Nos fue imposible estar en Madrid como era nuestro deseo para asistir al estreno del documental sobre la ganadería de Dolores Aguirre. Pensarán ustedes que salimos ganando ya que así pudimos asistir a esta corrida histórica en Jaén, ¿verdad? Los tres actuantes en hombros, el ganadero también, doscientas orejas cortadas, dos toros azuleados, los televisivos echando campanas al vuelo y los titulares hoy de los paniaguados, en la misma línea triunfalista. Esto último lo suponemos porque no los pensamos leer.
Pues no, de ninguna manera nos pareció algo memorable. La prueba es que uno se pregunta qué te queda en el recuerdo de tan apoteósica corrida y es nada... o casi nada, ni de toros ni de toreros.
Corrida muy desigual de caras y de caja, con una diferencia de ochenta y dos kilos entre el más pesado y el menos. Comportamiento también desigual, con alguno bobo y algún otro más listo. Ninguna alimaña a pesar de lo que diga Ruiz Miguel, que se hace mayor y ya no se acuerda de cómo eran las alimañas de verdad.
Blandura de patas habitual ya en la ganadería y que nos recuerda a aquellas corridas inválidas de los ochenta pero como nadie dice nada, Victorino sigue a caballo del burro. ¿Hubieran ido varios al corral en Las Ventas ante tan alarmante invalidez? No lo creemos dado que el ganadero tiene bula en Madrid. El caso es que como ya conocen nuestra manía, nos dedicamos a contar las veces que doblaban manos y pies. Nos salió un total de diecinueve, ni más ni menos. Tres veces el primero, cinco el azuleado segundo, cuatro el tercero, tres el azuleado cuarto y cuatro el quinto. El honor lo salvó el sexto, que no se cayó ninguna vez, ¡albricias! Qué suerte tiene de que nadie diga nada sobre esas patitas de alabastro, ¿verdad, jefe?
En el caballo hubo peleas olvidables entre los que simplemente se dejaron y los que empezaron empujando pero dimitieron enseguida. La atenuante es que los pincharon y carioquearon con desvergüenza.
El presidente podría serlo de la verbena de la Paloma porque lo suyo fue impresentable. Pero ese triunfalismo barato es el que vende titulares al día siguiente en la prensa taurina paniaguada y así todos quedan felices mientras convierten la fiesta en una mojiganga.
DÍAZ. Primero y sexto eran sendos Monerías. Este era un cárdeno albardado, anovillado, rabicorto, bragado y meano, de 500 kilos pisando la báscula. Se astilló enseguida un pitón derecho que parecía reparado para la ocasión:
Vulgaridad en un monopuyazo, tónica sangrienta de la tarde. El toro era pronto y tenía su genio, aunque de alimaña, nada. Díaz debió de lamentar no haberle pegado más en el caballo porque luego su muleta no fue dura como para meterlo en vereda. Dura no pero gigantesca, sin duda, vean:
Además, de tanto echársela al ojo de fuera, el animal terminó por verlo. Telonazo típico en él para dejar una estocada trasera saltando y a capón. Orejilla. Observen el palillo horizontal. Viendo cómo mataron estos tres todavía tiene más valor la gran estocada de Morante a su segundo el otro día:
El cuarto era un cárdeno veleto muy rabicorto, casi rabón, y que había estado en Madrid:
Carioca realmente asquerosa y totalmente previsible tras los apuros pasados en su primer toro. Observen ese rabo con el que nos extraña que fuese aprobado en Las Ventas:
En el último tercio salió el victorino güeno. Vean qué embestida por ambos cuernos, aunque tenía poca gasolina.
Díaz estuvo por debajo de tanta bondad. Observen abajo porque eso que ven fue lo que menudeó. Entre él y el toro cabía otro toro:
Metisaca trasero, pinchazo cayéndose en la cara y entera desprendida, todo con telonazo, más descabello. Oreja sentimental y toro azuleado en exceso.
EL CID. Su primero era negro entrepelado, degollado y alto de agujas. Aprovechamos la imagen para que vean lo que es echar la pierna atrás, que es adonde va a ir la izquierda de El Cid:
Muy mal el maestro, sin saber poner el toro en suerte y ordenando la paliza posterior con un monopuyazo español. Todo esto no lo tuvo en cuenta el verbenero presidente al regalarle la segunda oreja.
En el segundo tercio embestía suave y metía la cabeza muy bien, especialmente por el derecho. Inicio inadecuado por alto del diestro, aunque luego no se agobió cuando el toro lo apretó ya que era muy noble. Pero su toreo fue vulgar y el toro, blandengue. Hasta cinco veces se cayó como apuntábamos antes:
Al natural, mal: picando, fuera de cacho y desconfiado. Yerra armándose en la contraria y el toro se le arranca violento para avisarle de que se equivoca. Cambia a la natural y deja una estocada muy defectuosa casi en el lomo (traserilla simplemente para la pizpireta televisiva del callejón). Dos orejas de pueblo le regaló el tan alegre como indocumentado presidente:
¿Y quién es el torero para salir al tercio a pedir ostensiblemente al palco el azul? Aquí ya vale todo.
