lunes, 21 de julio de 2025

VICTORINO EN LA LÍNEA: TALEGUILLAS RECAUCHUTADAS

Aunque hayan podido leer lo contrario, este festejo fue para olvidar pero dio pie a comentar varias cosas. Por ejemplo, el futuro que nos espera con corridas verbeneras y grotescas como ésta, la labor nauseabunda de los comentaristas televisivos o el ganado impresentable que colocó Victorino a los linenses:



Iremos dando a cada uno lo suyo durante la crónica pero empezaremos con una de nuestras cruzadas. Ya saben que desde nuestro modesto blog hemos capitaneado cruzadas con poco éxito. Son las que deberían comandar tanto los críticos paniaguados como los estómagos agradecidos de las televisiones pero comen todos en el mismo pesebre de los taurinos y no se atreven.

Recuerden que hemos luchado por denunciar el vergonzoso telonazo al entrar a matar, las cariocas traseras, la mano izquierda asesina de los piqueros, la manía vil de quebrantar los toros dándoles tres medias consecutivas o, en el último San Isidro, los pares a toro pasado clavados por grandes banderilleros que se han reído del público con total desfachatez.

Se acordarán de aquella otra cruzada, la de las taleguillas recauchutadas. Saltó la liebre con la cogida de Roca por el sobrero de Mayalde en 2019. Allí quedó a la vista un misterioso tejido negro bajo el vestido que hizo saltar las alarmas:



¿Llevan los muslos protegidos los toreros igual que llevan peto los caballos de picar? Cuando vemos esos pliegues extraños que les hace el vestido en los glúteos, siempre lo solemos anotar ya que es muy sospechoso. 



En La Línea, los dos toreros exhibían taleguillas reforzadas pero fue Galván quien se vio beneficiado cuando el toro quiso pincharlo y no pudo. Hasta los televisivos daban por segura la cornada o como mínimo el puntazo pero el pitón no perforó ese forro negro que ven, para sorpresa de todos menos del propio diestro, lógicamente.



El ganado que trajo Victorino fue indecente. Sabemos que necesita dinero y que vende todo lo que se mueve en su finca... porque se lo compran, claro. Pero debería haber un límite. En Onda vendió hace poco para las calles un verdadero arenque. En Benavente cobró una fortuna por un toro cuyo juego fue pésimo. A los de La Línea les colocó seis ejemplares menos que anovillados, sin poder, sin trapío, sin respeto, sin nada más que una nobleza bastante bobalicona excepto el tercero, el único que tuvo algo que recordaba un poco a la sangre de Albaserrada.

Pasaron todos con un puyazo menos el sexto y se astillaron y/o escobillaron la mitad. Ganado de saldo, que hubiera sido difícil de vender incluso para una novillada en una portátil. Mención aparte merece su blandura de remos: doblaron las manos varias veces todos menos uno. Los victorinos son los toros más blandos de la actualidad pero nadie lo dice. El paleto, desde el cielo, recordará su frase histórica: si se cae el toro, se cae la fiesta. Hoy en día solamente nosotros nos acordamos de eso.

El conjunto fue algo infame a pesar de que los televisivos lo taparon sin sonrojarse. Viendo el espectacular balance del festejo estamos ante el mayor espejismo de la historia de la tauromaquia: un azul, nueve orejas y un rabo.




DE JUSTO. Su primero era impresentable, un negro entrepelado con rábanos por cuernos. El realizador hizo filigranas para no enfocar nunca un primer plano de la triste carita del triste animalillo:



El torete era tontito y venía picado del campo. Los televisivos hablaban de ritmo, clase, obediencia, colaboración... Fíjense en la imagen porque parece una novillada de un pueblecillo en fiestas:



Por lo menos vimos una estocada excelente: sin telonazo, entrando derecho, con lentitud, bien colocada y hasta lo colorado:



Observen abajo que el estaquillador no va horizontal sino que apunta al morro, como debe ser. Lo único que sobra es ese vicio del saltito que antes no pegaba. Dos orejas de tómbola:



El tercero era cárdeno oscuro, albardado, bragado corrido, con la carita justita, de niño:



Empuje de bravo en el único puyazo y zurra de Melgar recargando, ordenada por el maestro, claro.

El toro no era tonto y sabía dónde estaba el muñeco. Añadan el aire, el llevar la cara por las nubes y el disponer de tiempo entre pases que el tal Cobrador dedicaba a pensar.



