jueves, 29 de agosto de 2019

LECCIÓN DE MORANTE A AGUADO

Los aguadistas torcerán el morro al ver el titular pero lo que Morante hizo en Gijón hace diez días fue impartir una clase magistral de cómo hay que entrar a matar. ¿Tomarían buena nota sus dos compañeros de cartel? Uno seguro que no porque era El Juli. Él ya tiene su tranquillo artero y falaz con el que entierra la espada siempre trasera y va cortando orejas sin tomar riesgos. Pero Pablo Aguado nos preocupa mucho más porque no sabe matar. 



Lo venimos diciendo desde que lo conocimos de novillero. Ha tenido varios percances que se han saldado con lesiones leves porque se le ha aparecido la Virgen en el momento del embroque. Es la misma Virgen que se le aparece cuando entierra el estoque y sale ileso. Pero habrá un día en que no se le aparezca para bien y entonces lamentaremos una desgracia.

Ustedes dirán que nos ponemos melodramáticos pero comparen estas dos imágenes:




La primera es de Aguado en Gijón cuando resultó cogido al entrar a matar como comentaremos ahora. La segunda es del malogrado Víctor Barrio con el toro de Los Maños que le quitó la vida. Vuelvan a verlas, ¿qué me dicen? Un amigo lector del blog, médico de profesión, nos explicaba que ese tipo de cornadas son peligrosísimas porque el toro tiene el tope del suelo para clavar el pitón. Aquí pueden ver de nuevo a Barrio cuando lo derriba el toro y lo busca en la arena:



Y aquí, a Aguado en Gijón donde el toro también lo busca pero no lo encuentra:



El problema de Aguado es que se queda en la cara del toro porque no sabe o no se atreve a cruzar. Cuando los chavales entrenan para ser toreros y simulan la suerte suprema, les dicen que toquen el morrillo y después sigan el viaje con el brazo hasta tocar la penca del rabo. Aguado no ha debido de hacer eso nunca. Ahí lo tienen yendo hacia el toro con la mano por las nubes y tapándole la cara:



El Juli en la misma corrida hace lo propio pero observen que su pierna izquierda indica que va a dar su saltito hacia el lateral para escaquearse y salirse de la suerte. La mano también va por encima de la cabeza, por eso siempre clava trasero (recuerden lo explicado aquí):



Pero es que Aguado no sabe o no quiere salirse de la suerte y se tira encima del toro sin intención de cruzar:



Como es lógico, el toro se lo lleva por delante:



Lo derriba y se va por él:



Y entonces viene ese momento escalofriante en que intenta herirlo en el suelo pero la Virgen hace el quite a Aguado:



La cosa se saldó con una lesión en el tendón supraespinoso del hombro que le hizo perder algún contrato. Eso sí, mejor perder contratos que perder la vida.

La lección gratis que le dio Morante en la misma corrida de Gijón es ésta que vemos a continuación. Se perfila a la distancia correcta, con la mano en la barbilla: 



A partir de esa posición, un torero podrá aliviarse alargando el brazo para pegar la puñalada y también tapando la cara al animal. Nada de eso hará el maestro. De momento, El Juli ya nos muestra sus intenciones estirando el brazo. La muleta la girará cuando avance hacia el toro, todavía no:



Morante no se alivia de ningún modo. El codo sigue encogido para no darse ventaja y el estaquillador apunta al morro del toro:



En cambio, López lleva el brazo alargado, la mano por encima de la cabeza y ya ha girado la muleta para cegar al toro con el telonazo. Encima fíjense en sus pies dispuestos a salirse de la suerte. Comparen con los de Morante antes:



El Juli pega su atrabiliario salto clavando fuera del embroque y con el toro ciego:



En cambio Morante no ha girado la muleta y sale limpiamente por el costillar sin saltar. Podría tocar la penca del rabo:



Esa estocada del de La Puebla es excelente. Que luego la espada quede desprendida o pasada, poco nos importa siempre que no sea un bajonazo. Cuando se ejecuta con esa pureza, si no cae exactamente en el hoyo de las agujas puede ser cuestión de suerte.  Vayan a este vídeo a comprobar lo que hemos dicho: la de Aguado la tienen en el 5'18'', la de El Juli en el 9'22'' y la magnífica de Morante en el 8'04''.