El quinto era un cárdeno oscuro, acapachado y alto, que desarmó a El Cid de salida:
Vergonzosas dos cariocas, una con dos agujeros en el primero y otra recargando en el segundo. Acabamos la temporada con el mismo asco que nos produce siempre el ver a picadores como Benítez, uno de los más sanguinarios, ¡que ya es decir!
El toro era tardo, otro muy blando y embestía a media altura: pan sin sal. Fíjense en que doblaba las cuatro patas aun dándole salida por arriba:
Honda muy atravesada y caída saliéndose. Oreja incluso más pueblerina que sus dos anteriores:
GALVÁN. Con el tercero nos temíamos lo peor porque se llamaba igual que aquel toro de Escribano en Sevilla que fue empalagoso como crema pastelera: Patatero. Éste era el más pesado con 582, negro mate, levemente bragado y aleonado, muy blando de remos:
Empuja fijo pero dimite al notar en la espalda la barrenada vil. A pesar de que no se mantenía en pie, Galván lo puso otra vez.
Bien Rey, con el toro esperándolo. Casi resultó cogido en este segundo par. En Madrid se ha escaqueado de cuadrar en la cara muchas tardes y en cambio aquí, en Jaén, en la última corrida del año, arriesgó la vida en dos buenos pares. ¿Ustedes lo entienden?
El toro no pasaba pero creemos que era porque no podía. Eso sí, como no era un norit buscaba lo que había ahí al lado. Galván no lo quiso ver. Estocada honda, atravesada y trasera con telonazo. Dos descabellos:
El sexto era el otro Monerías, un cárdeno claro que se tapaba por la cara, cornalón y cornivuelto. Lo recibió echando la pierna atrás sin ganarle ni un solo metro, lanceando en línea pero siendo muy ovacionado:
En el caballo quiere pero no puede al sufrir el monopuyazo. Miedo en banderillas a las dos velas del toro, con los peones mostrando muy poca profesionalidad.
El toro exigía mano firme y no dudar. Si lo hacías bien, respondía metiendo la cara. Galván no lo hizo y Cañaílla lo vio y se le escapó una mínima crítica. Pero el otro dicharachero locutor para quien todo el mundo es bueno tapó ipso facto su comentario, hasta ahí podríamos llegar.
El toro, en lugar de enfadarse y poner al diestro en evidencia, se desentendió. Galván se dedicó al teatro para no irse de vacío aunque reconoceremos que se tiró con fe a matar. Estocada trasera un poco contraria con bella muerte de Monerías, lo más bonito de la tarde. Dos orejas de risa:
Se acabó la temporada en cuanto a críticas de corridas en nuestro modesto blog. Hemos acabado hartos de cariocas, de piernas atrás, de ratimagos al entrar a matar, de presidentes amantes de la casquería y de comentaristas tan triunfalistas como paniaguados, que bailan el agua a los taurinos.
Para esos taurinos este año habrá sido digno de recuerdo por las grandes entradas habidas en Las Ventas, por todo lo que ha rodeado a Morante, por los innumerables toreros que se han ido en volandas y por la indultitis aguda.
Pues para nosotros quizá el triunfador de la temporada debería ser Albert Serra. Él con su película Tardes de Soledad y todo lo que ha implicado su éxito ha hecho más por la Tauromaquia que toda la pandilla de taurinos, cuyo máximo interés sigue siendo ordeñar la vaca, ya sea con capote y muleta en el ruedo, con el pañuelo en el palco o con la pluma en el pesebre de la crítica domesticada (más domesticada que nunca en los últimos doscientos años).
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Bonjour Rafa , je n’ai pas vu le 1er toro , j’ai abandonné ( désolé) après le 1er du Cid , la totale , 1 pique , un victorino noble mais faible , une triste prestation du Cid , une estocade dans le dos , 2 oreilles et le bleu demandé par le maestro ......... je n’ai pas eu le cœur pour continuer à regarder cette course . Merci Rafa pour la reseña et pour toute la temporada. Salutations à tous. Miguel de Francia.
ResponderEliminarSí, también me dieron ganas de abandonar tras el segundo toro pero como era la última corrida del año, aguanté hasta el final.
EliminarSaludos y gracias a usted por ser uno de los lectores más fieles.
