viernes, 2 de junio de 2023

FERIA DE SAN ISIDRO, 2023 (17): ALCURRUCÉN: LA SEGUNDA DOSIS

Tenían que ponernos en esta feria dos dosis de la vacuna de Alcurrucén. La primera fue hace doce días con medios toros, sin nervio, sin pujanza, blandos y distraídos, como comentábamos aquí.

La segunda dosis fue ayer, con una corrida que estuvo variada de pinta, con varios toros protestados por su trapío, descastadita, sin pelear en varas, sosa y apretando siempre para adentro. No hubo ni un atisbo de casta ni por supuesto de bravura. Así como en otras corridas de la feria hemos recalcado que los toros estaban en puntas aquí no decimos nada.

Tras esta segunda inyección no hemos notado ninguna reacción adversa y ambas vacunas han hecho su efecto perfectamente ya que se nos han quitado las ganas de ver corridas de Alcurrucén durante años.




URDIALES. Su primero era un colorado, ojo de perdiz, bragado, meano, escarbador y tocaíto arriba. Agradecemos como siempre la colaboración del maestro Moore, en tarde muy molesta para hacer fotos por la meteorología:



Lanzada trasera barrenando mientras el toro cabecea y se va suelto para huir de semejante trampa. En la segunda vara le acierta en el mismo sitio infame y la pelea es irrelevante.

Vimos a Urdiales al principio indeciso y después muy lento, sin terminar de echar el resto para pasarse por delante un animal que era un amiguete (ya habíamos apuntado esto cuando al final de la faena Rincón dijo que justo así calificaba a estos toros el ganadero, cosa que ignorábamos). El toro era blando y en seco claudicaba pero creemos que Urdiales tendría que haber forzado la máquina aunque se le hubiera acabado en dos tandas. Lo que hizo languideció tristemente.



En un momento dado el animal se echó y ni tirando del rabo lo levantaban. Fue patético y no creemos que padeciera ninguna lesión. Volapié auténtico a toro totalmente parado con la mano izquierda de adorno:



Su segundo era un negro salpicado y facado, no careto, cornigacho y cornidelantero:



En el primer capotazo echó los cuernos al pecho de Urdiales, que tiró la capa y se quejó de que el toro no veía bien.

Se fue al trote a su aire hasta el caballo, donde el picador le pasó una cruel factura por el susto que había dado a quien le paga. Se marchó suelto. En el segundo también se va. Urdiales navegaba sin rumbo en la lidia y le costó Dios y ayuda poner el toro una tercera vez, en la cual le echan el caballo encima y se vuelve a ir.

Psicosis en banderillas. Parecía claro que el riojano no lo iba a querer ni ver pero tuvo mucha más vergüenza torera que Morante en la misma tesitura. Todavía se lo pasó pegando el zapatillazo, siempre con la derecha y olvidándose de sus iniciales reclamaciones oftalmológicas aunque con permanentes precauciones:



Rinconera habilidosa tapando la cara y muerte del toro en los medios. Ya van cinco si no nos hemos descontado.



TALAVANTE. Su primero era un negro azabache, rabilargo y ensillado:



Cobró dos varas abyectas en el lomo, con la sangre cayendo por detrás del brazuelo sin que en televisión dijesen esta boca es mía ante semejante zancocho.

En el inicio de faena no mandó nada porque lo hizo al paso y el toro después se puso un poco tonto. Añadan que se paró con lo que el resultado es... nada. Nos acordábamos de las dos lanzadas traseras que le habían pegado al pobre.



Se atragantó pinchando tres veces antes de una casi entera trasera pero ejecutando correctamente la suerte en los cuatro intentos. Descabello en medio de un silencio antártico. 

Su segundo era un negro chorreado en morcillo, jirón, calzado de atrás, zarco y corniapretado. Gritos de ¡toros, toros! al verlo:



Se fue al reserva donde no quiso pelear mientras trotaba de aquí para allá. Le echan el caballo encima en el segundo pero que si quieres arroz, Catalina. Muy bien Murillo en su segundo par arriesgando en la puerta de chiqueros.