Rafael Ortega, el as de espadas, decía que lo más peligroso a la hora de matar era quedarse en la cara: 'si te quedas en la cara, es cuando te cogen los toros' (recuerden aquí). Los toreros que se quedan en la cara o es por miedo a cruzar o porque nunca han cruzado y no saben hacerlo.

El caso de Aguado no es el único. Tenemos a Ureña, que no sale por el costillar ni por equivocación. Cortó cuatro orejas en Bilbao matando de manera grotesca. Ahí lo tienen con la mano por las nubes aunque sin girar el palillo:



Se tira encima del toro. Es temerario y sólo le preocupa enterrar el acero aunque el toro lo coja. Observen ese brazo arqueado clavando espantosamente a capón:



Como era previsible, el toro lo coge. Tiene mucha suerte porque lo encuna sin conseguir clavarle los pitones ni en el abdomen primero ni en el perineo después:



FOTO: Arjona

Luego lo voltea y se lo monta encima. El murciano sale milagrosamente ileso una vez más, ¿hasta cuándo?


FOTO: Arjona

Cayetano es otro que tal baila. Ahí lo tienen con el brazo elástico y sin ninguna intención de cruzar para salir airoso de la suerte. Saldrá trompicado, como es habitual en él hasta que un toro lo coja y lo lesione de gravedad:


FOTO: Arjona

Leal es otro ejemplo más de diestro que se queda en la cara y resulta golpeado siempre por el toro cuando entra a matar:



Vienen por detrás novilleros como Cervera, Orozco, Joselete, etc. que también se quedan en la cara. ¿Quién aconseja a estos hombres? ¿No se dan cuenta sus mentores y sus amigos de que tarde o temprano van a hacerse daño de verdad? 

Hay que salir de la suerte 'con todos los pies', como escribe Paquiro en su Tauromaquia, por eso se denominó 'volapié'. Nunca debes quedarte en la cara. El problema es que los críticos vendidos no orientan a la afición. Cuando un diestro sale peligrosamente prendido por haber ejecutado mal la suerte, escriben cosas como que 'se tiró a matar o morir', 'dejó un estoconazo jugándose el todo por el todo', 'fue a chocar con el toro' o 'entró con mucha verdad'. El culmen del despropósito es que alguna estocada mal ejecutada porque el torero no tenía intención de cruzar ha obtenido incluso premios de prestigio. Fue el caso de ésta de Bolívar en el san Isidro de 2018. Es absolutamente demencial tirarse así, no merece premio sino censura porque es una locura:


FOTO: Julián López

¿Habrá aprendido algo Aguado de la lección de Morante? Mucho nos tememos que no. Insistimos en que su caso nos resulta especialmente preocupante porque de todos los citados es a quien vemos con más posibilidades de sufrir un disgusto serio. Lo de menos es que pierda docenas de orejas por no saber matar. Lo grave es que más pronto que tarde vamos a lamentar una desgracia gorda. Al tiempo.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.






domingo, 25 de agosto de 2019

VICTORINO EN SANLÚCAR: ¿LA CORRIDA DEL SIGLO?

Hasta ahora la del siglo era la de Victorino en Madrid en 1982 con Ruiz Miguel, Esplá y Palomar. ¿Será ésta de Sanlúcar la del siglo XXI? En la primera se cortaron seis orejas y salieron a hombros los tres diestros junto a Victorino padre. Pero es que en la de ayer se cortaron ocho orejas y un rabo, se indultó un toro y salieron a hombros los tres maestros con Victorino hijo y el empresario. Si fuese por números, la cosa es incontestable.

