lunes, 27 de junio de 2016

FERIA DE SAN FERMÍN, 1971: YA NO HAY BRONCAS COMO ESTAS

EL VITI, ENTRE ALMOHADILLAS Y ORDÓÑEZ, ESCOLTADO POR LA POLICÍA


¿Cuánto hace que no asisten ustedes a una bronca seria en una plaza de toros? Fandiño fue despedido con una bronca el día de su encerrona el año pasado (recuerden aquí). Pero fue una bronca más de decepción que de indignación y llegaban a oírse palmas de los más comprensivos.

El año 1971 el público navarro dedicó sendas broncas de las de antes a dos figuras. Y fueron unánimes, no con la división típica de Pamplona entre el sol y la sombra.



El Viti toreó dos tardes. La primera estuvo mal con los de Lisardo:



Al día siguiente, su segunda era con los miuras (hoy ni de broma veríamos una figura apuntada a la de Miura en Pamplona). La corrida dio una media de 539 kilos. En su primero se llevó una bronca y hubo aplausos al toro para molestar al salmantino. En el segundo se llevó una bronca el presidente por no dar un aviso a El Viti (otra cosa insólita hoy en día). Luego, gran bronca al diestro, que fue despedido con almohadillas.



A Ordóñez ese mismo año, además de almohadillas, le tiraron panes y restos variados de la merienda. Se había apuntado a un mano a mano con Camino. Empezó a llover en serio a partir del segundo toro. Los animales eran de César Moreno quien, a día de hoy, sigue siendo el ganadero navarro que más veces ha lidiado en San Fermín. Además de anovillados fueron 'manejables' según las crónicas. Dieron 490 kilos de media.



El público había acabado de uñas con Ordóñez el año anterior. Resultó que se pidieron las dos orejas de un toro de las que el presidente concedió sólo una. Hubo bronca al palco pero, cuando Ordóñez fue a recoger la oreja, la rechazó. Las cañas se tornaron lanzas y la bronca ahora fue para el diestro (hoy, en un gesto parecido de alguna de nuestras figuritas, no sólo se le ovaciona sino que al día siguiente los gacetilleros a sueldo le bailan el agua nauseabundamente).

Las crónicas coinciden en que Ordóñez se desentendió totalmente de la lidia desatando las iras del respetable. Hubo momentos en que hizo ir a la cuadrilla por delante ausentándose. Y mató descaradamente mal, incluso parecía que buscaba la provocación. Se llevó tres broncas, la última calificada de histórica. Observen que en uno de sus toros va con montera, cosa que fue entendida por algunos como otra provocación:



Se marchó antes de terminar escoltado por la policía porque si no, pasa algo gordo a la salida. Dicen algunos que iba llorando al hotel, eso no lo podemos confirmar. La cuestión es que nunca más volvió a Pamplona. Triste despedida para uno que lo fue todo en San Fermín, como recordábamos aquí el año pasado.

Aquella tarde Ordóñez y Camino cobraron cada uno un millón de pesetas. Un piso de 120 metros cuadrados en el barrio de Salamanca valía dos millones y pico. Esos honorarios tampoco son tan descabellados si pensamos en lo que dicen que suele cobrar El Juli por ir a Pamplona. La cuestión es que el torero andaluz se fue de Navarra a Valencia y, en la feria de julio, triunfó clamorosamente con pablorromeros. Fue su canto del cisne.

Un mes más tarde naufragaba también ante pablorromeros en San Sebastián y anunciaba su retirada. Esta foto es de esa tarde (hacía quince días que un toro había matado a Pepe Mata en el pueblo donde murió Quevedo):



Cosas de otros tiempos ¿no creen? Figuras con miuras y pablorromeros, presidentes abroncados por no dar avisos y dos de los más grandes de la época, despedidos con almohadillas.

¡O tempora, o mores!