No sabemos qué vio en el toro para brindarlo al público bajo el aguacero. Empezó de rodillas comprobando la inmensa bondad del de Alcurrucén. Fue lo mejor que hizo en toda la tarde.



El animal estaba parado y embestía con una sosería alarmante lo cual nos reafirmaba en lo absurdo de brindar esto al mojado público madrileño. Se pegó un par de parones a centímetros de los pitones mientras el toro lo miraba atontolinado.

Estocada honda, trasera, tendida y desprendida perdiendo la muleta. Aviso y descabello, con gran decepción de los televisivos por la ausencia de petición.




LUQUE. Su primero era un castaño ojinegro, zarco, bocidorado, badanudo y de casi seis años. Fue protestado por su trapío:



Dos agujeros en la primera entrada, uno en la penca del rabo y otro traserísimo al rectificar. El toro se marchó suelto rápidamente, lo mismo que hubiéramos hecho nosotros. En el segundo le señala atrás y se va al hierro.

Saludó Iván García pero lo hemos visto parear mucho mejor. Mientras tanto Juan Contreras había enseñado el pitón izquierdo del toro.

Siempre hemos mantenido que para nosotros lo mejor de Luque son los inicios de faena y aquí hizo uno muy sólido rodilla en tierra:



Luego ignoró lo del pitón izquierdo porque ya saben que es diestro de la ola ultraderechista. Cuando por fin toreó al natural el toro ya era de Guisando y Luque había dilapidado la posibilidad de haberle dado desde el principio tres tandas buenas al natural y, con quince pases, pegarle la estocada.

Como era previsible terminó poniéndose pesado. Se apreciaba en el tendido un entusiasmo que no compartíamos. Estocada honda, además de trasera, desprendida, entrando con el delantal y a capón más descabello. Observen que es honda y no corta como dijeron en televisión:



El sexto era un colorado ojo de perdiz, anteado, carifosco y ligeramente chorreado en verdugo:



Embiste al peto con la cara alta y huye al hierro. En el segundo marra y se va sin ningún castigo. Lo pone en una tercera vez pero insiste en no pelear. Llevamos dos corridas seguidas donde el primer tercio no ha existido.

El piso estaba ya muy mojado y las banderillas cayeron de cualquier manera, cosa que no tendremos en cuenta dado el riesgo imperante.

De nuevo Luque nos gustó en su inicio de faena, con el toro pegando algún achuchón pero sin malicia y mirando siempre la tela.



Pero después el diestro anduvo por allí, con voluntad pero sin interesarnos nada su labor. Y encima no terminaba nunca...

Suerte del delantal entrando a matar clavando arriba con las patas al cielo. Muy bien el presidente aguantando sin conceder la oreja. Por supuesto que con ese telonazo la estocada no era merecedora de oreja por sí sola ni de broma a pesar de la insistencia de los comentaristas. Decía Delgado que esto era un grandioso volapié. Hombre, en principio es al encuentro y después ya ven: mano por las nubes para clavar a capón y telonazo infame cegando al toro cogiendo la muleta como si fuese una llave inglesa:



En su canal de Youtube ha tenido como fondo con muy buen criterio una sobresaliente estocada de Paco Camino que no tiene nada que ver con esta puñalada. Que nos explique dónde está esa grandiosidad que no vemos por ningún sitio.

Terminó el festejo con la valoración del ganadero que, como pueden suponer, no coincide con la nuestra ni en sueños. Dijo que el quinto toro le había encantado y que primero y tercero habían tenido una gran nobleza y mucha calidad; que los demás habían sido manejables y que la tarde había estado muy entretenida aunque sin orejasque es lo que nos gusta (sic).

Eso de que la tarde estuvo entretenida tendrán que certificarlo los amigos leyentes que intenten ver la corrida en diferido y que no lo conseguirán porque difícilmente podrán evitar una larga siesta a las primeras de cambio.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



jueves, 1 de junio de 2023

FERIA DE SAN ISIDRO, 2023 (16). SANTIAGO DOMECQ: CINCO A CERO

Ganaron los toros a los toreros por cinco a cero ya que el sexto lo dejamos fuera del partido. Pero no se engañen porque en el caballo su puntuación fue cero para los seis dado que en el primer tercio no existieron.