A pesar de todo ello, ¿cuánto hubo de oro y cuánto de oropel? Vimos la corrida a través de Canal Sur y la comentaremos para ustedes. Ya les avisamos de que nosotros tenemos un déficit crónico de triunfalismo del que no consiguen curarnos ni los comentaristas televisivos ni los críticos vendidos. Pueden leer las líneas que siguen y luego ir a los panegíricos que a buen seguro circularán por todas partes y que, como siempre, no hemos leído antes de dar nuestra opinión. 



La corrida se celebró no sobre arena sino sobre veinte toneladas de sal tintada componiendo un dibujo conmemorativo de cuando zarpó Magallanes con intención de volver a Sevilla navegando siempre hacia el oeste. La corrida no fue goyesca ni colombina ni pinzoniana sino magallánica. Los toreros vinieron vestidos de época y los toros no acusaron en ningún momento ni la sal ni los colorines del suelo, entre los que abundaba el amarillo (Antoñete se hubiera caído del cartel seguro).



Los toros estuvieron en tipo, terciados todos excepto el más largo quinto, cómodos de encornadura y de comportamiento variado. El primero fue de azúcar, el segundo de tragar saliva, el tercero sin maldad, el cuarto asequible, el quinto impuso su dosis de castita y el sexto fue el indultado, un toro bravo pero con reservas.

Este 'Milhijos', de 517 kilos, se indultó por petición popular. ¿Fue realmente bravo? La primera vara sí la tomó de bravo pero es aquélla que tomaría hasta una vaca mansa (palabras que no son nuestras sino de Victorino padre, recuérdenlas leyendo esto). El segundo no existió porque fue un picotazo aunque Victorino hijo contó dos puyazos. Se vino arriba en banderillas y embistió en la muleta como cualquier ganadero firmaría: con nobleza, boyantía, prontitud, fijeza y su punto de casta. En los tiempos que corren, indulto seguro. Pero ya ven que hay luces en la muleta junto a la gran y oscura sombra de que para indultar un toro debería acudir tres veces al caballo.



Sí, pero ustedes nos pedirán que nos mojemos y aclaremos si para nosotros fue de indulto, ¿verdad? Pues no nos tapamos y les diremos que nosotros, si llegamos a estar en la plaza, le hubiéramos tocado palmas en el arrastre  (recuerden aquí). Pueden ver toda la corrida pulsando aquí  y yendo al 2:02'12'', la lidia del indultado.

El juego de la corrida en el caballo fue de gran mediocridad excepto ese primer puyazo del sexto. Acudieron un total de diez veces al peto entre las que contamos el último picotazo. El único que no se fue al suelo, el segundo. Los demás claudicaron un total de dieciséis veces (el indultado, sólo una, que conste). Otorgamos el beneficio de la duda siempre al toro y no contamos varias caídas que pudieron ser resbalones. Detalle a anotar es que los cinco toros que se mataron lo fueron de sendas estocadas enteras, no hubo ni un pinchazo.

CHACÓN. Tuvo suerte en el sorteo porque su primero era de hojaldre. Venía picado del campo y aun con todo, le pegó dos medias de recibo seguidas, nunca lo entenderemos. 

En televisión también se dieron cuenta de que el toro era 'mu suave y mu obediente', con eso está dicho todo. Chacón anduvo relajadísimo pero cogiendo la muleta por el extremo y sin echar la pierna adelante por si acaso. 



Tan pastueña era la cosa que se confió y el toro lo derribó pegándole un susto gordo. 



Pero la condición comercial del animal se veía cuando papaba moscas al final de muchos pases despreciando al maestro:



Estocada desprendida hasta la tela y el bondadoso palco otorga las dos primeras orejas. Ya vimos de inicio que el presidente rompía el minuto de silencio inicial aplaudiendo y que volvía a aplaudir como el que más el himno nacional, detalles ambos de que venía con ganas de pasárselo bien. Seguramente es así como hay que ir a los toros, no como vamos nosotros, con el cuaderno de notas y la mosca detrás de la oreja permanentemente.