Saludos cordiales desde Tarragona.

miércoles, 22 de junio de 2016

ESTO NO ES SERIO

Apoteosis de Ponce vestido de esmoquin


MAXI PÉREZ ISTRES (FRANCIA)

El maestro de Chiva se cambió de luces a la pajarita en mitad de la tarde en la que cortó ocho orejas dos rabos tras indultar a un toro de Núñez Cuvillo; ya había cortado las dos y el rabo a un juampedro de vuelta al ruedo; se lo llevaron a hombros ataviado de gala. Los pasodobles fueron sustituidos por piezas orquestales y bandas sonoras.




... Mas eso de cambiar el vestido de torear en el quinto toro por un esmoquin a mí me parece un petardo gordo, un ridículo sublime, una patada en el hígado del toreo, en lo poquito que le queda ya de rito. Repasa uno las fotografías y no se sabe si se trata de un portadón del ¡Hola!, una despedida de soltero o el final pedo de un bautizo.

ZABALA DE LA SERNA






Tauro

viernes, 17 de junio de 2016

LA ESTOCADA NO ES UNA PUÑALADA

Eso decía el bueno de Rafael Ortega. Nos van a perdonar ustedes pero a cuenta de haber hablado del gran maestro de San Fernando, no podemos por menos que dedicar una entrada a su gran especialidad, la estocada. Les recordaremos que toreó 32 corridas en Madrid y cortó 23 orejas.


Ya saben que tenemos una cierta debilidad o preocupación por la suerte de matar, lo habrán visto en muchos de nuestros comentarios. Hay toreros que matan tan mal que sólo eso debería descalificarlos para cortar cualquier trofeo aunque hubieran toreado como los ángeles, que tampoco suele ser el caso.

Decía Ortega que 'hay que matar según es'. La expresión andaluza es bonita. Los amigos franceses que nos lean la pueden traducir por 'comme il faut'.


Y nos preguntarán ¿qué hay que hacer para matar bien? Pues lo que hemos repetido por aquí decenas de veces:

PRIMERO. Perfilarse ni muy cerca ni muy lejos. Ortega decía que entre dos y tres metros dependiendo de lo aplomado que estuviera el toro. Eso de ponerse a cinco metros como López Simón o como Manzanares, nada de nada. También lo hacía alguna vez Esplá y lo justificaba de forma discutible como decíamos aquí (donde comentamos la mejor estocada que hemos visto al citado López, para que vean que reconocemos las cosas cuando se hacen bien). Además, hay que perfilarse en rectitud respecto al testuz del toro. Muchos se perfilan fuera pensando que no nos damos cuenta y se equivocan.


Observen qué mal se perfila una de las esperanzas blancas, Del Álamo:


 Y otra, Roca Rey:


La tercera 'esperanza', López Simón quien, además de echar el brazo por delante, se coloca a un kilómetro del toro:


Lo mismo que Manzanares aquí:


SEGUNDO. La mano de la espada tiene que estar entre la barbilla y el corazón, nada de echar el brazo por delante. Precisamente Ortega decía que si echabas el brazo por delante lo que hacías era pegar una puñalada al toro. Nosotros solemos decir que asesinan al toro. Ese tranquillo lo inventó Tomás Campuzano. Hoy lo perpetran el noventa por ciento de los diestros ¿Han visto cómo llevan el brazo Ureña, López Simón, Castella, Padilla, Urdiales, El Juli y tutti quanti? En nuestra modesta opinión, esa forma de darse ventaja en el momento supremo los invalidaría para cortar cualquier oreja.

Vean a Ureña dispuesto a pegar la puñalada:


López Simón, lo mismo pero además a la carrera:


TERCERO. Lo que queda es fácil (de decir, no de hacer). Son tres palabras: citar, cruzar y costillar. Citar al toro echando la muleta al morro sin taparle la cara (recuerden aquí). Luego, hacer la cruz con la mano derecha, que va hacia adelante, y la mano izquierda, que va hacia atrás. Para terminar, salir por el costillar, no quedarse en la cara ¿Cuántos se quedan hoy en día en la cara por falta de valor? No se dan cuenta de que, si te quedas en la cara sin salir por el costillar, hay más riesgo de cogida.


