Perfectamente pudo haberse suspendido la novillada por cornada grave de los tres diestros: a El Mella en el cuarto, a Torres en el segundo y a Candelas en el tercero. Lo llamativo es que los tres percances los sufrieron ejecutando sendos pases de pecho.
Recuerden lo que explicábamos aquí acerca del peligro del pase de pecho a cuenta de los dos últimos accidentes medio graves que ha sufrido Morante.
Por cierto, yendo al ganado anotaremos que salieron todos con unas puntas que el citado Morante no ha visto ni en sueños cuando ha lidiado reses de Ana Romero.
Es una ganadería que acostumbra a defraudarnos pero ayer mantuvo el interés excepto en el segundo, que no valió nada. En el otro extremo estuvo el muy encastado cuarto, que nos reconcilió un tanto con este encaste santacolomeño cuyas ganaderías actuales están bajo mínimos salvo contadísimas y honradas excepciones.
Hubo un detalle importante: cuatro de los seis murieron o en el tercio o en los medios. Eso lo anotamos nosotros siempre en las crónicas referido a un toro aislado pero que haya este alto porcentaje que lo haga en el mismo festejo es un orgullo para el ganadero. Las peleas en el caballo son difíciles de evaluar por la actividad funesta de la banda del castoreño. En la muleta no hubo ninguno borreguil quitando el inane segundo. Tampoco apretaron para adentro, por eso insistimos en que no nos defraudó. E insistimos de nuevo en lo astifino de todos.
EL MELLA. Su primero era un cárdeno oscuro, caribello, bragado, meano corrido, axiblanco y con dos agujas:
Nefasto Melgar quien tras marrar, clavó caído teniendo el novillo ahí abajo. ¿Cómo se explica ser tan malo? Empezó empujando bien pero renunció enseguida y acabó desentendiéndose en el segundo sin pelear.
Tenía una embestida deslavazada y distraída, por eso tuvo mérito que El Mella lo medio centrase.
Bajonazo estirando el brazo, con muerte en los medios, el primero. Observen por la posición de las piernas que no tenía ninguna intención de salir por el costillar:
El cuarto era cárdeno oscuro, cornicorto y degollado. Ese pitón izquierdo fue el único astillado pero precisemos que se había vuelto loco corneando en el chiquero cuando le pusieron la divisa:
A caballo atravesado, tres agujeros por el precio de uno seguidos por una dosis de túrmix... qué desastre. En el segundo menos mal que marró porque había clavado cerca de la grupa.
Se dolió en banderillas y se fue soliviantando. Sacó geniecillo en la muleta y como se dio cuenta de que no lo llevaban toreado, aún se puso más bronco. Se venía de lejos con ganas de embestir:
Casi lo prendió en un pase de pecho. Lo buscó pero no lo encontró:
Terminó haciéndose el amo de la situación sin remisión. Cuando a El Mella le hablen de Santa Coloma se acordará de éste. Medio mandoble caído, trasero y atravesado. Luego dejó un entera tendida en el lomo, siempre con tremendos tornillazos del animal como ven abajo. El novillero comentó al final: no entiendo por qué han aplaudido al toro en el arrastre, me he quedado muy sorprendido... sí que se ha movido pero nunca para bien... Claro, es que a estos chavales les deben de contar la milonga de que los toros tienen que moverse para bien, ser formales, descolgar, tener ritmo, no echar miradas, que embistan al ralentí para que ellos puedan expresar lo que llevan dentro... Son todas las patrañas de los taurinos.
CRISTIANO TORRES. Su primero era cárdeno oscuro, bragado, meano, axiblanco, degollado, rabicorto y cariavacado. Venía picado del campo:
Para una vez que un picador acierta en el morrillo va y rectifica para clavar un palmo atrás. Pelea inexistente del de Romero.
Trajo una buena cuadrilla, con Rey, Venturita y Carrero. Embestida calamocheante y un poco malaje pero sin peligro. Blando de manos, escarbador, repuchándose... bah, nada. Recuerden lo dicho sobre el peligro del pase de pecho porque sufrió un susto donde afortunadamente no le clavó el pitón en el perineo o en el recto, como podría haber sucedido:
El aragonés estuvo por encima sin duda aunque alargándose demasiado. Tres pinchazos tapando la cara, perdiendo los avíos en dos, más una casi entera habilidosa.