El segundo era entrepelado, de carita recogida y también vino picado del campo. Los dos de Chacón sólo acudieron una vez al caballo. Le dieron mil capotazos en el segundo tercio. El toro quedó noble pero tenía ganas de hacer hilo y buscar las zapatillas aunque sin intenciones aviesas. Menos mal porque si llega a tener malas ideas... 



La disputa finalizó en tablas ya que entendemos que el gaditano no terminó de ganar la partida a pesar de que al final 'se gustase' de perfil:



Entera desprendida en el lomo y alargando el brazo. Dos orejas más, ya llevamos cuatro.



DE JUSTO. Tuvo mala suerte en el sorteo porque le tocaron los dos victorinos que a nosotros nos gustan pero al ganadero no. El primero fue este 'Jarrinero'. Ya ven que estaba en tipo de la ganadería con sus 530 kilos. Exigía un puyazo delantero por su insistencia en levantar la cara de salida. 



Pero el caballo lo montaba su mayoral Majada y pedirle que pique delantero es como pedir peras al olmo. Le pinchó dos veces en el lomo con el toro negándose a pelear con muy buen criterio al ver que era su propio mayoral quien le perpetraba esas lanzadas asesinas. Vean que la sangre le caía por el costillar, de vergüenza:



El toro iba más largo por el izquierdo pero De Justo sacó la faena hotelera y seguro que notó cómo se le secaba la boca con el toro rebañando por el derecho (pueden ver su trasteo aquí a partir del 49'10''). De Justo es valiente y aguantó el chaparrón pero esa equivocación le costó cara porque cuando se echó la mano a la izquierda, el toro ya se había enterado de la película.



Cuando terminó la faena, el animal llevaba la cabeza por la estratosfera, exactamente igual que cuando saltó al ruedo. De lo mejor de la tarde fue la estocada que le pegó, muy bien ejecutada con la dificultad de esa cara alta del toro a que nos referíamos:



Tuvo el lunar de que el bicho hizo hilo y el diestro se vio obligado a aliviarse tirándole la muleta y huyendo a la carrera. Oreja (van cinco).



Su segundo fue el más largo y también el más degollado, ya hemos dicho que toda la corrida estuvo en el tipo de lo que es este encaste, incluso con morrillos poco prominentes, cosa cada vez más inhabitual en la casa. Olvidable el toro en varas pero muy aseado Morenito de Arles en banderillas. 

El toro era pronto, repetidor, codicioso y con su dosis de casta. Había que estar ahí y torearlo. Era de los victorinos que se torean de cine desde el tendido pero que en la arena cuesta más. De Justo le presentaba la muleta retrasada y el tal 'Milhebras' se iba envalentonando. Saltaba a la vista que no se sentía toreado en ningún momento.  Nuestra modesta opinión es que ganó la partida al maestro, que no pudo con él. Estocada caída y oreja (seis). 

Observen que apunta con el palillo al morro del toro sin aliviarse pegando el telonazo como tantos otros. Es de justicia anotarlo y, por contra, criticar a los que asesinan al toro dejándolo ciego mientras toreros honrados como De Justo se la juegan dejándose ver:



MORAL. Un poco escurrido era su primero, al que ordenó una paliza en varas fuera de lugar. No se pegó a ningún toro como a éste. Tras un bonito quite chaconero, el victorino se presentó en la muleta sin ninguna maldad pero un poco gazapón. 


Moral anduvo confiado y trató al de Albaserrada como a uno cualquiera. No obstante, al natural cogía el palillo por el extremo e iba en muchos con la ayuda, por si acaso.



Dos descabellos tras una entera en el lomo que para los de televisión fue 'tres deditos trasera, si no ya hubiera doblado':



El sexto fue el indultado, negro entrepelado como 'Platino' o como 'Bocacho'. Tienen toda la lidia aquí a partir del 2:02'12''. De salida arrastraba el morro por la sal, que no la arena. 