El Juli, dispuesto a pegar su horrible salto y clavar a capón, trasero como casi siempre:



Todos estos mandamientos deben ir acompañados de dos normas básicas. La primera, hacer la suerte dejándose ver, con la mayor lentitud que se pueda. La segunda, no saltar en el momento del embroque. El torero es un matador de toros, no un saltimbanqui.



Eso es todo, no hay más. Ortega decía muchas veces 'ese no torea, ese pega pases'. Nosotros lo parafraseamos diciendo 'ese no mata los toros, los asesina'. En esta foto, el toro le echa la cara arriba pero fíjense dónde ha clavado:


¿Quieren ver una buena estocada para resumir lo que hemos comentado? Observen la segunda entrada de Rincón contra 'Bastonito' en este vídeo. Se perfila bien, a la distancia correcta y sin echar el brazo por delante:


Tira la muleta al morro del toro y sigue sin darse ventaja con el brazo. Va arrastrando los pies y hace la suerte con lentitud:


Clava sin darse ventaja haciendo bien la cruz y deja una entera desprendida (disculpen la mala calidad de las capturas):


Pero no puede salir por el costillar como era su intención porque el toro lo prende a pesar de hacer las cosas bien, no es culpa suya:


Con la espada clavada, hace por él y cuando embiste a uno de los capotes del quite, cae sin puntilla protagonizando un momento que, en la plaza, tuvo que ser de grandísima emoción.

¿Ven ustedes que las cosas se pueden hacer bien? El problema es que hay que arriesgar y lo fácil es la comodidad. Hay toreros a quienes vemos con ganas de hacer la suerte suprema con galanura: Rafaelillo, Pepe Moral, Pérez Mota, Castaño... 

Precisamente aquí tienen una excelente estocada de Rafaelillo a un veragua de Prieto de la Cal:


Pero es que el público aplaudirá igual tanto si arriesgas como si no, la cuestión es enterrar la espada en el toro, nadie mira nada más ¡Qué pena!

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

El maestro Ortega, en la Escuela Taurina de El Puerto. FOTO: Pablo Juliá

lunes, 13 de junio de 2016

CONTRA EL DESTOREO

DE PARTE DE RAFAEL ORTEGA, OTRO TORERO DEL MATADERO

A más de uno le llamará la atención vincular a don Rafael Ortega con un matadero. No es el único torero que ha tenido relación con mataderos por motivos familiares o de afición. Tenemos el caso de Paquiro, de Guerrita (su padre era el portero del de Córdoba), de la familia Vázquez en Sevilla y de Marcial Lalanda. Todos aprovecharon la coyuntura para torear reses. 

Ortega hizo la mili en Ceuta en 1942 y, al servir en Intendencia, pasaron por sus manos diríamos que centenares de animales que llegaban vivos a un cercado para llevarlos al matadero y servir de alimento a todo el Ejército de Marruecos. 'Casi todos embestían', decía el de la Isla.

Viene a cuento Ortega por sus verdades sobre el toreo de verdad que sintetiza aquí. Nos reconcilia leer lo que dice porque confirma muchas de las cosas que venimos comentando por aquí hace tiempo.

Seguro que ustedes habrán leído el librito que casi le obligó a dictar el ya fallecido Ángel-Fernando Mayo Antoñanzas, cuyos dos referentes artísticos eran Hans Knappertsbusch en música y Ortega en Tauromaquia. Se titula 'El toreo puro' y es una verdadera delicia.

Feria de julio de Valencia de 1953, verónica a un miura

Como se avecina san Fermín, les recordaremos la entrada donde hablábamos de la formidable cornada que se llevó Ortega en Pamplona. Le dieron la extrema unción (pulsen aquí). Cuando los toros le pegaron, siempre le hicieron mucho daño por culpa de su constitución física. Le retiró la tremenda cornada de Barcelona en 1967. Más abajo el propio Ortega nos habla de por qué le cogió aquel toro. Vean al doctor Olivé Millet operándole aquella tarde (necesitó una transfusión de dos litros de sangre):

FOTO: José Valls

Vamos a hacer un repaso a algunas de las verdades que dice. Por ejemplo, sobre el toreo de muleta:

"Debes enganchar al toro delante, no con la muleta atrás como se ponen muchos toreros de hoy que lo que le pegan al toro es medio pase o un cuarto de pase. El pase está en engancharlo adelante, traerlo toreado y llevarlo al terreno para quedarte colocado para el otro pase".