Asistimos a la entronización de la corrida posmoderna donde lo único que interesa es la muleta. Afortunadamente no gatearon ni embistieron de forma ovejuna, dicho sea para que no nos digan que les negamos el pan y la sal. Pero es que cuando el ganadero dijo que habían sacado mucho fondo hay que tener en cuenta que pasaron por el peto de visita e incluso más de uno manseando con avaricia.



Eso no quita para que insistamos en que los cinco primeros estuvieron por encima de los tres toreros a pesar de la desmesurada puerta grande de Adrián y del azul de risa que regaló el presidente Sanjuán al quinto.

La corrida estuvo en puntas, fue un poco desigual de presentación y en el arrastre se aplaudió, para nuestro gusto exageradamente, a cinco de los seis. Dio una media de 562 kilos.




SALDÍVAR. Ignoramos si es cristiano ortodoxo porque se santiguaba al revés. Su primero era un colorado ojo de perdiz, bragado, meano y jirón. El ser de cuernos tan abiertos salvó al diestro de dos cogidas graves porque en ambas lo golpeó con el testuz. Las fotos de los toros, del maestro Moore:



Rectifica el piquero tras pinchar en la penca del rabo y por lo menos no tapa la salida. En el quite, que era una especie de aragonesa, el toro lo arrolló de manera fea propinándole una voltereta seca. Delgado lo calificó misteriosamente como 'espaldina' cuando vean que la aragonesa ya salía en los grabados de Goya:



FOTO: Luis Sánchez Olmedo


En el segundo le clava en el lomo pero la pelea no valió gran cosa, con una coz y saliendo suelto.

El toro parecía haberse reservado para venirse arriba en banderillas. Se puso de rodillas en el platillo pero no con intención de pegar la chicharrina sino un pase por alto sin cambiarlo. 

Como preveíamos, el toro empezó a repetir de lujo. Pero lo que hizo el mexicano fue torear hacia atrás. Cuando estaba expresando lo que llevaba dentro lo enganchó por el gemelo y lo volvió a derribar sin consecuencias. Antes de matar se puso chulesco ante el toro, que le volvió a perdonar la vida por tercera vez al encunarlo.



Horroroso sablazo en el lomo equivocándose en la suerte contraria pero salvando la lógica tarascada hacia las afueras con agilidad.

Aplausos exagerados al toro cuyo juego en el caballo fue muy gris.

Su segundo más que negro mulato era lombardo o según como se ponía, chorreado en morcillo (recuerden lo que explicábamos aquí sobre los toros negros). Se protestó su trapío probablemente por su expresión adolescente:



La noticia fue que el picador no tapó la salida mientras el artista del realizador estaba enfocando la cara del diestro. En el segundo se fue suelto tal como entró, sin recibir ningún castigo. Anoten esto para tenerlo en cuenta en la ovación que se llevó al desolladero.

El toro era pronto pero tenía rebrinque. Con buen criterio hizo caso del consejo del callejón de sacarlo afuera, a pesar del aire, que contribuía a acentuar la rebrincada.



El mexicano se esforzó por bajarle mucho la mano para ver si así le bajaba los humos. Para nuestro gusto cometió el error de darse paseítos largos entre cada tanda cuando lo que debía hacer era insistir con el toro cansado y manteniendo la tensión que se perdía con esas excursiones.

Fue el toro con más temperamento y terminó desarmando al diestro para dejarle claro que tenían que haber venido Gabriela y los chicos a ayudarlo. Victoria del toro a los puntos.