Metió muy bien los riñones en el primer puyazo aunque no más que muchos toros de Garcigrande (lo indicamos para la parroquia torista). El segundo fue un picotazo y de los mínimos. ¿Qué hubiera dicho Victorino padre del juego de este toro en el caballo? Él recalcaba siempre que quería que sus toros 'tomen las tres varas de largo', recuerden aquí.



El toro tenía esa bravura que nosotros acogemos con reservas tras ese primer tercio. Luego, Moral demostró mucho valor dándole un cambiado en el platillo como si fuera un torete comercial. Con un toro bravo hay que ir con cuidado al hacer esos alardes. 



Le salió bien y a partir de entonces todo fue...echar la pierna atrás apartándose del boyante viaje del toro. ¡Qué pena no haberlo toreado de verdad especialmente por el pitón izquierdo!



Insistimos:



No volveremos a repetir lo comentado en esta entrada cuando Moral indultó al 'Jarretero' de Illescas:



Lo mejor que hizo el de Los Palacios fueron los pases de pecho, uno de trinchera y los de la firma. El resto no fue toreo hondo ni genuino cuando el animal creemos que merecía haber echado verdad al trasteo aun a costa de que hubiera durado menos.

Empezaron los tendidos a flamear los pañuelos para pedir el indulto. Con el presidente que había, no dudábamos ni un segundo de que lo concedería como así fue. El toro se fue al campo y Moral se dio un baño de optimismo con las dos orejas y rabo simbólicos (ya tienen el total de ocho y la cola). Lo 'mató' recibiendo:



Nos alegramos por él ya que, a pesar de que este año lo hemos criticado a base de bien, nos ha parecido siempre un buen chaval que, como él decía, 'llevaba una rachilla mu mala'.

Los taurinos defenderán esta corrida como la ideal en los tiempos animalistas que corren: cinco toros muertos de sendas estocadas, uno al que se le perdona la vida, tercios de varas discretísimos, orejas para todos los actuantes, presidencia comprensiva y público que vuelve a casa feliz y contento. Dirán que los aficionados que no lo vean así es porque hacen el caldo gordo a los antitaurinos.

Una vez escrita esta crónica, y para ser justos dando la voz a todas las partes, nos hemos ido a la web de Victorino a ver qué dice. Aquí lo tienen:

"Gran tarde la vivida hoy en Sanlúcar, es la primera corrida completa que lidiamos en esta Plaza y el resultado de la corrida nos ha gustado.
Hemos llevado una corrida completa en la que la emoción ha estado de principio a fin, una corrida encastada y brava en la que todos los Toros han recibido dos buenos puyazos en el caballo.
"Destacar el 6º de la tarde, un Toro cumbre, completo en todos los tercios que el público ha querido que indultaran, nosotros estamos muy de acuerdo con esta decisión y nos lo llevamos al campo a padrear, es MILHIJOS con el Nº9 y Guarismo: 2015.
"Destacar la actuación de todos los Toreros en el transcurso de la tarde que ha culminado con la salida a hombros de todos, toreros, empresario y ganadero.
"Muchas gracias a todos y nos vamos de Sanlúcar muy felices agradeciendo a todos los aficionados todo el cariño recibido".

Ojo porque Victorino hace como Moreno Silva, ve puyazos donde no los hay. Dice que todos recibieron dos cuando los toros de Chacón sólo acudieron una vez al peto. Esa enfermedad de soñar con puyazos inexistentes no la tienen los ganaderos comerciales porque a ellos el caballo les da igual.

En cualquier caso, si han tenido la paciencia de llegar hasta aquí, juzguen ustedes si debemos quitar los interrogantes al titular o dejar lo acontecido en una sobredosis de triunfalismo. Ya saben lo que decía Perera hace cuatro años:

‘Aquí hace falta triunfalismo y sobra el purista, porque para purista y para recortes ya están los de Podemos. La gente quiere divertirse y qué mejor imagen que los toreros en hombros‘



En Sanlúcar volvió al campo un toro y se fueron a hombros los tres toreros, el ganadero y el empresario. Casi salieron más personas a hombros que por su propio pie. En ésas estamos.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.