Excelente pase de pecho a un AP en San Sebastián en 1955. Le cortó las dos orejas.

Pulsen aquí para recordar lo que comentábamos nosotros sobre el particular. Respecto al medio pase y a enganchar el toro delante insiste:

"Con la muleta pegada a la pierna contraria que es la que tiene que ir adelante, enganchando al toro adelante y rematándolo bien atrás, así un toro tiene los veinte pases, pero si le das el cuarto de pase al toro le puedes dar cien de esos. Pero además de que lo puro es el pase entero, completo, estoy seguro de que el público te agradece más que le des veinte pases y le mates pronto, que no estar ahí enredando y enredando dándole pases que no son pases".

Bueno, la verdad es que hoy el personal disfruta viendo a nuestras queridas figuras 'enredando' en faenas de cincuenta pases aprovechando el viaje del toro y echándoselo afuera. Pulsen aquí para recordar nuestros comentarios sobre ello. Dice que hay que mirar el morrillo a la hora de matar, no la cara ni, por supuesto, añadimos nosotros, cerrar los ojos. Él nos debería explicar por qué actualmente el noventa por ciento de las estocadas caen traseras o directamente en el lomo:

"Hay que mirar dónde vas a meter la espada porque si le miras la cara al toro te quedas por delante y le pinchas en el cuello. El toro debe ayudar, si no ayuda hay que echarle la muleta bien abajo para que se descubra". 

Estocada a un pablorromero en Málaga en 1955

En esta entrada sobre Frascuelo, lo comentábamos nosotros con una bonita foto que hicimos al anciano matador mirando con rabia el morrillo en el momento del embroque. Un gesto claro de valentía:


Fíjense en que habla de toros que vienen picados de chiqueros, cosa que recalcamos aquí cada dos por tres:

"Claro que tenía otra fiereza que no tiene el de hoy, que sale entregado desde los chiqueros, que hay muchos toros que no se pican y no pasa nada y antes dejabas un utrero sin picar y traía a todo el mundo de cabeza".

"El toro de mi época era más fiero, era más brusco, tenía otra aspereza en la embestida, claro que también había muchos toros mansos que llegaban dando patadas al caballo y se iban a su querencia y hoy son raros los toros que hacen eso".

De frente por detrás al otro AP en San Sebastián, 1955. Ese toro le cogió dos veces

Lo mismo sucede cuando afirma que el toro bravo aprieta siempre para afuera, no tira hacia tablas como vemos hacer hoy en día a muchísimos toros comerciales que alegremente se califican como bravos. Lo hemos comentado recientemente de dos toros en que se les vio este detalle claramente: el de Adolfo en la concurso de Zaragoza y el de Los Maños premiado en Vic. Aquí abajo es donde recuerda la terrorífica cornada de Barcelona en 1967:

"El toro era bravo y tiraba para fuera. Yo me quedé por fuera, le eché la pierna y la muleta adelante y le enganché, pero a la altura de la pierna el toro deja la muleta y ve la pierna y ahí me dio la cornada tan gorda".

Con un pablorromero en Valencia en 1953, observen el tamaño del toro

Comenta más cosas interesantes sobre cómo coger el estaquillador por el centro o su afición por las peleas de gallos compartida con los antiguos Miura. La anécdota que explica sobre su gallo de pelea está relacionada con la corrida que ilustrábamos aquí.

Media a un toro de Arauz de Robles en Barcelona en 1959

Su idea es que los grandes toreros no triunfan nunca como ganaderos. Ahí sí que le pondríamos una excepción, precisamente la de este torero que vemos aquí y que fue su padrino de alternativa en octubre de 1949 en Madrid:

"No ha habido ningún torero que haya sido buen ganadero. Lo mismo ha habido cuarenta toreros que han tenido ganadería y no les han embestido los toros después, es realmente raro. Pepe Luis Vázquez es otro que a ver quién quiere un toro suyo".


