Tenían que ponernos en esta feria dos dosis de la vacuna de Alcurrucén. La primera fue hace doce días con medios toros, sin nervio, sin pujanza, blandos y distraídos, como comentábamos aquí.
La segunda dosis fue ayer, con una corrida que estuvo variada de pinta, con varios toros protestados por su trapío, descastadita, sin pelear en varas, sosa y apretando siempre para adentro. No hubo ni un atisbo de casta ni por supuesto de bravura. Así como en otras corridas de la feria hemos recalcado que los toros estaban en puntas aquí no decimos nada.
Tras esta segunda inyección no hemos notado ninguna reacción adversa y ambas vacunas han hecho su efecto perfectamente ya que se nos han quitado las ganas de ver corridas de Alcurrucén durante años.
URDIALES. Su primero era un colorado, ojo de perdiz, bragado, meano, escarbador y tocaíto arriba. Agradecemos como siempre la colaboración del maestro Moore, en tarde muy molesta para hacer fotos por la meteorología:
Lanzada trasera barrenando mientras el toro cabecea y se va suelto para huir de semejante trampa. En la segunda vara le acierta en el mismo sitio infame y la pelea es irrelevante.
Vimos a Urdiales al principio indeciso y después muy lento, sin terminar de echar el resto para pasarse por delante un animal que era un amiguete (ya habíamos apuntado esto cuando al final de la faena Rincón dijo que justo así calificaba a estos toros el ganadero, cosa que ignorábamos). El toro era blando y en seco claudicaba pero creemos que Urdiales tendría que haber forzado la máquina aunque se le hubiera acabado en dos tandas. Lo que hizo languideció tristemente.
En un momento dado el animal se echó y ni tirando del rabo lo levantaban. Fue patético y no creemos que padeciera ninguna lesión. Volapié auténtico a toro totalmente parado con la mano izquierda de adorno:
Su segundo era un negro salpicado y facado, no careto, cornigacho y cornidelantero:
En el primer capotazo echó los cuernos al pecho de Urdiales, que tiró la capa y se quejó de que el toro no veía bien.
Se fue al trote a su aire hasta el caballo, donde el picador le pasó una cruel factura por el susto que había dado a quien le paga. Se marchó suelto. En el segundo también se va. Urdiales navegaba sin rumbo en la lidia y le costó Dios y ayuda poner el toro una tercera vez, en la cual le echan el caballo encima y se vuelve a ir.
Psicosis en banderillas. Parecía claro que el riojano no lo iba a querer ni ver pero tuvo mucha más vergüenza torera que Morante en la misma tesitura. Todavía se lo pasó pegando el zapatillazo, siempre con la derecha y olvidándose de sus iniciales reclamaciones oftalmológicas aunque con permanentes precauciones:
Rinconera habilidosa tapando la cara y muerte del toro en los medios. Ya van cinco si no nos hemos descontado.
TALAVANTE. Su primero era un negro azabache, rabilargo y ensillado:
Cobró dos varas abyectas en el lomo, con la sangre cayendo por detrás del brazuelo sin que en televisión dijesen esta boca es mía ante semejante zancocho.
En el inicio de faena no mandó nada porque lo hizo al paso y el toro después se puso un poco tonto. Añadan que se paró con lo que el resultado es... nada. Nos acordábamos de las dos lanzadas traseras que le habían pegado al pobre.
Se atragantó pinchando tres veces antes de una casi entera trasera pero ejecutando correctamente la suerte en los cuatro intentos. Descabello en medio de un silencio antártico.
Su segundo era un negro chorreado en morcillo, jirón, calzado de atrás, zarco y corniapretado. Gritos de ¡toros, toros! al verlo:
Se fue al reserva donde no quiso pelear mientras trotaba de aquí para allá. Le echan el caballo encima en el segundo pero que si quieres arroz, Catalina. Muy bien Murillo en su segundo par arriesgando en la puerta de chiqueros.