Puso a prueba la agilidad de piernas del diestro. Lo dejaremos en tablas a pesar de la pesadez de De Justo, quien nos atormentó con mil pases. Pinchazo trasero y entera trasera y desprendida, de nuevo con el desagradable salto. Orejilla:



El quinto era un cárdeno muy ojalado y con el pitón derecho como una brocha. Parecía tener hasta sangre, vean. Era para matarlo a puerta cerrada y gracias pero ya decíamos antes que si a Victorino le compran, él vende lo que sea, hasta esto:



Puyazo asesino de Bernal por orden de De Justo, en el espinazo y carioqueando:



Aunque no se lo crean, el maestro brindó al público rebañego este desgraciado y despitorrado animal. Encima no se tenía en pie. Véanlo genuflexo, con la sangre manando por el costillar después de la canallesca hemorragia causada por el picador de carne:



Tras pegar pases de alarmante vulgaridad hizo teatrillo barato para cuadrar y dejó una estocada en el lomo, a capón y sin puntilla. El locutor dijo: 'ha levantado el codo muy bien...' Es acongojante. Dos orejas de los chinos:




GALVÁN. Su primero era un cárdeno oscuro, bizco del izquierdo, astillado de salida, con morrillo y hocico de rata, bien rematado aunque terciado:



Paliza trasera sin piedad y cambio. Alabanzas sin cuento de los televisivos a este par de Pacheco que casi se queda sin toro de tanto pasarse de listo. Así no hay manera de que el aficionado sepa distinguir entre el toreo genuino y el tramposo:



Apenas se mantenía en pie con sus patitas de alabastro. Por ello Galván se confió en la segunda tanda y lo derribó:



Cuando estuvo en el suelo fue donde la taleguilla antibalas lo salvó. Los televisivos daban por seguro como mínimo el puntazo pero el pitón no pudo perforar el kevlar, el neopreno o lo que sea que se le parezca y que vuelven a ver más abajo:




Como el torete no podía, su viaje se limitaba a dar tres pasitos y quedarse debajo pero el personal estaba con el gaditano tras la voltereta. Media tendida, traserísima como ven, y descabello, con orejilla sentimental por el revolcón. Cuando el peón hacía la vergonzosa rueda, el locutor dijo literalmente: 'se mete muy bien por dentro para mover el toro'. Ésa es la labor didáctica que hace esta gente.



El cuarto era un novillete cárdeno, carinevado y cornidelantero pero sin ofender, ¿eh?, más bien romo:



Media carioca barrenando y se va al suelo. Después Rey nos humilló pareando sin vergüenza con este descaro:



El animalico era un inválido y además un amigo, nada que ver con la leyenda de la A coronada. El público y los televisivos estaban encantados de la vida. Mientras, el torico se caía y nosotros deseábamos que se le quemase la muleta.



Galván hizo muecas, se retorció, no remató ni un pase como Dios manda, es decir, expresó lo que lleva dentro. Algún indocumentado empezó a hacer el ridículo con lo del ¡nolomates! pero afortunadamente el diestro evitó montar el numerito porque si lo hace, naranja al canto, no lo duden. Pinchazo y entera tendida, desprendida y trasera patas al cielo. Dos orejicas y rabo, con Cañaílla reclamándolo de manera patética. Añadan un azul de chichinabo para el torillo.



A las dos horas y media salía el sexto, este cárdeno oscuro, asardinado, rabicorto, con poco cuello y un tanto cariavacado:



Herradero en varas con dos entradas ya que Galván lo quería moribundo. El de la banda del castoreño lo entendió a la perfección y le dio a duro por peseta. En una corrida donde todos los toros se van con un puyazo, si el maestro te pone el suyo por segunda vez está claro lo que quiere que hagas sin que te lo diga, ¿no?



Rey bregó al límite de la verónica y Rojas fue jaleado por los televisivos por colocar banderillas desde la Punta de Tarifa, vean desde dónde ha clavado:



Toro noble, fijo y repetidor, con el hocico por la arena. Sin ser nada del otro mundo fue el menos malo del encierro aunque no duró nada por mal picado y mal banderilleado. Más muecas, más pico, más hilo del pitón y más posturas de torero cursi. Todo muy cargante, la verdad, a pesar de que los televisivos seguían vendiendo mulas ciegas:



Corta muy deficiente por caída, trasera y atravesada, más dos descabellos. Oreja estúpida.




Si no vieron la corrida, ni se les ocurra buscar el diferido al reclamo de la ración estomagante de casquería (nueve orejas y un rabo) o de ese azul ridículo al cuarto. No hagan caso de lo que lean por ahí. Bueno... o no nos hagan caso a nosotros y ya nos dirán si esto es la fiesta que queremos o se trata de un vulgar sucedáneo para engañabobos convenientemente alabado por los que viven de ello.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.


1 comentario:

  1. Juan Ramón Ródenas21 de julio de 2025, 20:05

    Buenas Rafa .

    Todos sabemos que en esa ganadería no lidian novilladas pero perfectamente podía hacer excepciones cuando en la camada le salen este tipo de animales . Otra opción es tirarlos a las calles porque clientes no le faltan . Es acojonante ver aficionados al festejo popular con un montón de años a sus espaldas pagando fortunas por sacar una sardinilla con el único aliciente de llevar una A en los cuartos traseros .

    Lo de los trajes recauchutados es otra trampa más a añadir a la larga lista pero no se puede decir nada sin que te traten de conspiranoico o de talibán que lo que quiere son cornadas y desgracia cuando lo único que se pide es un poco de verdad para enfrentarse a un toro de tu a tu .

    A nadie se le obliga a elegir esta profesión tan difícil y dura a la vez .

    Saludos

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