Es Manolo González, quien triunfó de ganadero con sus toros de Núñez durante muchos años. La foto es precisamente de esa tarde en 1949. Este de abajo es Ortega ese mismo día con su muleta de dimensiones normales, no como la de Manzanares o Castella:


Y aquí dando una lección, como siempre, esa misma tarde. Los toros eran de Felipe Bartolomé:


Viendo rodar a su enemigo en la feria de san Pedro de Segovia de 1954:


Y brindando un toro a Juanita Reina en Valencia:


Los taurinos sobrecogedores y pelotas de nuestras figuritas actuales ¿han leído alguna vez esto que dice Ortega? Es que es todo lo contrario a lo que hacen sus protegidos en el ruedo y que ellos alaban al día siguiente desde sus gacetillas.

Les confesaremos una situación personal. Cuando vemos alguna faena plena de destoreo de algunos toreros actuales tanto figuras como 'jóvenes esperanzas', nos hacemos esta pregunta antes de escribir: ¿qué pensaría Rafael Ortega de lo que hace éste? Y, con la respuesta que nos damos, empezamos a escribir.

Luego nos quedamos más solos que la una pero desde el cielo es posible que el de la Isla nos lea con simpatía. Con eso nos vale.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

jueves, 9 de junio de 2016

¿QUÉ ES UN TORO BRAVO? ¿Y ENCASTADO?

¿Y MANSO? ¿Y DESCASTADO?


En algunos comentarios a las entradas que hemos hecho sobre san Isidro, se ha suscitado la discusión sobre lo bravo, lo manso, lo encastado y lo descastado. Intentaremos aclarar qué entendemos  nosotros por estos conceptos. Va destinado especialmente a los aficionados más jóvenes.

Antes que nada, decir que huiremos de definiciones que no aportan nada, como la de la Real Academia, según la cual, bravura es fiereza, lo cual es absurdo para lo que aquí tratamos porque también sería bravo un alcaudón defendiendo su árbol o un gallo de pelea. 

Asimismo descartaremos las afirmaciones literales que sostienen algunos aficionados. Por ejemplo, que cualquier toro que no esté castrado ya no es manso; aquí no hablamos de sus genitales sino de su comportamiento. Olvidemos también eso tan manido de decir que todos los toros son encastados porque vienen de casta brava o lo de que no se puede valorar si un toro es encastado porque no se conoce a sus padres.

Vamos con nuestras definiciones.

LA BRAVURA:

Para nosotros, la bravura en la plaza consiste en dos cosas: la primera, embestir a todo lo que se mueva sin tardear ni dudar; la segunda, seguir acometiendo incluso cuando se reciba un castigo. Ya sabemos todos que, a partir de aquí, hay un gran abanico de matices. No entraremos ahora en ellos porque, en esencia, la bravura es lo que acabamos de anotar.




Un novillete de Hermanas Azcona (Daniel Ruiz)  en Tafalla hace dos años: fue tan bravo como carente de trapío


LA CASTA:

Se refiere a los antepasados del animal, su linaje. Tener casta, para nosotros, consiste en hacer honor a ese linaje, fundamentalmente a los padres. El semental y la vaca fueron probados y demostraron su bravura. Salvaron su vida para transmitir esas buenas cualidades. Si el hijo las muestra en la plaza, estamos ante un toro encastado. Si no hace honor a lo que demostraron sus padres en su día, es descastado.

Llevado al polo opuesto, imagínense que el ganadero seleccionara buscando lo que huye y lo que cocea. En ese caso, si saliese un manso de carreta sería encastado porque haría honor a lo que caracterizaría a su familia.