Acierta en la suerte natural y alarga el brazo para dejar una trasera desprendida. No giró la mano para cegar al toro, que conste. Otra ovación a un toro que en el caballo no hizo nada reseñable:




ADRIÁN. Su primero no era cárdeno claro como decían los papeles, ni ensabanado capuchino como dijeron en televisión, sino berrendo en cárdeno, capirote, ojalado, caribello, mosqueado, botinero y rebarbo en negro (esto último no existe pero hay que habilitarlo para casos como éste):



Lo recibió con dos faroles de rodillas en tablas. Nada más notar el hierro se repucha y se va en las dos entradas, o sea que quedó sin picar, un ejemplo más de la posible corrida sin picadores. Tras esta pelea se llevó otra ovación en el arrastre, ustedes mismos.

Buen par de Marcos Prieto, de poder a poder. Inevitable y ya cansino inicio con el celeste imperio. El toro embestía con ganas pero con protestas. Había que olvidarse de abrir el alma, se trataba de mantener la muñeca firme y que el toro se sintiese toreado.



No hubo nada de eso y con un desarme el toro empezó a demostrar que allí mandaba él. Por parte del torero todo fue poner caras raras, citar siempre con la muleta retrasada y colocarse de perfil.

Estocada tendida, trasera, alargando el brazo y con el telonazo pero sin puntilla. En televisión Caballero animaba al presidente a dar la oreja diciendo ¡vamos, hombre! y cuando por fin enseñó el pañuelo, todo fueron parabienes, ¡qué alegría! decía. Delgado mantuvo la sensatez diciendo que para cortar una oreja en Madrid hacía falta algo más (mucho más, diríamos nosotros).



Ovación inconcebible a un toro que en el caballo no hizo absolutamente nada.

El quinto era un negro zaíno perfectamente encornado:



El Sandoval pequeño le señala y el toro golpea el estribo y se va. En el segundo pega la lanzada trasera, el toro no pelea y sale suelto. Anoten bien esto porque hablamos del azuleado.

Empezó con dos chicharrinas de rodillas en los medios y luego toreando al natural sin levantarse. El toro era un bombón, entregaba las orejas en bandeja.



Adrián dio un recital de mohínes, de mover las caderas y de echar la pierna atrás montando el tiovivo. Todo eso son ingredientes del toreo posmoderno. Nosotros pensamos que la bondad del toro merecía bastante más pureza. Vean dos de los pases que ligó entre ovaciones:




Espantoso metisaca bajo y trasero haciendo un siete al pobre toro y estocada pasada tirándose encima del toro y saliendo lógicamente arrollado porque encima equivocó la suerte. 



Bella muerte en las rayas, con el diestro montando ese numerito tan penoso de aplaudir al toro para que no se enfriara el público.

Oreja pedida mayoritariamente para el torero a pesar del horrendo metisaca y azul para nuestro gusto exagerado, en Madrid y en cualquier sitio. El tercio de varas fue de una mediocridad acongojante pero si lo que hemos decidido es que sólo cuenta la muleta, adelante con los faroles. Y si la teóricamente primera plaza del mundo pide una oreja mediando un diabólico metisaca, nosotros nos tapamos.


LORENZO. Su primero era un castaño albardado, alto de agujas, cornalón, listón, bragado y lavado de cara:



Empuja con la cara alta y un pitón mientras le tapan alevosamente la salida. En el segundo le hace dos agujeros, cabecea un par de veces y se va.

Fue curioso que en el primer par el toro metió de pronto la directa y Javier tuvo que aliviarse. Con habilidad, en el segundo dejó que el toro se arrancase mientras corría él hacia atrás para ganarle la acción y clavar mucho mejor, ¡bravo!

En el recibo se vio que el toro era más franco por el pitón izquierdo sin que el diestro hiciera caso porque venía del hotel. Era un toro desorejable pero Lorenzo no paraba de pegar pases.

Cuando por fin empezó a torear al natural se confirmó que ese pitón era el bueno pero lo que hizo nos dejó fríos. Y eso a pesar de las incesantes alabanzas televisivas.



Pinchazo malo y estocada caída perdiendo la muleta tras pegar sendos telonazos alargando el brazo. Nuevos aplausos al toro en el arrastre que no terminamos de comprender. Está claro que somos unos marcianos.