No sabemos qué vio en el toro para brindarlo al público bajo el aguacero. Empezó de rodillas comprobando la inmensa bondad del de Alcurrucén. Fue lo mejor que hizo en toda la tarde.
El animal estaba parado y embestía con una sosería alarmante lo cual nos reafirmaba en lo absurdo de brindar esto al mojado público madrileño. Se pegó un par de parones a centímetros de los pitones mientras el toro lo miraba atontolinado.
Estocada honda, trasera, tendida y desprendida perdiendo la muleta. Aviso y descabello, con gran decepción de los televisivos por la ausencia de petición.
LUQUE. Su primero era un castaño ojinegro, zarco, bocidorado, badanudo y de casi seis años. Fue protestado por su trapío:
Dos agujeros en la primera entrada, uno en la penca del rabo y otro traserísimo al rectificar. El toro se marchó suelto rápidamente, lo mismo que hubiéramos hecho nosotros. En el segundo le señala atrás y se va al hierro.
Saludó Iván García pero lo hemos visto parear mucho mejor. Mientras tanto Juan Contreras había enseñado el pitón izquierdo del toro.
Siempre hemos mantenido que para nosotros lo mejor de Luque son los inicios de faena y aquí hizo uno muy sólido rodilla en tierra:
Luego ignoró lo del pitón izquierdo porque ya saben que es diestro de la ola ultraderechista. Cuando por fin toreó al natural el toro ya era de Guisando y Luque había dilapidado la posibilidad de haberle dado desde el principio tres tandas buenas al natural y, con quince pases, pegarle la estocada.
Como era previsible terminó poniéndose pesado. Se apreciaba en el tendido un entusiasmo que no compartíamos. Estocada honda, además de trasera, desprendida, entrando con el delantal y a capón más descabello. Observen que es honda y no corta como dijeron en televisión:
El sexto era un colorado ojo de perdiz, anteado, carifosco y ligeramente chorreado en verdugo:
Embiste al peto con la cara alta y huye al hierro. En el segundo marra y se va sin ningún castigo. Lo pone en una tercera vez pero insiste en no pelear. Llevamos dos corridas seguidas donde el primer tercio no ha existido.
El piso estaba ya muy mojado y las banderillas cayeron de cualquier manera, cosa que no tendremos en cuenta dado el riesgo imperante.
De nuevo Luque nos gustó en su inicio de faena, con el toro pegando algún achuchón pero sin malicia y mirando siempre la tela.
Pero después el diestro anduvo por allí, con voluntad pero sin interesarnos nada su labor. Y encima no terminaba nunca...
Suerte del delantal entrando a matar clavando arriba con las patas al cielo. Muy bien el presidente aguantando sin conceder la oreja. Por supuesto que con ese telonazo la estocada no era merecedora de oreja por sí sola ni de broma a pesar de la insistencia de los comentaristas. Decía Delgado que esto era un grandioso volapié. Hombre, en principio es al encuentro y después ya ven: mano por las nubes para clavar a capón y telonazo infame cegando al toro cogiendo la muleta como si fuese una llave inglesa:
En su canal de Youtube ha tenido como fondo con muy buen criterio una sobresaliente estocada de Paco Camino que no tiene nada que ver con esta puñalada. Que nos explique dónde está esa grandiosidad que no vemos por ningún sitio.
Terminó el festejo con la valoración del ganadero que, como pueden suponer, no coincide con la nuestra ni en sueños. Dijo que el quinto toro le había encantado y que primero y tercero habían tenido una gran nobleza y mucha calidad; que los demás habían sido manejables y que la tarde había estado muy entretenida aunque sin orejas, que es lo que nos gusta (sic).
Eso de que la tarde estuvo entretenida tendrán que certificarlo los amigos leyentes que intenten ver la corrida en diferido y que no lo conseguirán porque difícilmente podrán evitar una larga siesta a las primeras de cambio.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.