en los toros es que la bravura necesita una lidia adecuada para mostrarla y lo que se suele hacer hoy en día es todo zafio y descuidado. Además se desmoraliza al pobre animal, si nos permiten aplicarle ese comportamiento humano para entendernos. Lo podemos resumir en que resabian al toro (recuerden pulsando aquí lo que pasó en aquella corrida de Pastelero y Bocacho). 

¿Cuántas veces se queda el ganadero sin saber si un toro suyo ha sido bravo? Y lo mismo sucede con el aficionado a toros, que no con la muchedumbre orejil, a ésa todo lo que estamos hablando aquí le da igual. Por ejemplo, nunca sabremos si Bastonito fue bravo de verdad. Aceptamos que fue fiero pero ¿bravo? Lo hablábamos en esta entrada. Doña María Agustina López Flores decía esto: 

'Me gustaría dirigir yo la lidia de mis toros en el primer tercio'.



Lo indudable es lo que afirmaba Luis Bollaín en esta entrada:

"De tanto querer afilar la bravura del toro, se ha roto la punta de la bravura y el toro ha quedado romo de casta. El toro actual es medio toro porque dentro lleva media casta"

Sobre este inagotable tema de la bravura nos quedarán siempre las preguntas sin respuesta. Por ejemplo, ¿qué pasaría hoy si se redujese el peto y el peso de los caballos estuviese dentro de la ley, cosa que no suele ocurrir? ¿Cuántos batacazos veríamos en cada corrida? ¿Cuántos picadores se retirarían de la profesión? ¿Sería posible aplicar el monopuyazo asesino? ¿Los romaneos que seguro que abundarían con los toros actuales serían comparables a los de hace cien años? ¿Cuántas varas habría que sumar en esas condiciones para que el toro quedase a gusto del diestro? ¿Llegaríamos a calificar como bravos toros que hoy pasan de puntillas por el primer tercio mientras sufren la carnicería habitual? 

¿O seguiría teniendo razón Salcedo cuando decía que quien afirma que estamos ante el toro más bravo de la historia es un torerista incondicional?

A estas preguntas no podemos dar respuesta tan fácilmente como a las que apuntaremos en nuestra próxima entrega sobre la bravura.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.