El sexto era, éste sí, negro mulato, cornialto, cornilevantado y ajamonado de atrás:



En el primero fue al galope y empujó mientras Prieto le tapaba la salida con desvergüenza carioqueando asquerosamente. En el segundo vuelve a galopar y cobra una lanzada trasera ignominiosa pero le quita la vara y el toro se suelta.

Muy buena brega de Javier, en su línea. Junto a Candelas y Ambel habrán sido los tres mejores de la feria en esta disciplina. Raúl Ruiz puso un buen segundo par tras aliviarse en el primero.

Lorenzo se ubicó en los medios, el toro se vino de lejos y en el segundo pase se venció en su carrera y lo hirió en el muslo. En condiciones normales eso tenía que ser una cornada de caballo que se saldó con quince centímetros. 



Se zafó de los peones y siguió toreando a un animal que era por un lado muy noble y por otro bastante más soso que sus hermanos.



Se equivoca entrando en la suerte contraria y el toro hace por él sin encontrarlo. Estocada arriba pasada con degüello y vuelta al ruedo entre sonrisas a pesar de lo que tendría que haber sido una tremenda cornada.

Recordemos que gracias a las taleguillas recauchutadas ha habido varios toreros que a día de hoy no tienen los muslos destrozados: De Torres, Téllez, Román y muy especialmente, porque en ambas cornadas el toro venía en carrera, Parejo y Lorenzo. Esperemos que no haya ningún despistado que piense que queremos ver sangre humana. Lo que querríamos es que hubiera verdad. Hagan el favor de ampliar esta imagen de abajo ya que en condiciones normales, un toro de 540 kilos, en velocidad, acertando a la primera en ese sitio y volteándote, te hinca el pitón como si fuese en mantequilla:


FOTO: Luis Sánchez Olmedo

En televisión asistimos a varios piques entre Delgado y Caballero que nos hicieron entretenida la retransmisión. El primero fue a cuenta del trapío del tercer toro que a Delgado gustaba y a Caballero nada porque decía que era un armario. Ninguno dio su brazo a torcer. Otro fue cuando Caballero le dijo con sorna que 'qué valiente hubieras sido tú de torero, Domingo' y el otro respondió con retranca diciendo que se lo había dejado todo para él mientras lo suyo había sido pasar durante cuarenta años por taquilla. Uno más fue cuando Delgado dijo que las figuras iban a tardar en apuntarse a una corrida de Santiago Domecq visto lo visto y Caballero salió a defenderlas diciendo que podrían con ella perfectamente. La discusión derivó a que eligen la comodidad pero el del callejón terció en el pugilato con una entrevista que calmó las aguas. Por cierto, como sabemos que algún selecto lector es amigo personal de Delgado, le pregunta de nuestra parte por qué a Rincón lo trata de usted y a Caballero de tú.

Resumimos la tarde en que el estofado tuvo buen sabor en el último tercio pero fue totalmente insípido en el primero. Los saludos del mayoral que pedían los triunfalistas televisivos creemos que están fuera de lugar por lo dicho: victoria por cinco a cero de los toros en la muleta pero derrota sin paliativos de los seis en el caballo.

Los que piensan que la bravura está en la muleta y que lo demás es un puro trámite tuvieron que quedar muy satisfechos. No es nuestro caso. A quien califique esta corrida como brava le diremos lo que don Alonso Quijano: 'acuda, que aquí le espero, a pie o a caballo'. Ahora bien, si ustedes entienden la bravura como los ganaderos posmodernos y los críticos paniaguados, no hay más que hablar.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

miércoles, 31 de mayo de 2023

FERIA DE SAN ISIDRO, 2023 (15). LO DE ROBLEÑO

El toro se llamaba Aviador, como el que cogió dos veces a Ángel Sánchez en otoño y que a nosotros nos gustó porque era muy listo. Pueden recordar lo que sucedió pulsando aquí. Éste era largo y bien encornado, de 530 kilos. Tenía dos curiosidades en su encaste: un morrillo notable y un perfil un tanto acarnerado:



El de Sánchez en otoño fue este otro, con esos ojos más saltones donde quizá se notaba su mayor listeza:



El de Robleño perdió las manos dos veces en el recibo capotero pero no se oyó ni una protesta. 