EL TORO MANSO:

Lean lo que hemos puesto antes sobre los dos aspectos de la bravura y el manso sería lo contrario (recordemos que hablamos de comportamiento). En primer lugar, no acomete a todo lo que se mueve sino a lo que quiere y, además, duda, se reserva y tardea. En segundo lugar, cuando recibe castigo abandona en un momento dado la pelea, se duele, se repucha o directamente huye.

Según lo dicho, el toro bravo siempre será encastado porque hace honor a sus ancestros. El manso da más juego en este aspecto porque podremos distinguir básicamente dos tipos:

a) EL TORO MANSO DESCASTADO:

Ese hace todo lo contrario a lo que se exigió a sus progenitores cuando fueron probados. Digamos que es una vergüenza para sus padres y fundamentalmente para el ganadero, responsable último de esa familia. 


Toro de Vaz Monteiro en Sangüesa (2015)


b) EL TORO MANSO ENCASTADO:

Este, cuando quiere, acomete con prontitud y fiereza como si en realidad fuese bravo. Su comportamiento puede resultar desconcertante por momentos pero siempre acaba cantando la gallina (por eso consideramos fundamental que los toros vayan tres veces al caballo). Serían los mansos bravucones. 

Algunos tratadistas no quieren mezclar la palabra 'manso' con 'encastado' porque lo consideran un oxímoron, prefieren hablar de 'manso con genio' reservando la casta sólo para el bravo. Nosotros creemos que es lícito hablar de manso encastado, expresión que hemos usado muchas veces en nuestro modesto blog. Además suelen dar en la plaza un espectáculo extraordinario, como el célebre 'Cantinillo' de Dolores Aguirre en Vic (recuerden aquí).



Gabin Réhabi con 'Cantinillo', que romanea a 'Destinado'. FOTO: www.vueltalostoros.fr

Entre el toro bravo y el toro manso encastado se dan diferentes comportamientos que hacen apasionante o desesperante el análisis de su prestación en el ruedo. Nos explicaremos con dos ejemplos.

Un caso de toro de comportamiento apasionante es el que comentábamos aquí de 'Cubano', de Valdellán, ¿fue realmente bravo? Véanlo desafiante en tablas:




Por contra, un toro de comportamiento desesperante es el toro 'comercial', el preferido de las figuras. En este caso son toros que no acabamos de saber si son bravos de verdad: primero, porque suelen pasar sin picar y segundo, porque su embestida demuestra tanta nobleza y es tan pastueña que carece de interés. Además, los toros comerciales suelen tener tendencia a irse a tablas durante la lidia. Comercial sería 'Dalia', el toro de Manzanares en la Beneficencia:



Pero dejémonos de milongas sobre bravura o mansedumbre ¿Dónde radica realmente el interés de un toro? Pues simplemente en que sea un TORO CON PODER esto es, que ponga en dificultades tanto al picador como al maestro. Es el toro que obliga a los profesionales a esforzarse en demostrar su oficio y su destreza. 'Cobradiezmos' fue, para nosotros, un toro que demostró muy poco poder (recuerden aquí):


FOTO: www.abc.es

Por supuesto que los toros comerciales son siempre toros sin poder, por eso los piden las figuras. Si una ganadería comercial empezara a echar toros con poder, ingresaría rápidamente en la lista negra de las figuras. Los adolfos que toreó Castella en san Isidro tuvieron tan poco poder que los incluimos sin duda dentro de lo comercial:


El toro con poder tiene un componente de fiereza en su embestida que es lo que provoca problemas al diestro, como fue el caso de 'Zurcidor', de Torrealta, en Sevilla hace seis años (pulsen aquí), de 'Bastonito', de Ibán, con Rincón (pulsar aquí) o el de 'Camarín', también de Ibán, hace unos días en san Isidro:


Esperemos haber aclarado estos conceptos básicos. Insistimos en que podríamos alargarnos con múltiples matices de comportamiento pero preferimos no hacerlo para no complicar nuestro razonamiento. A partir de aquí, pueden ustedes discrepar si no están de acuerdo.

Será un placer defender nuestra opinión e incluso cambiarla si ustedes nos obligan a ello. En esto de la Tauromaquia, nadie está en posesión total de la verdad.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.