Pues, siendo blandos los toros —y, salvo el tercero, nobles—, los toreros no se quedaron quietos. Algo Díaz en su segundo y El Cid con su primero, con la derecha. Galván parecía que estuviera pisando uvas toda la tarde. Le pones una dinamo en los tobillos y da luz a toda la provincia. Sin ser una corrida triunfal, fue entretenida por esas dificultades con las que los toreros no pudieron —ni se atrevieron— en general. Varias veces dijo Ruiz Miguel eso de: “pero hay que dejársela alante”. Mientras los toreros, la quitaban, se la llevaban y perdían pasos.
ResponderEliminarDa la impresión de que en las retransmisiones de Canal Sur tienen al pobre Ruiz Miguel como una especie de bufón, dicho sea con todo el respeto que me merece el maestro (que seguramente es mucho más que el que le merecen los de la cadena andaluza).
EliminarEs que cada vez que dice algo sobre cómo hay que hacer las cosas y no se están haciendo o sobre lo que el torero está haciendo mal el dicharachero casi le pisa las palabras para soltar alguna memez que no viene a cuento y no tiene nada que ver con la pequeña crítica o admonición del maestro. Es su política del triunfalismo barato que solamente puede engañar a los aficionados indocumentados.
Respecto al ganado, sí, esa desigualdad de comportamientos fue lo único que dio un poco de interés pero siempre dentro de lo anodino de ver toros blandengues y con poco poder.
Saludos.
Gracias Rafa por su crónica. Respecto del documental Dolores Aguirre pude asistir a su estreno tras enterame de casualidad mientras visitaba twitter ( o X o como se llame). Pensé que sería una proyección convencional pero para nada. Empezando por el precio de la entrada, sensiblemente superior al habitual. Se trataba de un estreno festivo, con fotografías ante el panel patrocinador y asistencia del director y de parte de los que protagonizan el documental. Con presentación y minicoloquio al final, con Eneko A., la ganadera y el director. Intervino desde su asiento Campuzano. A pesar de la invitación del presentador nadie más de los participantes se animó a preguntar o a comentar nada. El documental no trata de hacer una experimentación tipo Tardes de soledad pero eso da igual. Creo que es redondo, denso e ilustrativo. Muy bueno y obviamente laudatorio de la obra de la ganadera. Su hija, en su pequeña intervención al final dejó caer de manera oblicua lo satisfactorio de su trabajo, salvo desde el punto de vista financiero. Por por el tono que empleó no debe ser precisamente una máquina de generar beneficios, si no lo contrario. Lo que introduce el tema de si para quien la ganadería además de pasión es algo que no debe ser una ruina puede enfocarse exclusivamente en una integridad y bravura que a las figuras no les interesa.
ResponderEliminarMe llama la atención que en coloquios como ése o en Jornadas Taurinas hay 'periodistas' taurinos que no hacen ninguna pregunta. Vale que estén acostumbrados a escribir al dictado pero esas ocasiones no hay que desperdiciarlas. Luego cuando tú preguntas te miran mal... Con su pan se lo coman.
EliminarA ver dónde podemos ver el documental los que no pudimos asistir.
Saludos.
Ah, y eso de que la ganadería es deficitaria y que se pierde dinero, no le dé a usted pena porque la familia Lipperheide tiene el riñón muy pero que muy bien cubierto.
EliminarPor aquí otro interesado en saber cómo poder ver el documental en pantalla grande. No pude asistir el sábado al estreno en los cines del Palacio de Hielo por otros compromisos.
EliminarGracias por la crónica de la vitorinada en Jaén. Tuve la misma sensación , ya lo comenté por aquí, en Valladolid. Seis orejas y un azul. Volviendo en el AVE de tertulia con otros asistentes a la corrida, no éramos capaces de recordar nada reseñable. También rodaron todos por los suelos.
Saludos desde Madrid,
Rulan
Victorino tiene que ver exactamente lo mismo que nosotros. Saludos.
EliminarBuenas Rafa .
ResponderEliminarPor lo que veo nada nuevo en la ganadería de Victorino ni en el panorama de la fiesta. Malos tiempos para la seriedad y el rigor sin duda . Tiempo ahora de disfrutar de tus otros artículos que son muchos y variados .
Saludos
Los taurinos no leen nuestro modesto blog porque si no le dirían que la fiesta goza de excelente salud. Usted es el equivocado. Es tan cenizo como el administrador de este cuadernillo.
EliminarSoy fiel lector del cuaderno,aunque casi nada opinador,entre otras cosas porque aquí ya hay numerosos y excelentes opinadores que aportan su afición y conocimiento sobre lo que pasa en el mundo del toro y que de verdad produce depresión al que sea aficionado al toro y el toreo.
