La tarde hizo más las delicias de un taxidermista que de un aficionado. Lo decimos porque cinco de las seis cabezas habrían hecho un excelente papel en el salón de cualquier casa. Precisamente la menos hermosa fue la del mejor toro, el colorado de Pedraza. Aquí las tienen:
Cuando vimos el orden de lidia pensamos que Gómez del Pilar había sido el más agraciado y al final se confirmó. Le tocó ése de Pedraza y otro de Victoriano, que tuvo sus problemas pero los consiguió resolver. Los otros cuatro toros, nada de nada.
En las normas de la corrida había por fin una decisión sensata y era que si salía un sobrero entraba en el concurso. Alguien pensará que ese posible sobrero estaba en inferioridad dado que no había sido escogido a conciencia por su criador pero nos remitiremos a lo que cuenta Fernández Salcedo en su célebre libro sobre las corridas concurso. Cualquier aficionado sabe que un sobrero que salga en una concurso puede pasar la mano por la cara perfectamente a otros toros que sí han sido teóricamente elegidos con mimo por los ganaderos... o que han venido de una limpieza de corrales.
En cambio, había dos cosas que no terminamos de comprender. La primera es que se podría usar el regatón en la tercera vara (?). Debería ser a partir de la cuarta y mejor la puya de tientas, ¿no les parece? Dice además que los intervinientes se mantendrán alejados durante la suerte de varas cuando lo adecuado sería que sólo estuvieran presentes el matador de turno y un peón.
Por último, es curiosa la distinción que se hacía en la norma número 8 diciendo que en caso de indulto el jurado podría otorgar el premio al toro indultado o a otro más completo en los tres tercios (?). Pero, señoras y señores, ¿no dice el reglamento que para que haya indulto la res deberá haber demostrado un comportamiento excepcional en todas las fases de la lidia sin excepción? Pues, en nuestra modesta opinión, no tendría ningún sentido indultar un animal y dar el premio a otro. Esa salvedad que figuraba en las normas de la concurso seguro que venía dada por los indultos de chichinabo que vemos día sí y día también.
1. CABAÑITO. Era un resina cárdeno ordinario, ojalado, bragado, veleto y cornalón, carifosco, de 510 kilos, en tipo:
Vino bien picadito del campo con lo que el primer tercio fue una bromita.
Marín llevo la muleta a media altura y ejerció de enfermero de guardia, toreando de salón al moribundo resina. Dos pinchazos y estocada trasera y desprendida patas arriba.
2. TRIANA. Un toro negro de Samuel, vareado aunque un poco descolgado de vientre, con cuello, cornalón, de 520 kilos:
Olvidable su pelea en varas donde tuvo que tragarse una carioca que no venía a cuento.
En el segundo tercio empezó a demostrar su rebrinque y sus distracciones. Hizo dudar a Pinar a quien en esta plaza no se tolera su ubicación de perfil, cosa que en otros sí se perdona. Es el diferente rasero de esta afición.
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FOTO: Sánchez Olmedo |
Poca raza del toro, que terminó sus días con una entera pasada arriba, tapando la cara, más descabello. El de Samuel murió en los medios, la única cosa buena que hizo.
3. MANISERO. Negro azabache y zaíno, de Victoriano, zarco, cornilevantado y astifino, de septiembre de 2018 y con 580 kilos:
Se dejó pegar sin más en el caballo. Nos pareció escuchar protestas por el cambio de tercio pero creemos que estaba más que visto.
En banderillas se vio que el toro estaba loco por la madera. Gómez del Pilar se lo sacó con unos buenos doblones, sin echar la pierna atrás. Después no era fácil llevarlo porque como dicen los taurinos embestía muy informalmente.
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FOTO: Sánchez Olmedo |
No le quitó la muleta de la cara y tiró bien de él mientras pensábamos que a más de uno este toro se le hubiera subido a la parra. Como además le sacó dos o tres naturales buenos, no tenemos ninguna queja.
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FOTO: Sánchez Olmedo |
Victoria del diestro pero luego se equivoca de manera contumaz entrando tres veces en la suerte contraria pinchando las tres. Los amigos lectores saben que hemos asegurado por aquí que es un torero que ha reconocido que su única preocupación al matar es mirar las patas del toro (la mayoría no lo dicen pero hacen lo mismo). Al final, rinconera con dos avisos.
Aplausos exagerados en el arrastre. Visto el juego de este toro y la edad que tenía, ¿alguno de ustedes cree que la familia Del Río lo escogió cuidadosamente para esta concurso por su buena nota?
4. MEXICANO. El de Peñajara, de 518 kilos. Por supuesto que para nosotros no sería ensabanado y mucho menos sardo (no se aprecian pelos rojos como sí los tenía aquel cebadita de nombre Fandango que era muy parecido a éste mirándolo de lejos, recuérdenlo aquí). La duda es si lo calificaríamos como berrendo en cárdeno claro y mosqueado o realmente estamos ante un cárdeno muy claro y muy salpicado, tanto que lo cárdeno ha quedado reducido a las motas:
Habría que conocer a la madre o haber estado en la plaza para ver la piel de cerca pero según las fotos del maestro Moore nos decantamos por la segunda opción. Quedaría su descripción como cárdeno muy claro, salpicadísimo, mosqueado, capirote en cárdeno claro, bocinegro y botinero:
Escarbador y gazapón de salida. En el primero, de largo, tardea y escarba pero luego mete el riñón cobrando una lanzada trasera que le levantan. En el segundo vuelve a tardear lo indecible y vuelve a escarbar. Por fin galopa y le hacen dos agujeros, uno de ellos contrario y en el lomo, sin apretar y sin que el toro pelee. Sale suelto. Tercera entrada colocándolo absurdamente más cerca que las anteriores cuando para nuestro gusto el toro estaba ya visto. Vuelta a escarbar, a distraerse y a tardear. Va pero nada. Aplausos al picador no entendemos por qué ya que no clavó en su sitio ni una sola vez. Si hay que ovacionarlo por mover el caballo y llamarlo a gritos, eso está al alcance de cualquier jinete.