El quinto era un cárdeno ordinario, cornilevantado, bien rematado:
Dos agujeros: uno en la paletilla y el otro en el lomo. En el segundo puyazo, otro boquete caído con media carioca. De Blas dijo 'ahora sí que se ha agarrado arriba' (?)
Bien Rey, en la cara, como tendría que ser siempre con él y no es:
Chicharrinas de rodillas en el platillo para empezar. Después, demasiado pico y abundante paso atrás aunque esforzándose en ocasiones por rematar los pases medio bien:
Pincha tirándose encima, otro arriba, como se ve, y media lagartijera con muerte en los medios. Si la suerte se ejecuta bien y se pincha arriba, para nosotros no cuenta de cara a una posterior petición de oreja.
IGNACIO CANDELAS. Su primero era un cárdeno claro, caribello, salpicado, cornidelantero y cornicorto:
Dos agujeros en el lomo mientras se deja. En el segundo sí empujó. El Mella hizo un ajustado quite de frente por detrás tras este arriesgado cambio por la espalda:
Bien Del Pozo, como siempre, pero un poco trasero:
El novillo era pegajosillo y tenía cierta codicia aunque sin terminar de humillar. No vimos que Candelas se serenase y se fiase, con lo que el de Lucas se acabó poniendo tonto. Se libró con mucha suerte de un pinchazo en el muslo en un pase de pecho. El animal hizo por él pero el gañafón que soltó cuando lo persiguió se perdió en el aire:
Telonazo pegando un mandoble en el lomo y además bajo, con muerte en los medios:
El sexto era un negro entrepelado, bragado, meano, axiblanco, rabicorto, con badana y gordo:
El pobre animal quiere pero una vez más se ve atrapado en esta carioca vomitiva de abajo y dimite viendo que no hay futuro. En el segundo galopa pero pelea con la cara alta. La sangre le caía después por detrás del brazuelo. ¿Qué pueden deducir el ganadero y el aficionado al toro tras este desaguisado tan infame? Al torerista todo esto le da igual. Ahí tienen al carnicero de oro completando el círculo infernal:
Buen segundo par de Cervantes, que sería bastante mejor sin saltar:
Rebrinque del novillo pero sin maldad, con distracción al final del viaje. A Candelas solamente lo jaleó la cuadrilla. En un pase en redondo el toro lo vio y lo derribó con violencia pero sin aparentes consecuencias:
Se perfila a la distancia correcta como ven y no a tres metros como muchos otros pero no sabe utilizar la mano izquierda para descubrir la muerte. Estocada corta, trasera y muerte en el tercio, uno más:
¿Se van dando cuenta de lo mal que mata la mayoría de novilleros? Es recurrente su lamentación por haber perdido orejas tras matar mal. Ellos y su entorno deben de atribuirlo a la mala suerte pero no hay tal. Un torero tiene que ser, por encima de todo, matador de toros. El problema es que a éstos les han dicho que lo que tienen que hacer es esperar que les salga un animal que les permita expresar lo que llevan dentro. Después, que intenten clavar la espada donde sea y como sea y a esperar los pañuelos.
Con los de Ana Romero se encontraron con novillos que no terminaron de colaborar de manera pastueña y encima ellos ejercieron de pinchaúvas. ¿Habrán entendido la lección?
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Cuarto quinto y sexto me hicieron disfrutar y a los novilleros les hicieron sudar.
ResponderEliminarLa lección aprendida es clara: huir de ciertos encastes en cuanto se pueda.
Ni más ni menos. Hasta uno cómo Cancela preferirá que sus novilleros se enfrenten a lo de Domecq (y no a todo).
EliminarSaludos
Buenas Rafa
ResponderEliminar¿Crees que el ganadero acabaría contento o hubiera preferido que los novilleros expresasen lo que llevan dentro? Con respecto al pase de pecho me da la impresión de que se esmeran en ejecutarlo con mucha estética y se olvidan de taparse detrás de la muleta , total es lo que hacen siempre y les suele salir bien con el norit .
Saludos
Ojo porque las dos cogidas de Morante con el pase de pecho fueron frente a sendos borregos moribundos.
EliminarLucas tuvo que quedar muy preocupado tras la novillada de ayer, de eso no le quepa duda.
Saludos