ResponderEliminarValga,aunque no debiera valer,que al taurinismo ,usandolo en su más amplio espectro,le interese supeditar la tauromaquia a ganar mucho dinero,atropellandola,vejandola y ciscandose a modo en el público (que no aficionados que vamos quedando pocos y muchos abstemios de asistencia a la Plaza),pero lo aberrante es que no puedan (podamos) recurrir a quienes tienen el deber y la obligación de respetarla y hacer cumplir sus normas.Y no es un Urtachum fanático,ignorante y desnortado el culpable de que todo esto desaparezca (lo básico el toro y el Reglamento están prácticamente desaparecidos) sino que el aficionado no tiene donde recurrir para que se hagan cumplir Leyes y Reglamentos vigentes porque los obligados a ello son su más feroces enemigos.
Lo triste es que ,aunque sean sinvergüenzas,no son tontos y con los medios y cinismo de los que son avanzados usuarios ,están creando una nueva “tauromaquia” que acabará siendo una “toreromaquia” basada en la utilización de los medios infalibles de nuestro tiempo: Juventud,desconocimento,medios fabulosos para crear opinión,banalización, que acabaran convirtiendo la Fiesta en una especie de los 40 principales.
Ya hemos visto la irrupción de los jóvenes en las plazas buscando más un alamar o una foto que haber difrutado de algo que desconocen y se me da que les importa más bien poco y no es culpa suya.
Y corto Sr.Rafa que me he puesto un poco “plasta”y ni Vd ni los selectos lectores se lo merecen.
Cuando vemos lo que vemos , pasan estas cosas.Un saludo cordial a todos y que la temporada próxima sea por lo menos como esta porque si no va a haber que ir aficionándose a la petanca.
EliminarYo jugué a la petanca muchos años y le aseguro que es un juego que a buen nivel resulta apasionante.
Le veo muy pesimista pero no sé por dónde revertir su deriva ya que lleva razón.
Los taurinos dominan el cotarro con total impunidad porque dominan a los críticos paniaguados que son quienes deberían defender y orientar al aficionado.
Por eso al final de la crónica va mi puyazo trasero y barrenando contra ellos. Antes los taurinos tenían que repartir sobres y así los ponían de rodillas. Actualmente no hace falta porque cuando van a darles el sobre se los encuentran ya de rodillas suplicando que les dejen comer en el pesebre.
Saludos
Sobre el estreno del documental de Aguirre:
ResponderEliminarhttps://youtu.be/90o4eqzH2qM?si=3YhaNBA4OtbO-uQT
Pues como ha dicho Vd., otra temporada de la que queda uno harto de cariocas (pese a que hay aficionados que no las ven o no las entienden).
ResponderEliminarAtinados adjetivos… 'asquerosas' y/o 'vergonzosas' que utiliza para acusar a estos caprichosos varilargueros (y a menudo también las cabezas de cuadrilla) que emplean la carioca con toda normalidad[!]. De ahí que visité su entrada muy bien relacionada y enciclopédica sobre el método[?] evolutivo del famoso Atienza, a saber, la del lunes, 4 de noviembre de 2024. Resultado, en efecto toda una vileza en el tercio de varas.
Lástima del abuso que cobró aquel 'invento' pro picadores, --¡ni qué decir del sitio donde se clava la puya: burla, maldición e infamia!
Mil gracias maestro. Con un saludo de admiración. // Atte., Torotino
P. D.: "¿Y quién es el [Cid] para salir al tercio a pedir ostensiblemente al palco el azul?" Pues un gesto más que diluye el respeto y la veneración a la Fiesta brava.
P. P. D.: Bueno, el quasi gracioso gesto de El Cid ante el palco es casi de esperarse --ese y tantos otros atrevimientos de parte de figuras y principiantes. Como las muecas que hacen frente al toro.
ResponderEliminarGestos de burla o desprecio al palco, el amigo Morante ha tenido más de uno este año pero como estaba crecido y le reían todas las gracias, aún lo aplaudieron.
EliminarSi me lo permite le haré una precisión. Llamar 'varilargueros' a los de la banda del castoreño implica tanto humillar a los varilargueros de verdad del siglo XIX como honrar a nuestra pandilla de sanguinarios piqueros.
Se lo digo porque el varilarguero se preciaba siempre de castigar al toro salvando el caballo y alguno hubo capaz de picar una tarde seis toros con el mismo caballo... ¡sin peto!
De esos nobles caballeros se paso al picador propiamente dicho, que ya en la época de Guerrita obedece al maestro con aquello del 'déjale que enganche'. Por lo menos pagaban con batacazos su labor. Pero es que hoy asistimos a la degeneración de todo esto ya que lo que tenemos son vulgares picadores de carne o bandidos del castoreño (salvo honradas excepciones que se cuentan con los dedos de una sola mano y sobran).
Saludos.
Gracias Dn. Rafa. Un pequeño botón más como muestra de su gran labor aquí en TERH: Toros en enciclopedia y análisis. // TT
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