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FOTO: Sánchez Olmedo |
Valladar puso el mejor par de la tarde. El toro iba en reserva y eso que no se le había pegado en exceso con la vara. Era soso y aplomado. Marín le arrancó pases de uno en uno en medio del aburrimiento general. Entera muy trasera pero arriba con muerte en los medios.
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FOTO: Sánchez Olmedo |
5. CASTELLANO II. Un cárdeno claro, botinero, de Escolar, rabicorto, con más badana de la habitual, cornigacho pero bien encornado, de 503 kilos. Recordaba a alguno de Hernández Pla (pulsen aquí donde hablábamos de aquella vacada):
¿Se han fijado en el rabo? No recordó en el primer tercio al gran Capitán porque su pelea fue olvidable y adecuadamente cortada tras la segunda entrada.
Se puso tonto en banderillas y se las clavaron de una en una: cinco pasadas para dejar cuatro.
'¡Venga Rubén! ¡Hay que llegarle! Puestecita, ¡vamos a reventar esto!, ¡llégale, llégale!' Eso es lo que le decían desde el burladero pero había poco petróleo que sacar del escolar, que embestía cansino y al paso, igual que un mulo.
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FOTO: Sánchez Olmedo |
Pinar se puso pesadísimo. La siesta terminó con una corta pasada y tres descabellos. Nos pareció oír palmas para el toro en el arrastre... ¿quizá por su color gris?
6. SOMBRERO. Un colorado ojo de perdiz y albardado de Pedraza de Yeltes, con poco cuello, largo, nacido en septiembre de 2018. Era bizco del izquierdo y pesó 597 kilos:
Blandeó de salida. Al fin un toro metió los riñones como Dios manda aunque Sangüesa no le perdonó la lanzada trasera. Le pidieron que lo dejase largo en el segundo y se arrancó para volver a cobrar atrás. Metió la cabeza en el peto pero coceó al capote y esta vez sí que fue penoso que se cambiase el tercio. A las dos horas y media de festejo salía por fin un toro medio decente en el caballo y parece que entraron las prisas por irse a cenar. Por televisión no nos quedó claro si lo pidió el diestro o fue cosa de González González. Los gestos de Gómez del Pilar al palco cuando el picador ya había abandonado el ruedo no nos convencieron en absoluto.
Candelas hizo la mejor brega de la corrida, nada que ver con las banderillas tan malas que había puesto anteriormente. Con el personal de uñas por el robo del primer tercio, el diestro se puso de rodillas para intentar que las lanzas se tornasen cañas.
El animal se mostraba noble y labraba el ruedo con el morro. Era de tres tandas buenas como las que hubiera dado el hombre que ha visto nacer a este toro en el campo, que no es otro que José Ignacio Sánchez a quien pueden recordar en nuestro homenaje aquí dando naturales de verdad.
Ya han visto en la imagen anterior que el colorado embiste con los riñones y arrastra el hocico. Esta vez nos dio la impresión de que el diestro estuvo por debajo de la calidad del de Pedraza y encima, como siempre hace, se alargó en exceso. Vuelve a equivocarse entrando en la suerte contraria pero pega el telonazo y hunde el estoque sin que el toro aparentemente lo acuse. Aviso y descabello. Petición de vuelta al ruedo al toro fuera de lugar siendo Madrid. Los aplausos en el arrastre sí nos parecieron pertinentes.
Como decíamos antes, dos horas y media de plúmbeo festejo para que, cuando sale un toro que hace honor a lo que es una corrida concurso, nos roben el espectáculo. E insistimos en que si Gómez del Pilar realmente quería lucirlo, hubiese parado a Juanma antes de salir del ruedo. Entonces sí que nos valen sus gestos al palco para ponerlo en suerte otra vez. Su petición vino cuando el picador ya estaba yéndose por el callejón. Nos pareció un intento de dárnosla con queso y ya hace tiempo que aquí nos afeitamos todos.
En el pecado llevó la penitencia porque después el tal Sombrero estuvo por encima de él. Ya conocen nuestra teoría de que en una concurso no hay que otorgar el premio al toro menos malo sino a uno que merezca como mínimo una nota de 7 para arriba. A éste de Pedraza le daríamos un 7,5, o sea que cumple el requisito. Por cierto, la muerte de dos de los toros en los medios (Samuel y Peñajara) pasó desapercibida para los comentaristas televisivos. Repetimos una vez más que es urgente la presencia de un abogado defensor del toro en las retransmisiones.
Menos mal que a última hora sonó la flauta con el coloradico porque si no esta corrida concurso tan esperada podríamos haberla metido en el saco de las peores del año. Y miren ustedes que las ha habido malas...
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.