Lo pone bien en suerte en el primero pero el toro tardea y se lo piensa más de la cuenta aunque como venimos de la corrida de Baltasar en Vic nos creemos que todo el monte es orégano. La lanzada trasera es la habitual de cada tarde y la pelea del toro, muy vulgar.

Pierde las manos tres veces más y ahora por fin se oyen unas palmitas aisladas de protesta. Caballero dijo que se caía por su propio ímpetu, repitiendo esa sandez que está poniendo de moda Rincón. Nosotros creemos que la caída de un toro por su ímpetu es circunstancial y tiene un carácter muy diferente pero éstos nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino.

En el segundo la pelea es totalmente olvidable, incluso llegan a quitarle la vara antes de que se vaya suelto y vuelva a caerse por su propia debilidad dejando en penosa evidencia el comentario anterior.

Fernando Sánchez acalló las protestas con un gran par de banderillas, el quinto mejor de la feria tras Navazo, Neiro y dos de Javier. Tras él el toro volvió a claudicar y ya iban siete veces. Por fin arreció la protesta que en otras ganaderías adquiriría a estas alturas un nivel de escándalo público.


FOTO: Luis Sánchez Olmedo

Robleño se echó la mano a la izquierda de inicio, cosa de agradecer, y recibió una ovación de gala por su toreo cuando a nosotros nos pareció que llevaba al toro muy por fuera y muy con el pico.




La segunda tanda también es al natural y le sale un poco más embarullada. Lo mejor es el pase de la firma con que remata, mientras el toro dobla las cuatro patas porque las tenía de cristal:



La siguiente tanda con la derecha demuestra que el toro por ese pitón era más pegajoso y Robleño escucha otra gran ovación a pesar de ser desarmado en el remate.

Vuelve a la izquierda pero el toro está muy aplomado. Le arranca tres pases ya muy deslucidos, con otro desarme y a pesar de ello una nueva ovación. El mejor pase que dio fue éste:





En un momento dado, el diestro remata y el tal Aviador se queda tan despistado que tiene que pegarle una palmada en la grupa para que se gire y no lo desaire como suelen hacer los toros comerciales:



Por cierto, esta forma de citar picando que ven abajo en otros se recrimina a las primeras de cambio. No obstante, casi siempre se colocó bien, no destoreó escondiendo la pierna, eso hay que reconocerlo:



Otra vez dobla las manos mientras intenta cuadrarlo. Al final habrán sido nueve veces. Creemos que acierta en la suerte natural pero pincha tapando la cara del toro. Cambia a la suerte contraria y ahora deja una estocada arriba volviendo a tapar la cara:




El toro nos pareció muy mediocre, con un juego en varas perfectamente olvidable, una falta de poder total y una blandura de remos alarmante. La listeza o simplemente la casta brillaron por su ausencia. Fue un animal completamente anodino.

Lo de valorar la labor del maestro en función de lo que tenga delante ya está definitivamente olvidado en Madrid. Lo decimos porque llegó a  verse una petición que no era mayoritaria pero el simple hecho de hacerse presente nos sorprendió.

Con don Eutimio en el palco podía pasar cualquier cosa pero aquí no sacó la ropa al tendedor con la facilidad de otras veces.

Lo de las dos vueltas al ruedo nos parece un despropósito monumental. Los comentaristas aprovecharon para pasar factura a los protestantes de los pañuelos verdes diciendo que ahora eran los que más aplaudían.



Hemos dicho muchas veces por aquí que el tendido siete de Madrid nunca ha arrastrado al resto de la plaza en sus protestas. En cambio, sí lo ha hecho siempre con sus vítores y aplausos. Algo de eso debió de pasar aquí porque la verdad es que viendo la faena por televisión nos hemos quedado igual que antes, dicho sea con todo el respeto que nos merece un torero honrado como Robleño, que ha matado todos los encastes habidos y por haber.

Pero el nuestro es el Robleño Napoleón ante toros de verdad y no el Robleño  Talleyrand que hemos visto aquí ante un torete del montón.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.